viernes, 29 de noviembre de 2019

LA MISIÓN HISTÓRICA DEL PSC


El PSC hace gala de una historia de culpa y expiación. Sobresale por sus apasionadas ceremonias de expiación, por ejemplo: la inmersión lingüística, el statut de Maragall y el desafío al TC, el tripartit y el pacto del Tinell, el 155 apaciguador, lo último la reclamación de la plurinacionalidad y la mesa de la felicidad, etc. A destacar la promoción de la inmersión lingüística por lo que tiene de simbolo de la voluntad de sumergirse en la piscina nacionalista aunque sólo fuera de socorrista.

Todo por temer no ser verdadero catalán y querer hacerse merecedor a serlo.

Naturalmente no hay manera de distinguir hasta donde llega el complejo de culpa alentado por las élites y mandos del PSC y hasta donde el que padecen los ciudadanos desafectos al nacionalismo que forman su base y granero electoral. Lo único evidente es que las expiaciones son vanas y que el PSC está condenado a una desbocada huida hacia adelante sin otro destino que ir extendiendo a su paso la alfombra estelada, tanto más cuanto más lejos llegue.

Tamaña desdicha a lo Sisifo sólo se puede aguantar revestida de misión histórica. Hasta ahí ha llegado en su versión más lánguida y servil el “compromiso histórico” del PSUC, verdadero modelo ideológico del “progresismo” hispano desde la transición. Se tenía a Cataluña por perfecto banco de pruebas de la ocupación del cuerpo de la burguesía para en la democracia “burguesa” absorber el poder. No hace falta insistir en la forma como ha acabado la aventura: con el nacionalismo, es decir la burguesía catalana, vampirizando el alma socialista sin la más mínima muestra de agradecimientos por los servicios prestados.

¿Pero por qué este complejo de culpa que tiene el PSC casi por naturaleza?

El asunto interesa por lo insólito y relevante a la vez. Es posible que en la historia hubiera poblaciones migratorias desconcertadas pero está por encontrar las que dudan de su origen. Incluso en España durante los tiempos de fuego, ni Lerroux, el príncipe del Paralelo, ni la CNT y FAI se dedicaban a implorar comprensión a los plutócratas nacionalistas.

Pero algo tan insólito es relevante porque el tumor del PSC es el principal foco de la metástasis que afecta a toda la nación realmente existente.

Naturalmente no tengo respuesta a la pregunta planteada. Lo grave es que la pregunta es verosímil y pertinente. Así en retrospectiva lo único evidente es que el sentimiento de indefensión y de marginación que tenían los emigrantes ante el cinturón de catalanidad que imponían los poderes fácticos nacionalistas ya durante el franquismo ha sido el fundamento de la estructura política alternativa al nacionalismo, o la que debiera ser lo. O por lo menos su marca indeleble.

No se ha hecho el hincapié que se merece en el hecho de que la ausencia de libertad dejaba a las masas de emigrantes indefensas y sin capacidad colectiva de presión para que la sociedad catalana pasase de la pluralidad social a la pluralidad ideológica. La integración personal fue la única expectativa ante una sociedad celosamente clasista y etnicista. Con la democracia “los nuevos catalanes” lo confiaron todo a la integración colectiva una vez que el orgullo de ser español resultaba sospechoso.
Se acogió como en toda España a los socialistas, descubriendo que esos eran los suyos de toda la vida. De ellos, esperaban de esa manera una integración con dignidad compatible con la solidaridad con toda España. Pero se carecía de la suficiente cultura política como para evitar entregarse a una fe ciega.
Todo era un inmenso equívoco. Para las élites dirigentes socialistas había que pagar la catalanización con redentora desespañolización, para los seguidores la catalanización debiera ser una forma aceptable de ser español sin que se note demasiado. Los de abajo se autoengañaban pensando que los suyos de arriba pensaban lo mismo que ellos pero más finamente, mientras los de arriba tramaban para que los de abajo acabasen pensando lo que debían en algún momento.

Se gestó un punto de encuentro al crearse la ilusión de que en la sociedad y en la política catalana imperaba un contrato nacional y social a la vez: el contrato por el que, a cambio de la catalanización de los nuevos catalanes, los catalanes “catalanes” se moderarían y obrarían con lealtad también por el bien de España. A este contrato imaginario en el que sólo creía una parte, (la más debil en Cataluña,y la más fuerte en toda España), que debía conducir a una integración colectiva honrosa y a una inédita hermandad correspondía el pacto político por el que los nacionalistas gobernaban en propiedad Cataluña y recibían buenos dividendos de su colaboración con el Estado, a cambio de lealtad institucional. Pacto sólo sostenido también por la imaginación y la doblez, por supuesto.

Es un planteamiento que sólo podía ser factible si el nacionalismo obrara de buena fe, porque de antemano se renunciaba a resistir. No es muy aventurado pensar que el ilimitado atrevimiento nacionalista estuvo atizado por su constatación de que en Cataluña carecían de resistencia y de que fuera, en el “Estado”, primaba la tarea de rentabilizar el nacionalismo en contra del prójimo o tranquilizarlo para que el prójimo no te comiera.

Precisamente la coartada de que la catalanización desespañolizante contribuía a la victoria definitiva sobre las derechas daba un toque de “nobleza progresista” al filonacionalismo socialista. Toda la trayectoria del PSC supone la incapacidad de librarse de su pecado original que le imposibilita romper con el nacionalismo aunque este rompa con la democracia y se eche al monte. Porque ya el punto de inflexión que ha llevado a donde estamos es la aceptación de que el nacionalismo en el fondo tiene razón, aunque pueda pasarse en las formas y en sus excesos.

A la vulneración del contrato imaginario que lleva a cabo el nacionalismo sólo le cabe al PSC responder agudizando su complejo de culpa y su afán de expiación. La insatisfacción nacionalista se torna señal de que los “nuevos catalanes” no se han esforzado lo suficiente en integrarse y en “desespañolizarse”, en la misma medida que prueba “el desprecio” del Estado hacia “Cataluña”. Señal en suma de la existencia de un “conflicto político”, tan ajeno a la voluntad de los que lo promueven como el movimiento de la tierra sobre su eje.

Pero esto es sólo la punta del iceberg. Este complejo de culpa merecería ser materia de indagación histórica de primera mano. Es demasiado singular, una singularidad que se extiende a toda España. Una nación que parece sólo encontrarse en la inagotable tarea de expiar su imaginaria culpa. Para que así fuera se tendría que creer en la existencia de tal fenómeno. Pero cuesta creer que tal constatación sea posible.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

DE BEATOS Y DE DIABLOS.


Sería sorprendente que los Picapiedra no tengan el placet y la buenaventura de Jonqueras, además sin mucho asco de Puigdemont. No es de imaginar que nuestro Pícaro audaz juegue con los separatistas como lo hace con la opinión pública/publicada. Para esta metrópolis  tan colonialista reserva sus prácticas más obscenas y escabrosas, para aquellos un exquisito respeto reverencial.

Aprovecharse del ascenso de “la ultraderecha” para amañar lo ya urdido complaciendo a la podemez de podemitas y podemizados propios y ajenos es casi de ley. Pero hacerlo como un rayo es señal de que sigue tan en forma y despabilado como siempre, a distancia sideral de la parsimonia de sus (para él enemigos) beatíficos adversarios. No les ha dado ni tiempo a que se piensen una oferta constructiva que lo pudiera poner en evidencia. Tenerlo ya pensado no parecía de caballeros para una democracia que tendría que ser la mansión de los espíritus galantes.

No extraña que en la región mediático política ajena al universo guerracivilista sigan imperando los beatos del “aquí no pasa nada o no es para tanto” y del “vaya torta se van a pegar”, afectos ahorapor fuerza al “¿¡cómo puede ser esto¡?”.Lo demuestra el hecho de que ante la escalofriante sorpresa no se encuentre otra explicación que el “narcisismo” y la voracidad de poder del Dr., este deseo promiscuo de ir “con Juana o con su Hermana”.Es la misma beatería que induce todavía a seguir pensando que lo de la escandalera separatista es la cortina de humo de una mera maniobra mercantil.

Por si no estuviese claro Sz siempre ha preferido, ha querido, a la hermana podemita y sólo a ella. Aunque tuviera el arrebato, quizás inducido por el miedo a lo que le puede deparar una criatura fatal, de quedarse con la exclusiva del Frente Popular y de la Podemez. Su único motivo de insomnio es que desde Cs le viniera una oferta que lo pusiese en evidencia. Ahora ya incapaz de quedarse con la exclusiva del Frente Popular corre que se las pela para que no sea Casado quien no le deje dormir.

Se analiza la consistencia ideológica y moral del citado Dr. y se concluye sabiamente que no tiene ninguna. Seguro, pero ¿acaso eso importa? Todo para no ceñirse a lo evidente: que Sz., convencido o hipócrita, ha unido su suerte a la podemización del PSOE y al guerracivilismo revisionista zapateril, que así ascendió al cielo y así “resiste”, ahí de donde no puede salir. O todo o nada.

Que el muy pícaro no tenga escrúpulo en mentir y embaucar no lo reduce a ser un mero zascandil o un fulero desgarramantas. Lo innoble es el proyecto que necesita de la doblez y el cinismo para abrirse paso y sostenerse , así como de un personaje tan neciamente audaz para hacerlo posible. Porque hay que distinguir entre las mentiras y fabulaciones destinadas a generar credulidad y falsas ilusiones y las destinadas a ocultar sus intenciones y querencias.

