martes, 23 de diciembre de 2014

DE APRENDIZ DE LEGULEYO


Supongo, y así creo, que el Juez Castro tendrá razón en el fondo, o por lo menos razones, pero algo no me cuadra en su argumentación, así por encima. Seguramente es que no entiendo de leyes o que no tengo valor ni capacidad suficiente para estudiar asuntos tan complejos, con la dedicación que merecen.
En la superficie. Rechaza la necesidad de que los representantes oficiales del Estado pidan la inculpación como condición para hacerla, porque el asunto concierne a todos los españoles. Pero, por otra parte, inculpa a la Infanta en virtud de que la petición de la Acusación Particular cumple con el requisito que permite hacerlo. De manera que otorga de facto a la Acusación Popular el derecho de representar a todos los españoles y desdice a la representación oficial de derecho de tal derecho. Parece raro. O basta el convencimiento argumentado de que se ha cometido delito o se necesita la petición de los agraviados. Pero no lo primero para rechazar lo segundo y lo segundo, entendido a su manera, para admitir lo primero.
El asunto de fondo. Se dice que en “este caso” todos somos los perjudicados por el fraude fiscal. Pero el Estado al arrogarse el derecho de hacer justicia, como también ocurre con el monopolio de la violencia, actúa en el supuesto de que cualquier delito lesiona a la sociedad en su conjunto, con independencia de que sea este o aquel el perjudicado. Cualquier vulneración de la ley daña moralmente a la sociedad en su conjunto pues pone en cuestión el valor de la ley. Argumentar que en este caso eso es así, dando a entender que en otros casos no lo es, parece dejar el cumplimiento de la ley bien a la apreciación de los directamente perjudicados, según conveniencia, convencimiento o interés, o bien a la apreciación del juez sobre quienes son en cada caso los perjudicados y si en algún caso lo somos todos o lo es uno sólo en particular. ¿Existe alguna ley que decida sobre esto? ¿Puede existir? 

En fiestas de Navidad me puedo permitir hacer de aprendiz de leguleyo, es un simple juego.
Feliz Navidad.

EL CONSTITUYENTE


Valga una anécdota. A la vista de Piel de Iglesias se ha interpuesto entre la “Casta” y “todos los ciudadanos” , es decir los ciudadanos fetén que son los suyos, A. Rivera y su “Ciudadanos”, que para abundar en la confusión tiene la osadía de denominarse de esa manera. Como no cuadra que esos sean de la Casta, ni merecen ser como el nombre que tienen, se plantea un problema de encuadre. Con imaginación y rigor, como no podía ser de otra manera, la incógnita se ha despejado en un santiamén: son de la derecha franquista y de la extrema derecha, su “españolismo” no da para más y lo demuestra a la vista de todos.
-¿Como así?, ¿no dice PI que rechaza el separatismo? ¿no es por tanto españolista? ...
-Para nada, eso es solidaridad, pero siempre que sea en boca de PI. Unos son de fiar y otros no. Para lo sabido por todos, sobra explicación.
Ahora la categoría. Si la política es en una parte imprescindible poder en la opinión pública y sobre la opinión pública, este poder se significa por la bula para etiquetar al prójimo y enarbolar en patrimonio las banderas de todos, o de la inmensa mayoría, como si se tuviera la patente. Los políticos poderosos son los que detentan el poder de etiquetar impunemente por que su palabra va a misa, los parias pueden decir lo que quieran, que por decirlo ya son sospechosos. Tienen estos la falta de delicadeza de insultar cuando creen que critican o proponen, pidiendo por ejemplo “justicia en lugar de venganza”. En boca de los primeros se puede tildar de “franquista” a quien defiende la Constitución porque “ya se sabe...”, pero ser tildados de “vengadores” es una calumnia contra los fundamentos de la civilización.
Siendo así plenipotenciario in pectore, a don Pablo no le tiembla el pulso para desencadenar un proceso constituyente de todos y sobre todo. Es decir podremos decidir si todo el mundo va a tener un trabajo y piso, con piscina o sin ella, si van a poder circular coches o bicicletas, si semáforos o bocinas, si vamos a ir a la luna o nos la traemos, si Monarquía o República, si Coca Cola o gaseosa, si pensiones o un botijo para volver al pueblo, si pagar la deuda o multiplicarla, si profesores o alumnos que aprendan sólos, si 17 autonomías o 532, si quedarnos en España o irnos... tantas cosas para decidir y tan fácil, que parece mentira que a nadie se le hubiera ocurrido antes, tanto nos ha debido embotar la casta y el sistema... ¡Ah! y si Navidad con turrón o ni Navidad ni turrón..Tanto habrá qué decidir, oficio tan abrumador parece, que mejor que decida el que más sabe y que decida lo que quiera, eso sí decidiendo todos de esa manera.

domingo, 21 de diciembre de 2014

"SALIR A LA CALLE"


Carezco de datos y desconozco análisis, pero me extraña que la presencia avasalladora de PI en los medios privados vinculados a los “grandes poderes” sea fruto inmediato de una estrategia planificada del PP. No le otorgo tanto maquiavelismo, no por su bondad sino por su candidez. Lo más probable es que la “intelligentzia” del PP propiciara la aparición en las cadenas adictas de lo que debía tomar por vulgares “perroflautas”, como un juego, haciendo ostentación de un prurito de imparcialidad y de modernidad. Luego, visto el éxito inicial, intuirían que podrían hacer cosquillas a IU y dividir así a la extrema izquierda. Seguiría su entusiasmo al comprobar que podría arañar los flancos del PSOE. Pero una vez que acapararon los espacios punta, convirtiendo los medios privados en órganos de agitprop, con una posición tan ventajosa que ni Trotsky hubiera imaginado para sí al organizar la revolución rusa, ni entonces debieron pensar las lumbreras de Génova que valiera la pena torcer el cariz que tomaban los acontecimientos. Ni siquiera les ha debido inmutar lo que parece consolidación de grandes expectativas electorales y un horizonte en el que bordeamos la posibilidad de un Frente Popular, redivivo y presto a la venganza. Decía que esta pasividad no me parece debida al maquiavelismo, sino a todo lo contrario. Tampoco a la supuesta indolencia del líder. No es difícil imaginar que es sumamente trabajador, meticuloso y tenaz. Es un problema del modo de ver las cosas. En el fondo a la gente, a nuestra gente, le interesa su prosperidad y el bienestar, se piensa, otros asuntos son caprichos y veleidades del momento, las aguas volverán a su cauce como el marido que se ha atrevido a alguna aventurilla vuelve siempre, bien escarmentado, al calor del hogar. La propaganda propia de Don Mariano por el sentido común es en el fondo una manifestación de sinceridad, la exposición un tanto obscena de su filosofía vital. Todo es como deber ser porque el mundo está bien hecho, aunque de vez en cuando se noten y nos confundan las travesuras de algunos diablejos. La gente, nuestra gente que es la mayoría de la gente, entiende lo que le conviene, sabe lo que quiere y no se deja engañar cuando llega la hora de la verdad. Se le escapa a esta nobleza del buen sentido que no todo lo incómodo se pudre, también puede madurar y dar frutos desagradables. Pero desde esta incólume bonhomía, desalojar o siquiera neutralizar la presencia prepotente de “los vengadores”, una vez que han consolidado posiciones y las grandes cadenas privadas hacen caja del share, se antoja un esfuerzo desmesurado e incierto. Máxime cuando, además del favor de la inercia desatada, los “intrusos” cuentan con grandes simpatías y colaboraciones entre los periodistas que lideran las corrientes de opinión, ya un entramado bien consolidado. Mas vale dejarlo todo como está, porque todo quedará en nada o en casi nada, una vez que se recupere la sensatez. Por ahora de lo único que pueden alegrarse estos seguidores del Padre Balmes es de que no se unan UpyD y Cs. Menos da una piedra y nunca viene mal una molestia menos. Para el caso, Sinon e vero, bene trovato, “sino lo hemos tramado, lo podríamos haber hecho”. Y entre tanto, con el susto del cariz que toman las encuestas, se pide a los suyos “salir a la calle” para explicar, ¿pero a qué tanta alarmar ahora si nunca hay que alarmar?

