viernes, 21 de diciembre de 2018

LA CUMBRE DE LOS SUEÑOS


A “nuestro” audaz Presidente nada le arredra, ni siquiera el varapalo de las elecciones andaluzas. Ante el envite de Torra y la disyuntiva de 115 o referéndum ha elegido la POSIBILIDAD del referéndum.

¿Cómo es posible? Bien estaría que las cumbres mediáticas indagaran el verdadero significado del Dr. Sanchez y el sanchismo, el socialismo del siglo XXI. Hasta ahora ha sido tranquilizador, aunque algo incómodo, tenerlo por un lerdo fullero ávido de durar lo más posible en el poder para hacer turismo.

Pero algo no cuadra. Por dar pistas podría iniciarse la investigación en torno al significado de términos tan sencillos como “Nación de naciones”, Confederación, derecho de autodeterminación,PROCESO CONSTITUYENTE y por fin la República… enlazarlo todo ello con los sueños y utopías de la izquierda histórica, etc...sueños que no la dejan vivir en paz, y con los que no dejan vivir en paz.

En vísperas de “la Cumbre” proliferaba una doble interpretación bien disparatada. Lo era desde que su nacimiento, pero “La Cumbre” no puede dejar lugar a las dudas:

Se decía, igual se sigue diciendo, que el Dr. Sanchez maniobra para aplicar el 155 “lleno de razones” y envolverse con la bandera en las futuras elecciones mientras que por su parte Torra trata de forzar la aplicación del 155 para provocar la insurrección universal.

Pero el Dr. no puede hacerlo sin arruinar el horizonte confederal que es su verdadero objetivo, antesala además de la III República, su gran sueño. Nada detesta más que “estar atado” al constitucionalismo.

Pero por muy bruto que sea, Torra comparte con las élites separatistas que la insurrección e incluso la batasunización expansiva es imposible sin contar con las instituciones.

Creo que, al margen de que suelta la fiera esta puede acabar abandonándose a su instinto, Torra agita la calle y amenaza incendiarla para evitar que un acuerdo confederalista no contemple la autodeterminación. Sabe que Dr. Sanchez no va a aplicar el 155 salvo apocalipsis, mientras Sanchez sabe que Torra no puede forzar el 155 sin acabar con la posibilidad de la autodeterminación.

Su presunta baza es ofrecer indulto por negociación confederal pero sin referéndum DE AUTODETERMINACIÓN expreso, de momento. Cuenta que se avendría Junqueras si la presión de Torra no lo hace imposible, pero no dudará en ofrecer un referéndum si esto es condición para un acuerdo de Estado Confederal y si se ve con fuerzas para reventar a “las derechas” agitando el espantajo de Vox.

En su fantasía el referéndum se limitaría a aprobar el pacto confederal y así los separatistas, como si fueran tontos de baba, podrían justificar que han logrado la autodeterminación. El apoyo separatista de los Presupuestos sólo significaría una prueba de fe pública en tal pacto confederalista/autodeterminista.

Por supuesto tendríamos un nuevo campo de interpretación. Amortizado y superado eso de que “Cataluña es una nación” vendrá al caso qué significa la autodeterminación. Que no puede significar otra cosa, y en eso hay que dar la razón a los nacionalistas, que el permanente derecho a separarse con su “seguridad jurídica”. La cumbre no ha sido más que la escenificación de que el audaz tigre está en pleno salto.

viernes, 14 de diciembre de 2018

EN EL ATOLLADERO


El sanchismo implora un margen de confianza a sus socios para evitar estar ante la decisión fatal: 155 o referéndum de separación. El 155 significaría el fracaso de la aventura por una “nación de naciones” y del proyecto frentepopulista; el referéndum acabaría con el sanchismo y todo el PSOE, que sólo se podría sostener a la bolivariana, es decir a las bravas contra la Constitución.

El apaño con Jonqueras y sus rufianitas se está cuarteando. El Doc. sólo puede ofrecer a duras penas indulto y Megaestatuto, si los rufianitas prometen lealtad; estos sólo pueden admitir lealtad al referéndum o la promesa expresa del mismo. Los “eslovenios” aprietan para que sólo pueda haber un referéndum pactado. Pero a sabiendas de que Cataluña no es Eslovenia, ni España la Yugoslavia postitista su pretensión práctica es batasunizar Cataluña hasta que Europa medie y fuerce lo que los rufianitas no pueden conseguir negociando.