Pues bien sabe Sz. que su palabra solo lo ata a los suyos, aquellos con los que está en comunión. Muchos no tienen en cuenta que ZP dimitió no por la crisis ni el paro sino porque los suyos no admitieron los recortes a que se vio obligado. Tanta era la felicidad que le había prometido. Por ahora cosas como esa es lo único que preocupa a los suyos para renegar.

Dependemos de lo que Jonqueras e Iceta, con la sonrisa o el ceño fruncido de Puigdemont al quite, escriban al pie de pagina y hasta en la letra pequeña del programa. Aunque sea con letra invisible. Pero no en menor medida todo pende de la complacencia o la indiferencia de la parroquia socialista ante esta fase colaborativa del Prusés que va tomando cuerpo y que promete el gustazo republicano para todos.

Es de temer que Sz conozca a su grey mucho mejor que todos lo que andamos expuestos a la ilusión filantrópica de que la democracia es un sistema en el que sólo cabe gente decente. Incluso el riguroso Kant se dejó llevar por el sentimentalismo cuando pensó que la democracia (el le llamaba República, no Bolivariana por supuesto) es un sistema capaz de dar cobijo y resistir a la vez a los peores diablos, sometiéndoles al imperio de la ley. Pero bueno nadie debe ser más progresista que el diablo, corre a mayor velocidad que la luz.

lunes, 11 de noviembre de 2019

ENTRE LA HECATOMBE Y LA DESVERGÜENZA


La hecatombe de Cs mantiene a flote a Sz, tanto que si éste la hubiera sido programado habría que pensar que estamos ante un mago proverbial de la alquimia política, y no sólo ante un mero pícaro de tres al cuarto.

Lo de Rivera va a merecer todo tipo de análisis y acertijos. No en vano tiene que ser el tema público por excelencia. Creo que de acabar en entierro será la peor noticia para la salud democrática de España, porque ha sido oportunidad única para enterrar la maldición de las dos Españas. Esto es de mucha enjundia para despacharlo en un plis plas, pero salta a la vista que Rivera le ha dado a su tragedia un toque edípico: el miedo a caer en las garras de VOX, según avisaba su oráculo interior, ha provocado el mecanismo de huida que lo ha conducido a ser devorado por VOX. A mayor gloria de Sz.

Ese buen chico que es Casado haría bien en aprender de ello. Todo estaría bien empleado si la salida del atolladero y de la caída en la ruina fuese un gobierno con una coalición constitucional.

¿Es esto posible?

Según aparece en “El peso de la responsabilidad” de T. Jugdt, cuando en 1935 era evidente la amenaza de Hitler el joven Ch. Degaulle pidió al entonces presidente del gobierno de Frente Popular L. Blum reformas militares, tuvo por respuesta:

 “¿Cómo espera que yo, un socialista, acepte la idea de una guerra ofensiva?”.

Luego Blum no dejó lugar a dudas de que era víctima de sí mismo y no podía ser de otra manera al explicar la negativa de la SFIO a votar créditos militares:

“El grupo parlamentario socialista, por fidelidad ritual a un antiguo símbolo, continuó rechazando créditos militares cuando sabía que, en cualquier caso, se iban a aprobar, un gesto no exento de hipocresía” .

Naturalmente  EL “antiguo símbolo” que concita la "fidelidad ritual" del socialismo hispano es el “tardoantifranquismo” envolvente de “las derechas”, bien perfumado de podemez.

¿Maniobra del pícaro alquimista para que la escalada de VOX justifique definitivamente sin vergüenza alguna dar vida al monstruo de Frankenstein?

También se cuenta en el citado libro que el presidente Daladier volvió de Munich en1938 agusanado de vergüenza por haber traicionado a los checos, y de paso a los franceses (Francia tenía concertado un pacto de defensa con los checos), pero mayor vergüenza sintió por los vítores y aclamaciones con las que fue recibido.

A la vista de lo que da de sí Sz. es inimaginable que sienta vergüenza alguna de sus trajines de engañabobos y menos de la alegría de los suyos. Incluso cabe la sospecha de que tal incapacidad empática por esa entrañable, cívica y humana virtud que es la vergüenza política obedezca a que tal virtud ya sea un anacronismo a inventario de coleccionistas. Ahora debe pensar Sz. que echarle cara es lo propio de los héroes.

Si todo sigue su lógica estamos a expensas del cálculo de Jonqueras: ¿lo pedirá todo para aquí y ahora  o a cómodos plazos? ¿se conformará con mantener la tensión central o querrá el botín ya en contante y sonante? ¿querrá dejar un margen de confianza o todo cerrado?. Hay mucho que calcular máxime cuando además Puigdemont goza de tal inmunidad y poderío que Sz. no puede ningunearlo sin romper con Jonqueras.

No cabe menospreciar que, aunque el cuerpo le pide a Sz lo que le pide, seguramente empieza a saborear el miedo y a evaluar que también la audacia puede tener consecuencias indeseables: como la de verse desalojado por la Constitución o por la “revolución”, pero desalojado al fin y al cabo. Ante esta nueva versión del miedo edípico, bien útil puede ser que los constitucionalistas le ofrezcan a los socialistas una salida constitucional. Aunque sólo sea para que Sz esgrima ante podemitas y separatistas esta amenaza…. o empiece a ponerse en la piel de Hamlet.

sábado, 9 de noviembre de 2019

LA PODEMIZACIÓN IMPERFECTA


Falló el gobierno de Frente Popular por la desconfianza entre sus líderes y el recelo de Europa. Pero sobre todo por el desencuentro sobre la cuestión catalana.

¿Desencuentro?

Si algo hay que destacar de la campaña socialista es el carpetazo a los aspavientos españolistas y la retirada al fuego del hogar que guarda Iceta y aventa Esquerra y cía. ¿Hasta donde alcanza entonces el desencuentro entre socialistas y podemitas sobre la “solución” catalana?

Sz emergió a la cabeza de un proceso de podemización del socialismo al que sólo le falta aceptar el derecho de autodeterminación... pero tampoco opone su rechazo incondicional. La podemización del PSOE es pues imperfecta, pero de una imperfección indefinida. Puede acabar en cualquier cosa.

De hecho el programa público socialista para los separatistas es la indeterminación, eso de que “hablando se entiende la gente”. En este caso “el diálogo dentro de la ley” amenaza con ser una restauración sarcástica del “de la ley a la ley” de Don Torcuato. Bastaría algún retoque y algún despiste para que lo de “nacionalidades y regiones” signifique “nación de naciones”, o sea soberanía de soberanos.

¿Qué impide pues la podemización perfecta? La pregunta tiene morbo habida cuenta de que la relación del socialismo con los nacionalismos está cada vez más próxima al enamoramiento, sin duda que platónico, y no sólo a la asociación interesada. En esto se distingue de Podemos. Pablenin nunca se enamorará de los separatistas. Es demasiado narcisista para tanto amor. Los ve como a todos, una pieza útil para la revolución. Eso sí, la que más cuidado merece porque es la única “revolucionaria”, es decir capaz de forzar un “proceso constituyente”.

No viene al caso justificar este enamoramiento socialista sugerido. Lo relevante es que todavía el socialismo no se atreve a dar pasos decisivos para abrir las puertas de la independencia por temor a su propio electorado. Pero mientras duda más se enamora, más gozoso le resulta fiar su destino al bienestar separatista.

El centro de gravedad está en el electorado socialista, con toda su podemización a cuestas. ¿Estaría dispuesto a consentir un proceso que conduzca a la autodeterminación, aunque sólo fuera por abstención o indiferencia? ¿se alcanzaría un grado suficiente de consentimiento para resistir la reacción de “las derechas” y los constitucionalistas en general? ¿es suficiente el odio a “las derechas” para dejar que se propague el incendio de la casa de todos? Hay razones para creer que el público de izquierdas no tiene dudas porque ni siquiera cree que exista el problema.

Sz alivia su indeterminación soñando que un estatuto de preindependencia genere un nuevo status quo, pero depende de que Esquerra e Iceta no lo condicionen abiertamente a la autodeterminación cualquiera que sea la fórmula. ¿Por qué no la independencia, pactada y legalizada eso sí , si ya se tiene la seguridad de la preindependencia?

Tal es la verdadera clave poselectoral. Es claro que la reactivación de un gobierno de Frente Popular sólo es posible acordando el programa con los separatistas. Es por otra parte la única garantía de que Pablenin no sea el valedor gubernamental de la autodeterminación.

En último término se despeja, porque la realidad obliga, la entidad del laberinto separatista. Las posibilidades del separatismo están en proporción directa a la importancia que tenga la independencia para la izquierda social y para la Unión Europea. Como esto último depende de lo que importe al Estado español y esto lo determina lo que quiera la izquierda, estamos a la espera de que quienes tienen en su mano la sartén de lo que ha de ser España, si España o Expaña, se decidan. Porque aunque creen que no están por decidirse lo van a tener que hacer.

domingo, 3 de noviembre de 2019

LA IN-DECISIÓN DE SANCHEZ


Si en el centro de la campaña está la responsabilidad de Sz por no haber formado gobierno este replica responsabilizando a los unos y los otros por no haberle dejado formar gobierno. Así ha dado con un puente entre “fachas” y “progres”: el deber de dejar gobernar a Sz. Así ha de quedar convencida la opinión pública: sólo es posible un gobierno sanchista de manos libres. Lo único posible se convierte en lo único deseable y aceptable.

