lunes, 2 de noviembre de 2020

DE LA EDUCACIÓN A LA COLEGIZACIÓN

 

Sospeché que podía ser reo de “carcamalidad” , vulgarmente “facha”, cuando me incomodaba que me trataran de “profe”. Pero sobre todo cuando me alarmé porque el profesorado quedaba complacido por semejante trato. Tomé nota de que la educación empezaba a ser otra cosa, que pasábamos de la educación a algo en principio indefinido, mientras transitábamos vestidos con restos de antiguos ropajes cada vez peor vistos. Seguíamos llamando a lo que ya empezaba a desaparecer Educación por lo mismo que las Perfomances pasan por ser Arte sin serlo porque todavía no se sabe como encasillarlas.


La transición empezó desde la implantación de la LOGSE. Como había práctica unanimidad en que por fin teníamos una educación auténtica y verdadera en lugar de la fosilizada instrucción impositiva, venía al caso en qué forma la educación podía concebirse sin descansar en la instrucción. Progresivamente surgió en la denominada “Comunidad Educativa” la zozobra de su verdadera identidad. ¿Cual es el fin de la enseñanza? ¿para qué debían asistir obligatoriamente los alumnos? ¿para aprender, divertirse, socializarse? ¿para saber, adquirir habilidades, don de gentes y de mundo, compromiso crítico y revolucionario?.


Ahora cuando ya de forma decidida las autoridades dan por zanjado el período de zozobra diligenciando el aprobado general, o pase de curso general que viene a ser lo mismo, parece que este destino empieza a cobrar forma. Se cumple con ello el anhelo de las altas instancias burocráticas de la educación nucleadas en torno a un vaporoso conglomerado de especialistas psicopedagógicos, que han dado respaldo teórico al planteamiento de fondo de la LOGSE, mucho más áspero y prosaico que el declamar poético de la escuela lúdica.


En tiempos inmemoriales F. Gonzalez y J.A. Maravall pusieron en marcha la conversión del sistema educativo en drenaje contra la exhibición pública de la desmotivación juvenil y adolescente, normalmente asociada al paro y al no saber que hacer. Algunos creían que bajo la manta institucional el polvo de la vaciedad y la amargura del no valer desaparecería, otros más lúcidos sabían que a efectos políticos esos polvos resultan inocuos si están ocultos. Pero a la larga la molestia del forceps de los viejos prejuicios obsesivos en pro de la transmisión esforzada de la cultura y de la preparación para las exigencias de la sociedad real, se han demostrado un estorbo para que funcione el drenaje “socializador” encomendado a la LOGSE.


De forma implícita ya daba a entender la LOGSE que había que liberarse de estas tiránicas cautelas, pero sin hacer de ello alarde público. Las señales de que “alumno suspenso, mal profesor” se iban filtrando y empezaron a ser entendidas por doquier. En la práctica toda la comunidad educativa se iba adaptando a hacer del nivel medio la medida idónea y a que este nivel se rebajase lo que hiciese falta para que fuese lo más demediado posible y todos cupiesen. Tal como funciona por ejemplo el mercado televisivo.


Que mejor que preparar al alumno para ser fuerte ante los traumas es evitar a toda costa la más mínima ocasión traumatizante. ¿Y que trauma podía ser más invasivo que el suspenso? Paulatinamente salvo rarezas los repetidores lo eran por desesperación y manifiesto afán de no entrar en el juego de aparentar un mínimo interés o una mínima contención de sus impulsos primarios. A pesar de ello, con la tabla de salvación de que todavía el suspenso era posible, muchos profesores y algunos alumnos, y hasta algún que otro padre melancólico, mantenían la compostura aparejada a “los prejuicios” tradicionales, rendija esta por la que se podía colar algo de conocimientos, ganas de aprender, y hasta disciplina, con perdón, y brotes de respeto.


Pero el salto a un tiempo más coherente con los ideales reales y en tiempo vergonzantes de la LOGSE ya está en el momento de la consumación. Para glosar el nuevo rumbo y la nueva realidad un eminente maestro, premio nacional del mejor docente, comentaba en Antena 3, las bondades y peligros de lo nuevo. Es peligroso por ejemplo que puedan pasar de curso alumnos que tengan en Matemáticas y Lengua, asignaturas cruciales, 1.5, pero que como la ley tiene una finalidad “competencial”, de promover la “ilusión” del alumno y no resultadista, en el caso de que un alumno suspendiera cuatro asignaturas con 4,5 tiene sentido que pase de curso. Pues el 4,5 sería prueba de afán de superación aun con resultados en ciernes. Le puedo asegurar a dicho profesor que un caso como ese es más improbable que el retorno del Universo al estado previo al Big Bang en la unidad temporal más diminuta imaginable. Cualquiera con un mínimo de experiencia sabe que en el noventa y tanto más por ciento de los casos el 4,5 es un aprobado, pasa a serlo, y que de coincidir varios, tal como imagina, con solo saberlo unos de otros su transformación en aprobado en cada caso sería instantánea. Pero sirva el ejemplo para sugerir que en el fondo la nueva ley no haría más que “hacer normal como ley lo que es normal en la calle”. Quitando de paso los molestos problemas de conciencia.


Se ha descubierto por fin la ubicación del tesoro que estaba en el plano de la LOGSE sin entenderlo cabalmente hasta ahora, oculto por las legañas de los prejuicios de los tiempos del libro y de la incentivación cultural. Ahora partimos de que eso llamado cultura es para todos la misma dádiva por igual, que no es una vía a transitar sino una hamburguesa a devorar según el consumidor y que cada uno tiene su cultura, o lo que sea tan digna, como la de cualquier otro. Quien lo cuestione debiera ser reo de promover el trauma y el dolor entre quienes han nacido para vivir como colegas en el Paraíso. ¿Y qué otra cosa puede ser la escuela sino el preludio del Paraíso de los Colegas?.


El tránsito de la Educación a la “Colegización” toca a su fin para beneplácito de gran parte de la sociedad, y primero que nadie del gobierno.Pero no es tan fácil como parece, aun contando con la trituración de los viejos prejuicios y de los prejuiciosos. Por lo menos no todas las circunstancias que acompañan a la nueva situación son canela fina.


Dejemos de lado a los profesores, alumnos y padres, especialmente los profesores, que vean ofendida su dignidad profesional o su dignidad cívica. Ya se las apañarán. Seamos prácticos. Lo que ha permitido que el drenaje funcionase mal que bien fue la vieja aureola de la educación. La posibilidad del suspenso asociada a la necesidad y la conveniencia de aprender. Es decir que estar en clase sirve para algo más que para pasar el rato. Residuo que todavía socava la mente y las costumbres de la vieja sociedad. Y por ende de muchos alumnos y hasta padres. Desde luego es de temer que “la liberación de la gramática”, como diría García Marquez, no desemboque en el apremio voluntario de la creatividad y la curiosidad por lo más noble, sino en el más atroz aburrimiento y en el implacable rebotarse en la propia nulidad.


¿Como será posible siquiera mantener la asistencia? o en caso de que esta sea necesaria para recibir el pase ¿como será posible que la obligación de asistir a “clase” no sea tomada por una agresión por quienes se van a sentir condenados a perder el tiempo? ¿o que incluso la misma existencia de la “clase” no sea una provocación traumática? Mientras estos temores van a ir tomando cuerpo piensan algunos que sin la coacción de los exámenes y conocimientos obligatorios se despertará el natural afán roussoniano de conocer, crear...como quien cree que, inversamente si desaparece la represión de la droga desaparecerá el deseo de consumir.


A la espera de tal milagro se impone la aceptación de la nueva realidad. Se puede empezar por ejemplo a reciclar a los enseñantes ensayando nuevas aportaciones y encomiendas, por ejemplo de animadores sociales, prestidigitadores, coach, comentaristas, cuentacuentos, estatuas vivientes...aprendiendo de los medios y la red a desplegar los recursos y la inventiva por doquier, tomando nota de las Influencers y de toda clase de exhibiciones circenses reticulares, los trendin topics o como se diga, que así andan, dicho sea de paso, lamentándose sin trabajo los dignos profesionales del Circo.


Tal vez esto sirva por un tiempo, pero dudo que sea suficiente y que no se reclame de los “profes” una mayor aportación, hasta incluso disposiciones sacrificiales...No seamos ilusos llegado un punto ni eso bastaría, pero habrá que esperar. Para compensar cabe la posibilidad de que se hagan grupos entre los que quieran aprender y cultivarse...perdón lo retiro no caía en que eso sería discriminatorio, antigualitario y elitista. ¿Se permitiría al menos que intentaran montar Escuelas al margen del sistema de colegización? ¿aunque fueran secretas y clandestinas? Sólo para que algunos melancólicos culturales no entren en tal depresión que carguen sobre la sanidad pública con gastos superfluos y disparatados.

viernes, 30 de octubre de 2020

LA TAPADA DE EUROPA

 

A partir de la aciaga Leyenda Negra y su insólita interiorización en España la marca España significó el reino de la barbarie, el oscurantismo y el más fiero despotismo por contraste con el ímpetu racionalizador de lo más avanzado del mundo. Con el tiempo tal espanto se suavizó y quedó en una reserva de exotismo y de extrañas pasiones disputando en esto con el lejano Oriente o los pueblos cercanos del otro lado del mediterráneo. El romanticismo y luego la Guerra Civil certificaron este aserto tomándonos por el último resto del heroísmo sanguíneo, deleitado eso sí en todo tipo de atrocidades.


Tan nefasta era tan arraigada imagen que, por contraste, la pacífica y ordenada transición a la democracia fue celebrada como un acontecimiento ejemplar y un hito histórico capaz de devolver la confianza en la condición humana, a la vista de lo que parecía una prueba de la capacidad humana de reconversión. Acontecimiento solo comparable, en cuanto a significación civilizatoria y democrática, a la caída del Muro. Nuestra Europa se ha acostumbrado a nuestra realidad más benigna y ha disfrutado de ella, sobrepuesta a los tópicos denigrantes. Nadie dudaba de que compartimos el espíritu de prosperidad y progreso, libertad y tolerancia, con el aliciente de ser la vanguardia festiva del mundo civilizado.


