martes, 21 de junio de 2022

EL SONADO

Cuando se hace de la marrullería el arte de gobernar o simplemente politiquear se anda expuesto a que,si esta se vuelve en su contra, no haya donde agarrarse. Sólo le queda al sonado el recurso extremo del disimulo. Así nuestro presidente de gobierno está empezando a experimentar que, por encima de la habilidad teatral, lo esencial de las malas artes es el guión que las permite.


Y este guión está muy chamuscado. Dejemos de lado el misterioso consentimiento de la U.E. a la política económica suicida y el beneplácito de los grandes medios televisivos a seguir el guión de la eterna polarización. Lo que escuece es el derrumbe de los bastiones de la estrategia estrictamente política.


Me refiero claro está a la podemización preventiva del socialismo, la disponibilidad embriagadora del podemismo y los separatistas, y por último la exhibición del espantajo de VOX.


La podemización sanchista del socialismo ha permitido frenar su sangría hacia los podemitas a cambio de otorgar a estos un marchamo de nobleza democrática. Pero el roce con el poder amenaza con la explosión de este flanco radical conforme una especie de ley histórica bien conocida. Por ironías de la historia sucede que sin una ultraizquierda mínimamente “presentable” y exitosa el experimento sanchista es insostenible. Porque por mucho que se podemice no puede el socialismo absorber esas perdidas.


Pero la gran sorpresa viene de que la satanización de VOX, alarma antifascista, en lugar de seguir siendo el principal aglutinante de la izquierda y el separatismo, lo rentabiliza de rebote el PP. Tiene que ser eso tremendo porque al conjugarse la exhibición del espantajo “fascista” con la exhibición impúdica de la “buena salud democrática” de Bildu, ERC o Compromís, ha dado pie a una posibilidad que a priori parecía inexistente. Que una parte de los votantes socialistas se mosquee y vea en la política de Sanchez un atizador del peligro fascista, más que un remedio.


Los marrulleros hacen maravillas en lo que se refiere a explotar a conciencia su habitat a costa siempre de las debilidades del adversario, cuando no de su candidez. Pero su capacidad de adaptación tiene por límite no poder extenderse a habitats donde la marrullería ya está amortizada. Ahora sólo queda sobre resistir en el rincón tirando de Europa, del control del TC y el CGPJ, de la simpatía mediática televisiva...a la espera de que Yolanda asee a los podemitas y de que haya algún resquicio para renovar el cordón sanitario contra el PP. Porque eso sí, la comprensión del separatismo la tiene garantizada. Y por supuesto , ¿adelanto electoral? ¿para qué?


Es el inconveniente de los Partidos cuando se consagran como sectas destinadas a monopolizar el poder y la opinión pública. Sus acólitos de tanto aplaudir, colegear y bailar, ¡Monica Oltra por favor!, se les olvida pensar y si algo piensan decirlo. Así todos sonados.


domingo, 5 de junio de 2022

EL EMPAQUE II

 

Es de temer que cuando Rajoy sentenció que a Sanchez no le importaría formar gobierno o aliarse de cualquier forma con Vox no estuviera ironizando. Seguramente creyó haber encontrado una ocurrencia ingenioso para librarse, por un rato, de la llave que tiene paralizada al núcleo de la alternativa antisanchista. Pero es más de temer que lo crea sinceramente. Sintonizaría en tal caso con gran parte de la Intelligenstia antisanchista, para la que el Dr. es un personaje psicópata y narcisista al que sólo mueve la voluntad de poder, la voluntad personal de poder.


Creo que de esta manera se descentra y se frivoliza el verdadero significado del seguro narciso y supuesto psicópata. Al menos el significado politico de esta figura. Cualquiera que sea la personalidad del Dr. está comprometido con un proyecto y sobre todo con un proceso perfectamente definido. Hay que insistir en esto último porque tal como por ejemplo ha ocurrido con el separatismo catalán quienes se creen investidos de una misión histórica lo hacen desde la servidumbre al proceso político que han desencadenado, o colaborado a desencadenar, y del que no se pueden apartar sin arruinarse. Han de apurar el trago hasta el último sorbo.


Sanchez ha podemizado al PSOE al descubrir que el podemismo no es más que lo peor del fondo oculto del imaginario histórico socialista. Fondo que apenas se ha sometido a terapia ideológica y que seguramente para Sanchez constituye lo más bello de esta tradición centenaria. Fijarse en los devaneos oportunistas de quien antes de postularse abiertamente de esta manera parecía un renovador de la socialdemocracia y hasta un “españolista” es un espejismo con el que se intenta avalar que estamos ante un mero oportunista sin escrúpulos.


Dado lo timorato de la derecha sociológica y de su liderazgo parece más rentable denunciar a Sanchez y su Frankenstein por inconsistente y débil que por lo que pone en juego desde su encumbramiento. Da miedo admitir que Sanchez está al servicio del proceso que se ha abierto desde Zapatero como si encabezara una misión histórica.


Por supuesto esa “misión” pasa por anular a la derecha como ilegítima y colonizar el Estado dando la vuelta al Estado de derecho. Proceso que sólo puede concluir o bien en el fracaso o con la Constitución y la unidad de España en la picota. Proceso que en definitiva debería su legitimidad al supuesto derecho histórico de la izquierda que la convertiría en la única alternativa democrática.


Tal vez sea una exageración pero sólo frena a esta excrecencia peronista chavista la sujeción a Europa. A diferencia del podemismo oficial el Dr. demanda la bendición de Europa sin la que España quebraría automáticamente y eso es demasiado peligroso para un país desarrollado que ha saboreado la libertad y el bienestar. Dentro de ese marco estaría dispuesto a llegar lo más lejos posible, tanteando por supuesto la elasticidad de las tragaderas europea.


Creer a partir de estas oscilaciones que nada va en serio y que la población no debe ser advertida sino sólo prevenida del “mal gobierno” puede ciertamente sintonizar con la mentalidad más generalizada dispuesta a ver en la denuncia del peligro una forma de alarmismo oportunista. Pero no adentrarse en profundidades políticas no debe significar contraponer al peligro “buenista” un buenismo que se pretende terpeútico.