Creo que la fortaleza de Sz depende de lo aprovechable que sea la misma contradicción que lo paraliza. Entre decantarse por los unos o los otros o no elegir su opción es no elegir. Tiene poderosos motivos. De hacerlo el PSOE entraría en una vía posiblemente irreversible y de lo más incierta: la aventura anticonsitucional o la indeseable legitimación de “las derechas” y el enfrentamiento con los nacionalismos. Pero además lo importante es que cuenta con que puede invocar el desastre que significa la parálisis del país para disimular su preferencia por la parálisis institucional. Serían los otros los que no podrían no elegir: “¿preferís que gobierne sólo o con el enemigo?” Sólo hay que estar fuerte en la fe de que alguno picará tarde o temprano. 

Las encuestas fluctúan entre el optimismo descarnado (Tezanos) o el pesimismo manejable que abona la posibilidad de seguir igual como mínimo. l La moraleja de consumo sanchista es que si los españoles repiten más o menos entonces siguen queriendo un gobierno sanchista de manos libres. Argumento suficiente para que el “perseguido” reclame el “derecho” a ser ungido, o sea a no tener que decidirse entre el deseo y la realidad.

jueves, 31 de octubre de 2019

EL ESTRELLATO DE ICETA Y LA EXPAÑOLIDAD


Por sorpresa Iceta va a ocupar el estrellato de la campaña electoral en lugar de Franco. Invita a pensar que el alarde de cumplimentar la victoria retroactiva da menos de lo esperado, al menos de momento. Iceta es más modesto: se limita a lanzar el mensaje a los separatistas en apariencia no bestiales de que está a su disposición, con mesura por supuesto. Sólo una duda: ¿se lo han reclamado estos u lo hace por natural generosidad?. En realidad es lo de menos esto formaba parte del guión activo aunque su partenaire, el Pícaro monclovita, sufriera un despiste momentáneo de españolidad.

Lo importante es lo que mosquea y mueve al runrun: ¿qué piensan los parroquianos de izquierdas sobre la separación de Cataluña y de lo que se tercie a renglón seguido? Me temo que el drama es que o no piensan o no saben qué pensar. Intentando detallar conjeturo que hay cuatro corrientes:

-los incrédulos, para estos es un falso problema alentado o inventado por “los fachas”, o sea “las derechas”.
-los indiferentes: les importa que se separe o no, sólo importa “lo social” y los fachas.
-los simpatizantes que darían de buena gana la autodeterminación y por tanto la independencia, aunque algunos vía reforma constitucional y no de golpe, los otros a las bravas.
Estos tres coincidirían en que lo más preocupante es que con el “escándalo” y “la gresca” engorden las derechas. Por supuesto está entremezclados.
-Por último los adeptos a la unidad de España y a la Constitución. Estos suelen coincidir con los preocupados por el peligro de la separación, en el plazo que sea.

Es difícil aventurar lo que predomina y cuenta, pero uno es optimista y espera que todavía alrededor del diez por ciento esté por la cuarta opción, aunque ésta ande en proceso de extinción.

Por colaborar con el CIS sugiero que sería esclarecedor hacer a este potencial electorado la pregunta que llega al al alma y que no se atreve a afrontar abiertamente: ¿Apoyaría la separación de Cataluña y cía si de esta manera viniera la República (expañola, por supuesto )?

Podríamos así saber con cierta versimilitud como está el patio, pero sobre todo tener que responder obligaría a este público a aclararse sobre lo que quiere y a darse cuenta de a qué juega. ¿Se está haciendo esta pregunta el Dr. Sz al acostarse o la tiene contestada en lo más íntimo? Cabe suponer que al providencial Iceta no le caben dudas.

jueves, 17 de octubre de 2019

LOS ESTERTORES


En lo que Sz calificó de “estertores” del procés se acompasa la disciplina engolada con la que el alto TS acata y respeta los deseos del presidente en funciones, con el disciplinado frenesí escenográfico incendiario de las masas separatistas entregadas al seguimiento del guión previsto de la indignación y el victimismo fuera cual fuera la sentencia. Por poco discreto que sea, cualquier cabecilla separatista es consciente en su fuero interno de que se ha emitido una sentencia chollo, “que supera las expectativas más optimistas” según un preclaro comentarista, razón de más para excitar la furia que la haga pasar por la más inhumana injusticia.

A la espera de que los estertores se confirmen y que la revitalización furiosa se desvanezca en mero espejismo sirva el retrato de la inversión del concepto de la libertad propia del totalitarismo que nos ofreció H. Arendt:

“...lo que aquellos tienen en mente cuando hablamos de libertad es la libertad de un proceso, que aparentemente necesita ser liberado de las entrometidas actividades humanas, mientras nosotros tenemos en mente la libertad de las personas cuyos movimientos necesitan ser protegidos mediante los límites fijos y estables de leyes, constituciones e instituciones.” (La autoridad en el siglo XX. Pensar sin asideros.)

Desde luego Sz está demostrando ser un consumado maestro en el arte de la picaresca política. Mientras cebaba a todos dejando en la ambigüedad su intención de indultar, trufaba el pavo tribunicio con altas Razones de Estado que conducían a un indulto encubierto camuflado de sentencia unánime e incontestable.

Queda así blindado el flanco de su derecha y puede amagar con algún atisbo de autoridad ante la opinión pública, pero a costa de que se vea superado por su propio éxito. Pues en efecto ahora más que nunca la pareja de pícaros Sz/Iceta ha de confiar en la Esquerra como si fuera suficiente haber hecho su parte del trabajo. Pero la misma Esquerra esta tan arrastrada por el Procés como aspira a beneficiarse más allá de lo que estos pícaros pueden desear.

Es dudoso en primer lugar que tenga capacidad para domesticar el procés y menos aún para que pueda hacerlo en la dirección que quisiera la pareja picaresca. Pero es más dudoso todavía que la parte mollar del pacto, la Confederación, sea suficiente y no vean la oportunidad de ponerse farrucos con la autodeterminación.

De hacer tales socios este envite, Sz tendría que aceptar o deshacerse de Iceta y demás manejos para “reconstitucionalizarse” con los constitucionalistas, a contracorriente de la propia fe zapateril y de la podemización de las bases. Un escenario vertiginoso para quienes han hecho de la deslegitimación de las derechas, “centralistas” por supuesto, y de la relativización y sospecha de la nación la clave del éxito.

Porque en ese caso lo único que podrían Sz/Iceta ofrecer, a cambio de que ERC sacrificase su "honor" ante las mesnadas separatistas, sería la promesa de que puede enredar  a los constitucionalistas en la vía confederal, asunto por ahora difícil de concebir y que desde luego está a contrapelo de las urgencias que reclaman dejar los alardes poéticos de autoridad por algo sustancial.

Entre tanto Sz anda groggy con la tribulación de si Jonqueras lo protege o le asesta el gancho definitivo. Incluso la toma de aire del telediario empieza a atufar a busto virtual cuyo pomposo empaque degenera al repetirse en un amasijo de muecas descontroladas, que apenas pueden despistar de la vaciedad.

Surge así la duda: estertores, ¿pero de quien y de qué?.

viernes, 4 de octubre de 2019

ANTE LA PARÁLISIS


Por debajo del pacto explícito que permitió la transición se gestó uno no escrito que dividía a la clase política entre “los demócratas” y los “herederos del franquismo”, vulgarmente “progres” y “fachas”, pacto que por supuesto protagonizaron los socialistas con todas las izquierda y los nacionalistas, excluida la ETA y demás por razones obvias. Pero lo destacado no era tanto el mecanismo político que se ponía en marcha sino la implantación del modelo ideológico al que la opinión pública y la clase política se ha atenido hasta hoy. De ahí los complejos de la derecha y la prerrogativa socialista de adjudicar el aval de legitimidad democrática.

Mientras parecía que “las dos Españas” quedaban enterradas, no fue preciso que los nacionalistas exhibiesen su deslealtad. Mientras que por el contrario sin necesidad de mostrar lealtad ocuparon las plazas fuertes de Cataluña y el País Vasco como plataformas para futuras y más heroicas empresas que la prosaica tarea de gestionar una “mera autonomía”.

El punto de inflexión o más bien la vuelta de tuerca definitiva se produjo cuando, ya una vez declarada la deslealtad nacionalista y su deriva separatista (asunto Estella), ZP , en aplicación del “Discurso del método”, formalizó y consagró el pacto contra la derecha, aun a costa de excitar en Cataluña el sentimiento de agravio nacionalista de forma imparable y de bendecir las tentativas levantiscas como muestras de la vitalidad reivindicativa de los pueblos.

ZP pertenece a esa estirpe socialista, y en general izquierdista, que cree que el “problema de España” se resuelve con menos España, porque en lo fundamental el separatismo sería consecuencia de “los separadores”, o incluso una mero espantajo de estos. Más ingenuamente atribuye las ansias centrífugas y disolventes a un conglomerado de razones históricas y de desencuentros afectivos que se arreglan demostrando de buena fe que “los españoles” (o sea los no nacionalistas) nos hemos equivocado con los pueblos avecinados que claman por su identidad pero queremos rectificar y proceder con verdadera simpatía con los agraviados por nuestro mal fario.

Sanchez en esa línea lo ha fiado todo a que los separatistas acojan su mano tendida y profundicen las expectativas que se fraguaron con la moción de censura. Ahora la amenaza aplicar el 151 u otras formas de intervención en Cataluña parece una rectificación en toda regla que removería la piedra angular de la estrategia histórica del socialismo desde la transición.