Sanchez soñaba, ¿seguirá soñando?, barrer en las futuras elecciones con el regalo de la paz y la normalidad segura de Cataluña, envolviendo con ello el indulto y la implementación de la “nación de naciones”. Aunque el referéndum sea un obstáculo insalvable no puede renegar del sueño Confederal y republicano. Retornar a la Constitución y al constitucionalismo sería humillante, no en vano su estirpe es el socialismo más sectario. Pero los rufianitas sólo pueden ofrecer dialogo PÚBLICO y promesa de paz si hay indulto sin condiciones y no se cierra la posibilidad del referéndum como parte del paquete que incluiría el MegaStatut.

El Dr. se acoge a Santa Mediática y a dar apuntes de Patriotismo Presupuestario en el Congreso a los alumnos más retrasados y repetidores, en justicia a la calidad de su doctorado dicho sea de paso. O ya que el Brexit pasa por ahí se postula para liderar la cruzada contra Vox y “las derechas”.. En Santa Mediática abunda lo que quiere oír: que lo que quiere Torra es el 155 y eso sería el fin, que siempre se puede dialogar y que hay que dialogar, que es suficiente una declaración contundente y sino otra... y que el enemigo son “las derechas”

Debiera ser evidente que la batasunización de Cataluña sólo es posible bajo el amparo y promoción de las instituciones borrokas autonómicas. Como es evidente que un 155 “proporcional” a la magnitud del desafío e ilimitado en su aplicación sólo conduciría a que los separatistas se planteasen en serio acatar la Constitución o retirarse a sus lares para tiempos mejores, por mucho que hayan seducido a la mitad de la población catalana. Mientras que gran parte de la sociedad catalana valoraría el Estatuto y la Constitución en sus justos términos.

Incluso el Dr. Sanchez podría entender que el “diálogo sólo es posible a partir del acatamiento de la legalidad democrática. Pero algo en su alma le impide comprenderlo y no creo que sea sólo permanecer dos años más en la Moncloa. Cuenta a la desesperada, delirios tan maquiavélicos como necios, que por mucha que sea la descomposición de la sociedad catalana y por muy aparatoso que sea el desafío sus socios no tienen más remedio que apoyarlo para que no venga el 155 y “las derechas” y que mientras así sea siempre habrá una salida que no sea ni el 155 ni el referéndum. Una “nación de naciones”. Con lo que implicitamente sabe en su más profundo interior que lo que menos les conviene a sus socios es el 155 de verdad...Pero tampoco al sueño de la “Nación de naciones”. Y con esto volvemos a dar otra vuelta al círculo, al eterno retorno de lo mismo. Quizás con la única variante posible, la que lleva de convertir el atolladero en madriguera sanchista.

lunes, 10 de diciembre de 2018

VA EN SERIO


Dr. Sanchez se ha puesto “adrenalítico” tras las elecciones andaluzas. Como el que se da una torta en el coche y se cree en los días siguientes capaz de comerse el mundo. A la necesidad virtud. La emergencia de Vox, la gran oportunidad para la gran cruzada de erradicación de la derecha (que es extrema por definición en su alucinación).

Torra incendia la calle y lo desafía a aplicar el 155... a sabiendas de que no lo va a hacer. El Dr. se la juega al acuerdo con las Esquerras y los Rufianes ¿para que paren a Torra? ¿qué conejo lleva para el día 21? Pero su capacidad de súplica es inagotable y todos lo saben. Todo lo ha de fiar a que los Rufianes se tornen “un partido de orden” a cambio de quedarse con toda Cataluña.

Algunos creen que el Dr. se deja provocar para levantar la bandera electoral del 155 en su momento y perpetuarse, impostando patriotismo. “Ni harto de vino” como dice su mentor. Doc lo fía todo a un pacto con los nacionalistas. No puede concebir que es imposible o que llega tarde. Aunque el resquicio de darles todo sin independencia se va cerrando aceleradamente. Los españoles se van dando cuenta. Se supone que también los Barones.

El envite de los presupuestos sería su certificado de patriotismo, el martillo de Vox su certificado de demócrata, eso cree ya casi alienado. Es maquiavélico y audaz pero necio y arrastra a la necedad a sus consejeros, como es de ley. ¿A cuantos más? Lo que aguanten los medios.