domingo, 14 de diciembre de 2014

PROFESIONALIDAD


A la hora de enhebrar su discurso PI o Tania Sanchez cuentan con la ventaja psicológica de que no creen en la democracia, sino en la “Historia”, como una especie de “Divinidad” hecha tiempo, de la que se tienen por sumos sacerdotes. Así igual que todo vale en cuanto a la acción, todo es aprovechable para soltar un mitin encapsulado, que de eso se trata. Ayuda dominar la técnica y ello es fácil, si no se es tonto y se carece de escrúpulos democráticos. Tienen además la gran ventaja de que pueden concentrar sus pasiones y sentimientos en “la causa”. No les afecta lo que se les dice con ánimo, por ejemplo, de ponerlos en un brete, como algo personal, ni menos aún les inmuta, porque se tienen por servidores de una Verdad que todo lo justifica. Así concentran su atención en lo que pueden aprovechar para dar la vuelta y colar el mitin, igual que un Judoka, ante el impulso del adversario. Esta “profesionalidad”, maquiavélica si se quiere, contrasta con el apasionamiento de quienes los quieren pillar y se dejan llevar, soltando todo lo que piensan. Como si bastase tener razón y se tratase con alguien que está en su mismo registro. Frente a la “demagogia científica” no valen los discursos, las soflamas, ni la más mínima metedura de pata, ni siquiera desliz. Hay que ser muy práctico y “profesional”. De lo contrario se corre incluso el peligro de que los más sensibles ante el buen estilo dirijan su simpatía hacia el virtualmente ofendido. 
Una muestra.
“¿Qué ocurrió entonces para que el habitual ambiente de cordialidad se viera alterado por la presencia del líder de una nueva formación política al que se le hizo un tercer grado que nunca se aplica a otros invitados? (….)
Entiendo que se quiera conocer la verdadera naturaleza ideológica de una nueva formación, pero ¿cabe en un medio público un tono de hostilidad tan notorio?”
Los pasillos del pirulí Elvira Lindo 14 DIC 2014 - 00:00


jueves, 11 de diciembre de 2014

BULA CON MISTERIO


Pocos han disfrutado entre la opinión pública de tanta bula como Pablo Iglesias para hacer pasar sus miserias por un dechado de honorabilidad. Creo que la dificultad de desmontar o neutralizar el discurso de PI tiene que ver, entre otros muchos aspectos, con el remilgo que tiene gran parte de la opinión pública a admitir su totalitarismo y con el impacto que el discurso de un convencido, que domina sus pasiones, produce en una clase política atribulada por la inseguridad.
Algunas breves observaciones sobre lo primero. Sin duda que los seguidores, reales o potenciales, se comportan ante la evidente vocación totalitaria de su líder como el enamorado ante las prendas y defectos de su amor. También es cierto que, entre estos, unos pocos, los antisistema y anticapitalistas de toda la vida, comulgan con el totalitarismo, otros pocos le siguen a pesar de saber de su totalitarismo pero no les importa, y posiblemente la mayoría no quiera saber sobre el tema, para no perder la nueva fe que tanto les ha debido conseguir alcanzar. Pero hay un problema de fondo que tiene que ver con la forma de entender la democracia, o si se quiere con la falta de educación democrática, que lleva a que se desdibuje lo que salta a la vista. Diría que se asemeja a un trastorno bipolar en clave política, que afecta singularmente a los jóvenes, pero también a los menos jóvenes que han recibido la democracia y que habla de las grietas de la cultura cívica colectiva.
-Se tienen las libertades cívicas y sociales de las que se goza por un hecho natural, al igual que el aire que se respira, o la órbita de la tierra alrededor del sol. Igual que esto, puede contaminarse o distorsionarse ocasionalmente, pero en lo fundamental son intocables, inmutables y funcionan solas.
-Frente a la prudencia de poner la democracia en su sitio, como el menos malo de los sistemas posibles, se tiene a la democracia por una especie de prodigio que habita en una especie de Sancta Santorum, mecanismo que, al alimentarse de la voluntad de todos, ha de garantizar la justicia, el bienestar general, la virtud social ..etc Una democracia que sufra en su interior corrupción, paro desahucios, es una falsa democracia y se convierte en “sistema”, un monstruo implacable al servicio de unos compinches desalmados .
Así como se disocian las libertades y el “sistema”, las promesas mesiánicas de suprimir el sistema, por mucho que vengan avaladas por la más esmerada colaboración con dictaduras singulares, no atentan, a los ojos de muchos, contra las libertades sino en favor de la “verdadera” democracia o de la democracia “real”.
Que estas patrañas tengan tanto predicamento y que una parte de la población, de la que se presume una cierta educación política, es decir conocimiento de la historia y de lo que pasa en el mundo, sucumba tan fácilmente, tiene que obedecer a motivos que exceden la profundidad de la crisis y la justa indignación por las tropelías y vilezas que tanto nos han humillado. Contentémonos con tomar nota de cuan poco ha penetrado en la conciencia cívica el valor de la democracia como sistema de libertades, derechos y deberes iguales para todos, pero en el que lamentablemente puede prosperar el mal y la injusticia si los ciudadanos no están vigilantes y se despreocupan de las consecuencias de lo que se hace. Y sobre todo el olvido de que ningún otro antídoto es compatible con la dignidad de la persona.

martes, 9 de diciembre de 2014

HIPERTENSIÓN E HIPOTENSIÓN


Con el fin de ilustrar la deformación sistemática a la que todo nacionalismo somete a la historia, el ilustre Historiador y profesor Alvarez Junco (Las deformaciones de la memoria José Álvarez Junco 7 DIC 2014 - 00:00) ofrece una curiosa semejanza entre la versión histórica sobre la guerra de independencia española y la guerra de liberación del nazismo en Francia. Para animar el sentimiento colectivo y colectivista en ambos casos se presenta una derrota por una victoria, pero ni los españoles derrotaron a Napoleón, como se dice, ni los franceses pintaron mucho en la derrota nazi. Pueden ser ciertas las dos cosas, sobre todo por lo que a Francia se refiere, pero es como si una mariposa y un pájaro fueran semejantes porque tienen alas.
De la guerra de independencia ha quedado en el recuerdo que fue una guerra de independencia, una resistencia en la que la población estuvo comprometido de forma harto general y que quizá por primera vez generó un sentimiento nacional en toda España. Ningún historiador por poco que se precie puede sostener la idea de que fue una victoria en el campo de batalla de una guerra convencional, ni la memoria colectiva lo ha asumido de esa manera. Pero sí ha asumido el hecho manifiesto de que fue una resistencia heroica y cruel y que esto tuvo su parte, nada desdeñable,en la derrota final del imperio napoleónico. Tampoco la memoria colectiva es ajena al engaño y la traición del rey felón, ¿hay alguien objeto de mayor y unánime desprecio?, como tampoco ha dado la espalda a los sentimientos y convicciones contradictorias con la que los españoles afrontaron este acontecimiento y sobre todo sus consecuencias. El mito y los hechos coinciden en este punto tanto que hay poco que mitificar, por decirlo así.
Por su parte creo que en Francia se pretende sobre todo olvidar aquel funesto episodio en el que predominó la claudicación, precisamente en nombre de la Francia eterna. Pocos mitos pueden salir de aquello, más que la mitificación que hizo De Gaulle de sí mismo y que ha servido a los cuidadadores de la buena conciencia francesa para ir tirando. En nuestro caso la posible deformación tendría que ver con el significado que se dio al episodio, quienes vieron en ello el resurgir de la España eterna o quienes el nacimiento de la España moderna y liberal. Si algo adquirió un valor mítico fue la Pepa, pero no sé si el profesor Alvarez lo consideraría una “deformación” “nacionalista”. En cualquier caso es una obviedad que la “memoria histórica” no es un cuadro que pintan algunas élites o poderes en un gabinete, sino el resultado abierto de la combinación e intersección viva de todas las influencias y creencias que nacen y mueren en la sociedad...
Estas observaciones serían meramente académicas, sino fuera por la desproporción de la tesis que se pretende ilustrar, especialmente la que está implícita y sugerida. La obviedad de que los nacionalismos son deformadores, como cualquier ideología que entre en liza por cierto, resulta como traída por los pelos para nuestro caso en el día de la celebración de la Constitución, a la que por mi parte tengo por la más legitima heredera espiritual de la Pepa. No parece una simple coincidencia. El profesor parece querer fustigar a todo nacionalismo en general pero especialmente al nacionalismo español o españolista. Pero si el nacionalismo es una especie de patriotismo hipertenso, en España, por lo que al patriotismo español se refiere, estamos bien lejos de sufrir tal desequilibrio, mas bien padecemos una hipotensión de tal magnitud que puede dar lugar a pensar, con cierta coherencia, en una “desnacionalización” colectiva. Tema peliagudo por cierto que algún día, por desgracia, tendrán que investigar los historiadores, me temo. Tal vez la hipertensión desbocada de los nacionalismos disgregadores sea el contrapunto de tal estado depresivo, por eso sorprende que apenas aluda de puntillas a este ejemplo señero del más desaforado y deformador fervor nacionalista que tenemos en nuestras narices y que sin duda, con toda buena voluntad, el profesor pretende combatir. Como el inspector que persigue a un modesto peluquero que no cobra siempre el IVA a sus clientes, mientras tiene delante a un comisionista blanqueador que además no se recata en aturdir a todos con la publicidad de su “negocio”.

