PI no ha perdido un instante en
compadecer en una de las principales plataformas amigas, T5, para
contraatacar a la propuesta de E. Aguirre. Prueba de que el asunto
se las trae. Nadie puede regatear instinto y sentido político, ni al
uno ni a la otra. Por su parte los dirigentes del PSOE han dado la
respuesta desabrida y rutinaria que cabría esperar .(Dicho de paso:
la complicidad de las cadenas privadas con el auge del totalitarismo
y el revanchismo es un fenómeno tan insólito en los pagos
occidentales que merece ser objeto de la más esmerada investigación
y estudio. Sólo apunto a lo que revela de la inmadurez política del
pueblo español, eso sí bajo un barniz de buen rollito, pero es
otro tema. Las cadenas no han duda en explotar esa mina hasta la nausea).
Siendo de alabar una propuesta tan responsable, esta tiene
además la virtualidad de ponernos en el verdadero escenario y no en
el juego de tronos al que todavía se juega. Si los líderes del PP y
de C,s insisten por ese camino a los líderes del PSOE le harán
falta algo más que unas risas para escabullirse. Pues la agotadora
presencia de PI en T5 deja claro que está dispuesto a auparse sobre
el PSOE para alcanzar el gobierno, y eso es lo único que lo mueve.
Todo el maquillaje socialdemócrata y la interposición de venerables
resucitados no se dirige tanto a ganarse a los suyos, ni siquiera a
ampliar su base social, sino a hacer imposible al PSOE que deseche
apoyarlo. “Tengo una oferta que no puedes rechazar”, sabe
ciertamente PI. Porque es el primero que cuenta con que el PSOE, por
encima de todo, se siente de izquierdas y eso significa ser
“antiderechas”. Hay una fuerza telúrica que convierte a las
izquierdas o a la izquierda hispana sin más en una gran familia,
casi en una especie de comunidad de sangre, estén como estén sus
miembros y se lleven como se lleven. (Y digo “hispana” porque
toda la izquierda hispanoamericana comulga con lo mismo). Tan es así
que, sin dudarlo, se confabulan con los separatistas, si estos
simplemente se reclaman de izquierdas. No ha llegado el caso de
hacerlo con los etarras porque todavía por suerte predomina el
instinto de decencia. Se deriva de la propuesta de Aguirre algo que
tendría que haberse producido hace tiempo, desde que irrumpió
Podemos: situar al PSOE ante su responsabilidad. Con todos los
vaivenes de la vida política hasta esa irrupción, el PSOE gozaba de
la posición más cómoda, salvo la chincheta del PSC en el sillón .
Podía a la vez condenar al PP al ostracismo ideológico y a la vez
patrimonializar el espíritu de la Constitución y los valores
democráticos. La aparición de Podemos y el escenario de la crisis
global y de la crisis de la partitocracia, no ha provocado otra cosa
más que la puesta en ebullición del discurso zapateril, “todos
contra el PP”. Su complacencia ante Podemos, al que prefiere
ignorar como sino existiera, resulta de una combinación de
disparates y realidades. Por una parte la conciencia de que si cambia
su discurso en favor de la coalición nacional, que habría que
llamar democrática, o del simple acuerdo con el PP, se hunde
automáticamente, de otra, gran disparate, el convencimiento de que
el discurso antiPP es suficiente para mantener su hegemonía en la
izquierda y a la larga convertir a Podemos en una especie de IU. Se
hace de la necesidad virtud, de la misma forma que Rajoy todavía
cree las cosas caen por su propio peso y que la bandera de la
recuperación lo recuperará. Pero siguiendo con el PSOE, no es menos
cierto que la mayoría de los votantes y seguidores del PSOE así
como sus dirigentes son sinceramente demócratas, por mucho que les
pueda la llamada de la sangre. Sólo que no se han visto en la
tesitura de poner a prueba lo que eso verdaderamente significa.
Seguramente bastantes de sus dirigentes situados ante el precipicio
pueden darse cuenta de lo que significaría para este partido
convertirse en esbirro de Podemos. Sin duda que el motivo principal
por el que F. Gonzalez ha saltado a la arena ha sido el temor a lo
que se viene encima a la democracia y cómo esto puede arrastrar al
PSOE. Puede alardear con ello de haber tenido un comportamiento mucho
más patriótico que su odiado, mutuamente, predecesor. Pero por
desgracia aun siendo demócrata, es muy difícil advertir la fuerza
de los reflejos que ponen en cuestión la democracia, si anidan muy
en el fondo y no ha habido proceso de exorcización alguno. La
situación es diabólicamente enrevesada. Los grandes líderes
nacionales tienen miedo a que la denuncia sistemática de Podemos les
condene como parte de la casta, a que se interprete esa denuncia como
oportunismo y son proclives a entrar en el debate del fan honorario
de “juego de tronos”: “o corrupción o cambio”. Incluso
Rivera colabora en la confusión y tacha a Podemos como una fuerza
con la que se puede negociar pues son también “compatriotas”. Es
de temer que el PSOE se enquiste en “su” verdad y sólo piense en
lo parcial que es esta cuando sea demasiado tarde, de la misma manera
que Rivera llegue demasiado tarde para hacer del contrapeso que
obligue al PSOE a reflexionar. Lo peor es que si el PSOE se convierte
en comparsa de Podemos, será muy difícil que se pueda desencadenar
después de las generales. Por lo menos la iniciativa de la Sra.
Aguirre compensa con creces el desbarajuste de su campaña,
moralmente hablando, al situarnos ante el verdadero escenario y
privar al PSOE de la comodidad histórica que siempre ha disfrutado
desde la transición.