En fin los que lo banalizan como un monstruo hambriento del poder, aunque lo fuera, se resisten a reconocer que su proyecto disgregacionista (formalmente de “confederación”) va en serio y que además está convencido de que es lo correcto. Para eso quiere el poder, no a la inversa. El peligro no es la frivolidad ni el oportunismo, sino que va en serio.

jueves, 6 de diciembre de 2018

EL DILEMA DE RIVERA Y OTROS


Inopinadamente Cs. se encuentra tras las elecciones andaluzas ante un dilema existencial y diabólico. En apariencia tiene que elegir entre Vox o el Socialismo, o algo más rocambolesco: esperar que el socialismo lo elija. Pero en ello hay algo más profundo en juego, su posicionamiento ante la mentira dominante: inclinarse ante la soberanía ideológica vigente o desembarazarse de verdad de la misma sin el subterfugio del melifluo “ni rojos ni azules”.

Es evidente que la estigmatización de Vox emprendida por “las izquierdas” es interesada y el punto crítico de la majestad de su soberanía ideológica, la que otorga la “autoridad” definitiva para decidir sobre lo que es sano y lo que es enfermo. En términos objetivos la catalogación de Vox en la “extrema derecha” o en la “ultraderecha”, etiqueta que por ejemplo Arcadi Espada defiende pero no desde la demagogia socialpodemita sino con honestidad intelectual, tendría que matizarse en extremo. Por su atracción sentimental es un partido de “derecha, derecha de toda la vida”, al fin y al cabo lo que en el imaginario del votante del PP tendría que ser el PP. Pero añade posicionamientos que en parte son de ese imaginario y en parte lo rebasan, sin necesariamente contradecirlo: control riguroso de la emigración, cuestionamiento de la U.E. al menos “tal como está” y supresión de las autonomías, por citar lo más mollar y definitorio. Todo esto es políticamente discutible incluso lo que cabe o no en la Constitución, pero nada demuestra que esta formación pretenda saltarse la Constitución incluso a la hora de proponer su reforma.

En cuanto a su naturaleza política según sus programas, proclamas y dirección vectorial, sólo se le puede considerar ultraderecha desde la tergiversación que éste término tiene con la irrupción de los movimientos antieuropeístas y antimigratorios. Pero sobre todo en nuestro caso con la tergiversación interesada en la que ha basado la izquierda gran parte de su dominio.

Si se entiende por ultraderecha lo que enseña la experiencia histórica hay dos caracteres relevantes: el proyecto de supresión, o al menos de su condicionamiento restrictivo y dictatorial, de la democracia liberal y el Estado de derecho en nombre de la nación, así como el proyecto ideológico/ sentimental de patrimonializar la nación convirtiendo la identidad étnico-nacional en el motivo exclusivo de la identidad y los derechos civiles y políticos. Por supuesto llevado hasta sus últimas consecuencias estaríamos ante un régimen totalitario semejante al nazismo, el fascismo o los comunistas, quienes apelan a lo “social” o a la “nación” o a ambos según convenga, no como sujeto de derecho sino como sujeto de la falta de derechos.

No aprecio en Vox compromiso con esta deriva. Dicho esto sin que sea despreciable la posibilidad de que en un futuro no tan hipotético la pulsión antieuropeísta en toda Europa se polarice en identitarismo nacionalista. Tal ideología es un negativo del izquierdismo, sin que impida su fusión como en el caso del nacionalismo izquierdista separatista de nuestros lares. Reverso de la izquierda con su “derecho” a certificar la condición de demócrata y de solidario, el nacionalismo certificaría la “españolidad”, fundando la condición de ciudadanía en una más o menos imaginaria identidad étnica, lo que por la idiosincrasia española sería más bien étnico/cultural.

El problema de la constitucionalidad de Vox se plantea en torno a su proyecto de un Estado centralizado. ¿Lo convierte en un partido inconstitucional aun respetando el juego constitucional?
Por supuesto Podemos o los separatistas son inconstitucionales por no respetar las reglas del juego para el logro de sus proyectos. No hablo de esto sino si la desaparición de las autonomías significaría un cuestionamiento de la idea factible y constitucional de España. Así por ejemplo lo da a entender Nuñez Feijoo que ha puesto al mismo nivel la unidad de España y el Estado de las autonomías. Creo que aunque tal proyecto centralista traería consigo más perdida que ganancia y que es difícil concebir la España de nuestro tiempo sin autonomías, en términos de derecho la nivelación entre la unidad de España y la organización autonómica cuestiona la idea de España como sujeto político, así como la libertad e igualdad de la ciudadanía. ¿Tenemos acaso una soberanía compartida y distribuida? Pero dejando este extremo ,más extravagante es reputar de ultraderecha autoritaria esta propuesta antiautonomista, lo que excluiría de la condición de demócrata por ejemplo a algo tan jacobino como la Francia actual.