COMPLACENCIA


No olvidemos que para que Podemos controle los medios, su principal objetivo al tocar poder o de empezar a tocarlo, necesita purgarlos a fondo, pero también una corte periodística complaciente. Lo más terrible es que cuenta con amigos y atemorizados bien dispuestos por doquier. ¿Cómo interpretar que oficialmente se pida la dimisión del entrevistados y no se censure el matonismo del que hizo gala el entrevistado? Se repudia en general el corporativismo, pero bien vendría un poco de corporativismo, si está al servicio de la defensa de la libertad de expresión.
De todo el espectáculo de Podemos sobresale la cantidad de periodistas bien instalados, y se supone que políticamente formados, dispuestos a hacerle la ola. Puede que empezaran algunos por instigación del medio, por eso de la share, pero ya la mayoría parecen haber descubierto o redescubierto su vocación de educadores de las masas en la virtud. No de filósofos a la manera del Estado platónico, sino de periodistas “concienciados” es lo que necesita un Estado Hermano, para conducir a las masas, con perdón a la ciudadanía, a la virtud y en la virtud. En todo caso parece que para muchos de este digno oficio sus ínfulas ideológicas valen más que el imperativo ético de la defensa de la libertad de expresión.
Como se desprende de lo que dice Dr. Parmenio, como casi siempre bien dicho, la excarcelación de los Etarras no va a poner trabas al horizonte idílico que pudiera haber entre Podemos y el PSOE. Pero estos episodios mediáticos debieran hacer pensar a los líderes socialistas. Sin una actitud contundente de estos contra Podemos, las bases y los seguidores del PSOE soplarán los vientos de Podemos. La tradición manda. Pero es lo más probable que hasta los resultados de las próximas elecciones los dirigentes no se decidirán a desligarse de Podemos o a transpirar con ellos siguiendo la inclinación de las bases..., lo que significa que va a seguir primando alimentar el discurso que les gusta a estas de que la fiera no es mala sino incoherente...

viernes, 5 de diciembre de 2014

BRUMAS


Aunque estoy tan estupefacto como cualquier ciudadano de bien y puedo desvariar, supongo que no es discurrir demasiado si me parece obvio que existe una voluntad predeterminada, implacable y dispuesta a llegar a este el fin de “cerrar” el capítulo etarra, pateando la justicia y la dignidad todo lo que haga falta. Desconozco donde empieza y acaba esa voluntad, si algunos jueces participan de ello por simpatía, síndrome de Estocolmo, “hoja de ruta”, ganas de hacer la historia, ganas de dar una vuelta de tuerca al sistema o simplemente para jugársela a otros colegas... pero importa poco el motivo si la determinación existe. Lo malo es que nadie se atreve a burlarse de todos sino cree que el ambiente es propicio y va a acabar colando... Esto se parece a un bosque brumoso en el que no se puede distinguir quien es quien, ni qué es qué, donde sólo aquí es posible este trabajo de DECONSTRUCCIÓN DE LA JUSTICIA...

Dicen que Napoleón decía que si quieres que un problema se pudra, monta una comisión.
P. Sanchez: sino sabes lo que hacer, monta una comisión, a ver lo que sale.
Si tiene éxito ¿propondrá luego sustituir los partidos por comisiones?

lunes, 1 de diciembre de 2014

EL "PROGRAMA DE TRANSICIÓN" Y LA LUNA


¿Es casualidad que la presentación de un programa económico de “perfil socialdemócrata”, según su líder supremo, coincida con los persistente guiños radicales de la dirección del PSOE?
Estamos ante un curioso movimiento de atracción repulsión como el que hay entre un planeta y un satélite que aspira a ser planeta. Parece como si el PSOE pretendiera penetrar en el territorio de Podemos y este en el del PSOE. Un escarceo dirigido aparentemente a minar la posición del “adversario” (?) pero que confluye en un “interés común”.
Hay que reconocerle a Podemos la gracia de hacer pasar un grosero “programa de transición” no menos estrafalario por un honorable programa “socialdemócrata”. De la misma forma que el PSOE está en la Luna creyendo que podrá ser el planeta en torno al que gire Podemos como un satélite.
“Posemos” ¿pero quien en primer plano y quien de comparsa?

Se atribuye la “adaptación” del programa económico de Podemos a la intención de “no asustar” a sus presuntos votantes de las clases medias y ganarse a los más reticentes. Pero eso sólo tiene sentido si hubiera señales de que la intención de voto decrece y que una parte notable de sus potenciales votantes le reclama una mayor claridad en cuanto a programa de gobierno se refiere. Si se trata sólo de asegurar el voto potencial que se le otorga por ahora, basta presentar programas “apañaditos”, que no desentonen con la rabia ni caigan en estridencias. ¿Pero se trata sólo de eso? Es cierto que cuanto más aumentan sus expectativas, más queda expuesto a la crítica mediática, tal como puso de manifiesto la entrevista con Ana Pastor. Ahora bien, ¿están dispuestos a desencantarse la mayoría o gran parte de sus potenciales votantes indagando en incoherencias y delirios programáticos? ¿no buscan en Podemos otra cosa, que, por cierto, nada tiene que ver con el cálculo de lo posible y conveniente para el bien común?
Pero Podemos piensa en el Poder en serio, es decir en mayúsculas. No quiere tocar poder ni ocupar una posición en el entramado del “sistema” como otro más, sino poseer el Poder. Sus líderes no son tan ilusos, todo lo contrario, como para creer que lo han de lograr ganando por mayoría, pero tienen a su alcance llegar al Gobierno de la mano del PSOE. Y este, entre la espada y la pared de su discurso esquizofrénico, no parece hacerle ascos. Su línea es “sacar a luz las contradicciones” de los programas de Podemos, es decir influir para suavizarlos. Dejar de lado en suma la denuncia de su vocación totalitaria. Con el PSOE radicalizándose y Podemos “moderándose” con propuestas “realistas”, todo da a entender, si nada los “Susana”, que el PSOE aceptaría “compartir” el electorado de izquierdas siempre que Podemos mordiera sólo lo preciso. Siempre bajo el dogma intocable de que el “enemigo principal y común” es el PP. Como no se trata de presentar un programa de gobierno conjunto, a la manera de un Frente Popular, sino de “esperar a lo que decidan las urnas”, cada uno puede irse preparando para la “convergencia” a su manera.
¿Hasta donde exigirá Podemos y cuanto estaría dispuesto a transigir el PSOE, tanto en materia económica y social como en la reforma de la Constitución? Depende de las posiciones que vayan ganando cada uno en vistas a ese momento, en una partida que tiene la peculiaridad de que los jugadores no pueden mostrar que están jugando. Máxime cuando la convergencia para gobernar esconde finalidades potencialmente incompatibles. Para el PSOE no se trata más que de gobernar dentro de un régimen democrático y eso ya es casi todo si se puede hacer de forma perdurable; para Podemos es un paso, el paso más lógico y factible, para “conquistar” el Poder. Por eso está ya dando forma a su “Programa de Transición” en buena ortodoxia trotskista, que no otra cosa es el espíritu que anima estos aggiornamientos.
¿Son conscientes los líderes del PSOE de lo que esto significa? ¿tienen valor para afrontarlo? Seguramente en sus cálculos está “domesticar a la fiera” llegado el momento. Tal vez extremando los “guiños radicales” espere adquirir una posición de hegemonía que lo permita. Huir de la bestia en dirección a sus fauces, no parece sin embargo lo más lógico. Cuanto menos conscientes sean sobre con quien se las pueden gastar y menos sea su valor para hacerles frente, más expuesto anda el PSOE a sufrir el “entrismo”, la otra técnica de acoso y derribo que Trotski tuvo el honor de idear.
Mientras sigue la película, el entretenimiento es debatir lo “realista” que puede ser un programa elaborado con las fórmulas de IU y con “perfil socialdemócrata”, en palabras de su líder supremo.



domingo, 30 de noviembre de 2014

RAJOY EN CATALUÑA


¿Se arremanga Rajoy para recuperar el tiempo perdido?
Todos sabemos que sin la movilización de la Cataluña no independentista será imposible evitar lo inevitable, pero el pulso continúa muy bajo, máxime con el cortocircuito del PSC-PSOE. La incógnita es Podemos. Creo que está a la espera de ver como sienta en el resto de España el Procés, una vez que los españoles tomen en serio la posibilidad de la secesión.
Sólo y en carne viva Rajoy tiene que decidir el norte de su discurso. O movilizar a la opinión pública para que lo respalde cuando llegue lo inevitable, o ejercitarse en el Nirvana a la espera de que los nacionalistas “se cuezan en su propia salsa”, como dice Leguina. Creo que no lo tiene claro, pero ya descarta su mantra favorito, que comparte con la mayoría de españoles: que “alguien” dentro de Cataluña parará los pies a los que han enloquecido y que el seny retornará por sí mismo. No sólo avala esta desazón la rebeldía manifiesta de Mas, sino también la indiferencia con que la sociedad catalana ha reaccionado públicamente ante el escándalo Pujol. Los nacionalistas, es decir “los suyos”, porque no admiten “injerencias”, ni perturbaciones que “distraigan” el Procés; los pro-España, porque están paralizados, confundidos y carecen de canales. Con todo me temo que la estrategia no es sólo como frenar el desenlace fatal, sino qué hacer si tiene lugar. Es obvio que el discurso depende a fin de cuentas de que se resuelva esa incógnita, porque enfrente tienen muy claro lo que van a hacer. Pero la eficacia del discurso va a depender también del valor del mismo. Por ahora el “aquí no pasa nada”, “esto no va a ninguna parte” se ha interpretado en Cataluña por los ciudadanos pro-españa como: “no hay nada que hacer”, “sálvese quien pueda”; y en el resto de España como: “vaya tabarra”, “que nos dejen en paz”...
Pero todo va muy deprisa y en el horizonte se perfila “Posemos”, por ahora como convergencia de gobierno. Aunque el PSOE le pone imaginación y espera que todo quede en PSOEmos ¿Es posible imaginar mas leña y combustible en el fuego si esta “convergencia” de izquierda coincide con el desenlace del Procés? Siendo esto previsible, el PP se equivocaría si espera réditos de agitar este “fantasma”. Quizás para evitarlo o menguarlo fuera lo mejor tratar de desactivar el discurso del PSOE, tan viscoso respecto a Cataluña y tan confortable respecto a Podemos.

