sábado, 28 de septiembre de 2024

DE MÉXICO Y ESPAÑA

 

Hace decenios Julian Marías llamó la atención de que los nuevos países independientes hispanos carecían de masa nacional suficiente para llevar a buen puerto su empeño. Tampoco la tenían las colonias norteamericanas por separado, pienso, y adoptaron una solución nacional realista, la única posible, y de paso crearon el paradigma de la idea moderna de nación. Es decir la nación constitucional y la Constitución como fundamento de la nación. En lo que aquí importa, resulta que los norteamericanos se autofundaron sin más justificación que el de crear un espacio independiente liberal. Sintonizaban con las élites inglesas pero se trataba de una cuestión práctica. En ningún caso hicieron cuestión de su unidad histórica, cultural y moral con la antigua metrópolis, pues la daban por supuesta y dejaron que la historia pusiese las cosas en su sitio.


Las oligarquías criollas protagonistas de las independencias hispanas, tuvieron que justificarse en razón de una supuesta discordia cultural, es decir del ser común, apelando al indigenismo. En realidad la independencia de las colonias inglesas fue el aldabonazo para llevar a cabo sus nada ocultas ganas de librarse de la burocracia borbónica y de la protección de la Iglesia de los indios nativos. La aventura tuvo un toque liberal en gran parte impostado, el toque que permitió asociar la independencia nacional a la liberación del absolutismo. Paradoja de la historia saltarse a la torera la raíz liberal hispana, Cortes de Cadiz, para identificar a España con el absolutismo y el más tétrico oscurantismo.


Pero este liberalismo carecía del suficiente sustento civil y degeneró políticamente en una sucesión infausta de caudillismos y localismos. A la vez que el indigenismo fue santo y seña, se sometió a los indios en términos inconcebibles en comparación con los virreinatos; a la vez que se proclamaba la enemistad con la caduca España, se protegía el español contra el peligro de desintegración lingüística de las nuevas naciones. Se sostenía en suma la matriz cultural común de la que resultaba imposible desprenderse. Esta sintonía cultural e histórica obligaba a exagerar hasta la excentricidad las diferencias, cuando se trataba de apurar el imaginario antiespañol.


La búsqueda de una nueva o renovada identidad cultural y nacional se debatía esquizofrénicamente entre las fantasías adánicas y el sentir más profundo de la "madre patria". México es el protagonista privilegiado de esta esquizofrenia de amor y odio. No parece exagerado decir que de todo el orbe hispano era la sociedad, digamos que prenacional, más afín vital y culturalmente a la España que le dio a luz.. Como también era la que podía imaginarse más pura y esplendorosa en su pasado prehispánico. En este choque tectónico todo tipo de populismos pueden hacer su agosto. Especialmente cuando, como ahora, se va a favor de la corriente mundial de cancelación del pasado, en nombre de la historia ad hoc y pret a porter, cosa de la que habría mucho que decir.


Como nos sucede a los españoles, los mexicanos parecen condenados a sustituir el presente y el futuro por el pasado, pero un pasado demasiado fantasmagórico, según la conveniencia de los más oportunistas y desaprensivos. Demasiado mexicanos, demasiado españoles.



miércoles, 25 de septiembre de 2024

A CÓMODOS PLAZOS

 

Sanchez y Puigdemont están mareando la perdiz. De la matraca de la aprobación de presupuestos sólo importa el prestigio. Para Sanchez es el símbolo de que tiene la legislatura amarrada, para el Prófugo de que sólo el manda "en Cataluña y en España" de verdad. La orgía sólo puede acabar en una encerrona "constituyente" a la democracia. Todo se reduce a cómo cuadrar el referéndum sobre la monarquía y el referéndum para la independencia. No está claro el momento del salto, pero tiempo al tiempo. Sanchez aguanta lo que hace falta a la espera de la oportunidad, Puigdemont fustiga a Sanchez para que no decaiga y progresa en cómodos plazos.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

PÍCARO CUM LAUDE

Nada es más natural para un pícaro integral con ambición de poder que ser un maquiavélico «cum laude». No por nada el maquiavelismo es la picardía del poder. Al menos el maquiavelismo popular. Que se tenga al pícaro marrullero y despótico que nos manda y chulea por un «psicópata perturbado» es señal de lo traumático que resulta admitir su catadura y la del régimen que persigue.

Nada expresa mejor la abulia moral y cívica a la que hemos llegado que estar bajo el mando tiránico de un pícaro vocacional y profesional impune. Se acaba admitiendo «que no pasa nada» y que «no es para tanto» por lo mismo que no se denuncia al que te estafa o humilla por la vergüenza de no aparecer como un cobarde o un gilipollas.

 

miércoles, 4 de septiembre de 2024

LAS TRIBULACIONES ESTRATÉGICAS DE SANCHILLA

 

SanchIlla han creado un nuevo escenario. Ese cuyo paisaje cambia del hartazgo a la repugnancia. Los independentistas están ante la posibilidad de que suene la flauta de la independencia por casualidad. ¿Si Cataluña nada aporta, además gorronea y encima consideran al resto de España un felpudo, qué se gana siguiendo juntos? Los separatistas pisotearon el enlace sentimental con España, ahora Sanchilla promueve la desconexión sentimental, y ya no sólo económica y fiscal, del resto de España con Cataluña.


No le conmueve, ni seguramente cree que sea para tanto. Sólo es un riesgo entre tantos a los que está acostumbrado. Lo importante es asegurar Cataluña con su "votancia" . En sus planes y delirios, cuenta con que los nacionalistas llegarán a estar contentos siendo el bastión del régimen sanchista, e incluso la "prenda de España". Cuenta también con que la España operativa, la "progresista", se tragará el sapo, arrimando el hombro por la "convivencia" y que la "reaccionaria" no pasará de patalear.


Pero en términos más reales cada vez el tira y afloja está más desequilibrado. Sanchilla ha entregado a los separatistas la maceta para plantar la independencia, con la confianza de que les resultará más deseable seguir formalmente en la ya multinacional España. Al menos una buena temporada. No sólo por lo aventurado de independizarse, sino porque nunca con independencia tendrían tan pingües beneficios.


¿Acaso van a tener tanta hybris (arrogancia) como tiene él mismo?. Al fin y al cabo la derecha tradicional ha creído que el problema catalán es un problema de "pela"; la izquierda ha creído que era el fruto de la provocación y cerrazón de la derecha y el "centralismo". Además de que, si bien se mira, para la progresía a Cataluña le sobran razones soberanas. Ahora toca saciar de pela y soberanía fáctica, a la espera de la formal y presumida, y machacar juntos a la derecha y al "centralismo".


¿Pero y si ni siquiera por esas y el orgullo independentista se muestra tan insaciable como lo es? ¿Acaso cree Sanchez que su arrogancia y sus consecuencias es patrimonio personal exclusivo?


Por lo que respecta a Illa, ¿qué razones puede tener, más allá de los intereses de su amo, para no complacer a los separatistas, si estos desbarran hacia la independencia? ¿no trata de ser campeón de la soberana catalanidad de Cataluña ya sin la mezcla tóxica de lo español? ¿por qué le tendría que ir tan mal al PSC en una Cataluña independiente? El diablo nunca dice sandeces, más bien sabe de qué va lo que susurra.


Por lo que respecta a su amo ¿le interesaría a Sanchez oponerse a la consumación de la independencia? Es evidente que la independencia no le importa si no le perjudica, si esto no resquebraja y pulveriza su régimen y su vanidad. ¿Pero cómo podría sobrevivir sin el aporte catalán en el caso de que todavía el gobierno resultara de una elecciones libres? ¿se siente capaz de crear un régimen puramente sanchista sin el aporte de Cataluña y el País Vasco? Lo único seguro es que, si se siente capaz de ello, debe creer posible pasar a la Historia como el padre de la "Nueva España", dando la vuelta al calcetín de la malquerida España "fachosa" de siempre. ¿Ya es hora?


Por el momento estas tribulaciones estratégicas parecen nubarrones cargados de granizo en el horizonte. Las urgencias están tan cargadas que hasta los nubarrones parecen de risa.