Rivera corre el peligro de quedar fagocitado por el discurso de la izquierdas de enfeudarse acríticamente en el discurso de Valls. Es de suponer que con toda su buena voluntad Valls piensa a la francesa para España, con todo lo bueno y lo malo. Trata de salvarnos de la disgregación y del antieuropeísmo pero afronta el reto en clave del conflicto entre la Francia cosmopolita y la Francia lepenista de Juana de Arco. Así para engrandecer el presunto peligro de Vox tiene que minusvalorar el que significa el independentismo y el chavismo.

Para asumir este planteamiento Rivera tendría que hacer caso omiso de su propia experiencia. Tiene que imaginar más que ver. La retórica equidistante entre “rojos y azules” es eficaz publicitariamente pero contiene serias trampas intelectuales e ideológicas. Se apoyaba en algo tan cierto como que el PSOE yel PP retroalimentan su animosidad interesadamente, pero incorpora la confusión de la metáfora que no distingue entre sus términos. Porque mientras la izquierda considera enemiga a la derecha, su enemigo exclusivo prácticamente, y le achaca falta de sinceridad y pedigrí democrático, la derecha considera a la izquierda su adversario, pero sinceramente demócrata. Por supuesto que la derecha no ha errado al comportarse tan exquisitamente cumpliendo con las formas democráticas, sino que ha errado al no querer asumir la existencia de esa asimetría y lo que eso supone en términos prácticos.

A. Espada ve en esta tesitura una ocasión para que el PSOE vuelva al redil constitucional y cree que esta debe ser la misión de Cs. No deja claro si Cs ha de afrontar el intento por deber moral, aunque le lleve al sacrificio y el práctico suicidio, o si bien ha de hacerlo para evitar su desaparición, que llegaría inevitablemente de quedar “contaminado” por Vox. Estamos en todo caso ante una coyuntura en la que el cálculo y lo correcto se solapan y a lo que parece Arcadi no quiere meterse en camisa de once varas, establecida la posición de principio.

Pero su posición de principio, suponiendo sólo atienda al presunto deber ético, sólo se sostiene en algo tan discutible como el seguro carácter antidemocrático de Vox. ¿Cómo es posible que se tome por seguro algo tan discutible y seguramente falso? Me atrevo a pensar que el Sr. Espada peca por una parte de intelectualismo y por otra parte descuidar el problema del supremacismo moral de la izquierda. Por lo primero da preeminencia a unas diferencias que pueden tornarse conflictivas y estar en primer plano sólo cuando se haya vencido al desafío podemita/independentista. Por lo segundo hay algo de exceso de prevención ante el indudable eco de la algarabía mediático callejera. Parece que en el fondo Cs tendría que priorizar no quedar apresado en la tela de araña mediática/progre y para ello no contaminarse con Vox, con independencia de que eso sea o no correcto y éticamente responsable.

Es cierto que Rivera puede soñar con el rescate del PSOE o al menos con agudizar las contradicciones entre sus filas ofreciéndose como una alternativa constitucional al sanchismo, alternativa más “simpática” y sugerente que la derecha tradicional y la presunta “extrema derecha”. Pero si para hacerlo tiene que sumarse al “cordón sanitario” contra Vox asumiría lo esencial del discurso engañoso vigente, con resultados bien inciertos para sus intereses, por no decir que con muy probable descalabro. Pero esto nunca se sabe. Para bien o para mal las contradicciones del PSOE son cosa de familia y maduran dentro de casa, por lo mismo que el vínculo electoral es de tipo familiar, aunque sea de familia laica. Esto último hay que tenerlo en cuenta a la hora de hacer cálculos electoralistas, incluyendo la posibilidad de que el empequeñecimiento del PSC haya sido algo muy excepcional.

A lo único que puede aspirar Rivera entregándose a este sueño es a conseguir de esa manera un espejismo de iniciativa política, pero es muy improbable que obtenga el botín macronita por el que tanto se arriesgaría. Ahora bien de volver a la realidad tendrá que asumir decir la verdad, enfrentarse al engaño sistémico mediático y sobre esto siempre cabe la duda ¿consta este entramado sólo de molinos de viento?.