EL PEQUEÑO AMIGO


Bochorno, esperpento, delirio…pero también un destello de genialidad, aunque sea la genialidad de la que es capaz un majadero. No me refiero a las dotes picarescas del “pequeño Nicolás”, a la habilidad con la que ha bailado entre las cloacas del Estado y se ha hecho un nombre y un hombre en el epicentro del “capitalamigismo”, a su precocidad en dominar las artes oscuras del “maquiavelismo”..etc. Tampoco vale la pena insistir en la pestilencia y cutrez que se respira presumiblemente en el mundo de los altos manejos. Con independencia de cual fuera el uso y la posición que ocupa en las miserias del poder, y no hay poder sin miseria del poder, todo apunta a que este neófito ha inventado una figura inédita: la del mediador conseguidor profesional. El “amigo” profesional. El “capitalamigismo” se sustenta en una red de conseguidores dedicados afanasomanente a gestionar licencias, calificaciones, permisos, comisiones, subvenciones y pericias sombrías de todo tipo, pero da la impresión de que son “funciones” asignadas a cargos y dirigentes influyentes, que ejercen como parte de sus ocupaciones generales. El PNic. habría liberado esa ocupación de las labores particulares que se puedan tener como concejal, secretario local, etc, etc, para crear una “profesión” semejante a la del intermediario en tantas esferas de la actividad económica.. En la "econopolítica" con este caso ya los favores no se intercambian directamente entre los interesados, sino que se pueden gestionar con este amigo de todos, altamente especializado y con más tentáculos que un pulpo, de una forma más aséptica y más rápida, multiplicándose de esta manera los servicios. Lo que esta “profesión” tendría de novedoso y original es el hecho de que se ejerce en terrenos prohibidos e inconfesables, de modo que quien la ejerce es como un espía que se ha de revelar desde la penumbra. Su crédito y capital es eso de “ya se sabe que este viene de...”. Notorio y oculto a la vez,  deambula entre lo pre-sabido y lo por saber.
 Legalizar una “profesión” de este porte conculcaría los cimientos elementales de la democracia, es decir la confianza elemental entre los ciudadanos y sus representados. El público del fútbol acepta que su club esté en manos de poderes ajenos siempre y cuando se conserve la marca y tengan la expectativa de los triunfos soñados, pero lo último que le cabe a un ciudadano es que sus asuntos sean objeto de mercadeo a la vista de todos. Si son objeto de mercadeo al menos que no se sepa o se sepa lo menos posible. Por eso como el caso demuestra esta arriesgada figura siempre ha de estar al filo de la navaja y no sólo porque lo tiene difícil para hacerse una cobertura en la Seguridad Social, por ejemplo.

viernes, 21 de noviembre de 2014

TODO POR MI PARTIDO ¿POLÍTICA O PSICOLOGÍA?


Sra. Rosa Díez: no quisiera echar leña al fuego de su hoguera, con perdón de la hoguera, pero creo que comprender las “razones”* de su posición requiere del más exquisito paladar del mejor Gourmet y de la más fina capacidad de análisis de los más duchos politólogos ¿Son por eso los líderes de Podemos los más capacitados para comprenderla? Por lo que tienen de “politólogos” claro. ¿Les pedimos un “estudio” con beca?
*Una muestra. Irene Lozano ha rechazado la elección de los candidatos y de los líderes comunes con Cs. por ser una propuesta “maximalista” y también ha defendido que no se trata de “repartirnos los puestos en las listas”. Si de elaboración de listas se trata ¿acaso quería proponer un sorteo entre quienes se presenten?

La enfermedad del partidismo a toda costa y por encima de todo ofrece dos perfiles. Uno es la tendencia común a confundir el bien del Partido con el bien común, cosa natural porque al fin y al cabo cada Partido es en su origen, o debiera serlo, un proyecto para el bien común. De ahí también la virginidad de la que gozan al inaugurarse. La otra tendencia, hasta cierto punto también natural, es la de creerse siempre con la razón y ser por ello imprescindible. Inconscientemente esto siempre lleva creer que la marcha de las cosas camina en la dirección del interés del Partido aunque circunstancialmente hayan reveses y tropiezos. Por desgracia en España nuestra clase política si algo tiene en común es la de formarse en la escuela del partidismo, que en nuestro país es la versión secular de la fidelidad debida a la Iglesia. Hace falta mucha altura de miras y de claridad mental para distinguir en cada caso la lógica y el interés del Partido del bien general y la marcha de las cosas. “Habilidad”, como dicen los psicólogos, que no abunda en estos lares por el arraigo de esta cultura.
Hay decisiones nefastas que pueden arruinar las obras más meritorias. En muchos de estos casos no es fácil discernir lo que hay de error y de sometimiento a las inclinaciones personales. Aunque todo puede cambiar en este mundo, da la impresión de que el proyecto de Rosa Diez, al menos en lo que tiene de proyecto partidista, ya ha tocado techo y está rebotando entre las paredes en que se haya estancada. Es algo bastante injusto porque ha apostado por cuestiones capitales que la izquierda ha pisoteado y la derecha ha desdeñado, para que no se diga. No menos injusto es que, bajo sus pies, Podemos capitalice la lucha contra la corrupción porque, como da entender, promete que rodarán cabezas. Pero en política no hay justicia, aunque sólo cabe la justicia si triunfa una política justa, que de eso se trata.
Lo cierto es  que Rosa Diez no ha podido librarse de sus limitaciones originales que son de diverso orden.
- Para la gran masa socialista es una traidora y nunca se lo perdonarán aunque baile sevillanas.
-Su ascendencia partidista es ajena a ningún movimiento colectivo. En este sentido es vista como una opción de intelectuales o de entendidos ajena a la bolsa del gran público. 
-Nació, con razón o sin ella, con la impronta de partido bisagra, cosa que si primero generó expectativas, la enredó, con la irrupción de Podemos, en las redes de la “casta”. 
Por lo que a su imagen personal, su liderazgo no ha podido sacudir el sambenito de estar movido por la ambición de poder, por muy duro que esto suene. 

Es humana y políticamente comprensible que se rechace fundar un nuevo partido o una coalición electoral como menos a través de elecciones primarias. Se necesitaría altura de miras y eso no abunda. Pero el caso es que también se desaprovecha una gran ocasión, posiblemente irrepetible, de irrumpir en la escena política contrapesando el peso mediático y tal vez social de Podemos. Seguramente al PP y al PSOE tampoco le interesa animar esta posibilidad. Es muy discutible que haya diferencias programáticas tan sustanciales que lo justifiquen, máxime cuando los programas son guías que, en el mundo de la democracia mediática, respaldan la dirección de una política y la forma de dirigir, pero no pueden ser el dictamen de un notario o el cuadro de respuestas de un ordenador.
Pero sino soñaba con grandezas no era previsible tanta pequeñez. Ni siquiera coaliciones locales para los ayuntamientos. Como si el “sindrome del aparatchtik”, “todo por Mi partido”, fuese proporcionalmente mayor cuanto menor es el partido que lo sufre.
Un huérfano político que lamenta escribir esto.


martes, 18 de noviembre de 2014

LAS PATATAS CALIENTES


Estamos desgraciadamente en la etapa en que criticar a Podemos y poner de manifiesto sus manejos, si no se mueven otros vectores del mercado político, convierte a quien lo haga en sospechoso de los más oscuros intereses. Pero aún así es bueno que Errejon tenga que empezar a gastar de la fe de los suyos y de los que no quieren saber nada que la contradiga. Un síntoma de los estados de ánimo y de opinión: El mismo Alejo Vidal Quadras presentó a Podemos, en la tertulia deJulia Otero la semana pasada, como un partido potencialmente “regeneracionista”, “si olvida, eso sí, sus tentaciones totalitarias” o algo parecido. Podría ser una bendición para la democracia, vamos.
Pero el escenario político que haría posible el triunfo de Podemos depende en gran parte de la posición del PSOE. Le ha caído la patata caliente que a la vez nos está quemando a todos. Parálisis mental del PP y evanescencia equidistante del PSOE. ¿No tiene otra cosa mejor Rosa Díez que consumirse en la melancolía de lo que pudo haber sido y no fue de no ser por Podemos? ¿No serían acaso unas primarias entre Rosa Diez y Albert Rivera para fundar un partido regeneracionista una magnifica oportunidad para hacer frente a Podemos y dar una alternativa al bipartidismo?