Esta imagen benévola se ve de pronto expuesta por negros nubarrones. Ya el Procés fue un toque de atención, bajo el que empezaron a resucitar los tópicos presuntamente enterrados y para siempre pulverizados. Ahora la aventura socialista podemita y Cía debe mover no tanto a la inquietud como al pasmo. Debemos parecer un alcohólico rehabilitado que, bien instalado y acomodado de por vida, merodea melancólico por sus antiguos tugurios y tabernas aburrido de su tranquila vida en busca de camorra y de las más broncas excitaciones etílicas.


De forma inopinada España plantea un problema para el que Europa no podía estar preparada. Ya el precedente de la andanada del Procés significó un reto que todavía no ha llegado a mayores. Se trataba de cuanto podía consentirse de descomposición territorial y si cabía permanecer impertérritos. Ahora la concomitante senda sanchista deconstituyente va a poner sobre la mesa si algún grado de dictadura, bananera en este caso, es compatible con la sociedad común europea y en su caso hasta qué grado de mascarada constitucional se está dispuesto a admitir.


Pero esto es una cuestión práctica de muchas aristas que dará lugar a todo tira y aflojas. En lo que a imagen se refiere debe resultar tentador recuperar los tópicos del baúl de los recuerdos, pero ya acostumbrados a convivir en buena vecindad, cabe que prive la sensación de estar ante algo de sustancia imprevisible e inclasificable, a la espera de que con el tiempo se destape a ver lo que resulta. Seguramente es el mismo vértigo ante lo desconocido que se comparte, más vivamente, en nuestros lares. Es la sensación de que no hay forma de comprendernos ni de comprendernos entre nosotros, la que se transmite al compás de la funesta pandemia. Antes la Pachorra decía que nada puede pasar, ahora es de pachorra pensar que cualquier cosa puede pasar y que no hay oráculo que tenga nada que hacer.

jueves, 29 de octubre de 2020

ECRASEZ L,INFAME

La esencia de Podemos aparece como un negativo de su autoexhibición . “Dime de que me acusas y te diré lo que eres”. Para tener éxito de esa manera el acusador ha de conocerse en puridad. Como Podemos se conoce bien a sí mismo lo tiene fácil para crear estilo. Al fin y al cabo lo que para otros, más confiados y convencidos de las virtudes de las sociedades abiertas, sería motivo de remordimiento es para Podemos motivo de orgullo. “Todo por la Causa”. Con ese bagaje le basta atribuir al prójimo, es decir a sus condenados, su propia esencia, es decir su infamia, como si esta fuese una pelota de la que uno se puede desprender al adjudicarla al prójimo a destruir por el delito de ser su portador. De marcar por ejemplo al prójimo con la pelota del odio, de la corrupción , de la división, la crispación o en suma del liberticidio se queda libre a efectos de imagen de tal imputación y el prójimo condenado de por vida, que es lo mismo. Todo depende del poder de imputar y de quien detente ese poder, como sucede con el control de la Fiscalía para el devenir de la Justicia.¿De donde le viene ese poder a los podemitas y a los hermanos sanchistas ya volcados en la misma causa? Han dedicado los desvelos de toda su existencia al oficio y ahora obtienen crecidas ganancias. Mientras los ya condenados pensaban que la infamia se aplastaba sola en una sociedad abierta. Y todavía lo deben seguir creyendo.


sábado, 24 de octubre de 2020

EL SUEÑO DE CASADO II

 

A pesar de los pesares resulta impensable que la dirección del PP aspire a gobernar con el PSOE sanchista podemita y que ni siquiera vaya a insinuarse para ello. Hay que creer que aspira a reemplazarlo y por lo visto imagina que sólo neutralizando los puntos críticos de la propaganda sanchista puede lograrlo. La fórmula mágica de la neutralización es dar la razón al quehacer publicitario socialista podemita, la caricaturización de VOX y la insana dependencia del PP. Como por ensalmo se desprendería de la oprobiosa imputación que lo tiene paralizado y quedaría romo el discurso frentista. La decapitación de Cayetana y sobre todo la escandalera de ruptura y presunto ajuste de cuentas con VOX son el tributo al Salomé gubernamental. 

Cuánto hay de exabrupto pasional o de calculado exabrupto en la escenificación del “ajuste de cuentas”, se me escapa y desconozco que sea lo más importante. Quizás el paso del infierno al cielo, o al menos en el Limbo, donde cree Casado que se ha instalado como antesala del Cielo, mueva tanto a extremas pasiones que sofoquen la angustia del peligro selvático en que uno se mete, como a grandes alardes de demonización del mal que avalen la bondad del aspirante.


Casado ha optado por una defensa semejante a la de Rivera cuando vieron amenazados su patrimonio electoral por el ascenso de VOX. Sólo que mientras Rivera extremó la crítica al sanchismo sin apenas entrar en confrontación con VOX, Casado se ha lanzado con todas las armas y bagajes contra quien, le guste o no, es su familiar político, esperando así sino el beneplácito público inmediato quitarse el lastre que le impide conseguir su beneplácito en el futuro.


Cabe preguntarse ¿A quien se dirige Casado? ¿a quien espera ganarse? Seguramente en principio a nadie en especial y a todos en general. Sólo puede imaginar que el reblandecimiento de su imagen monstruosa ante el público socialista disuada a este de seguir apoyando al podemismo sanchista sólo por miedo al “frente de la ultraderecha”, cuando haga erupción la catástrofe social y económica. Es decir que se vayan a la abstención mientras se deja oír la demanda de una necesaria alternativa. Mientras que los adheridos menos pasionales de VOX, comprenderán ante la descomposición sanchista que más vale  gobierno en mano que inútiles cabreos volando.


Pero mientras tanto las derechas van a verse envueltas en todo tipo de guerras, guerrillas y confusiones alentando cada uno por su parte el “narcisismo de las pequeñas diferencias”. Porque a no ser que VOX pierda del todo la cabeza y se acerque al muñeco monstruoso que la agencia publicitaria monclovita ha inventado y a no ser que Casado la pierda a la espera de que Sanchez se vuelva serio y responsablemente patriota, ambos están condenados a coincidir en lo esencial y en gran parte de lo accesorio, sin que los puntos de diferencia objetiva, no retórica, apenas den para debates entre entendidos y sabihondos. La única pregunta es ¿cuanto está dispuesto Casado a conceder a Sanchez para demostrar que no es un "facha hipócrita"?

Porque Sanchez no es ningún lelo sino más bien un consumado pícaro, en lo que a la dimensión maquiavélica de la política se refiere, y menos aún estamos ante un socialdemócrata a la europea de manual. Su paradigma ideológico no es precisamente el funcionamiento cívico de las democracias liberales europeas, basado en la confianza mutua del gobierno y la oposición en lo que a legitimidad democrática se refiere, amen de la salvaguarda del Estado derecho. Por lo mismo que condenó al PP al infierno fachita atándolo al diablo VOX y por lo mismo que cogió al vuelo el cernícalo VOX para teatralizar la pesadilla de la España casposa y de Torquemada, Sanchez va a seguir poniendo a prueba la “legitimidad” democrática del PP. Lo que no sea apoyo o aceptación de lo que le interese será muestra de hipocresía y de su connivencia vergonzante con VOX.

Ante la lupa inquisitorial del tribunal de la verdad socialista podemita va a pender sobre la cabeza de Casado permanentemente la espada de Damocles de haber escenificado un paripé para poder volver a las andadas, es decir atarse a VOX. Es triste pensarlo pero, más que instalarse en el Limbo, Casado va a sentar cátedra en el Manicomio público, o como se llame ahora, y de paso va a arrastrar a VOX a su vera para escenificar el guiñol mediático que se nos viene encima.

 O quizás tenga razón y la catástrofe que viene será un Tsunami del que los Diarcas monclovitas no se van a poder librar por muchas que sean sus ponzoñas y embrujos. Ojala que no se produzca ese tsunami, pero, de producirse, que la Providencia dé la razón a Casado y a su equipo.

jueves, 22 de octubre de 2020

EL SUEÑO DE CASADO


Un político profesional, que no es necesariamente un profesional de la política, ha de respetar una máxima elemental: no manifestar al gran público nunca sus planes para el logro del poder ni confundir el logro del poder con la política del poder. Casado vulneró algo tan simple. Contó que en cuanto se acercase en las encuestas al PSOE, y ya cree estar en un “empate técnico”, la masa de centro derecha comprenderá que es la única alternativa de gobierno y se pasará a su lado por pura utilidad. Naturalmente eso se piensa pero no se dice. Que lo haya hecho suscita dudas sobre su pericia política pero más aún sobre la claridad con la que otea el panorama. Quiere por encima de todo recuperar al electorado que le ha dado la espalda y tal exposición da a entender que no sabe como.


¿Se ha dado cuenta que todo se lo juega a una carta y a que el farol resulte? La defenestración de Cayetana impide competir con VOX en imagen de coherencia sobre los mínimos democráticos, punto este, que no los desvaríos programáticos de VOX, en el que se centra la adhesión a VOX.


Cuando Gonzalez se la jugó diciendo Sí a la OTAN soplaba a su favor el viento de cola de la historia. Ahora no sopla en favor de Casado al decir NO. Toda apunta a que la alternativa de Gobierno depende de que la catástrofe arrastre al Frente Popular separatista, mientras que el previsible ascenso de VOX a costa del PP amortigua los efectos de esa catástrofe a favor de los Frankenstein. Espera que se descuelguen de VOX los mismos que se han acogido a VOX heridos y agraviados. Espera que tarde o temprano comprendan que el único bálsamo para las heridas es gobernar. La cuadratura del círculo.