No creo que le mueva solo el electoralismo, la mezquina aspiración de laminar a Cs y ocupar el centro. ¿Qué política de los políticos no tiene una parte mayor o menor de electoralismo?. Pero en concreto: ¿Qué podría hacer de repetirse abiertamente el golpe de Estado? Es evidente que o dejarlo pasar admitiendo su éxito o intervenir de forma más drástica que en el primer intento. Como el PSOE no puede hacer más que esto último sino quiere que la historia lo barra, tiene su sentido que se anticipe al menos verbalmente y avise. Que Iceta ande agazapado y no abandere esta amenaza deja claro la ambigüedad de un mensaje que se pretende soterradamente ambiguo. Con este banderín de enganche, y si se tercia coche escoba, se está a la espera de que Jonqueras no se sume a la rebelión y que incluso la paralice, pues la alternativa sería perder la oportunidad de conquistar el “estatuto perfecto”. Y lo que es peor poner la política nacional en manos del demonio de “las derechas”.

A nadie se oculta, y es de creer que menos aún a los socialistas, que en términos prácticos la intervención de la autonomía, por muy trivial que pretendiera ser, obligaría al acuerdo con los constitucionalistas y alejaría hasta las kalendas griegas los fervores frentepopulistas. Puede que Sanchez aun sueñe, tan enconado es, con que este sobrevenido “patriotismo electoral” le depare jugosos réditos como para no tener que comprometerse más de la cuenta con “las derechas”, reclamando de estas un apoyo incondicional ante la gravedad de las circunstancias, y a la vez obligue a las camadas de los hermanos podemitas a no contribuir a la voladura de “la izquierda de todos”. Es decir una reedición de la política de “manos libres” pero a lo grande dada la cercanía del abismo.

Pero por una vez la audacia del Dr, es dudoso que ZP se hubiera atrevido a mentar la intervención, favorece las posibilidades del constitucionalismo frente al separatismo y las ilusiones frentepopulistas. Por poco que los constitucionalistas afinen y se afinen.

Pues al fin y al cabo ¿no está dando la razón al constitucionalismo que le reclama desligarse de sus componendas con los separatistas? Aunque le cueste, dado lo profundo de su fe frentepopulista, el Dr tiene que estar dándose cuenta de que los separatistas no son alas con las que volar sino cadenas que pueden paralizar. Y nada es peor para el audaz que la parálisis.

martes, 30 de julio de 2019

NAVARRA


El ofrecimiento de Navarra culmina el ciclo que inició Zapatero y ha solidificado Sanchez, pero puede ser también el punto de arranque para la empresa definitiva: la confederalización de España según el propósito socialista, el salto adelante hacia la separación de España, para los nacionalistas.

Depende de que el campo de acuerdo cuaje y de que entonces siga su propio curso hasta que se implementen los designios abertzales. Se pondrá a prueba, como lo esta haciendo, la capacidad de digestión del electorado socialista de toda España y la decisión de sus dirigentes para dar el salto que inevitablemente, incluso en contra del propósito inicial de muchos que lo han de ejecutar, ha de trastocar la Constitución y el régimen actual. De hecho no sólo el conglomerado socialista ya está podemizado y desprecia el peligro de la unidad de España como si se tratara de una artimaña de las derechas, también en regiones importantes alardea de inclinaciones nacionalistas, y tal vez pronto proseparatistas,

En realidad el PSOE no sabe en qué puede consistir esta “su” Confederación, a la que tilda eufemísticamente de Federación. Es el mito con el que se droga a modo de placebo para bailar la danza nacionalista sin estridencias dando por buena la crítica de la permanente “insuficiencia” de las atribuciones y derechos de las autonomías. Trata de imaginarse que de esta manera se concluirá un acuerdo definitivo con los separatistas que garantice la eterna postración de “las derechas”, acuerdo viable y necesario, según ellos, incluso si se quedara en el borde del abismo de la independencia y el derecho de autodeterminación.

Ni siquiera la evidencia de que los separatistas ya han pasado de la invocación retórica de la independencia y se han instalado en la etapa de alcanzarla con todas sus consecuencias, les sirve a los oferentes socialistas para comprender que incluso el peor acuerdo contra España dentro de España les resultaría a sus socios despreciable si este tuviera que ser estable y duradero. Los separatistas podrán renunciar a algo pero nunca a ser desleales con España mientras estén en España. Ni, por supuesto, desleales con los socialistas cuando se tercie.

La paradoja en que se encuentra el PSOE es que cuanto más cree dominar la tensión separatista más se expone a su presión; cuanto por otra parte más alienta la estrategia de la tensión contra “las derechas”, más precisa dar visos de legitimidad y “normalidad” a las pretensiones separatistas y sus actores. 

¡Qué linda fantasía la de conseguir de una tacada civilizar al separatismo y purgar a España de las derechas!

Cuando el electorado socialista, por ahora embelesado en la cruzada contra “las derechas”, se asuste ante la voracidad separatista, si alguna vez lo hace, y reclame una reacción a sus líderes puede ser demasiado tarde. Desde luego para el PSOE, pero es de temer que sobre todo para España y la democracia.

viernes, 26 de julio de 2019

FALTA FEELING


El alivio por el desenlace vodevilesco de la negociación entre podemitas y podemizados no puede olvidar que se mascaba la tragedia. Y seguramente volverá a mascarse...El Frente Popular tiene que esperar. ¿Provisionalmente? Todo ha desembocado en la constatación de que falta “feeling” entre el sanchista “el Frente Popular soy Yo” y el “frente popular sin tapujos” que patrocinan los Iglesias, Rufián y Otegi.
La negociación de los cargos y empoderamientos de alto nivel tenía por telón de fondo el valor de la podemización global de la izquierda, las obligaciones y renuncias que tendría para los cofrades.

Para ambos era obvio que llegado el desenlace el otro cofrade tenía que ceder. Por parte del Dr. porque la podemización del PSOE, de sus bases y sus electores, debiera ser suficiente para que los podemitas se entregaran, habida cuenta de la declinante tendencia electoral de estos. Para Iglesias esa misma podemización, sobre cuya coherencia sólo lanza tibias sospechas, implica la colaboración “leal” y el disfrute de jugosas prebendas gubernamentales.

Al PSOE le ha ido bien en términos generales al convencer a una masa suficiente de que “la democracia somos nosotros” y Sanchez da el salto a la virulé de que “los podemitas somos nosotros”. Tan infatuado como anda da por supuesto que se ha de reconocer su esfuerzo podemizador y a la vez sospechar de las veleidades de sus socios preferentes, sin advertir que esto hace del certificado de marca podemita la principal baza propagandística de Iglesias, cuando se trata de sustanciar la palabrería en poder.

La izquierda anda por eso aturdida: los podemitas traicionados, los podemizados tan incomprendidos, como incpaces de comprender ¿Cómo es posible que compartiendo la misma “sensibilidad” e indudables vínculos fraternos, no se pueda llegar a un acuerdo? El escándalo de la negociación es la confesión, todo lo fingida que se quiera, de Sanchez para negarle a Iglesias sus “derechos”, invocando su deslealtad a la democracia y, encubiertamente, su chavismo. El contrapunto de este escándalo es el blanqueo público de los batasunos y su derecho a la legitimidad. ¿Cómo es posible que su público/publicado trague con lo primero sin llamar la atención sobre la conclusión lógica de que Podemos y no sólo Iglesias es un peligro de primer orden para el orden democrático? Seguramente por lo mismo que se acepta como muestra de “normalidad” el entendimiento con Batasuna.

¿Ha llegado la podemización global de la izquierda social a un punto sin retorno? Como Iglesias así lo cree piensa que puede presionar hasta que Sanchez claudique. ¿Por qué se resiste Sanchez hasta ahora? Seguramente por instinto de supervivencia. La advertencia de que los podemitas formarían un gobierno clandestino dentro del gobierno de Sanchez parece sincera. No por amor a España sino por amor al PSOE, es decir al poder de toda la vida.

Hay un gran diferencia entre Sanchez e Iglesias. El primero entiende la podemización de forma retórica, el segundo la tiene además, bien en serio. Va a por el poder de verdad. Por su parte el Dr. tiene en la retórica podemita/podemizante el principal instrumento para anular a “la derecha” y erradicarla si fuera necesario y posible. El publico socialista está encantado. Vale la política que refuerce las maneras podemitas dentro de los margenes de la realidad, porque cree que la política es en el fondo pura retórica, ahora se dice “imagen”. Es realista a su manera. Si alguna vez se le ha pasado por la cabeza recibir la caricia del aplauso republicano bolivariano, debe tener asumido que los sueños sueños son.

¿Está todavía el Dr. arrepentido de haber dicho la VERDAD de lo que es y representa Iglesias? Debió verse desesperado para tener que hacerlo. Se había metido en su propia trampa y no sabía como salir, seguramente. Pero tempus fugit, las “derechas” tienen dificultades al parecer insuperables para exponer esas contradicciones y todo vuelve a su cauce. Seguramente este episodio no habrá menguado la podemización ideológica de fondo de las izquierdas pero ¿cuanto habrá erosionado el tira y afloja social podemita la fe en la posible “colaboración” entre toda la familia de las izquierdas (y los separatistas) y por tanto en el triunfo de la causa?