¿Está en condiciones Valls de comprender estas contradicciones? ¿Cuanto puede depender la estrategia de Rivera de esta comprensión?


sábado, 1 de diciembre de 2018

EN EL OTOÑO ANDALUZ


En Andalucía las elecciones tienen de por sí algo de otoñal, mueven a a la melancolía. Mientan un estado de intemporal caducidad, pero también de anómala y vivaz caducidad, tan vivaz que es capaz de regenerarse sola.

Al igual que en la Navidad o en las operaciones salida de las vacaciones y los puentes y acontecimientos semejantes, al llegar las elecciones andaluzas retorna el mismo ritual. En este caso la pregunta irremediable: ¿cómo es posible que otra vez “la PeSOE” y la vuelta a las andadas de la corrupción, el atraso, el clientelismo,etc?. Lo bueno de la pregunta es que también se da por supuesto que las supuestas víctimas, las gentes andaluzas, están bien al tanto de lo que va a dar de sí la nueva legislatura, pero con la idea de que no tiene importancia, o mejor: que no es lo importante. Es como si se pensara: “después de tanto señorito explotador estos de la PeSOE son señoritos pero son nuestros señoritos”.

Pero para los socialistas lo anómalo es que el sistema andaluz no se haya extendido al resto de España, al menos con toda su pureza, después de tantos años.

Tiene sentido que se lo pregunten por su familiaridad con la peculiaridad política andaluza. Andalucía es para el socialismo el modelo de lo que debiera ser la sociedad española. Una sociedad más inspirada en el “modo de producción asiático” que tanta curiosidad despertó en Marx que en el eclecticismo liberalsocialdemócrata de su entorno natural.

Pero los socialistas nunca reconocerán la otra peculiaridad, incluso considerarían ofensivo mencionarla: Que su cortijo es la expresión más genuina de lo mitologizada que está la sociedad española en lo que a actitudes políticas se refiere. Porqu guste o no guste es preciso constatar que aquí, en toda España, la principal fuente de energía política son los mitos políticos y estos desde la transición son de izquierda o nacionalistas.

En Andalucía la energía mítica es tan poderosa como en las regiones tomadas por los nacionalistas. Prácticamente telúrica. Pero además es casi perfecto el maridaje entre la mitología local y la mitología renovada del socialismo posfranquista. Se ha congraciado el mito de la figura insustituible del señorito y el mito de la exclusiva legitimidad democrática de la izquierda, que esta comparte generosamente con toda inclinación centrífuga. De forma que según lo que prescribe el mito desde que se hizo operativo, una vez derrocado el señorito retro y explotador, le ha tocado a la izquierda instalarse en su trono como el señorito progre y providente. Con sumo gusto desde luego.

Pero en este espejismo de la civilidad, políticamente hablando, hay que alabar la habilidad del PSOE de mantener la figura y el poder estimulando a la vez el orgullo andaluz y los parabienes a las oligarquías separatistas que tienen a lo andaluz por lo más despreciable, el ejemplo de cuan despreciable es España. Esta apuesta que le podría despeñar no se debe a despiste o a querencias inconfesables sino al interés sagrado de mantener a todo coste la alianza con el nacionalismo. El sacrificado en este caso es el orgullo andaluz, pero no se tiene porque pagar porque ya se sabe que una campaña electoral es un microclima autorregulable.

Hay otro mito en ciernes y no podía ser de otra manera. Se ha destapado abiertamente en este ritual, tan mágico como tópico, electoral: “Una cosa es Andalucía y otra España”. Apunta a que “España nos roba” y si cuaja será por fin “Andalucía no es España”. Aportación, claro está, podemita en el sembrado de “la PeZOE”. Hasta hace poco el latifundio socialista andaluz era el principal aval del PSOE de su españolidad ante el resto de España. Bastaba que fuera así sin proclamarlo y sin aspavientos, porque en toda España la españolidad se suponía pero no era de gustosa exposición . Ahora que toca ver como será la disgregación, no la disgregación en sí que parece cantada, la diferencia no es de “lo social”, va a ser de “identidad”. Con los podemitas moviendo el cotarro por supuesto y los socialpodemitas soñando con la recogida.

En este panorama  mítico electoral sólo cabe advertir que cambio es sinónimo de desmitificación. En Andalucía y en toda España como se va ver enseguida.