Otra posibilidad no explorada hubiera sido combatir la falacia de ultra derechismo de VOX anteponiendo la verdad del ultraizquierdismo gubernamental. Pero cuesta imaginar que el PP se atreviera a ir por ese camino, es decir de recomponer la unidad de la derecha. Carga con una inercia de décadas que le impide arriesgar por mucho que deje en la cuneta multitud de orgullos heridos. Ahora casi sin comerlo ni beberlo se encuentra con que  lo arriesga todo a chicas.


En plan pragmático Casado espera que cuantos más errores cometa Sanchez más posibilidades de ser alternativa de gobierno. Como si hubiese una relación proporcional. La gran esperanza de Casado es que Sanchez es un saco errores. ¿Pero cuantos errores ha de cometer Sanchez para pagar alguno? La experiencia dice que cuantos más comete menos paga. Como si rigiese para él la regla de la proporcionalidad inversa. Pues, como debiera saber Casado, una cosa son las reglas del poder y otras las reglas del buen gobierno y que en una sociedad tan políticamente desquiciada como la española nada es menos afín.


Al sueño de Casado le merodea la pesadilla de Abascal. Con la moción de censura entramos en una partida en la que ambos se retroalimentan para paralizarse. De las ganas de hacerse notar y poner en un brete a Casado se ve abocado a creerse un Trump a la española, programas aparte, imponiéndose a la conjura mediática, la apisonadora gubernamental y la “cobardía” de sus primos hermanos. Acaparar a la derecha social y conquistar el poder en una misma jugada sin alternativa alguna. Demasiado milagro. Si no es eso ¿de qué le sirve rascar unos cuantos escaños al PP?

Seguramente nadie con sentido de Estado quería este escenario, por muy previsible que fuera una vez lanzada la moción de censura. ¿Cuanto cuesta en política no saber dominar los impulsos?


Lo dicho mientras la izquierda nos conduce a la tiranía de mano de sus fantasmas y mitos, la derecha nos deja en la indefensión presa de la funesta colisión entre sus miedos y testosteronas.


sábado, 17 de octubre de 2020

A FONDO PERDIDO IV

*De poderes fácticos.-

Si le preguntaran preguntar al Dr. Fraude “¿cuales son sus poderes?” y respondiera sinceramente tendría que decir:
“Pues que si “las derechas” en el gobierno se hubieran atrevido a hacer sólo el diez por ciento de lo que hacemos Pablo y yo habríamos sacado a varios millones a la calle, tendríamos las calles tomadas lo que hiciese falta, los telediarios incendiados e histéricos, las tertulias desgarradas, los juzgados atestados de causas y encausados “fachas”y la vida imposible en Patrlamento, Senado, Autonomías, Ayuntamientos, etc” Y remataría: “que se atrevan a hacer lo mismo conmigo empezando por lo primero”


*Torear a Europa.-

¿Soportaría la U.E. un engendro bananero en su interior? ¿se atreverá el Dr. Perfecto a ponerles en el brete? De hecho ya lo está haciendo y dada su temeridad es inevitable que se llegue a plantear el dilema en toda su crudeza. ¿Cual es el grado de desmadre totalitario que Europa podría soportar? Cuesta pensar que el Dr. Tiranicus no prevea este escenario y no esté dispuesto a jugársela si hace falta. “Europa no puede abandonarnos porque nuestra ruina la arrastraría, pesamos demasiado y los lazos que nos atan no pueden soltarse sin más”, debe calcular. Es su baza, experto en que el chantaje cuanto más funciona es en la zozobra. Pero el alarde tiránico roza el rizo podemita: Que Europa pague el “gasto social desbocado” la peronización, porque sólo la puede pagar Europa si alguien lo pudiera hacer. Susurro en oídos sanchistas de quienes hacen bandera de la destrucción de Europa. El cofrade Moñetas saca pecho de justiciero social y de enterrador del corrupto “neoliberalismo”, de ese que, en justo castigo, está condenado a pagar nuestro acechante Paraíso. En la contradicción y la paradoja se puede vivir si se tiene habilidad y descaro, debe pensar el Dr. Fraudulento. LaVoV agudización de la contradicción es la antesala de la victoria, cree el Moñetas. ¿O también lo cree el Dr. Tiránicus?. Todos los escenarios son posibles. ¿Quien asegura que si la U.E. no nos libra de la ruina las masas desesperadas no se aferraran a la ilusoria tabla de salvación del Estado subsidioso? Pues ¿qué mejor tóxico para el ajuste de cuentas que la desesperación y qué mejor consuelo para el desesperado que tener de quien vengarse?.


*La partida de VOX.-

VOX irrumpió y empezó una nueva partida. Pero las reglas las ponen los Picapiedra, no Vox contra lo que esperaba. Y para placer de los Picapiedra. Nadie sabe mejor que estos tasadores bananeros que VOX no significa lo que le atribuyen. Estos conservadores tan constitucionalistas como cabreados, tanto con los puntos flacos de la democracia, como sobre todo con la flaqueza del PP, ya endémica, son paseados como fieros camisas pardas y orangutánicos falangoides. Pero la masa social conservadora de la que se ha nutrido la derecha política no está para pasar del cabreo a ser un movimiento dedicado a callejear y escrachear como las masas podemitas o separatistas. Nada hay más renuente al exceso en la Europa política. Nada más hogareño y formal. El PP llegado el momento prefirió no indignarse a tener que tragarse la indignación. Los que no pueden tragarse la amarga paz de la resignación esperan que el buen ejemplo conmueva a los que aun pueden guardar algo de vergüenza torera. Pero la partida es implacable. Rigen dos reglas bien sencillas: a más VOX menos PP y a más VOX más ira y cohesión de la Izquierda. Con ventaja para ésta puesto que las adhesiones sociales están encapsuladas como macizos del cretásico. El camino de la venganza histórica está abierto. En el horizonte el gran mito hecho realidad. Dispuesto a marcar el paso VOX sólo puede salir indemne si vence en su disputa fraterna y genera la dinámica que acabe con el gobierno y desbarate la vendetta. Pero su fortalecimiento es el bálsamo con el que el sanchismo se entrega a los podemitas y se cubre de la desafección de los adeptos socialistas que se avergonzarían si se atreviesen a mirar al Dr. a los ojos y cara a cara. Los hipnotizados por la existencia del fantasma de VOX.


*La apuesta sanchista por el frentismo en lugar del acuerdo nacional tiene el inconveniente de que cierra la posibilidad de acuerdos de Estado fundamentales con la oposición. Para su incomodidad, conforme el frentismo lo aboca erguirse sobre un Estado fallido necesita como la lluvia de Mayo abrir la puerta para la conquista de la justicia. Sólo su petulancia y el temblor en que se debate el oponente explica que quiera estar al plato y a las tajadas y además que esté seguro de conseguirlo.


*Inesperado retorno.-

F. Gonzalez garantizó la democracia cuando proclamó: “antes socialistas que marxistas”. Esto debió llenar el desván socialista de traumas que el disfrute del poder y la comprensión social dejaron en el olvido. Ya se vivió como si hubieran desaparecido. Puestos a resucitarlos y sacarles partido el Dr. Fraudulento debiera proclamar: “Antes socialistas que ciudadanos” (Por si al Valido no se le ha ocurrido).



domingo, 11 de octubre de 2020

DE TIRANOS Y PSIQUIATRAS.

 

¿Son Robespierre, Stalin, Hitler, Mao, Pol Pot, Maduro… psicópatas?, ¿son sus obras totalitarias una proyección de su mente enfermiza?, ¿es más bien que se vuelven psicópatas al ponerse al frente de movimientos totalitarios?, ¿o sería más correcto decir que estos movimientos sólo pueden estar liderados por psicópatas?


Creo que son cuestiones que ningún historiador puede contestar taxativamente, pero menos aun los psicólogos. Especialmente las corrientes psiquiátricas que nos han llevado a considerar la maldad una enfermedad y por tanto a excluirla de la responsabilidad moral. Es tranquilizador tener al malvado y al déspota sin escrúpulos capaz de poner a disposición de su poder los ingentes medios de la maquinaria estatal moderna por sólo un caso clínico. Sin duda que hay una zona de penumbra que se nos escapa en la confluencia entre la iniciativa personal de quien se dedica al poder y las inclinaciones colectivas. Pero de algo cabe fiarse: la obra de los políticos y sus élites expresan profundas tendencias colectivas a las que le dan forma con mayor o menor fortuna y clarividencia.


Será esto una perogrullada, pero creo que se comprende mejor el empeño y los pormenores de la política que está llevando a cabo nuestro Tiránico Dr. presidencial a partir de la peculiaridad de su suelo social. No es cuestión de entrar en detalles para concluir algo inequívoco. Tenemos a Sanchez de catalizador de las peores desviaciones antidemocráticas del socialismo y de la izquierda española en su conjunto. Desviaciones potenciales al finalizar la transición, pero que con el paso del tiempo han cuajado en verdaderas monstruosidades.


A las élites socialistas les resultó muy cómodo y ventajoso polarizar a la sociedad española en torno a la partida imaginaria “democracia versus franquismo”. Bajo esa pantalla se han evaporado decisivas cautelas antitotalitarias y han despertado impulsos totalitarios dormidos.


¿Es consciente la sociedad española de lo que significa el comunismo puro y duro para tener por demócratas a quienes patrocinan sin pudor que formemos parte de la familia liberticida caribeña?


Hay pulsiones muy profundas e hispanas que llevan a una buena parte de la sociedad a ver con indiferencia al comunismo en su profunda gravedad, mientras que predomina en la izquierda sociológico, progres por extensión una indisimulada simpatía sentimental. Cultura pobrista de raíz católica, resentimientos históricos, malestar moral endémico, supremacismos elitistas...todo cuenta y hay mucho más. Pero también esta proclividad anda atemperada con invencible recelo. El Estado del bienestar es algo palpable y ¿quien se quiere bajar del denostado “consumismo”, incluso ahora con el maleficio del Papa Francisco? Porque de lo que se trata es: ¿Viene a cuento prescindir de unos márgenes de confort suficientemente satisfactorios para la inmensa mayoría y que se quieren estables?. Confortado el cuerpo, o dado por confortado para siempre, la mente busca la tranquilidad del alma en el termino medio: “un poco de adrenalina podemita no viene mal para que el socialismo se mantenga despierto”.


