Apenas se destaca el efecto de la imagen que se ha hecho la derecha
y el antisanchismo en general de Sz. en la delirante confusión que
sufre y atenaza a la dirección del PP. Se ha tomado a Sz por el lado
psicológico y no por su personalidad política. De esta forma se ha
creído primero que sería más fácil ponerlo entre las cuerdas y
luego que hay un margen de maniobra para que Sz se avenga a la
moderación. Sz sería un psicópata interesado únicamente por el
poder a cualquier precio, sin principios ni ideales y presto a
cualquier cambalache sea con las izquierdas o las derechas. El modelo
Frankenstein no sería sino una maniobra oportunista desechable
cuando sea inutil o si encuentra otra entente mejor. La verdad de
esto es que Sz es un animal de poder y tiene poco de animal político
en el sentido noble de la palabra. Pero desde su animalidad tiene una
personalidad política inconfundible. No actua desde la radicalidad
por oportunismo circunstancial sino por convicción. Tiene su raiz en
lo más tenebroso de la izquierda hispana que con ZP ha contribuído
a resucitar. Su corazón palpita de cainismo y revanchismo podemita a
expensas de que sus “ideales” revanchistas sean compatibles con
las limitaciones que impone la única realidad que por ahora respeta:
el orden de la UE. Todavía no esta claro que debido a esta
limitación haya dado forma de proyecto definido al dictado de su
corazón pero su horizonte es inequívoco. Un regimen donde la
derecha sea comparsa, la ingeniería social tenga las minimas
restricciones posibles, y los separatistas se sientan cómodos.
Convenirse con micronaciones estado de facto y medio de jure. Y como guinda un horizonte republicano bananero para entendernos.
Obvio tratar aquí las contradicciones insolubles que esto supone y sus nefastas consecuencias. Sólo quisiera llamar la atención sobre la incredulidad del grueso de la derecha a este respecto. La gran era sanchista está a la vista salvo que algún milagro lo remedie. Pero en ella los socios no se limitarán a tomar posiciones y tantear el terreno. Frankenstein sólo adquiere consistencia con el movimiento y no podrá detenerse sin fragmentarse, propuestas que nos helarán la sangre llegarán a la mesa, tanto más cuanto Sz. no pueda volverse hacia atrás.
También hay que ponderar políticamente a la dirección de Genova 13. En este caso los celos contra Ayuso se han hecho más fuertes al reforzar su desorientada apuesta política. El pánico a Vox ha llegado a tal extremo que se invoca la bendición monclovita. Hasta la defenestración de CAT imperaba el principio de la unidad antisanchista, defenestrada apostaron por el voto útil antisanchista en el supuesto de que a "la hora de la verdad" esto dejaría a Vox en la marginalidad, vista la expansión de Vox ahora sólo toca esperar que Sz por necesidad, mediación de la UE o convicción, se avenga a tener algo de sentido de Estado. Pues puesto a disfrutar del poder ¿por qué no descansar en el cómodo seno de una derecha complaciente?
Contando que las altas instancias europeas, los poderes económicos y mediáticos, le prohíban tratos con Vox; contando con que el acercamiento a Vox redundaría, presuntamente en su desprestigio como marca democrática porque así lo dictan los repartidores de carnets de demócratas y de buenas personas, se han convencido no sólo de que les conviene que Vox ande marcado de indeseable, sino también de que lo que propaga la izquierda es verdad.
Un pequeño detalle se le escapa: a Sz le priva el crecimiento de Vox si es a costa del PP pues es su móvil aglutinante y le aterra que se repita la "ayusada" a escala nacional, o que en definitiva el PP sea capaz de articular la derecha con Vox.
Así llega el PP a su agonía con el escarnio de que ha enterrado la fórmula que prometía someter a Sz y de paso neutralizar a Vox. Celos aparte hay que estar muy convencido de que, le guste o no le guste, Sz está condenado a centrarse y que de hecho ya lo está haciendo. El servicio de haber tachado a Ayuso de corrupta desde la alta dirección de su partido es el regalo más inimaginable que podría esperar Sz. ¿Pero desde cuando Roma paga a traidores?