Nótese la diferencia con la situación de “las derechas”. Los riveristas se han de convencer de que son tan incompatibles con Vox como con los batasunos. Así lo exige el guión sanchista, al que se han sumado no se sabe si por convencimiento o por cálculo de dividendos de imagen. A pesar de ellos han de justificar como son posibles los acuerdos, cuando se avienen a ello. Los “sanchistas” han de explicar por qué compartiendo “progresismo” con los podemitas y demás no se amigan con todas las consecuencias.
Ese es el punto débil en el que se debate la élite socialista: puede estirar y mascar a la opinión pública como a un chicle pero no decir lo que piensa o lo que tendría que decir. Se atragantaría y el Dr. ha estado a punto de atragantarse. Desde ahora ha de tener más cuidado.

martes, 2 de julio de 2019

UN PEQUEÑO DETALLE


Algunas observaciones sobre la argumentación de P.J. Ramirez en favor de la abstención, o en su defecto cooperación, de Rivera. Aventura la preferencia del Dr. por el “centro izquierda” que garantizaría estabilidad para cuatro años a cubierto de la permanente zozobra al que lo someterían los comunistas y separatistas. Por supuesto, porque al Dr. sólo le importaría la poltrona.

El nudo del argumento y del drama es que el Dr. no hace ninguna oferta a Rivera porque este está en plan frontón. Nada más pueril. Es obvio que si el Dr. tuviera interés en algún tipo de enlace testimoniaría alguna oferta, cuyo rechazo pondría a Rivera al desnudo.

Que no lo haga demuestra que no lo puede hacer, salvo que se expusiera a quedar en evidencia ante la opinión pública. Una oferta que no incluyera un compromiso sobre Cataluña sería inútil y daría la iniciativa a los constitucionalistas, para poner sobre el tapete lo que el Dr. quiere ocultar a toda costa: el tema catalán y los indultos.

 ¿Acaso Sanchez puede romper con la tribu nacionalista separatista, incluido Iceta, para comprometerse con Rivera? ¿puede comprometerse con Rivera sin romper con la tribu?

A lo sumo, se me ocurre, podría tratar de comprometer a Rivera en la renegociación del Estatut, a la espera de algo tan fantasioso como que la tribu se olvidase de incluir la "autodeterminación" y controlase el incendio con el que se amenaza de producirse la condena de los golpistas.

Este pequeño detalle escapa a quienes presionan a Rivera, como si un cheque en blanco al Dr. enfilase a romper con los separatistas y cía. O como si la estabilidad económica pudiera existir con independencia de cual sea la toma de posición ante el desafío golpista.

Otra cosa distinta es si conviene la negativa incondicional o un emplazamiento que desenmascare. Creo que lo primero ofrece al Dr. el margen de maniobra que necesita para disimular que no le importa poner en jaque la Constitución. Al fin y al cabo la gente no puede dejar de tener fe sin más. Necesita pruebas.

sábado, 22 de junio de 2019

EL FILO Y EL PÁNFILO DE LA MODERACIÓN


Es evidente que Sanchez se ha preparado la coartada para renovar su Frankenstein a costa de la torpeza de Rivera. Que el Dr. no es de fiar es una verdad como un piano. Que Rivera no puede entregarse sin más a Sanchez lo sabe hasta el más pastueño propagandista. Pero que no basta denunciar la farsa que monta el Dr debiera ser de sentido común.

Por ahora el Dr. tiene las de ganar ante la opinión pública que más pesa, simplemente reclamando a Rivera “sentido de Estado”, cheque en blanco, como si por su cara bonita fuera de fiar. Así sin más, a pesar de Navarra y todas las evidencias. Porque Sanchez ha ganado la batalla de la confianza pública, la gravitante, aunque sea inconcebible.

 Pero Rivera tiene su oportunidad, porque Sanchez no puede decir lo que quiere, o sea validar su corte de “colaboradores” y relanzar su proyecto de menos España y más izquierda. ¿Hacia donde? Hacia donde sea menester mientras se pueda, es decir mientras no encuentre una masa de resistencia social, política, institucional y mediática suficiente. Mientras Sanchez no pueda expresar abiertamente sus propósitos y tenga que aparentar “moderación” hay margen para ponerlo en su sitio ante la opinión pública.

 Al menos para generar dudas. Por eso Rivera lo debiera tener claro: no basta denunciar, es preciso emplazar. Obligar a que el lobo deje claro que no está por la “moderación”.

domingo, 9 de junio de 2019

EL BAILE DE SANCHEZ Y RIVERA


El escenario se ha reducido a dos actores principales: Dr. Sanchez y Rivera. Ambos deshojan la margarita mirándose de refilón. Pero mientras Sanchez oculta con éxito sus contradicciones y logra aparentar fortaleza, Rivera no puede impedir que las suyas se expongan en carne viva hasta ponerse al borde del infarto y del caos.

La estrategia del Dr. es simple pero requiere muchas asistencias y complicidades: Gobernar con las manos libres de los podemitas separatistas, pero también de Cs y PP.

La de Rivera está llegando a ser un enigma y tal vez lo sea para él mismo. Lo que por cierto invita interpetaciones tan descabelladas como la de que Cs es un submarino de los proyectos confederalistas.

Para situarnos. Uno cree más en la podemización del Dr. que en su presunta añoranza de centralidad. Para muchos analistas bastaría para virar darle a una tecla. ¿Pero está preparado y dispuesto el socialismo a asumir que a su derecha hay tanto espíritu democrático como el que ellos presumen y que la defensa de la Constitución ha de primar sobre todo?

Creo que en el horizonte socialista siempre va a estar junto en un paquete la presunta “solución” del conflicto territorial y la "depuración"de la democracia: la “confederación hispana” y a la vez la castración terapéutica de las derechas. Emprender una política que alejase definitivamente tal horizonte se antoja un trago inaceptable, tal como bien saben los separatistas. Por eso no se puede comprometer de verdad con Cs, a no ser que este se resuelva y disuelva presa de sus contradicciones o ignore a lo que se compromete.

El Dr. juega con las contradicciones de Rivera pero no está claro que éste ande en condiciones de hacerlo recíprocamente. La emergencia de Vox le ha dejado K.O. mentalmente, aunque todavía no políticamente. En el fondo no puede librarse de la contradicción que supone postularse de muro contra Sanchez y aceptar a la vez el núcleo duro del discurso socialista: el derecho exclusivo de la izquierda a expedir certificados de legitimidad democrática. Como si tuviera asumido que fuera del discurso de la “opinancia” oficial hace demasiado frío.

Es una incógnita si la indefinición y ambigüedad De Cs es calculada, o pura y simplemente un estado de confusión caótico. Porque resulta inconcebible que pueda hacer depender su futuro de algo tan inane como jugar a la imputabilidad de Vox si se frustran las esperanzas de desalojar a “las izquierdas” de los poderes locales.

Si alguna lógica, pensando bien más allá de tamaña puerilidad, no sería otra que pagar el precio para estar bien visto. Es decir para poder filtrarse en el electorado tradicionalmente de izquierdas o proclive a las izquierdas que aun conserva un cierto sentimiento patriótico y para recibir la unción de la beautiful macronita.

Se desprende que si Rivera no se atreve a emplazar a Sanchez, poniéndolo ante sus contradicciones, para hacer un pacto nacional que salvaguarde el orden constitucional y bloquee a podemitas y separatistas, es por miedo a quedar expulsado del electorado de derechas, del que forma parte buena parte de sus votantes. Contando siempre que el Dr. es harto Iceta.

Pero si no se atreve a renegar del discurso socialista y pactar abiertamente con Vox es porque considera imprescindible el beneplácito de la “izquierda constitucionalista” para cualquier apuesta de futuro.

Ante ello, el Dr. cuenta con que el espantajo de Vox paraliza a Cs hasta tal punto que bien podría cobrarse éste tan suculenta pieza en unas próximas elecciones. Pues mientras Rivera no se atreva ni a emplazar al Dr. con todas sus consecuencias para una política de Estado, ni a comprometerse con las demás derechas por necesidad de Estado, no le quedará otra alternativa que andar zascandileando por si suena alguna flauta.

Volviendo a lo que importa y por si hubiera que insistir en lo obvio. ¿Tiene alguna baza Cs e incluso la derecha en conjunto frente al Dr.? Éste trata de convencer que una hipotética reanudación de la colaboración con los separatistas y podemitas no sería su responsabilidad, sino se le deja otra alternativa. ¿Pero se atrevería el Dr. a renegar de un pacto de estado si se le emplaza con claridad?.

Me parece que el riesgo de Cs de quedar desairado ante la derecha, es mucho menor que el que parecería Sanchez de negarse abiertamente. ¿Se atrevería el Dr. a emprender y liderar entonces la senda contra la Constitución?

Creo que la responsabilidad de Rivera es ponerlo ante esa disyuntiva, porque sólo él puede hacerlo. Así en el no tan hipotético caso de que Sanchez se atreviera a convocar nuevas elecciones Rivera las podría afrontar con una posición bien sólida y no como si ahora ocurriera, a expensas de ser la carnaza pública. Pero esto a estas alturas es una cuestión menor.

sábado, 1 de junio de 2019

DESENCANTARSE


Creo que el órdago de Vox tiene la virtualidad de obligar a definirse a Cs: o Sanchez o “las derechas”. Si Cs no quiere un pacto de “centro derechas” no le cabe más opción que retar a Sanchez a que suelte el lastre de los podemitas y los separatistas con unas condiciones inequívocas de hacer valer la Constitución en toda España...etc 

 Resulta absurdo que en lugar de ello se dedique a hacerle gracias a los “Barones constitucionalistas”, mientras Sanchez hace alarde de ser capaz a la vez de vender Navarra, insinuar el indulto...etc y de chulear a Cs para que se vacune de Vox. 

Aunque no lo parezca, Sanchez estaría en un brete si Cs lo emplaza debidamente. Es decir no confiando en que un acuerdo liberaría a Sanchez de los socios preferentes, sino bajo la condición previa de que se libere de ellos.