Entre los escenarios posibles el más probable es que el PSOE tenga que decidirse por un acuerdo con el PP o con Podemos, con lo que va a estar en juego no ya el futuro gobierno sino el futuro de la nación y del Estado. Podemos está decidiendo si adelanta un programa inmisericorde para zamparse a la vez a IU y al PSOE o se aggiorna la fachada para facilitar el acuerdo de gobierno con este último. La inercia inveterada que lleva al PSOE a deslegitimar por sistema al PP no sólo pone en riesgo fatal el futuro de Cataluña sino que empuja al PSOE hacia la orilla de Podemos. Es de temer que el PSOE carezca de la necesaria claridad ideológica para hacer frente al totalitarismo de izquierdas, máxime si este se disfraza de populismo e incluso de regeneracionismo y sufra en sus entrañas la tentación de ajustar cuentas sin tapujos con la “otra España”. Que no tengamos que pagar la incapacidad del PSOE de modernizar su discurso.
Quien piense que el PSOE quiere en serio una reforma constitucional para resolver el tema catalán se equivoca, tal como este partido también advierte. Sabe que no tiene nada sustancial que ofrecer y sólo busca evitar aparecer como socio de la derecha, para hacerla responsable de lo que pase en Cataluña. Parece que mientras no sea vea obligado a concretar sus propuestas podrá mantenerse en la “equidistancia”. ¿Puede hacerlo indefinidamente? Aunque ahora trate de escabullirse de sus responsabilidades, tarde o temprano va a tener que decidirse ante lo inevitable en Cataluña o ante Podemos. Y es que tan irresponsable es proponer reformar la Constitución o federar España sin decir en qué consiste esto, como hacerse los locos ante lo que significa Podemos...
Desconozco si el PP puede hacer algo más para condicionar en favor de la democracia y de España la decisión que fatalmente ha de tomar el PSOE si previamente no lo engulle Podemos. Pero sería fatal para todos que se tomase este asunto como una oportunidad para aprovecharse del embarazo del PSOE. Reconozco que no es fácil hacer frente a la táctica dilatoria del PSOE cuya oferta más concreta de “reforma constitucional” sería formar una “comisión constitucional” dedicada al “estudio” de las posibles reformas, pero en este momento el puro rechazo de la necesidad o la oportunidad de proceder a alguna reforma desgastará por igual a todos los partidos institucionales.
¿Cómo es posible que en esta situación crítica Rosa Diez siga rechazando un acuerdo sólido con Cs? ¿Se da cuenta de la responsabilidad que está contrayendo? No entiendo tampoco el poco interés que muestran los tertulianos y los medios ante algo tan lamentable ¿No serían acaso unas primarias entre Rosa Diez y Albert Rivera para fundar un partido regeneracionista una magnifica oportunidad para hacer frente a Podemos y dar una alternativa al bipartidismo? ¿No serían además estas primarias el foco de la atención pública, atención imprescindible para contrarrestar al nuevo totalitarismo? La patata caliente tiene pues muchas patatas calientes.

viernes, 14 de noviembre de 2014

MINORÍAS PERTINACES

Comentario en el blog Argos de Santiago Gonzalez:



Me sorprende el quijotismo del que hace gala Martín Villa manifestando su intención de declarar ante la Juez argentina. No entiendo de Derecho y jurisprudencia, y respeto sus motivos personales, pero al obrar así ¿no justifica el supuesto derecho que se otorga esta Juez a incriminarle?


Repasando el blog de ayer comparto la impresión de psykoaktive

“permítanme discrepar sobre si el 30% es minoría y mis razones sobre mi pesimismo. Yo creo que un 30% es un gran porcentaje de la sociedad, más que suficiente para realizar un cambio social.
Este artículo apunta (que no prueba) hacia esta tesis. El artículo se llama “Minority Rules: Scientists Discover Tipping Point for the Spread of Ideas”, que se puede traducir como “La minoría manda: Científicos descubren el punto de inflexión para la difusión de ideas”. La primera frase del artículo lo deja claro (negritas mías): “Cuando sólo un 10 por ciento de la población mantiene una creencias inquebrantable, esa creencia siempre será adoptada por la mayoría de la población”
Cosa que lleva a pensar que la independencia catalana es más posible de lo que parece. Pero no creo que haga falta un congreso científico ni siquiera un modesto estudio científico para saber que los cambios históricos los hacen las minorías alterando a su manera el Status Quo...pero siempre y cuando la mayoría no oponga resistencia. Esto se puede deber en algunos casos a que piensa que sus intereses coinciden con los de la mayoría o no entran en conflicto, pero en otros casos esos intereses son bien contrarios y no hay reacción alguna. En el caso de Cataluña y del conjunto de España es notorio frente a la minoría nacionalista. Y para explicar esto sí que sería necesario un congreso de científicos y sabios. Desde mi ignorancia y perplejidad sólo se me ocurre sugerir dos motivos:
-que la mayoría silente confía en que las instituciones se sobran y bastan, más aún si las instituciones gobernantes difunden sistemáticamente ese mensaje.
-que no confía en sus propias razones ni por tanto en sí misma, en una especie de síndrome de Estocolmo colectivo. Como se haya llegado a eso y si es inevitable haber llegado a tal es otra cuestión.

jueves, 13 de noviembre de 2014

¿ANTE LO INEVITABLE?


Visto que el escándalo de los Pujol no ha provocado la reacción de la masa no independentista, ni la retracción de la masa nacionalista, y visto que Mas se ha burlado a gusto de nuestro Presidente y de todos los españoles, ¿se ve obligado Rajoy, según da a entender en su comparecencia, a preparar y a ganarse a la opinión pública ante lo que parece inevitable? Si así fuera estaríamos por lo menos pisando el suelo de la realidad.

Desde esta perspectiva el 9N, pese a todo, habría traído dos novedades esperanzadoras, que pueden tener su calado. Empiezo por el hecho de que la práctica totalidad de la opinión publicaDA y buena parte de la clase política ya empieza a creer que la independencia va en serio y que Mas está dispuesto a todo. Ello no obsta que para algunos siga siendo “inviable”, pero cualquiera que sea el diagnóstico no son lo mismo unos bolos, tal como se pensaba, que la final al todo por el todo que se está jugando de verdad. Quisiera pensar que, en consonancia con ello, la intervención de Rajoy tiene de inédito la pretensión de disputar la opinión pública a los nacionalistas, entrando en el terreno de la propaganda y la contrapropaganda, como se suele decir, “haciendo pedagogía”. Está por ver que la opinión pública empiece a reaccionar y a sacudirse la orfandad ideológica en la que se ha visto sumida, tanto en Cataluña como en el resto de España. Es de esperar al menos que el “aquí no pasa nada” y el “que hagan lo que quieran, que me dejen en paz” pase a mejor vida. Pero es de temer también que el PSOE siga poniendo sordina responsabilizando al “inmovilismo” del gobierno. Curiosamente da la impresión de que, presa de su vacua equidistancia, la izquierda prefiere no enterarse de lo que amenaza a todos y de la amenaza que se cierne sobre ella en particular, de triunfar el independentismo. Igual sería necesario que Rajoy intentara desmantelar la coartada federalista del PSOE, forzándolo a que concretara sus ofertas de reforma constitucional, y comprometiéndose a aceptar las que salvaguarden nuestra libertad e igualdad. Porque es preciso que los partidos nacionales, entre los que incluyo al PSOE, vean allanado el camino para disputar la opinión pública al nacionalismo y para contar con el apoyo de la ciudadanía en vistas a las medidas que tarde o temprano probablemente serán preciso tomar en defensa de la Constitución y la unidad de España. En todo caso mientras no se lleve el debate a la opinión pública en los términos reales en los que el problema está planteado, los nacionalistas seguirán llevando la iniciativa.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

LAS IDEAS SIMPLES


A propósito de la sorpresa de Arcadi Espada por ser considerado “facha”, traída al caso por el Blog de Santiago Gonzalez.


Lo que desconcierta del discurso político es su extrema simplicidad, que lo hace tan impermeable y compacto como una tortuga. Me refiero claro está cuando este emerge de ideas o mejor creencias enormemente simples y simplificadoras que se cuidan por interés político, pero que también hipotecan el proceder de quienes están poseídos por ese discurso, una vez que prenden en las masas. Estas creencias simples se tornan en creencias-fuerza que soportan esas alambicadas construcciones ideológicas, que no son más que un concentrado de sentimientos y vagas intuiciones, en las que la gente se siente a sus anchas creyendo tener la clave del mundo. A la izquierda le resultó cómodo el discurso de patrimonializar los valores democráticos y no dudó en sumar a los nacionalistas presentándolos como parte de las fuerzas democráticas e incluso constitucionalistas, a costa sin duda de la relativización, cuando no desprecio, de la idea de la unidad de España. Este es el foco de la plaga mental que sufre la sociedad española y tiene muy difícil arreglo, porque la izquierda no puede cuestionar ese discurso “fundacional”. Por supuesto hay mejores y peores creencias simples. Pero quiero llamar la atención sobre el hecho de que las malas creencias simples, cuando se convierten en dañinas ideas-fuerza, infectan al mundo intelectual, con la paradoja de que sólo pueden ser desmontadas si se empieza por la crítica intelectual, como un cáncer sólo se puede curar si el diagnóstico es acertado. Me temo que en este extremo la confusión que reina en el mundo intelectual es tanta o mayor que la que reina en el pueblo llano, que ya es decir.