Al Cesar lo que es del Cesar. Creo que Sanchez comprendió desde el principio la esencia del proyecto de Zapatero. Y mucho mejor que su impulsor. Si simpatizaba de antemano o lo hizo suyo al ver en ello su oportunidad “histórica” es irrelevante. Él sabrá, si lo sabe. La imagen de un oportunista al que le daba igual Derecha que Izquierda con tal de tener el poder, tranquilizaba a la mayoría de incautos, mientras se cuidaba de trasladar a los suyos garantías inequívocas de que “por fin” “vamos de veras”. Su determinación, audacia y falta de escrúpulos es el mejor aval ante los suyos. Contando claro con que la milagrosa emergencia de VOX, milagrosa para Sanchez, ha satisfecho sobradamente el imaginario “progresista” que sueña con vérselas con el “fachismo” cara a cara. PP y Cs ya eran imágenes y marcas desgastadas como monigotes “fachitas”.


Se dirá que tales delirios sólo atañen a los Hooligangs y muy cafeteros. “Santa simplicitas”. No habría hooligans y ultras sin una masa social que acude devota al Estadio y celebre sus pavonadas. Lo pavoroso es la profundidad de los vínculos míticos ya cuajados en quienes tienen la voz cantante en la plaza pública. El socialismo ha acabado cebando a su base social de mitos. Por esa orilla nadie le va a pedir cuentas. Es lo único que a Sanchez le importa. Se dirá que, encuestas a la vista, una mayoría de los electores socialistas no comparten los afanes anticonstitucionales de sus dirigentes. En realidad están por la Constitución pero no quieren creer que Sanchez y sus matones pretendan acabar con ella. La propaganda lo admite todo. Cuando la fe democrática no mueve ni a la vergüenza ni a la exigencia de responsabilidades ya es en su fundamento una fe de pacotilla.


Pero algo se nota a faltar. Los socialistas del Antiguo Testamento, los dirigentes socialistas de la transición y del esplendor felipista, socialdemócratas de bien en suma, andan desmoralizados, sin duda por decencia y dignidad, y además por ser un cero a la izquierda.. Manifiestan su distancia e incluso rechazo del rumbo del partido y su gobierno. Incluso con sonoras declaraciones. Pero no hay ningún análisis crítico, autocrítico, de cómo es posible la degeneración de la mentalidad socialista desde la convicción democrática a la adhesión incondicional a las prácticas aviesas que engalanan un proyecto liberticida. ¿Cual fue su responsabilidad dicho de paso? ¿están tan desbordados mentalmente para atreverse a preguntarse y aclararse? ¿hay que tener fe en el Partido pase lo que pase como si fuera la Iglesia? ¿aunque todo se hunda que por encima de todo quede el Partido?


Es cierto que tal reflexión tendría actualmente un efecto muy marginal, salvo quizás para que en las agrupaciones y Casas del Pueblo hagan algunas risas. Pero tal vez las generaciones futuras lo agradezcan. Hará falta, cuando los tiempos sean más propicios, mucha claridad para comprender como nos hemos metido en un pozo de aguas pantanosas mientras proliferan en las altas esferas gubernamentales y en lo más granado de las instituciones los gritos de triunfo. Pero sobre todo hará falta también mucha claridad para que lleguen esos tiempos propicios.

viernes, 2 de octubre de 2020

"NI LIBERALES NI CONSERVADORES"

 

“Ni liberales ni conservadores” Esta amenaza de excomunión fue uno de los pocos arranques de sinceridad de Mariano Rajoy para el recuerdo. No explicó su alternativa a este “ni-ni” porque en realidad no hacía falta, cuando consiste esta alternativa en que no hay que tener alternativa. Pero los réprobos no gozan de una posición simétrica. En la práctica de la mayoría de la Europa a la que pertenecemos conservadurismo y liberalismo se solapan y hacen unos las veces del otro según el caso. Una de las peculiaridades de España es la postración y el vilipendio social del liberalismo, por supuesto por la izquierda y a su manera en la derecha. En general esta tiende a ser conservadora in pectore, cualquiera que esto signifique, si con ello entendemos la defensa del orden constituido y la estabilidad social.


Ahora eso significa la unidad de España, la Constitución, la ley y el orden. Por eso la fustigación marianista tuvo por objeto realmente al liberalismo empaquetado con el subterfugio del conservadurismo. De paso como la imagen del conservadurismo tiene connotaciones de la vieja España y del franquismo podía permitirse el lujo de hacer un guiño a la modernez desde una exquisita neutralidad ideológica.

Tamaño cambalache mental toma prestada la proverbial desavenencia entre el liberalismo y la sociedad española, desavenencia para nada actual sino de hondo calado histórico. Casi está en nuestras entrañas político culturales. Es especialmente paradójico al venir la nueva España bautizada por la mítica Constitución de Cadiz bajo los auspicios liberales.


¿Qué fue de aquello? Una historia procelosa, una nación rebotada contra sí misma. ¿Por culpa del liberalismo incipiente? Sin necesidad de escarbar en la historia basta señalar que la victoria sobre el absolutismo carlista se hizo a costa de una desnaturalización del liberalismo y la consiguiente desembocadura en dos versiones viciosas. El liberalismo popular derivó en federalismo y anarquismo, mientras que el liberalismo gobernante y oligárquico se apalancó en la maquinaria del Estado. Quedó al liberalismo residual pero intelectualmente prominente el papel de principal protagonista de la tragedia de la tercera España.


El hecho es que el liberalismo debió su atractivo popular a una condición meramente negativa y reactiva, el rechazo de la España asociada con el Antiguo Régimen, y empezó a perderlo cuando el socialismo y el anarquismo se apoderaron de esa bandera vindicta. Fue un periodo en el que el liberalismo sólo sobrevivió en su condición de contrapunto y a su manera de coartada democrática de la pasión totalitaria del revolucionarismo proletario.


La parte compleja de la historia es el recelo de la España convencionalmente conservadora, la base social de la Restauración, hacia el liberalismo. Y cabe preguntarse ¿existía suficiente base social? ¿existía la imprescindible cultura cívico política? El incipiente experimento de la CEDA no pudo ser más que una improvisada sacudida de debilidades.


Tras la II GM, mientras el liberalismo, cualquiera que fuera su expresión política, iba embridando a la socialdemocracia, y viceversa si se quiere, Franco lo culpabilizaba de cómplice de la revolución y enemigo de España. Careta de la conspiración judeomasónica.En la Europa democrática liberal fue la principal alternativa social a la socialdemocracia y a las tentaciones revolucionarias, aportando la reinstauración del Estado de Derecho. En España el franquismo apuntalaba su repudio social al asociarlo con los desmanes de la experiencia republicana. 

 

Pero hay que hacer notar que mientras en el sistema nazi-fascista el aplastamiento del liberalismo era uno de los motivos estrella de la movilización totalitaria de las masas, en la Dictadura de Franco la denuncia del liberalismo consagraba la desmovilización política y el apoliticismo colectivo, verdadera alma de la España franquista. “Hagan como yo, no se ocupen de política”.


Coincide así con el tiempo en nuestra democracia la izquierda y la derecha social en el desprecio que le ofrece el liberalismo, aunque con diferentes significados y motivos. Porque para la izquierda es camuflaje franquista, “argumento” al que le viene a cuenta el báculo de la condena universal del “neoliberalismo” imperialista yanqui. Esta equiparación entre liberalismo y “neoliberalismo”, cajón de sastre de los males imaginarios o reales del capitalismo, se tradujo en el desprendimiento de la raíz liberal de la democracia y del Estado de derecho, en binomio inseparable.


La guerra fría y su secuela en los años 60 han dejado esta impronta de condena y confusión. Su reflejo en la políticamente inculta derecha social ha sido contundente, tanto como para ver en el liberalismo lo repelente de la politiquería vigente.


La hostilidad desde la ultrapolitización izquierdista y la reticencia desde el apoliticismo de la derecha. Una cultura secular muy retorcida mueve a esta pareja de sentimientos tan opuestos ante la política, un lastre de todo tipo de prejuicios contra la actividad privada y el beneficio económico en nombre de la solidaridad con los menesterosos. En la transición se tradujo en que, según la izquierda, hay que consentir el capitalismo porque “no hay más remedio”. Cosa que la derecha interpretó en los términos de "dejemos el capitalismo en paz y la libertad igual para todos".


La retracción de la derecha o de la no izquierda a hacer “ guerra cultural”, eufemismo de moda de la propaganda política de siempre,<por aquí tan pulcros se dice también a explicar las propias ideas hacer “pedagogía”> ha sido en parte una concesión a la izquierda de quien esperaba recíproca confianza mutua en la lealtad y convicción democrática. Pero no menos decisiva fue la ausencia de cultura liberal en la derecha española, empezando por sus élites. Es decir convicciones sobre lo que se tiene que decir aunque duela. El acomodamiento en el franquismo desligó a estas élites de la renovación de la cultura liberal que tuvo lugar en la vieja Europa.


A duras penas pudo levantar cabeza Aznar, pero fue suficiente para que peligrara la pretensión de la izquierda de monopolizar la sinceridad democrática. Los reveses de Aznar sirvieron a Don Mariano para recapitular. Su conclusión coincidía con lo que le pedía el cuerpo: no estaba el horno para bollos ni para sanar la precariedad ideológica. Su confianza en que lo mejor es no molestar no hace sino reproducir el vicio original de las élites apalancadas. La idea de que el mejor remedio contra la hiperpolitización de la izquierda es la despolitización de la sociedad, “vaya yo caliente y ríase la gente”, pretende ser el aval de una alternativa de tecnocracia especializada en las cosas de comer.