 En buena lógica y si este fuera un país normal Sanchez tendría que estar en la disyuntiva de decidir de verdad entre Cs o los podemitas y separatistas. 

Algo está haciendo muy mal Cs para que no se produzca esta situación. Si tan encantado está con su “encantamiento mediático” debe afrontar las consecuencias y retar a Sanchez. 

Al fin y al cabo si este le planta, como es de suponer, nada le impedirá desencantarse y asumir sin bajar la cara ni esquivar la mirada que Vox es una derecha normalita, producto del despilfarro mental del que ha hecho gala la derecha oficial. 

Pero es de temer que los estrategas de Cs estén pensando como puede quedar VOX con la culpa de los posibles desaguisados a que estamos expuestos.


martes, 28 de mayo de 2019

LA ALGARABÍA Y EL "DIALOGO"


La algarabía que está orquestando Sanchez para poner entre la espada y la pared a Cs es síntoma de que el éxito de la operación Vox se le está subiendo a la cabeza, pero también de lo expuesto que está ante sus contradicciones profundas. No se le debe ocultar a los estrategas de los centro derecha que de esta manera Sanchez está cayendo en su propia trampa. Más en concreto ofrece la gran oportunidad a Cs de ponerlo en evidencia. 

¿Qué podría hacer Sanchez si Cs, o incluso el PP, aceptan su amago de envite y reclaman negociar un pacto de estado?. Pero sobre todo ¿qué podría decir? ¿que es más peligroso Vox que los separatistas?

Naturalmente un pacto desde la premisa de que Sanchez renuncia a acuerdo alguno con las nacionalistas si estos no abjuran del golpe de Estado y se comprometen con la Constitución. Para más concreción: renuncia al indulto, renuncia a negociar un nuevo estatuto de autonomía, aplicación de la Constitución en todo lo que está burlada, aplicación del 155.

Creo que puede motivar confusión que Cs dirija estas exigencias a los "Barones constitucionalistas", para que se desmarquen de su gran jefe, cuando lo que está en juego es la dirección de la política nacional. No se olvide que el gran éxito de Sanchez no se ha debido sólo al manejo del espantajo ultraderechista sino al trampantojo dialogomaníaco en el que ha envuelto la disposición a marchar en común con los separatistas. 
Sería una contradicción inexplicable y una irresponsabildad suicida emprender negociaciones locales, salvo las estrictamente administrativas, si antes Sanchez no hace profesión pública de bajarse del burro.

¿Que, como este dice, hay que dialogar siempre y por encima de todo? Pues eso a dialogar de verdad.

lunes, 27 de mayo de 2019

LA SOLUCIÓN DEFINITIVA


Creo que analistas y tertulianos dejan aparcado lo sustancial, que el proyecto vertebral del Todo Sanchez es el acuerdo definitivo con los separatistas, proyecto que sólo podría ser de preindependencia, pero eso es otro asunto. Es lo que está en juego y el escenario en este sentido sigue siendo el mismo.

¿Ha quedado mejor posicionado para ello después de toda la contienda electoral? Es difícil saberlo pero no cabe duda de que conserva cartas con las que jugar y anestesiar. Además a estas alturas Sanchez ni puede elegir entre Iceta y Cs, ni entra en sus convicciones.

¿Podría sustraerse a un emplazamiento de los centro/derechas para desligarse de los socios del alma sin merma de su crédito? ¿Podrían los varones “reticentes” hacerse los locos si Sanchez procede con su habitual descaro?.

Tal vez lo novedoso es que tenga que obrar con mucha más “fineza” para que la opinión pública trague y se haga a la idea, su idea, de que sólo se salva España si “Cataluña está contenta”, es decir se preindependiza. Al fin y al cabo difícilmente podrá justificar la componenda proseparatista como solución al “peligro” de “la extrema derecha”.

La oposición debiera tener claro que la opinión pública anda dividida entre los que están por “pelillos a la mar” para el problema catalán y los que andan cabreados pero también atónitos por la “insensibilidad” de esos sus otros compatriotas. Sanchez/Iceta juegan a ensanchar la primera franja y a que los separatistas lo comprendan. Pero parece más posible que logre lo primero que esto último.

Porque la jugada de Sanchez les resulta tranquilizadora: la alternativa que les ofrece de facto no es acuerdo o nada, sino “casi todo lo que queráis y después seguimos”. La solución definitiva sólo puede ser para estos la independencia y Sanchez fantasea con la idea de que lo definitivo es él.

domingo, 31 de marzo de 2019

DEL MITO ANTIFRANQUISTA


En buena medida el electorado convencional de la derecha y la izquierda coinciden, cada uno para sí, en considerarse demócratas y ser adictos a la Constitución. Pero mientras que para el electorado de la izquierda el electorado de derechas sufre de un franquismo vergonzante; para el electorado de derechas sus compatriotas de derechas son demócratas que tienen una opción equivocada. Esta asimetría valorativa no deja de tener consecuencias en los detalles de la vida pública..

Creo que el hecho crucial de la campaña electoral es que la fidelidad de la izquierda no se ve afectada por las concesiones al separatismo, mientras que por el contrario la irrupción de Vox moviliza en favor del PSOE a un electorado que se desangraba. Se dirá que le preocupa más la “ultraderecha” que la unidad de España. Pero conviene matizarlo en el sentido de que cree que el franquismo es un peligro real y que la independencia catalana y demás supone apenas un peligro “fantasmagórico”.

Por muy delirante que sea esta visión, el electorado de izquierda se atrinchera en su postrera tradición cultural. La resistencia a ver en peligro la unidad de España y el estremecimiento que produce VOX no revela más que lo profundo y definitorio que es el mito franquista/antifranquista en la construcción de la identidad de la izquierda. Mito franquista en cuanto que sigue perviviendo el franquismo en las profundidades de la democracia y antifranquista en cuanto que el primer deber democrático es combatir el franquismo. Me referiré no obstante, para simplificar esta dualidad, al mito antifranquista.

Por supuesto la esencia del mito del antifranquismo es que media España, la España de “los poderosos y oligarcas” es franquista o propende a serlo y ahora anda al acecho. Por supuesto no se va tanto contra Franco ¿que puede significar ir contra lo que había quedado postergado del espacio cívico y contra lo que se había construido y ASENTADO la democracia?. Se va contra esa España sospechosa de impostura democrática por mucho que haya probado su espíritu democrático después de tantos años.

Tal mito ha prosperado como explotación prioritaria cuanto más ha paralizado ideológicamente a la derecha y no menos ha tapado la incapacidad social/comunista/populista de ofrecer proyectos razonables para la marcha de las cosas. Aún latente su beneficio y rentabilidad ha sido incuestionable, seguramente por encima de lo esperado, pero la urgencia y la ocasión (el peligro de desangramiento y la irrupción de VOX) ha obligado y permitido darle todo el carrete electoral, para apuntalar el mapa mental de la izquierda, por muy serio que sea el peligro para la estabilidad constitucional.

Por desgracia este mapa mental apenas se ha modificado desde su origen y sólo se ha adaptado a las circunstancias mientras parecía dormido. Ahora se lo extrae del desván. Es un mapa cuya frontera separa a los demócratas de los fachas, y en el que la región de los demócratas son las izquierdas y los nacionalistas, mientras la región de los fachas son “las derechas” de todo tipo y condición. Lo novedoso es que estamos en un punto de inflexión en que el constitucionalismo se ha tornado una calificación molesta y carece de ubicación definida dentro de ese mapa.

La predisposición a confundir la componenda con el separatismo con un sacrifio de diálogo fructífero que aleja la independencia, concluye la explotación de dos falacias de notable predicamento: la de que los nacionalistas, pese a todo, están en el lado de la democracia y la de que lo que verdaderamente fomenta el separatismo son “los separadores” de la derecha.. Por supuesto bajo el horizonte mental de que la defensa política de España es una coartada de las derechas para defender sus privilegios y atizar presuntas ansias de retroceder al franquismo.

La habilidad del equipo sanchista de mover estas piezas y de asentar este terreno de juego, “fidelizando” a los suyos, está haciendo el resto. El único problema es que no puede pararse y crear una situación de estabilidad dentro del régimen presente. Pero con esto también cuenta y no parece que se arredre.

viernes, 29 de marzo de 2019

BAUTISTA BIS


Me parece que la explicación de que Iceta, al confesar el propósito de Sanchez, pretendía arañar votos de los separatistas en Cataluña, como si fuera a su bola y al margen de que esto pudiera perjudicar la campaña de Sanchez, no se sostiene. Porque Iceta como político puro de los pocos que tenemos, lo que tal vez injustamente entendemos por maquiavélico, y además sumamente diestro, es el primero que sabe que su futuro está ligado indisolublemente a Sanchez. Al menos hasta que proclamada la independencia se dedique a su sueño de ser el líder del socialismo nacional catalán.

Por su parte Sanchez es un bruto, en el plano político, pero tiene muy claro lo que quiere y sobre todo tiene claro que la mejor forma de conseguirla puede ser a lo bruto. Como las lumbreras analíticas lo han pretendido ningunear y reducir a un mero ambicioso sin escrúpulos al que le importa lo mismo Juana que su hermana, nadie se toma en serio su entrega vocacional a un cambio de régimen.

En este sentido el problema ni es Sanchez ni Iceta sino el de quienes se los toman a broma o como una molestia pasajera llamada a desaparecer por sus propias contradicciones. Creo que Iceta al proclamar el esbozo de lo que se trama en bambalinas, sino está tramado,busca tranquilizar a sus socios separatistas ante los devaneos anecdóticos propios de la campaña electora. Por ejemplo los alardes seudopatrióticos de Sanchez, las histerias de Borrell, que no se tiene de los nervios y no sabe donde está, o las mañas “centristas” de Abalos, etc. Hacerlo público es un mensaje inequívoco a sus socios predilectos de que el referéndum autodeterminista se va a abordar en serio con Sanchez presidente, parte claro está el indulto, la reforma del estatuto y otras minucias.

jueves, 28 de marzo de 2019

SOBRE LAS CONFIDENCIAS DE UN BAUTISTA


En realidad el contenido de la última “confidencia” de Iceta no puede sorprender, con una fórmula o con otra en eso está desde casi siempre. ¿Pero qué sentido tiene hacerla poniendo al descubierto la componenda socialista con el separatismo, cuando la campaña socialista se basa en extraer el tema catalán de la agenda electoral? Como cualquiera sabe esta iluminaria del socialismo no habla a humo de pajas y muestra siempre cual es la meta “de la izquierda”, no sólo cual debe ser. A modo del Bautista (con perdón) y siempre con sentido de la oportunidad. Todo apunta a que se trata de un mensaje o una prenda en garantía a sus socios separatistas de que la componenda va en serio y que la próxima legislatura va acabar en “buen puerto”. Si arrostra el peligro de que Sanchez quede en evidencia es que los separatistas lo están apretando de forma agobiante….O tal vez las encuestas se les hayan subido a la cabeza, incluso a la mente más maquiavélica de la izquierda. O tal vez

jueves, 21 de febrero de 2019

UNA LEGISLATURA DE ENSAYO


En un impagable artículo preciso y clarificador como todos los suyos T. Uriarte, califica la legislatura de Sanchez de “Fracaso anunciado”. Creo que sería así si todo quedara en eso. Pero esa legislatura tenía mucho de declaración de intenciones, aunque no dudo que el pavo ya puesto pensara que sus planes podían resolverse de una tacada. Del ensayo de puesta en acción con los separatistas no sale el quebranto sino la necesidad de pulir y dejarse de pamplinas.

 Lo más oneroso no es por qué lo sigue su gente, sino el fondo por el que transita el personaje con su gente. Debiera quedar claro que además de oportunista, necio y ridículo es un fanático volcado, en el período record de su ascenso al estrellato, al izquierdismo y al sectarismo. No ha inventado ni descubierto nada que no anidara en el alma oscura del socialismo español y que sólo se ha disimulado. Uno que cree más en la influencia de la historia, y en mayor medida cuanto más soterrada anda, que en los efectos de las novedades tecnoculturales  en las posiciones de fondo de la gente, no ve en este “infantilismo izquierdista” sino la aparición de lo que tenía que salir en circunstancias oportunas.

Lo mollar sin duda es como dice T. Uriarte: “Es necesario, pues, temerse lo peor, que Sánchez y su partido estén convencidos en la posibilidad de llegar a un acuerdo con éstos, cuando la razón de ser de todo secesionismo es que no haya acuerdo.”

¿Pero hay algo además que ingenuidad o prejuicios? No me refiero sólo a la necesidad de marcar distancias de la “ultraderecha” que es todo lo que está a su derecha y así perpetuar el chollo guerracivilista. ¿Le importaría admitir “la autodeterminación” si eso no lo despeñase para siempre y le diera réditos de algún tipo? ¿no sería eso lo congruente con su convencimiento de que España no es más que un “Estado multinacional”, como mucho? Todo es incierto pero más allá de su implacable pavoneo a través de este personaje y los podemitas, una parte de la izquierda, quizá la más influyente, ha perdido la vergüenza de jugar sólo a la erradicación de la derecha, al coste que sea o lo que es peor sin pensar ni quererlo hacer en cuan irreparable sería la factura.

viernes, 15 de febrero de 2019

RENOVAR LA EMPATÍA

Pues al final Sanchez no ha dado con la fórmula de la cuadratura del círculo. Parece como si la interferencia del Juicio a los golpistas no haya podido ser gestionada en la forma debida, de modo que no obstruyese la hoja de ruta de una Confederación con puerta a la independencia. 

Seguramente los dos socios darían a este pacto de aborto de Constitución y de la soberanía nacional diferente significado. Para Sanchez y el PSOE un nuevo estatuto “asimétrico” calmaría al separatismo un tiempo, el preciso para jibarizar a “las derechas” españolas. Los socios separatistas nucleados ahora en torno a ERC podrían presentar el desenlace de la autodeterminación ya casi como una formalidad inevitable. 

Pero se ha calentado demasiado al personal en la inmediatez de la independencia como para que no haya terreno abonado para quienes están dispuestos a hacer bandera contra la más mínima dilación y compromiso, con la consiguiente saturación de la paciencia cívica de una mayoría de españoles.


Todo indica que no se ha conseguido establecer un plan basado en la confianza mutua que permitiese conllevar el juicio y sus consecuencias. O lo que es lo mismo que permitiese mantener la confianza de los respectivos cuerpos electorales. Sin acuerdo era inevitable que Sanchez vendiera el indulto a cambio de garantías de que ERC se conformaría con el nuevo estatuto, mientras que estos reclamasen la garantía del indulto para cualquier posible negociación formal y verdadera. 

Ahora todo puede pasar menos que en las filas sanchistas se haga caso omiso del Muso Iceta y que en las filas golpistas se esté dispuesto a vender el “derecho de autodeterminación” por un plato de lentejas. Porque su “derrota” es a beneficio de inventario mientras cuente que para la izquierda española el independentismo es  de lo más democrático fetén.

Por su parte el único problema de estas izquierdas es levantarse del tropezón y dar con la fórmula para volver a las andadas. Al fin y al cabo una vez resuelto el Proceso a los golpistas nada evita que estos puedan ser objeto de la más dialogante “empaticidad”.

miércoles, 6 de febrero de 2019

RESISTENTE SANCHEZ


Al Dr. Sanchez se le puede tomar en broma o en serio. Es lo natural tomarlo en broma y creer que cuando ya no pueda seguir volando con los independentistas y podemitas lo hará con Cs. Porque produce vértigo tomarlo en serio. 

De tomarlo en serio sólo cabe una lectura de sus desmanes y traiciones. Desde que desapareció la autosuficiencia felipista y mandó ZP el PSOE se ha encomendado al paso que marca el nacionalismo y no puede volverse atrás sin apostar a la unión con la derecha para desmontar el separatismo.

Pero eso es metafísicamente implanteable, pase lo que pase.

De una forma u otra, con todos los escándalos, vergüenzas y veladuras imaginables, la alianza con los separatistas tiene que llegar a su meta, un sistema confederal abierto a la autodeterminación.Tal perspectiva ha transformado al socialismo en una secta y sólo apurando este elixir la secta socialista cree que encontrará la paz y un gobierno definitivo. Siempre ha creído llegar a ese extremo de forma impoluta, sin llamar la atención y sin provocar efectos colaterales. En el mejor de los casos los más ingenuos y en teoría doctos y avezados, (Margarita, Borrell, Barones..etc) creen que pueden estar mareando eternamente la perdiz mientras los separatistas se aburre y se conforman  con tenerlo todo, conservando eso sí las formas, sin derecho de autodeterminación expreso. Vamos una especie de Confederación suiza con derecho de todos a hacer risas.

 Pero el Dr. Sanchez anda a su bola y ya ha dado el paso necesario para demostrar que está dispuesto a “Resistir” cualquier escándalo derivado de pisotear la dignidad del Estado. Es de suponer que, además de su audacia, le mueve a lanzarse por la pendiente algún consejo áulico apropiado a lo que quiere oír: que el espantajo de VOX y la coartada de los presupuestos junto con el control mediático dan suficiente margen de maniobra.

Tomémoslo a broma pues. Sólo es un turista cósmico patológico.

sábado, 2 de febrero de 2019

TEZANOS


Por desgracia el gregarismo extremo flagela el sentido de la política en España, desde la cumbre hasta la superficie. Aquí los mitos y prejuicios son mas tozudos que la realidad. Tezanos y Borrell son ejemplares en tener por orgullo carecer del sentido de honor personal y profesional. La servidumbre a la secta lo aguanta todo y da todo el sentido. España era la tierra del honor y de los antepasados (Kant dixit). Era exagerado pero ahora es peor columpiarnos en las antípodas. 

Las democracias se asientan en cierta fidelidad mítica a las corrientes estructuradas y vigentes (socialistas, liberales, conservadores...etc) pero también en el compromiso personal de cada cual con su responsabilidad social, especialmente los responsables con algún tipo de poder relevante. Ese compromiso es una bandera crítica que el pueblo tiene en cuenta y también las élites políticas, que no lo pueden soslayar sin consecuencias. Aquí eso es de “fachas”. Todo discurre para que tipos como Tezanos sean el modelo a seguir, desde las altas instancias hasta las más bajas. Al fin y al cabo va a favor de la corriente no en contra, como el mismo se encarga de hacernos creer.

martes, 29 de enero de 2019

ALFONSO GUERRA EN EL DIVÁN


Vivimos en vilo por si el sectarismo cainita del PSOE es irreversible o cabe un saneamiento. La entrevista de A. Guerra es significativa no sólo por lo que omite, la responsabilidad de la élite que refundó el PSOE y lideró a la sociedad española en la presente degradación ideológica y moral de su partido y de la izquierda en general, sino por la sorpresa y alarma que le produce algo que aparentemente nace de la nada. Hay que alabar esta preocupación, no sólo por lo que tiene de advertencia de la deriva al sectarismo sino por sus chispazos bien intencionados. Pero es una reflexión que arrastra prejuicios inveterados que las mentes más lúcidas del socialismo no se han atrevido a abordar. Así la cuestión clave, que es la idea de la nación y de España en particular. Únicamente “comprende” el distanciamiento (debiera decirse asco a mi parecer), de la progresía por la idea de España, debido a la apropiación franquista de la idea de nación. Pero las dictaduras y regímenes totalitarios conocidos han manipulado indignamente el sentimiento nacional y no por ello la izquierda ha renegado de la idea de nación y menos aún ha vilipendiado a su nación, como si fuera una artilugio totalitario y cavernícola. Por el contrario quien más quien menos ha reivindicado para sí el verdadero patriotismo.

Aquí pasa algo raro.

La izquierda española arrastra desde la transición el descuelgue que sufrió, contra su voluntad por supuesto, de la experiencia socialdemócrata reformista occidental. No se ha reformado asumiendo la gestión socialista del capitalismo en toda su amplitud y con todas sus consecuencias. Lo ha asumido mejor o peor en lo económico y social, pero con reservas en el orden político y sobre todo en el discurso ideológico, en gran parte todavía una mitología decimonónica. Pese a liderar meritoriamente el progreso social y la homologación con el resto de Europa se han enturbiado las ideas y creencias colectivas.

En los años gloriosos del felipismo el PSOE fió la medula de su identidad a la condición de ser el único partido verdaderamente democrático para todo “el Estado”. El PSOE no resistió la tentación de asociar su necesario liderazgo modernizador con la reclamación de la exclusividad de la sinceridad democrática, extendiendo sobre cualquiera que apareciese a su derecha la sospecha cuando no el estigma de ser herederos del franquismo con diversos grados de simpatía. La falacia se reforzó al incentivar el prejuicio histórico típico de la izquierda española de que "los ricos" son un oprobio para la sociedad y la democracia.

Cuando la derecha se hizo competitiva y se desfondó este discurso supremacista, el posfelipismo se dejó llevar por las peores pulsiones de la izquierda hispana, esas que Felipe Gonzalez soterró pero no erradicó: el cainismo y la confraternización con el nacionalismo. Pulsiones que no hay que confundir ni en su naturaleza ni origen pero que se alimentan mutuamente.

 Así es de notar que de la desgraciada e ilegítima guerra sucia de los GAL los dirigentes socialistas extrajeran la enseñanza de que no se podía confiar en la derecha, en lugar de reivindicar la necesidad de la unidad de las fuerzas nacionales para, por el camino de la ley, erradicar el terrorismo y garantizar la unidad nacional.

La nueva generación zapateril está a punto de llevar hasta el límite las peores pulsiones del socialismo de las que algunos se pueden honrar de haberse querido desembarazar pero que mantuvieron larvadas por la indefinición y el oportunismo. Bien podría decir A. Guerra que “al PSOE no lo conoce ni la madre que lo parió”. Si gran parte de las bases y del discurso socialista se ha podemizado, no se debe a una pájara momentánea sino a disposiciones profundas y a la ausencia de una cultura de responsabilidad en el seno de esta constelación política.

El nexo entre el cainismo y la confraternidad con el nacionalismo funciona sin duda por motivos cortoplacistas. La preferencia por el nacionalismo obliga a demonizar a la derecha, es decir a lo que no es izquierda, máxime cuando el nacionalismo ya se ha desbocado. Pero el socialismo no se ha atrevido a combatir el mito inaugural de la transición de que el nacionalismo es una fuerza democrática, no sólo porque estaría dispuesta a jugar en el marco constitucional, presumiblemente, sino porque sería el antimodelo de la España de alpargata, pandereta y sambenito. Modelo en suma de progresistas. Como tampoco ha aceptado lealmente que la misma sinceridad democrática podía existir en las fuerzas de izquierda y derecha, por no decir del conjunto de la población, fueran cuales fueran sus inclinaciones y sensibilidades políticas.

Por encima de estas cuitas episódicas, pero no menos trascendentales, el socialismo sufre el lastre histórico de lo mal que se ha llevado con la idea de España, pese a titularse “español”. Se tendría que comprender desde nuestra azarosa y contradictoria historia, pero es menos comprensible que los líderes que podían ser más conscientes no emprendieran “la revolución cultural” de que la izquierda asumiera con normalidad la idea de nación y los símbolos nacionales, en lugar de legitimar su autoridad en el supremacismo moral, y el derecho moral proveniente de las autonomías, que no de la nación en su conjunto. Porque el problema de fondo de las autonomías no es tanto su viabilidad funcional sino la tendencia a constituirlas en la verdadera fuente de legitimidad política, mientras que la legitimidad proveniente del pasado republicano aguardaría para su momento.

La tendencia natural del socialpodemismo, con independencia de su configuración, es el desbordamiento de la Constitución, pero el origen de esta marea sigue siendo el antiguo PSOE. Su sectarismo está en el límite, en el que o bien sobrevive arrastrando a la nación hacia la fragmentación o bien desaparece como el resto de socialdemocracias europeas. Sólo que mientras en Europa esa desaparición apenas significa una reconfiguración del marco política, en España pone en juego la supervivencia de la nación y su constitución. Por desgracia parece como si el PSOE y la izquierda en general pusiera su destino en manos de lo que ofrezca de sí la siembra de insensibilidad nacional, de ausencia de patriotismo, que conscientemente pero sobre todo con inconsciente oportunismo tanto se ha alentado.




viernes, 11 de enero de 2019

¿DEMASIADO PARA RIVERA?


La irrupción de Vox requeriría de Cs mucho tacto y profundidad de miras, es decir algo tan inusual en política como el sentido de la objetividad. Pero desde que se ha vuelto devoto de la Santa Mediática Progre Rivera pretende acaparar la virtud centrista a golpe de conjuro y dudoso gusto. De ser consecuente toda su estrategia cuelga del hilo de que el PSOE se formalice y rompa su emparejamiento con podemitas y separatistas. Es posible que Rivera crea desde siempre que el PSOE siempre será constitucionalista y que la aventura sanchista es un sarpullido oportunista llamado a evaporarse. En este tipo de apreciaciones Rosa Diez, lástima, demuestra mucho mas cuajo político que Rivera, bien escarmentada de la deriva del socialismo real.

Dicho de paso, se nota lo que todavía pesa en Rivera los restos de la cultura del eurocomunista PSUC, cuyo intríngulis sin duda desconoce pero que late en la vieja guardia de Cs, para quienes sólo las izquierdas podían ser demócratas “burgueses”, y las derechas españolas son merecedoras de la condena eterna de no ser más que franquistas vergonzantes. Al enfrentarse al sanchismo/separatismo Rivera se hizo merecedor para estas huestes de ser Primo de Rivera, y quien sabe si esto le ha provocado efectos traumáticos.

Todo es conjeturable pero es razonable pensar que esta igualación, impostada o creída habría que ver, entre Vox y los separatistas y podemitas le cierra a Rivera la vía que, es de suponer, busca: influir en las contradicciones socialistas para reconducirlo a la senda Constitucional o para sustituirlo desde el centro. Porque la estrategia sanchista va a girar descaradamente en torno a la lucha contra el espantajo de la ultraderecha y, aunque no lo pretenda Rivera la avala, al dar por buena esa calificación. Es el pretexto de Sanchez para revalidar su actual mayoría en las próximas elecciones y configurar un sistema confederal sin “derechas”, que de eso se trata y no simplemente, como es de candidez universal, aguantar dos años en el poder por gusto. Tenga o no claridad Sanchez sobre lo que pretende, proyecta y sus posibilidades, se ha metido en un berenjenal que lo arrastra de esta manera por la senda anticonstitucional, guste o no a los barones.

Debiera ser obvio que Vox es un partido de derechas de toda la vida, como cualquier partido de derechas europeo considerado desde el punto de vista de su pureza identitaria, que emerge por el peligro nacional y al que le angustia los peligros de la construcción europea. Cabe mucha crítica e incluso enfrentamiento por su perfil y programa, pero si se trata de defender la Constitución no hay razones, para no hablar con Vox y hablar por ejemplo con Sanchez y no digamos Podemos.

Por supuesto hay que hablar con Sanchez porque el público que sigue a este personaje no es sanchista y se cree en su inmensa mayoría moderado siguiendo a Sanchez. Pero al establecer Rivera la censura de Vox tendrá que asumir guste o no guste la hegemonía sanchista. Porque Rivera ha podido disimular el acuerdo con Vox como un problema de Vox, al contar con un escenario poselectoral favorable, que hacía imposible que Vox no apoyase la salida de Susana en cualquier condición.

Pero en las próximas elecciones el tema estrella será el coco de la “ultraderecha” y sobre todo la definición de Cs. ¿Cree viable estar en la indefinición del distanciamiento sin que esto se vuelva en su contra? Lo dicho, el reclamo de un pacto de constitucionalistas con PP y PSOE sólo tendría un mínimo de credibilidad si el PSOE, sanchista o no, ofrece alguna señal comprometedora de romper con los anticonstitucionalistas. ¿Lo cree sinceramente posible Rivera? ¿cree posible incidir en las contradicciones del PSOE y a su vez avalar la esencia del discurso del que depende el futuro del PSOE y que lleva inexorablemente al enfrentamiento absoluto con Cs de no rendirse este?

Es evidente que mientras Sanchez pueda disimular su colaboración con los separatistas y sobre todo las consecuencias de las mismas el público de izquierdas preferirá a un Sanchez aguerrido contra los "fachas" que un Rivera al que por mucho que lo intente siempre será sospechoso para estos y para la Santa Mediática.