lunes, 10 de noviembre de 2014

TODOS CON RAJOY ANTE EL ESPEJO


Se achaca a Rajoy permitir una ilegalidad flagrante, lo que es un hecho inobjetable, pero además ha caído en lo que quería evitar a toda costa: nos ha puesto a los españoles y a sí mismo ante el espejo. En este se muestran las dos ficciones con las que estamos embaucados: que el Estado de derecho rige con normalidad en toda España, además de ser inexpugnable, y que el Procés es una comedia con la que Mas sólo quiere ocultar sus vergüenzas o huir hacia adelante. La burla manifiesta de la ley no ha sido más que la escenificación y culminación de la norma con la que la Generalitat se ha regido desde hace mucho tiempo. Ha cumplido si convenía y nada ha pasado cuando, por ejemplo, se ha tomado a cachondeo las leyes sobre el aprendizaje en castellano dentro del horario escolar. Por su parte Mas ha apostado hace tiempo por proclamar la independencia y ahora le preocupa más Jonqueras que Rajoy, para ser el primer President. Cosa para la que, por cierto, tiene más bazas de las que “desde Madrid” se está dispuesto a reconocer.
¿Podía hacer Rajoy otra cosa? Mientras en ética el poder se sigue del deber, en política el deber está mediatizado por el poder, es decir por la relación de fuerzas. Hay que reconocer que Rajoy está a gusto en el discurso que se ha creado sobre Cataluña. Se cree de veras que la inmensa mayoría actuamos por motivos sensatos razonables y por eso está convencido de que en el fondo los nacionalistas “moderados” son leales a la ley. También lo cree así la mayoría de españoles, de forma que no ha de hacer apenas esfuerzo para sintonizar en esto. Cuando el Constitucional anuló el referéndum, Rajoy se ilusionó de veras y creyó ver la luz en el fondo del túnel. Al impugnar la “astutconsulta” debía suponer que todo estaba bajo control y que Mas se limitaría a dar juego a sus mastines. Pero como no podía exponerse a aplicar la ley a riesgo de promover un motín, quedaba a los pies de los caballos,mientras a Mas se le brindaba la oportunidad ideal de legitimarse ante la masas nacionalistas como burlador del Estado. ¿Tienen ahora más sentido las lágrimas de Jonqueras?
En el estado de cosas actual no se me ocurre que pudiera hacerse otra cosa que lo que (no) se ha hecho. Es muy duro, pero a eso lleva la parálisis de los ciudadanos catalanes no independentistas y la indiferencia generalizada de toda España, actitudes que se realimentan mutuamente. Lo peor es tomar esta cesión de ley por un “estricto cumplimiento de la ley”, considerar la debilidad social y política del Estado de Derecho como fortaleza y seguir en la creencia de que todo está bajo control y que esto “no lleva ningún sitio”, salvo a la “frustración” de una gran parte de la sociedad catalana. Bendita frustración, por cierto, si eso significa que la independencia no llega a consumarse. A Rajoy cabe achacarle entusiasmarse con su autoengaño creyendo que la exposición de la ley es como un sortilegio que se cumple automáticamente, mientras que al final todo se puede resolver entre caballeros. Desconozco cuales pueden ser las soluciones si existen, aunque no es difícil de imaginar la alternativa que está en juego. Pero no lleva ningún sitio seguir con la ficción. Es preciso que poco a poco los españoles se sitúen ante la realidad y de acuerdo con ella tomen la decisión que prefieran, si apoyar a toda costa y con todas las consecuencias el orden constitucional, si una reforma que cree un nuevo Estado o la aceptación pura y simple de la independencia catalana y de otros que puedan venir después. Todo menos seguir en la indefinición amparada en la indiferencia o en el “hartazgo”.
Por cierto al igual que otros remeros, disculpen que en estos momentos no tenga tiempo para encontrarlos, he tenido una especie de sueño-pesadilla de que Podemos podría llegar a salvar la unidad de España. Como se decía antes “mejor una España roja que rota”. Pero temo que estos leninistas de manual (¿y qué leninista no lo es en el fondo?) se frotarán las manos si tienen la ocasión de reprochar a la “La Casta” la desintegración de España, y se sentirían bien a gusto si la separación de Cataluña les aúpa cerca del Poder. Aunque siempre queda la esperanza de que los espectros de Fidel Castro o de Chaves se les aparezcan y les convenzan de que un verdadero revolucionario ha de ser también un auténtico patriota...que quieren que les diga...

domingo, 9 de noviembre de 2014

IMPRESIONES POR LA INGRATITUD



 El Procés se asemeja a una contienda entre los ingratos y los ingenuos. Sigamos con ello.

No parece muy cordial festejar el aniversario de la caída del muro levantando otro muro, pero en esas estamos.Pero hay que reconocer que la presencia del votante Jordi Pujol le ha dado al procés un toque especial, digamos que suprematista y barroco.
Debe ser por mi inmensa ignorancia pero no conozco ningún escritor o intelectual relevante catalán que apoye el procés, a no ser que tengamos por tal al Sr. Guardiola o la Sra. Rahola. Pero también es cierto que la mayoría de los intelectuales y escritores españoles catalanes y españoles en general se hacen el loco. Lo seguro es que de existir algún intelectual independentista notable hablaría y que los que no son independentistas tienen pocas ganas de hablar. Tampoco sé si esto tiene alguna relevancia a la hora de valorar la calidad del Procés y de sus objetivos, pero sí que indica algo de la calidad de nuestra cultura democrática.
Como cualquiera que tenga sentido común, mis impresiones sobre esta INGRATA jornada no son muy alentadoras, aunque todo lo que sucede resultaba demasiado previsible

Con toda humildad y crudeza, sin cocina alguna, parece evidenciarse:
  • Que a la mayoría “operativa” de la sociedad catalana le importa sobre todo dar una patada en las posaderas a España, aunque sea a costa de arrancarse los ojos.
  • Que a Jonqueras le va a resultar difícil negarse a formar una lista conjunta con Mas de cabeza.
  • Que a la inmensa mayoría de los españoles, excepto los catalanes, parece que todo esto les resbala. Tal vez porque algunos creen que es una comedia, otros que no saben qué pensar (aquellos que se fían de los grandes partidos) y muchos otros porque piensan que no hay nada que pensar (pues creen que sólo existe, o es digno de preocupar, la corrupción y el paro).
  • Que las cúpulas de PP y PSOE piensan más en la que se les puede venir encima si se proclama la independencia y esta se consuma, por lo que se preparan para responsabilizar al otro partido del desaguisado.
  • Que la irrupción de Podemos era lo que faltaba para el guateque: vamos a ver a “la casta” acusada de no haber sabido “seducir” a los catalanes, mientras se promueve la comprensión de los separatistas por ser “el sistema” insufrible.

viernes, 7 de noviembre de 2014

RELATIVISMO PREELECTORAL


Según la encuesta del CIS el 90 por ciento de la población se considera feliz en mayor o menor grado. Dejando de lado lo exageradas que puedan ser las respuestas y las estimaciones de los cocineros de la encuesta, y haciendo abstracción también de cuán resbaladizo es este término, máxime si lo inmiscuimos en la política, queda el hecho de que una gran parte de la población desvincula su vida y su situación en la vida del descrédito y aborrecimiento, que según parece, siente por la situación política y especialmente “los políticos”.

Por otra parte se estima con bastante fiabilidad que un porcentaje notable de potenciales votantes y simpatizantes de Podemos son profesionales liberales y ciudadanos de las clases medias en general relativamente acomodados e instalados en el “sistema”. Muchos de estos consideran además irrealizables y descabelladas las propuestas económicas de Podemos. Se supone también que tienen suficiente preparación para saber del lazo práctico y espiritual que une a esta formación con los regímenes y las experiencias totalitarias de la América hispana. A pesar de ello se muestran decididos a votarles, esperando tal vez con ello castigar a la “casta” corrupta.
No está muy claro según ello que en todas las circunstancias los votantes se rijan por el principio sagrado de la maximización de los beneficios y la minimización de los riesgos. En este caso el corazón pesa más que la cabeza, hasta tal punto que parecen muchos dispuestos a perderla. Se reacciona contra la corrupción y los corruptos viendo en esta un agravio personal que reclama venganza y la reparación del honor. Es la demostración de que el político “me” engaña y “me”manipula, “a mí antes que a nadie”. Por lo que se vislumbra, importa más esta venganza que lo que pueda venir después.
Pero parece también creerse que las condiciones de la vida personal son inmutables y ajenas a la marcha de la política. Es como si los males de esta afectaran a la sociedad o a los otros, cobrando así el posicionamiento contra el sistema el carácter de un acto solidario con los desfavorecidos y maltratados. Es imposible ir a peor o a mucho peor porque, se cree, ya se está en lo peor posible.
No es fácil en el mundo presente evaluar si la marcha de las cosas es buena o correcta y si se va por el buen camino. La volatilidad conmueve los liderazgos aparentemente más sólidos y esperanzadores. La relación de los individuos con la política ya no se hace, como hasta la caída del muro, a través de intermediarios dignos de toda confianza como los grupos sociales de pertenencia, dado que esa pertenencia es incierta. Nos fiamos de nuestras organizaciones tradicionales y una vez que estas traicionan la confianza debida no hay forma de adivinar por donde marcha el bien común y sólo cuenta satisfacer el orgullo herido.
Tampoco hay que despreciar la influencia de las ideas “anarcoliberales” en muchos de estos simpatizantes de Podemos, por mucho que ello choque con la manifiesta vocación estatalista de la que estos hacen gala. En gentes ilustradas y aparentemente cultivadas se tiene a las instituciones y al Estado por parásitos que chupan la sangre a los particulares. En consonancia con la idea de que la situación personal nada tiene que ver con la marcha de las cosas, para muchos la sociedad funcionaría mejor si no hubiera políticos ni instituciones públicas. Dejo de lado si este “anarcoliberalismo” es coherente con los postulados liberales o su más grotesca caricatura, pero el hecho es que estas ideas simples e infantiles están muy ampliamente difundidas y no son pocos los profesionales ilustrados que se mueven en ese caldo de cultivo. Me limito a constatar que todo vale para la viña de Podemos y la gloria de su “Gran Ciudadano”, tras cuyo liderazgo se nos convoca.




sábado, 25 de octubre de 2014

"EL GRAN CIUDADANO"


El “asalto al cielo” que pretende Pablo Iglesias parece que pasa por el asalto a las clases medias. ¿O estamos por el contrario ante un nuevo partido regenerador del sistema? Así lo ven ya muchos. Sirva un botón de muestra.

“El trabajo de Felipe González hasta 1982 consistió en aglutinar a esa mayoría social en torno a un proyecto común progresista. El trabajo de Pablo Iglesias, ahora, parece querer ir por el mismo camino. Desde que Podemos obtuvo su espectacular resultado en las elecciones europeas de mayo, es muy difícil encontrar unas declaraciones suyas —o de su equipo más próximo— que no pueda suscribir cualquier ciudadano de izquierdas, moderado o radical. Desde muchas trincheras se les sigue acusando de leninistas, bolivarianos y utópicos, pero su discurso es ya sólo reformista y regenerador, como se demuestra en el esbozo de programa electoral aprobado en su asamblea fundacional del pasado fin de semana.” (Luisgé Martin. Anselmo Buendía y Pablo Iglesias)

Nada menos que Pablo Iglesias un émulo de Felipe Gonzalez.

Tiempo antes de esta “Asamblea ciudadana” un vecino de clase media, relativamente acomodado, me mostró su entusiasmo con Podemos y como no lo compartiera y le plantease algunas objeciones y dudas, me soltó: ”¡pues algún chollo escondes!” Aunque sin que lleguen a dar una respuesta tan desabrida, conozco otros ciudadanos de parecido status, que no se pueden clasificar entre los “perros flautas” y “antisistemas”, proclives a Podemos. Por lo que dicen los estudios de opinión la pretensión de su líder de hacerse con un buen botín entre las clases medias no parece descabellada. Al fin y al cabo es el público del que se nutren tradicionalmente todos los partidos, incluyendo hasta ahora IU.
Es obvio que el nazismo capitalizó la desesperación de las clases medias, pero por muy mal que esté la situación de las clases medias en nuestro país, estamos a años a luz. Estoy seguro que gran parte de los simpatizantes de Podemos vive con relativo acomodo y considera su situación personal también segura y aceptable, así ocurre al menos con los que conozco. Pero ello no evita que tengan un profundo malestar y que repudien “el sistema”, al que quisieran condenar a ser enterrado bajo sal como hicieron los romanos con Cartago. Tampoco, como se podría presumir, aprecio que sientan miedo por su futuro inmediato y a que el sistema deje de prestarles el servicio que seguramente merecen: pensiones, salarios, seguridad social..etc. Es así característico que no ligan su ira y malestar con su situación personal, sino con la marcha de la sociedad y de las cosas públicas, mientras que dan por supuesto que su status seguirá en todo momento parecido. No es su situación personal la referencia para enjuiciar el estado de las cosas públicas, sino una sensación borrosa de la realidad externa la que mide el estado de la propia casa.
¿Por qué una alternativa como UpyD o Ciudadanos, en principio impoluta y crítica con la corrupción y los males del bipartidismo, les parece “blandita” y trufada de intereses “sospechosos”? ¿por qué por contra sólo ven en Podemos la cara luminosa y les parece irrelevante su cara oscura? ¿no debía resultar evidente esta a la luz del mentor bolivariano? ¿qué les lleva en suma al convencimiento de que no son tan fieros como lo pintan? Sería gracioso por cierto que esta parte de la clase media se inclinase hacia Podemos en nombre de los mismos presupuestos que alienta UpyD o Ciudadanos. Por eso tiene que haber algo más, con independencia del peso mediático que es otro asunto a tratar con detenimiento y aparte.
El radicalismo al que conduce la crisis y la corrupción , incluso con todo su eco mediático, sólo es posible si el terreno está abonado. Tal vez este sector de la población tenga un extremo sentido del a virtud pública que se ha visto defraudado, una solidaridad con los desfavorecidos que no admite más componendas, pero también puede haber mucho de rabia sumergida, de malestar “sistémico”, que se retroalimenta permanentemente de los males y debilidades del sistema. Me temo que la fuerza de Podemos no provenga de la adaptación a la sensatez que, cabe suponer, tienen las clases medias, sino a la capitalización de cuentas por saldar que atraviesa y enreda a gran parte de nuestra sociedad.
Seguramente esta rabia endémica, que brota cíclicamente como el Guadiana y que enreda transversalmente a la población, sea reveladora de desajustes y supuestos nocivos que trastocan el “imaginario” colectivo, la relación entre la imaginación y la realidad, y nos hacen cargar sobre la democracia las culpas y responsabilidades de los dirigentes y las élites gobernantes, pasando además de puntillas entre los magos y prestidigitadores, tal como sucede en las cortes de la derecha con “el pequeño Nicolás”.
Pero también cabe que esta distorsión de la imaginación sea pasajera o no lo sea todo. ¿Que sucedería si muchos de los que simpatizan contra ellos mismos repararán en lo que les puede reportar Podemos? Quienes más parecen tener en cuenta esa posibilidad son los líderes de Podemos, por eso están tratando de adaptarse, para complacer y no alarmar a este público tan escurridizo y volátil. En gran medida no es un asunto baladí preparar al PSOE para avenirse a gobernar juntos, horizonte bien verosímil. ¿Táctica leninista o regeneración democrática? No es casual que esta mirada complaciente de mucha gente de la clase media, la compartan intelectuales y comunicadores de toda condición, tan críticos y exigentes para otras cosas. Que uno sepa, el concepto que expresa el líder sobre la democracia es perfectamente homologable a ...las repúblicas caribeñas. Mientras que su requisitoria contra el “sistema” no se queda en la denuncia de “la casta”, sino que postula como solución la fiscalización que debería llevar a cabo “el Gran Ciudadano”, versión prosaica, tal como requieren los tiempos, de su pariente “el Gran hermano” Todo sea por ganarse la clase media, que es la que cuenta.

PESADILLA FUTBOLERA


No les extrañe que el Madrid Barça me acabe de helar el corazón. ¿Seguir fiel al Barça me hace cómplice del “Procés”? Pero este problema de conciencia me lo tengo que tragar. Voy a ver el Madrid Barça con la mosca de que sea el penúltimo, o uno de los postreros, “partido del siglo”, al menos dentro de la Liga española. Se qué a los no futboleros esto les resulta indiferente y a los “ciudadanos” una exageración delirante, pero no menosprecien que para muchos, y cada vez son más, uno de los pocos motivos de unidad es el morbo de estos duelos. Lo del delirio, ojalá, pero ya veremos. Si no espabilamos, y no parece por las trazas, el debate “nacional” que seguiría a la probable proclamación de la independencia catalana, que sea esta independencia virtual o real no viene al caso, será si se admite o invita al Barça en la Liga española (o como se llame entonces). En Cataluña, por otra parte, se debe dar por descontada su continuidad y con todos los honores, de lo contrario no se entiende tanto fervor independentista, ¿o es que no se lo han pensado? Es probable,al fin y al cabo somos igualmente iberos e hispanos, lo digo por lo de Santa Barbara. En el “centro” sólo se va a creer en el peligro de la Independencia cuando se haya producido y en Cataluña se pensarán en sus consecuencias cuando sean irremediables. Por mi parte espero no cometer una frivolidad si digo que la amenaza de exclusión del Barça de la Liga española es un argumento infinitamente más disuasorio que todas las llamadas a la solidaridad, la igualdad,la libertad y el respeto a la ley, o incluso el caos económico que puede sobrevenir. Entre otras cosas porque ya están vacunados y la imaginación es libre, pero un partido de fútbol es algo muy tangible y visible.
Seguramente este debate daría lustre al otro que se vislumbra: quien es el partido responsable de la separación, si el PP o el PSOE, o lo que quede de ellos. Dicho sea de paso, es difícil comprender la lógica del discurso del PSOE sobre este particular a no ser que sea una coartada para librarse de la acusación de complicidad o pasividad, mientras que el PP parece empeñado en que no se le tilde a posteriori de provocador.
Pero volviendo a lo nuestro, tengo la impresión de que llegado el caso no serían pocos los que preferirían cambiar el nombre de la Liga, por ejemplo Liga hispano-vasco-catalana, o Liga ibérica..etc con tal de que el Barça siguiera participando.
Aunque tenga la traza del más horrible Vodevil, el Próces parece seguir el “guión trazado” casi al pie de la letra. Por muy cadáver que sea, Mas está embridándolo y amenaza resurgir tras el 9N como Ave Fenix. La demolición de CiU, que parece seguir preocupando a los más “responsables” analistas del “centro”, está descontada y la pelea parece que se centra, de seguir todo así, en quién proclamará la independencia y cuando. Ya bastantes barruntamos un futuro escenario de “doble poder”, pero incluso la mayoría de estos, llevada por el optimismo natural del ser humano, cree que el caos previsible provocará la reacción de los catalanes sensatos. De la marcha por el desierto al retorno a la patria común, bajo el canto expiador “perdona a tu pueblo señor”. Mucho suponer, cuando además la única barrera seria es la voluntad de la Sra. Merkel. ¿Alguien en su sano juicio pondría la mano en el fuego por ella?

Pero todo esto no es más que el mal sueño de un cenizo...

viernes, 24 de octubre de 2014

EL DESENFOQUE





Está claro que en política cuenta más cómo se vende lo que se hace o no se hace, que lo que se hace.
Se pregunta un articulista en el País
“Bien está que, frente a dicho reto, se busquen las contradicciones del bloque soberanista, y se hurgue en las evidentes debilidades del proceso preparatorio del 9-N, y se subrayen las consecuencias negativas de una eventual independencia, etcétera. Pero, ¿no sería también saludable que algunas cabezas pensantes, desde la defensa de la unidad de España, reflexionasen seriamente sobre cómo y por qué ha llegado Cataluña al estado de opinión presente?”Joan B. Culla i Clarà 18 OCT 2014 - 00:00
La pregunta tiene dos filos: la responsabilidad que tiene “Madrid” en la marcha objetiva de las cosas y la responsabilidad que tiene “Madrid” en la percepción colectiva de la realidad. Sobre lo primero bien valdría qué respondieran en Cataluña: ¿Cómo justifican la pretensión de separarse?, ¿qué daños ha infligido la democracia española a Cataluña para tomar una decisión tan tajante? Como escribe Javier Marías:
“Pero uno se pregunta qué ha pasado, de 2012 a hoy, para que todo eso se haya exacerbado. Tras siglos de convivencia –casi nunca forzada–, ¿ha ocurrido algo muy grave? ¿Ha habido, por ejemplo, un amotinamiento de la población brutalmente reprimido por la Guardia Civil? ¿Se ha suspendido el Estatuto de Autonomía? ¿Se ha destituido o encarcelado al Presidente de la Generalitat? ¿Ha sucedido algo tan imperdonable como para prender la mecha, para que se tome una determinación tan tajante como escindirse de España? Uno no lo ve, aunque se esfuerce.” ( Javier Marías:El País 28/9/14)
Justificarlo por la afrenta de la petición de firmas que hizo el PP contra el nuevo Statut , o incluso con la decisión del Constitucional, parece ridículo. Muchos catalanes se tendrían que preguntar también “¿qué pasa aquí?”
La segunda versión de la pregunta remite a lo más simple y complicado a la vez: ¿Cómo es posible que la ideología nacionalista se haya impuesto por goleada y casi por incomparecencia del adversario? Hasta tal extremo que suceden cosas como:
“Según los análisis de un grupo de investigadores de Deusto, el programa electoral de Ciutadans en esas elecciones era esencialmente de centro. Sin embargo, a pesar de sus manifiestos, de su ideario político y de presentarse a las elecciones con un programa moderado, la gran mayoría de los catalanes perciben a Ciutadans como un partido de extrema derecha.” (L. Orriols. El País 18-10-14)
Hay mucho que decir sobre las causas que han llevado a este desenfoque prácticamente estructural de la realidad que sufre la sociedad catalana en su gran mayoría. Pero valga una muestra
“En la única encuesta fiable, de 1998, el 50,2% de los catalanes se mostraba a favor de una enseñanza bilingüe y solo un 9,3% de la enseñanza exclusiva en catalán.”
“Mientras solo el 20% de los votantes socialistas se sentía más catalán que español, entre los parlamentarios del PSC el porcentaje era del 75%.”
(Felix Ovejero, El País. La cuenta de los cuentos)
De poco vale que exista una opinión extendida, sino existe la fuerza política que la respalde y asuma. Pero lo peor es que la fuerza responsable de amparar a la población, que siente de esa manera, la abandone y se “cambie la chaqueta”, una vez que han llegado al convencimiento de que "los otros", en este caso los nacionalistas, tenían razón en lo fundamental. Por desgracia en política lo que se ha construido con muchos años se puede destruir con dos golpes y no se puede reconstruir, sin más, tan rápido como hace falta. ¿Por qué la sociedad española no pasa cuentas a los responsables directos y a los mentores también responsables que han amparado o consentido este desatino, el PSC y al PSOE en suma?  Es otra pregunta que parece más incómoda que la de quién asesino a J.F.K.



jueves, 23 de octubre de 2014

"CESARISMO" Y "ASAMBLEARISMO"


Tanto más precisan las democracias “posmodernas” de la elevación y mejora constante de la educación política de la población, de una opinión pública basada lo más posible en el conocimiento, cuanto más simples e infantiles son los mecanismos y reflejos mediáticos que llevan a la formación de la opinión pública. El ejemplo de Podemos resulta aleccionador como motivo de reflexión.
Late en la familia de Podemos el eco ancestral del corazón anarquista, que tanto sugestiona a las bases y los seguidores, vigilado por el rigor leninista y pragmático de su fundador. El debate entre asamblearismo y centralismo es la enésima versión casera del difícil encaje entre sentimentalidad y efectividad. El caso Podemos es de lo más extremo. Un movimiento de vocación asamblearia cuya seña de identidad es la efigie de un líder carismático, líder que además no se ha forjado encabezando ese movimiento, sino capitalizando, poniéndole cabeza, al efecto del mismo en la opinión pública. Su gran merito fue transformar un movimiento en opinión pública. El cuidado de este jardín es su principal activo para su estrategia de poder. La tensión original entre la vocación asamblearia y el cesarismo se soporta mientras dure el impulso que pueda llevar al poder o a éxitos apreciables. Pero sólo en el fracaso se hará manifiesta la tensión de verdad. pues con el triunfo el corazón se hará "razón". Estamos no obstante ante  una apuesta arriesgada,  porque, como Iglesias ha insistido, cosa que hay que agradecer, su empeño es el Poder, no simplemente protestar y convertirse en una alternativa más o menos testimonial. En ese tramo la propaganda que ilustra este movimiento contrapone democracia representativa y democracia asamblearia, lo que a primera vista recuerda la vieja oposición maoísta leninista entre la democracia “burguesa” y la “democracia popular”.
Pero más allá de esta trifulca “orgánica” y del estímulo que significa la “anécdota” del caso Podemos, la relación entre el liderazgo carismático y la participación ciudadana es categoría de primer orden en la democracia posmoderna. Ni siquiera la democracia moderna, siendo de natural todo lo “aburrida” que se quiera, puede sustraerse a la emoción que despiertan los líderes carismáticos. Y se hace evidente que la sensación de novedad sólo puede cristalizar si la protagoniza algún personaje con especial encanto mediático. Los que, como Rajoy o Major, tienen un perfil plano aparecen cuando domina el hartazgo y se quiere algo de realidad por mediocre que sea. Pero en la democracia posmoderna se precisan fuertes liderazgos y además con el mayor carisma posible. Por muy paradójico que parezca, cuanto mayor es la desconfianza ante los políticos y la política en general, más necesita la gente confiar en sólidos liderazgos. Y en ese estado acecha sobremanera el peligro de confundir el  carisma con la bondad de la política que se  patrocina.
Pero igual que inconscientemente se invocan líderes, a veces acualquier precio, se demanda participación directa. Ya es moneda común que el ciudadano medio se indigne si tiene la sensación de que el gobernante no cumpla sus deseos o tome medidas contrarias a sus deseos o preferencias. Y no me refiero al malestar lógico que puede producir una medida determinada con la que no se está de acuerdo, sino al hecho en sí de que el gobernante la haya tomado como sí no “hubiera tenido a uno en cuenta” o “no lo hubiera consultado”. El ciudadano medio se siente en el derecho de que los gobernantes y los políticos “cumplan su voluntad”, suponiendo este ciudadano dos cosas que no estan tan claras como parece: que su voluntad es la misma que la de todos y que además tiene una voluntad clara. Pero el caso es que limitarse a delegar en los representantes que elige según sus preferencias ya no llena el mínimo exigible. Por eso cualquiera que salte a la palestra para influir en la opinión pública, habla siempre en nombre de “la ciudadanía”, “la gente”, como antes se hablaba en nombre del pueblo o la nación. Este estado de animo responde a un reflejo subjetivo y a un estado objetivo característico de las democracias actuales. En el universo mediático los asuntos públicos están tan a la vista que el espectador no puede resignarse a ver lo que pasa, delegando en unos “políticos” que desprenden un buen tufo de ineficiencia e incluso dudosa moralidad. Pero por otra parte los asuntos públicos parecen endemoniadamente complejos y las claves para afrontarlos inaccesibles. En un universo abierto y transparente es cada vez más difícil dilucidar lo que hay de engaño y de realidad en lo que ocurre y salta a la vista. Y lo que es más difícil, evaluar las consecuencias de cualquier medida política o económica. