sábado, 9 de marzo de 2024

"NEGOCIEMOS PUES"

 Un vistazo al panorama que inaugura la auto amnistía.

Lo que venga tras el desmantelamiento del Estado de derecho depende obviamente del cálculo de fuerzas que hagan los separatistas. Y de su arrojo. Es un momento decisivo porque en gran medida el “procés”colapsó por la ausencia de apoyo internacional ante su ilegitimidad e ilegalidad. Desde ahora la ley de amnistía, de no ser rechazada en Europa, voltea la lógica y convierte en ilegítima e ilegal la defensa del Estado. No es moco de pavo ante el mundo. De consumarse sus efectos toda la iniciativa queda en manos separatistas.


Ante una legislatura vacía y tal vez única tienen estos por delante la independencia o la Confederación. El todo por ver o el pájaro en mano. De lo que supondría la independencia no hay que hablar; mientras que el interregno de la Confederación, es decir Cataluña y el País Vasco como Estados asociados en igualdad frente a lo que fuera la otra parte , dejaría la independencia al cabo de su maduración.


La apuesta por la independencia inmediata depende pues del cálculo de los riesgos y del miedo a que de fracasar quede ad calendas graecas. Pero a su favor está que “ahora o nunca”.

Incluso pueden confiar en que no sea preciso montar otra insurrección abrupta y que Sz podría avenirse a bendecir un “referéndum integral” por poco que se le apriete. Este sujeto ha demostrado que la independencia de Cataluña no le hace ascos y lo tienen calado. Incluso en su delirio estaría dispuesto a creer que es el desenlace justo a la guerra civil y que la historia le acabaría agradeciendo dejar a España “en su sitio”. No debe extrañar. Ya está muy extendida en la izquierda que España nunca debió existir, que es una construcción fraudulenta y represora.


Pero no es eso lo más relevante para lo inmediatamente abierto. SZ. palpa el riesgo seguramente más que los separatistas. Espera convencerles de que lo que les conviene es la Confederación y pasarla por autodeterminación. Sería en beneficio mutuo un régimen bolivariano, fáctico o un poco encubierto, de la mano de Estados asociados enmascarados.


De no ser así ¿qué podría hacer el infame si se plantan y “lo vuelven a hacer” como pregonan? ¿y además si lo hacen en condiciones tan favorables? La respuesta es sencilla: oponerse con toda la fuerza del Estado y perder el sanchismo su razón de ser o sumarse dando todo el amparo preciso. Es obvio que esto último sólo tendría visos de éxito si se conjuga con el derribo integral del régimen constitucional empezando por la monarquía.


Como Sz sólo sabe elevar la apuesta el derrumbe conjunto de la nación y de la democracia pasarían por ser el acto de “justicia histórica” pendiente, la ansiada victoria de la guerra contra el “fascismo”. La posibilidad por el contrario de reprimir la separación en su raíz es inconcebible, por mucho que se piense que lo haría si así conserva el poder. A lo sumo podría amenazar y sólo dependería de que los socios se amedrenten. Pero estos saben que de fallar SZ les garantizaría el "mal menor" de la “vuelta a la reconciliación”, es decir a la prometida Confederación pasajera. Pero también con la intentona el Felón podría caer y eso son palabras mayores.


Decía que SZ por elemental prudencia confía en el “seny” de sus socios y amigos. Pero de la misma manera en la obediente fe de los suyos, es decir las izquierdas realmente existentes. Y como no duda de ello no le arredra tener que afrontar la apuesta más radical. Por la necesidad de los hechos y por su maestría en la domesticación ha conseguido, a través de pruebas de ensayo y error cada vez más comprometidas, la complicidad de los suyos en la mentira. No es difícil que de paso la consiga en la corrupción. Ya tragando con todo en pro de la “defensa contra el fascismo”, un régimen nacido de la victoria sobre la “mentira de la transición” podría compensar a los más remilgados por la desaparición de España y asegurar la Jauja y la Némesis de la mano de la “República progresista”.


El escenario desde esta perspectiva es tremebundo porque las “dos ocasiones históricas”, la independencia y la República, se pueden fusionar. ¿Acaso la reanudación del proceso independentista no sería ocasión propicia para el cambio de Régimen? Hacer de la necesidad virtud a lo grande.


La prudencia aconseja no correr tanto ¿pero sino hay más remedio que hacerlo? Por ahora hay demasiadas incógnitas a despejar y variables a asegurar para poder bendecir tanto atrevimiento. “Negociemos pues”.

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