Tal vez tengan razón. Puede que la derecha social esté hecha de tal manera que como mejor funciona es parada y que moverse le produce vértigo. Son demasiados años y siglos a la espalda. Es como una masa que por mucho que se le golpee absorbe todos los golpes. Pero esto vale para un mundo estable y bien reconfortado. La experiencia en España es inquietante. En el País Vasco y Cataluña la derecha esta casi extinta.

Ahora cuando ya estamos metidos en la tormenta perfecta de una crisis liberticida es cuando más se hecha en falta la ausencia de una cultura genuinamente liberal, esa que desde su origen fundamenta el binomio de democracia y Estado de derecho. Y se nota especialmente en la torpeza y la ausencia de reflejos de las élites denostadas de liberales, a su pesar, y de “fachas” en consecuencia.

miércoles, 30 de septiembre de 2020

A FONDO PERDIDO III

 Sobre el confinamiento en las alturas.-

 Creo que desde su ascenso al gobierno Sanchez fijó la estrategia de confinar a la monarquía y quedar con las manos libres para apañarse con los separatistas. En el horizonte no tan lejano un régimen peronista de monarquía “neutral”. En esto la presencia de Podemos era un guiño para la República ante sus recalcitrantes. La señal de que la República que viene no está olvidada y que hay que esperar que llegue por madura. Era esencial que el rey estuviese chitón y lo estaría bajo la amenaza de que puestas las cosas difíciles el Koletas podría ser imparable. Ahora se ve en la tesitura de aventurarse en serio por la República: O Monarquía y Constitución o Confederación y todo lo que este término esconde. Desde luego si ante la monarquía se mostraba “prudente” aparentando no ir a por ella, no lo era por sentido de Estado ni por algún residuo felipista de decencia democrática. Temía despertar la reacción de los pánfilos y los resignados, que puede ser una amplia mayoría. Reacción más temible si la monstruosidad que puede salir del negocio con los separatistas se bendice en nombre de la República. Ahora su Sanchidad se enfrenta a dilemas verdaderos y seguramente imprevistos. Todo es imprevisible, pero van a esperar a ver si quienes tendrían que reaccionar se han enterado de que ha saltado la liebre. Lo único claro es que todo el embrollo excede la negociación de los presupuestos y asegurarse dos años más de gobierno, excede incluso salir ileso de la catástrofe del COVID. Que todo esto no ha sido mas que una avalancha que se ha cruzado en el camino, sin que haya menguado la voluntad de pasar por encima de ello.

jueves, 24 de septiembre de 2020

LA FELICIDAD DE ALBERT

 

Felicidad. Concepto tan misterioso y evanescente como el sueño o el tiempo. Pero los felices saben que son felices, como sabemos qué hora es si nos preguntan por el tiempo o lo que es el sueño al contar un sueño que recordamos. La mayoría de encuestas revelan que somos felices. La inmensa mayoría en cualquier país responde que es feliz. Y lo debe ser, a no ser que quede feo decir que no se es feliz. Desde luego queda feo decirlo sin encuesta. Eso te acusa de ser poca cosa o lo que es peor de insolidario. ¿Pues que vale más que "ser feliz para hacer felices a los demás"?

 Lo del malestar social es otra cosa. Es cosa del mundo y no de uno consigo mismo. Sus pregoneros y valederos son los más felices privadamente . A estos no les basta que hay quienes lo pasan mal, tiene que convencer a la inmensa mayoría de lo mal que lo pasan y lo desgraciados que son. Es la manera de empoderarlos de felicidad cuando les toque. Pero es otro tema.

Ahora Albert no sólo dice que es feliz, y sin duda lo es, sino que se dedica a ser feliz. O lo que es lo mismo, se ha vuelto normal como todos. ¿Consiste la felicidad en ser normal o lo normal es ser feliz?. Parte del misterio.

El caso es que Albert ha vuelto a la normalidad para dedicarse a ser feliz, es decir a ser normal. ¿En la política no era feliz? ¿no se puede ser feliz en la política? Confiesa que se divirtió y lo pasó bien. Como en las clases de la enseñanza, que ya ninguna vale sino es divertida, el valor de cada actividad se mide por lo divertida que sea. Albert es jovial y apasionado, tenía encontrar divertida la política sin mengua de la seriedad y la responsabilidad debida. ¿De la misma forma que los Picapiedra? Preguntas banales. Cabe conjeturar que a estos la diversión política les hace muy felices si ganan. Sino la tienen guardada para que los responsables de que no sean felices lo paguen. Pero Albert es de otra pasta o lo era y no es cosa de que el adversario sufra para ser él mismo feliz. Seguramente pará el la felicidad en política sería un bien accidental. Por lo menos parece que ha descubierto que si era feliz no era completamente feliz.

No es lo mismo tampoco ser feliz que dedicarse a ser feliz. Porque dedicarse a ser feliz tiene algo de exigencia e incluso de obligación moral. Ha de liberarse de pesadumbres y constricciones que sólo soporta quien tiene vocación de poder o de servicio al bien común (que no es lo mismo).Si se es responsable no se es tan fácilmente feliz en esa actividad.

Seguramente le atormenta el triste final de su aventura y arriesgado ensayo de felicidad. No el desenlace sino los prolegómenos.

La caída del héroe llegado a la cumbre es la esencia de la tragedia según Aristóteles. Puede que no sea así pero viene al caso. Albert estaba por llegar a la cumbre y tal vez hubiera llegado, quien sabe. Estoy convencido que no le reconcome no haber llegado. Su ambición política era honesta, buscaba con ella el bien común. Le angustia que su fracaso fuera el fracaso de la reconciliación. Le angustia su responsabilidad en ese fracaso. Por no saber pudiendo saber o porque sabiendo no se atrevió a hacer lo debido.

Cualquiera puede saber lo que pasó. No se atrevió a emplazar a Sanchez proponiendo un gobierno de unidad nacional. No se atrevió a machacar a Sanchez con esta propuesta por todos los medios propagandísticos a su alcance cuando el mensaje y la imagen le era propicio. Seguramente Albert lo sabe ¿qué le impide todavía afrontar lo que sabe? ¿lo desvelará el Libro? Es dudoso por que quizá lo supera.

¿Pero qué le pasó entonces? ¿Qué le impidió aprovechar una posición tan ventajosa? Tienen aquí los historiadores y comentaristas una minúscula duda, nuestra duda casera y bien ramplona en comparación con la incógnita que suscita que Anibal dejara la oportunidad de tomar Roma o que los aliados permitieran la victoria del ejercito rojo troskista en la guerra civil de Rusia.

Se dice que ebrio de poder Albert trató de erigirse en líder del centro derecha. No lo creo pero si así fue se trató de una huida hacia adelante. Albert fue la verdadera víctima de la convulsión que significó la llegada de VOX. Sanchez el gran beneficiado. Hasta entonces, a Albert, todo le iba viento en popa y la nación podía tener la esperanza, bien justificada, de que acabarían marchitos los proyectos frente populistas.

Pero le temblaron las piernas y se le paralizó la inteligencia. Lo paralizó el miedo a que VOX lo devorara si pactaba con Sanchez, o más bien si se atrevía a proponer el pacto. Incauto creyó que si denunciaba las verdaderas intenciones de Sanchez el pueblo lo entendería y seguiría y Cs se libraría de la amenaza de VOX. Porque además desde su aparición VOX no puede ser otra cosa que la imagen sanchista cainita de VOX. Veía que el Dr. iba a convocar elecciones sí o sí y que entonces lo devoraría. Edipo y sus epígonos. Naturalmente ya no es tiempo de arrancarse los ojos por el pecado de ignorancia cometido, y uno mismo es el que menos lo desea.

Pero ahora, entonces, con VOX de coartada, el partido se jugaba en la cancha de los ya Picapiedra y como dice Doña Cayetana con el tablera inclinado. Cuando el miedo agarrota no se ve lo obvio. ¿Qué forma mejor de desbaratar la estrategia de polarización inmisericorde que la de ofrecerse a una sincera colaboración de gobierno de coalición? ¿Cómo podía justificar el Dr. unas nuevas elecciones si había una alternativa plausible que las hacía innecesarias? Aunque lo que de verdad estaba en juego era la posición de salida en la nueva carrera electoral ¿no hubiera salido Cs en la mejor posición, mejor que la de los Picapiedra incluso por mucho que alentaran estos la Cruzada contra los “fachas”?

Pero estábamos en lo de la felicidad. Tiene todo su derecho a buscarla y a tenerla a su manera, faltaría más. ¿Pero es consciente Albert del mensaje que da? Es el propio de un pipiolo de la política, el propio de la pipiolez política inserta en la vida normal de todos los normales. Tal vez a pesar de las apariencias que avalan su habilidad, desenvoltura, inteligencia y honestidad, sólo ha sido un pipiolo. Desde luego nunca ha sido un animal político y eso es lo más decepcionante. ¿O tal vez no se atrevió a serlo?

Es el mensaje de que la felicidad es para la vida privada y para lo público valen otras cosas, incluida la diversión. Tal inseparable condición entre lo público y lo privado es impensable en “los políticos profesionales”. Desde luego Albert no lo era in pectore y lo lleva a gala. ¿Pero puede llevar a gala meterse en política hasta los tuétanos cuando hay en peligro algo más que una sensibilidad u otra y no ser político hasta las últimas consecuencias?. Cuando se atrevió a hacer frente a quienes están dispuestos a cargarse por las bravas o con finuras la unidad nacional, que es la condición de la existencia de la política como actividad decente.

Su idea de la felicidad, la común, sólo es posible decentemente en sociedades libres, por mucho que una cosa sea la vida privada y otra la pública para quien se mete a la política. En estas sociedades el particular puede llevar su vida privada incluso apolíticamente o atendiendo a la política como si esta fuera un espectáculo que discurre a su aire. En estas sabe que la libertad y el derecho que le permite ser feliz a la vez que ciudadano están garantizados, de la misma que en nuestras sociedades desarrolladas el margen de bienestar no está menos asegurado muy generalizadamente.

No es por ser cenizo ¿pero se puede ser feliz sin amargura en sociedades como la del País Vasco, y ahora en Cataluña, por no remontarnos a sociedades víctimas de la ferocidad totalitaria no tan lejanas y no tan pasadas? Me refiero a ser feliz sin estar mentalmente rehén del fanatismo imperante.

¿Está España en las condiciones “de normalidad” que permiten ser feliz en la vida privada y a la vez poder ser lo como ciudadano? Es decir sin ser un héroe. ¿Está seguro Albert de que estamos en esas?

Por poco que se escarbe si así lo cree es que ya ve las cosas de otra manera. Porque se le puede reprochar lo que se quiera pero Albert era sincero, quizás demasiado sincero, y además muy leal a sus convicciones. Puede presumir y lamentarse de que sus temores están archiconfirmados y todavía más de lo imaginable. Seguramente lo hará. Pero ya su cabeza esta dividida. La política pasa a ser espectáculo en lugar de compromiso. Desde fuera puede seguir pensando como antes y sacar consecuencias. Pero ver la política como un espectáculo sólo es privilegio de los ciudadanos libres por derecho de ciudadanía. ¿No es esa condición tan elemental la que está en peligro de verdad y no sólo como una ficción de serie televisiva al uso?. Por eso quien es así privadamente feliz tiene que estar dividido como el espectador que al ver una película aparca sus problemas y felicidades y vive la vida ajena, precisamente porque esta es virtual. 

¿Es virtual lo que ocurre? 

Post.

Que conste que no he leído su libro, todavía.

A FONDO PERDIDO. II

*¿Por qué le llaman República cuando quieren decir Comunismo?

-Todavía hay demasiados comunistas blandengues y una inmensa mayoría de adeptos despistados. 

-Una concesión a la historia, son así de sentimentales nuestros comunistas.

-También al comunismo le llaman populismo, qué más da.


*La Diarquía moclovita ya forma un equipo perfecto con duda existencial incluida: ¿Castro o Perón? El tiempo lo dirá, pero sin quitar el sueño, que los dos se pueden avenir a lo que sea.

Además diferentes talantes y sensibilidades que se complementan. Sanchez todo figura, intuición, instinto y audacia, que los lobos no necesitan ir a la escuela. El Moñetas tenía que presumir en la Uni y en Vallekas a la vez, estba llamado a ser justiciero de la historia, pero bien leído, o más bien teleseriado.


*El Patriarca F. Gonzalez con el Rey Lear: “...entonces, nos querían sólo porque mandábamos?”

-Si le ayuda a pensar: el GAL y la corrupción lo llevaron al purgatorio, pero las consecuencias de la LOGSE lo han condenado. La LOGSE como la revolución, se traga a sus hijos.


*¿Se rebelará el PSOE decente?.

Desconozco si existe pero permitirme una comparación odiosa. ¿Se rebelarían los católicos si accediera al papado un teólogo de la liberación confeso? Pues eso.

Concretemos la odiosa comparación: 

La renuncia a asistir al quinto centenario de la única Doctora de la Iglesia fue la señal del sentido del papado. La tramitación de los indultos y la preparación de la Amnistía, la exclusión del Rey de Cataluña, son el mensaje del sentido del Gobierno de Koalición.

Algunos se consuelan: por sacar adelante los Presupuestos haría Sanchez cualquier cosa.

¿Sólo se trata de los Presupuestos?


*Ya tenemos recesión y secesión. La solución del mal: multipliquemos las republiquetas y no quedarán “ricos”, se irán los que queden sino...


*Albert purga pecados en las teles y tertulias. El pecado de candidez al creer que en España la verdad iba a misa, o a la Moncloa. Inés cree haber aprendido la lección. Más cándida aún pide en el túnel del tiempo un billete para coger el tren que se les escapó en el 17, con Sanchez de taquillero. Sino con la verdad igual al pueblo se le gana con hábitos de santidad.

 

*Del Blog Argos de Santiago Gonzalez:

“Debemos estar enfrente de cualquier intento de normalizar o blanquear a una fuerza política que sigue siendo incapaz de condenar más de 850 asesinatos y que sigue ensalzando a los terroristas que los cometieron”. (Victor Trimiño, elegido secretario de las Juventudes socialistas del País Vasco)

Hace veinte años la pregunta sería ¿como es posible Eguiguren?, ahora obviamente la pregunta viene a ser ¿cómo es posible Victor Trimiño? El tiempo ha demostrado que lo de Eguiguren no fue un milagro, ni un despiste al azar. ¿Tiene alguien alguna idea de por qué es posible Trimiño? ¿Es sólo un milagro o un descuido? Estoy bastante asombrado.


domingo, 20 de septiembre de 2020

AGOTADO DR. SIMÓN.

            El Dr. Simón es uno de esos afortunados personajes que parecen haber nacido para gustarse a sí mismos. Para quien tiene esta pasión el mundo con sus dramas y tragedias es un rumor que se insinúa emboscado en la inescrutable lejanía. Quien pasa a ser además figura televisiva con todos los focos y atenciones en su torno corre el peligro de idolatrarse. El Dr. Simón no es un héroe a contracorriente de las tentaciones del mundo y ha sucumbido a la imagen de sus encantos. Tiene que ser por encima de todo estrella de sí mismo.


            Pero el Dr. se cansa y agota cíclicamente. Recurre a vacaciones excitantes y aventureras, además a la vista de todos. Es bueno compartir el gusto por uno mismo, multiplica la satisfacción. Ha evitado parajes más plácidos, algún balneario, alguna playa discreta e hipnotizante, por ejemplo. Señal de que no es lo excitante de su labor, la encomendada, lo que lo agota. Más bien parece que lo agota el aburrimiento.


             ¿Por qué el Dr. Simón se aburre? ¿no tiene nada que hacer? Sin duda que hace mucho, pero con poca ocasión para la pasión. Anda abrumado de cifras y gráficos que seguramente se ha de comer y guisar sólo. Eso va atrofiando. Pero tiene un respiro para su creatividad y estimarse en su justo valor. No es poca cosa tener que sintonizar el mensaje público con el dictado recibido, en medio de la vorágine de indiscreciones de la turba mediática con la que ha de verse. Pero en esto también los hados son propicios. El grueso de los emisores que cuentan son comprensivos y promueven su gloria.


             Tiene una labor refinada que requiere mucha concentración. Es lógico que tenga algún desliz y se le escape alguna amenaza. Como la de tornarse una nariz con un dedo dentro. Pero todo es pasajero. Vueltas las aguas a su cauce se aburre.


             Pero su cuota para la creatividad se quedaba cada vez más estrecha y menguada. Porque encontró inmediatamente de forma natural el punto de satisfacción y eficacia que su comendador precisa. Coser y cantar. El mensajero y el intérprete sabe mejor que su mandatario lo que este quiere. Todo acaba aburriendo.

             Podría tambalear la rutina ponerse a descifrar el contexto donde adquiere significado la diferencia entre 30.000 y 60.000. Seguramente de hacerlo como a cualquier persona de buen corazón se le caería encima tal plancha que lo haría polvo. Pero por suerte no lo tiene encomendado. Hacerlo es propio de quien dedica su vida a la Razón de Estado, o, por ser más precisos, a la Razón de la Causa. Para esto éste se basta y sobra.


             Es lo justo que por la noche el Dr. Simón descanse a pierna suelta. Tal vez tenga un recuerdo para todos aquellos a los que les ha alegrado la vida. Lleno de orgullo ahí está su contribución a la imaginería popular, con su estampa de diablo educado de toda corrección y de gélida inocencia. Promesa incluso de tiempos poco convencionales. Saludos virtuales para su club de Fans. ¿Algún recuerdo para los díscolos? Tal vez alguna sonrisa irónica. La que según cuentan tenían los dioses olímpicos cuando se acercaban a los asuntos humanos como si de una comedia se tratase rebosante de quejas y maldiciones. ¿Para qué pensar mal si se han acompasado los aplausos urbi et orbe.? ¿no incluían también a su persona?


            ¿Pero no se le puede subir el estrellato a la cabeza? De no dar el salto a personaje virtual liberado de la carga que impone el engranaje de “la responsabilidad” podría tornarse un personaje melancólico. El verdadero Dr., el Dr. más Dr. que imaginar quepa, debe estar en ello. Éste tan cansado como está no vino por mí sino por el PP., viene a comentar. No puede ir mucho más allá pues han convivido osmóticamente, ¿o sí? Con la vuelta otoñal el Hado de la Causa reflexiona. Si el destino es el estrellato de andar por la tele, que su público lo disfrute y bendiga.


            También se puede reflexionar de otra manera. Sabemos mucho por desgracia de la banalidad del mal. ¿Sabemos algo de la banalidad del bien? En cuanto al buen buenista me refiero.



viernes, 18 de septiembre de 2020

A FONDO PERDIDO

*De táctica y estrategia:.-

¿Qué creen Vds.? ¿Viene la “memoria democrática” para tapar el desaguisado del COVID? ¿o es el caos y la polvareda a propósito del COVID la ocasión pintiparada para pegar un buen arreón “constituyente”?

Lo primero es picaresca chapucera aunque seguramente efectiva, lo segundo es clarividencia.

Esta es la clarividencia del Dr. Perfecto: 80 para ajustar cuentas con Franco, ¿qué menos que otros 80 años para que se ponga en claro la gestión diarquica del COVID.?


*Paseo cultural como guerra cultural.-

Don Quijote arremetió contra molinos de viento imaginando que eran gigantes. Nuestros Diarcas P&P dan lanzadas a sacos de harina haciendo creer que son Monstruo titánicos.


*Actualización ontológica.-

Si ya es cierto que sólo existe lo televisible, también lo es que los muertos teleinvisibles no existen.


*Toque frívolo.-

Vamos a mejor, los tertulianos/as y los famosos/as son cada vez más guapos/as y glamurosos/as.



*Presagios.-

A rastras de la historia somos los más novedosos. La Guerra Civil fue el laboratorio de la II GM, la COVID el laboratorio de una tiranía democrática dual, finamente biCesarismo, en las barbas de la exquisitamente democrática Europa.

Claro, será “democrática” si cuela en Europa.

 

martes, 8 de septiembre de 2020

LA RESPETABILIDAD DE LA SRA. ARRIMADAS

 

La Sra. Arrimadas no puede disimular que se ha lanzado al ruedo sanchista por desesperación, aunque sinceramente crea hacerlo por sentido de Estado y deber patriótico. 

El problema es cuanto la necesita el Dr. y para qué. ¿De adorno? ¿por imprescindible urgencia?. ¿Lo tiene claro la Sra. Arrimadas?, ¿tiene idea de cuanto cuesta?. Es de temer que mientras la mueva la angustia de la desaparición no está en condiciones de apreciar su verdadero valor y lo que puede exigir. 

Tendría que empezar a poner a prueba al Dr. ante la opinión pública. Fantasea si espera que la opinión pública la salve por tener “sentido de Estado”, cuando es notorio que el Dr. juega a la carambola de los “Presupuestos respetables” y la “Mesa de la “Nueva Catalunya””. Sólo si impide esa carambola podrá aspirar a recobrar Cs su respetabilidad.

viernes, 28 de agosto de 2020

OPERACIÓN ROCOCÓ



        Como es notorio el Rococó pretende amansar la intromisión barroca en las contradicciones y refriegas, por medio de una fachada amable aunque insulsa, lo más concorde con el gusto del espectador común. Es supino despiste atribuir el despido de Cayetana A. de T. a una disputa ideológica, como la que podría darse entre el liberalismo y el conservadurismo, por mucho que tales simpatías anden larvadas en la derecha. Cualquier disputa ideológica es extraña a la derecha española, en gran medida porque debe su capacidad de resistencia y de perpetuación no sólo a la fuerza de su espíritu de resignación sino a su complementario eclecticismo acomodaticio. A este respecto el enérgico liberalismo de la ilustre despedida podía conmover y apasionar tanto como el pasotismo marianil.


        Pero si pasamos al terreno práctico de la estrategia y la táctica política el embrollo es mayúsculo. Cayetana proponía que el PP emplazase a Sz. a formar un gobierno de concentración nacional. Eso debería poner en apuros al Supremo Dr. ante el presunto elector moderado socialista, o en todo caso facilitar el acercamiento de este cuando sufra el desastre y empiece a darse cuenta del mismo. Con independencia del fundamento y del acierto de esta táctica, se convendrá que es el colmo del “centrismo” y la moderación.



        Cuando la cúpula del PP rechaza esta opción en nombre del centrismo y la moderación no lo hace sin duda por las posiciones de la despedida, con las que podría tener una relativa sintonía o discrepancia según el caso, sino por lo que significa según manifiesta su estilo de hacer oposición. Aunque sea un motivo aparente, no es muy aventurado suponer que el rechazo a tomar la iniciativa frente al Dr. obedece al mismo motivo que paralizó a Rivera empujándolo a pinitos desaforados, me refiero al síndrome VOX, el miedo a que VOX le muerda los talones.


        La defenestración de Cayetana en virtud de la significación de esta viene a ser el reconocimiento público de la incapacidad del PP de agrietar el cinturón de hierro mediático que protege al gobierno, aun a costa de la garantía que suponía la misma portavoz a la intrusión de VOX. Porque el aprecio público ganado por la ex portavoz obedece tanto a su sinceridad y valor frente a las verdades intenciones de la coalición gobernante, como la capacidad de llamar al pan pan y al vino vino con altura y sin que parezca un pregón troquelado. En este sentido el PP nada tenía que envidiar de VOX salvo presumir de mayor brillantez y profundidad. Porque no se olvide lo que divide al público de la derecha es la confianza entre lo que se dice o se supone y lo que se hace.


        Nuestro personaje tenía por encima de sus propuestas y estilo un valor simbólico que ha terminado por ser incómodo al Partido, al no quedar circunscrito a límites protocolarizados. La intromisión en lo que se tiene por feudo de la izquierda sin más cobertura que la voluntad de tomarse en serio las ideas ha resultado excesivo para el perfil sedentario del Partido.


        Desde luego nada irrita más a la izquierda que se les de lecciones y que se ponga en un brete su presunta superioridad no ya moral sino, especialmente, intelectual. No concita su inquina la apariencia, el linaje ni siquiera al estilo entre glamuroso y distante, de su fustigadora, sino su posicionamiento. De estar en el área de la izquierda en los mismos término se la pasearía como gloria presente a modo de “marquesa roja” y encantadora demostración de que la superioridad moral es consecuencia de su superioridad intelectual.


        En este sentido la incomodidad de la cúpula del PP suena a requiebro vergonzante que sigue a la interiorización de la incomodidad que sufría la izquierda. Se empieza creyendo que incomodar a la izquierda es inoportuno porque ésta se revuelve con más fuerza, lo que en parte es verdad, y se acaba creyendo que la izquierda tiene razón al incomodarse, lo que es miserable. Es lo peor de este episodio que tácitamente se avale el sambenito de la “radicalidad” de quien no da por buenas las contradicciones del poder gubernamental y de quien por eso, al hacerlo con estilo peculiar, tiene significación pública.


        Pero como el simbolismo que ha adquirido la despedida afecta a la forma de entenderse el partido, el episodio da a entender la dificultad de que en los partidos quepa la personalidad singular y no sólo la autómata y consuetudinaria.


        En el terreno práctico esta maniobra Rococó juega a no significarse para hacerse merecedor de un trato neutral y con el menor repudio mediático posible a la espera de que el caos arrastre al Gobierno por el sumidero. El formalismo tan típico en la derecha que hace gala de sentido común y de “buenas maneras”, como sino se pudiese decir la verdad con “buenas maneras”, anima a la ilusión de que el gobierno y su corte mediática los tratarán con comprensión en el caso de “no significarse” y ser “constructivos”.


        Pero debieran tener en cuenta que, para el gobierno, tanto da una derecha como otra, es decir una no izquierda como otra, con Cayetana o sin ella. Que además el proyecto sanchista va más allá de simplemente reproducirse en el gobierno. Que desde la perspectiva del Dr. la pandemia no tiene porque ser un obstáculo insalvable para “seguir adelante” y, lo que es más importante, que con la llave de la presión mediática y social en sus manos aspira a orientar el caos en dirección a sus objetivos, que tan pocos se toman en serio, y que puede hacerlo.


        Por ejemplo ahora ante la partida de los Presupuestos el gobierno va a emprender su peculiar operación rococó contra el PP sin que el apartamiento no menos rococó de Cayetana vaya a aplacarlo en su afán de responsabilizarlo de insolidario. La diferencia es que mientras la maniobra gubernamental es de diseño, tan burdo como efectivo, el retorno marianesco tiene mucho del arrepentimiento del hijo pródigo, pero no en clave evangélica sino mostrencamente política.


        No conviene olvidar algo por lo demás evidente. Si algo confirma la actitud colectiva ante la Pandemia es la contumacia con la que media España, la progubernamental, domina sobre el resto. Pero también que su adhesión a la causa gubernamental nada tiene que ver con los hechos y las obras (“por sus obras los conoceréis”), ni siquiera con los intereses e ideas, sino con la persistencia del Mito. 

Por supuesto  que no me refiero al Mito Sanchez sino a la Mitología que con tanta aplicación se esfuerzan en representar P&P a costa de convertir a España en el "enfermo de Europa". España esa nación donde la Mitología sigue imperando sobre la civilidad.

Desmitificar es un trabajo extraordinariamente resbaladizo y complejo pero es imprescindible. Hay que contemplar y atar muchos cabos pero con seguridad no cabe el “no significarse”.


miércoles, 24 de junio de 2020

HAMBRE DE SECTA, HAMBRE DE MASA


¿Viene la iconoclastia para quedarse no se sabe hasta cuando?

Como si el cambio climático tuviera que emparejarse con un cambio civilizatorio, a ruina climática ruina civilizatoria. La trituración de los ideales Ilustrados en nombre de esos mismo ideales, mediado empacho y corte de digestión. El aviso viene desde la revolución de la guillotina y los hechos son recurrentes.

Ha irrumpido el hambre de secta y parece presto a conmoverlo todo. Cada uno ha de ser su Joker.

Pero las sectas tradicionalmente querían recogimiento y privacidad, ocultas a las miradas públicas para autopurgarse tranquilamente. Ahora el espíritu sectario necesita materializarse en la masa. Primero que todo la visibilidad y con ello purgar a la sociedad y darle su merecido. Parecido a los años treinta pero más proteico y plural. La masa nace y se transforma al compás de las modas sectarias.

Las masas/sectas pueden irradiar de cualquier punto. Basta que unos cuantos se sientan agraviados, o simplemente descubran algún motivo de agravio. Los justos motivos de protesta pronto son pasto del espíritu justiciero. Los mismos héroes liberadores de antaño deben ser censurados por su hipocresía. Lincoln quería la libertad de los esclavos para camuflar su odio verdadero, los misioneros españoles protegían y educaban a los indios para humillarlos y aculturizarlos.

En el pasado todo es maldad por poco que se rasque. En nuestro modesto corral la ministra portavoz y todo lo que representa no es tan original como se cree. Pero puede presumir de que ya tenía bien señalado al enemigo/maligno desde mucho antes que estas exhibiciones disruptivas tan variopintas. Su pedigrí está acreditado, incluso certificado por encuestas afamadas.

E. Canetti se ha ganado la autoridad en en el conocimiento de la materia. Por ejemplo:

“Entre los rasgos más llamativos en la vida de la masa, hay uno que podríamos designar con el nombre de “sentimiento de persecución”, una peculiar y furiosa sensibilidad e irritación frente a los enemigos señalados como tales de una vez para siempre. Ya pueden estos emprender lo que se les antoje, proceder con rigidez o condescendencia, ser comprensivos o fríos , duros o blandos: todo ello se interpreta como si brotase de una inconmovible malignidad, de una mala disposición para la masa, de una intención preconcebida de destruirla abierta o alevosamente.” (Masa y Poder)

Pues al fin y al cabo la masa/secta ha de sentirse a la defensiva para poder seguir atacando.

sábado, 20 de junio de 2020

EL DIABLO "PATRIÓTICO"


Els Dolços trajeron esto:

Des de fa alguns anys en Fernández Díaz ve contant lo que li va dir el papa Benet XVI el 2015 a propòsit de la destructivitat del prusés separatista: El diablo quiere destruir España, sabe los servicios prestados por España a la Iglesia (…) el diablo ataca más a los mejores (…) No lo conseguirá”.(12/6/20)

Por lo que uno barrunta la referencia ha pasado bastante inadvertida, razón por lo cual debiera merecer especial atención.

Como se comprueba, la advertencia de Benedicto XVI traía consigo la misma conclusión escéptica de Bismarck sobre la capacidad de la inclinación autodestructiva de (parte) la nación española de llevar a término su obsesión, pero no debiera pasarse por alto la tenaz recurrencia de esta pulsión suicida y su capacidad de metamorfosearse bajo todo tipo de causas.

Con todo lo que tiene de diabólica esta tarea es irónicamente patriótica, por raigambre histórica y porque la sagaz comprensión de nuestros males debe mover a la simpatía con los mismos. Ha debido tener mucho interés el funesto Satán en los pormenores de nuestras tierras, pero es posible que cuente sobre el rencor por el daño recibido los motivos de diversión mefistofélica que por aquí se aportan.

El hecho es que la división que patrocina el diablo según su naturaleza se modula en torno a la explotación de a los puntos débiles, en lo que es consumado maestro. Lo curioso de nuestro caso es que si su inquina se debe a los servicios prestados por la Iglesia, las debilidades tienen mucho arraigo en los aspectos más infernales de la Iglesia y del catolicismo patrio en general, que ni lo más sagrado se salva de tener que cargar con la cruz de su oscuridad. Es imposible que el diablo no sepa que las fuerzas destructivas no vienen del exterior, por ejemplo de la Leyenda Negra, sino de recónditas profundidades interiores, de las que cobran energías tantas ganas de creer y avalar lo más insidioso.

Por poco que se escarbe en la genealogía espiritual de nuestras grandes corrientes sociopolíticas y político/culturales se detecta su común filiación con el tronco de la tradición católica hispana. Así hasta nuestros días con mayor o menor acento e insidia. Una de las ramas tiene que ver por supuesto con el catolicismo doctrinal de toda la vida, preocupado sobre todo por la vivencia de su fe religiosa y la preservación de la Iglesia y del culto. Una vez pasado el síndrome carlista ultramontano trató por lo general de adaptarse a los modelos conservadores y democráticos de nuestro mundo desarrollado en nombre de la propiedad, la paz, el orden y el derecho. El rebrote nacional católico imperial tuvo mucho de reflejo de supervivencia ante la turbulencia revolucionaria. Porque de quedar anclada esa masa social en el totalitarismo hubiera sido imposible el tránsito a la democracia que esta corriente realizó sin apenas plantear problemas. Pasada la necesidad franquista de una coartada ideológica, el nacional catolicismo se difuminó en pacatismo para escarnio de las “españoladas” de Landa, Lopez Vazquez, Martinez Soria Sacristán… tan a gusto de la masa social católica y creyente tan dispuesta a bromear de sí misma.

Puede sorprender que el otro ramaje sea la tradición socialanarquista de demostrado fervor antieclesial y anticatólica. Pero una cosa es la doctrina y el vinculo doctrinal con los fieles o creyentes y otra distinta es la impronta que marca el contexto vital de las costumbres y de los ordenes fácticos de valores. La histórica furia antieclesial y antireligiosa no se puede concebir sin desprecio de su patrón edípico.

Para el social/anarquismo histórico la disputa con la Iglesia y el catolicismo oficial más que política ha tenido por objeto la primogenitura de lo sagrado, por muy envuelta que esté esa sacralidad alternativa en motivos laicos y seculares. Es la lucha a muerte del Dios histórico de la clase y del Estado contra el Dios teológico. Pero es dudoso que en nuestro caso tal pulsión sea cosa del pasado y haya dado lugar a una personalidad madura capaz de equilibrar placer y realidad. Seguramente esto es así para cualquier proceso edípico constituyente, en tanto que tiene que sostenerse en una permanente negación de la figura del padre. Que así el muerto está más vivo que el vivo alternativo.

Puestos a distinguir el grano de la paja, el grano de este ente, que existe por negación de lo suyo en origen, son las formas parasitarias que una religión tan noble por su intencionalidad humanitaria y que tanto ha aportado a la humanidad como el catolicismo siempre ha llevado consigo y que en España han tenido notable predicamento. Sin duda que entrometiéndose en un escenario de virtudes probadas pero con tanta confusión que agrietan todo el edificio.

El socialismo y anarquismo, que forman el cuerpo tradicional de nuestras ideologías clasistas (la sustitución del anarquismo por el comunismo se ha debido a motivos más pragmáticos que afectivos/ideológicos), se ha nutrido especialmente de degradaciones bien destacadas y quien sabe en algunos casos de lo más tentadoras del catolicismo eclesial si nos atenemos a las preocupaciones que tan dramáticamente expone el relato del “Gran Inquisidor”. No voy a ir tan lejos y sólo apuntaría a parásitos patrios, aunque no necesariamente exclusivos, que no deben pasar desapercibidos a alguien tan experto como el diablo.

En primer lugar el pobrismo que nuestra cultura popular de izquierdas hace suyo sin muchos problemas: la riqueza privada es obra de la codicia la corrupción y la explotación; la pobreza es obra de los ricos; la riqueza no distribuida igualitariamente es indecente; la bondad es propiedad exclusiva de los menesterosos y los niños; la caridad es en realidad justicia,… En las mismas filas católicas doctrinales, cuanto más se orillan a la Teología de la Liberación, suena a insulto la advertencia de que no se debe confundir la caridad, (la generosidad personal hacia el prójimo) justicia (lo socialmente debido)

En segundo lugar la ascendencia dogmática inquisitorial verdadera tierra de cultivo de la cizaña de la intolerancia y del cainismo, que existir existe aunque vaya su ímpetu por barrios y bandas. La obsesión por limpieza de sangre deja su lastre y si antes había que acreditarse como cristiano viejo, ahora toca ser progre de toda la vida en sus diferentes acepciones.

En tercer lugar el culto al paternalismo, reconvertido en sistema de ordenación y de adhesión política. No creo exagerar si tengo a la Iglesia como el modelo originario fáctico de funcionamiento de los partidos políticos y de relación entre los partidos y su masa social ideológica. Al menos en los países como España tan renuentes y ajenos al liberalismo y el individualismo político, que opera sobre este modelo ancestral muy benéficos correctivos. Si esto es un capital común a nuestras izquierdas y derechas debiera llamar la atención cuan poderosa es la capacidad de hacer piña de la izquierda y lo cívicamente formal que es a este respecto la derecha. Es lo que tiene en el primer caso la sistemática división a la sociedad y la comunidad política en amigos y enemigos para convertir en enemigo a quien no es amigo. Claro está frente a la obsesión derechista de aparecer libre de toda sospecha. Por conjeturar un tanto groseramente sobre las causas parece como si la derecha ya tuviera la Iglesia para asuntos de conciencia y la izquierda tiene que ser ella su misma Iglesia a todos los efectos. Y claro el dogmatismo no entiende de la coexistencia entre dos Iglesias, aunque cada una tenga su propio negociado y una juegue a la política y otra a que no le pille la política.

Se dirá que estos atropellados apuntes nada tienen que ver con la advertencia del ahora Papa Emérito, dirigida al peligro nacionalista. Pero bien entrometido como parece el diablo allí donde luce el sol tampoco se le debe pasar que, por poco que se siga escarbando, la fuerza potencial de estos nacionalismos sería insignificante sino se aprovechara de la división, diabólica por supuesto, de la sociedad española y especialmente de la voluntad de sumar todas las fuerzas vengan de donde vengan y pretendan lo que pretendan para erradicar a la derecha, es decir todo lo que no merece aval de progresista.

Lo que tienen las esquizofrenias arraigadas en la oscuridad de la vivencia colectiva es su presteza para retornar perennemente. Así en nuestro caso ¿qué remedio puede tener la pretensión de acabar con la Vieja España apropiándose, a modo de palanca, de las entrañas de la España pobrista, inquisitorial y paternalista ? Eso sí con ropaje “progresista”.


POSDATA

Ahora la izquierda de toda la vida vive en un perpetuo vivir sin vivir en sí. Voluntarioso Felipe Gonzalez confundió la adaptación material a la modernidad del socialismo con su renovación intelectual e ideológico, como si esto fuera de suyo. Quizá sin conciencia del poderoso arraigo de la doctrina socialista en nuestra oscura turbulencia desconoció la necesidad de una verdadera terapia dirigida a poner en armonía sentimiento y comprensión de la realidad en la que se vive.

En aquel caso la grandeza del poder parecía la prueba de que se había logrado la normalización mental. Tiempos aquellos de vino y rosas que no volverán. Pero también de descuido ideológico e intelectual. Porque inermes de ideología renovada y solvente, la abjuración del marxismo tuvo el efecto de una aspirina, sólo se antepuso a la recuperación de la derecha los reflejos ancestrales prepolíticos que mantienen vivo el instinto atrabiliario aunque no el razonar.

En cierta manera esa normalización se produjo en Portugal tras el empacho revolucionarista. ¿Por qué no en España?

En esto el diablo debe entender lo suyo cuando, como sugieren Benedicto y Bismarck, los males se multiplican si, a diferencia de Portugal, arrastran al elemental sentido de lo nacional y se dirigen a evitar que la nación se consensúe consigo misma, por el método de tirar la piedra y esconder la mano en lo que a sentir vergüenza de ser españoles se refiere.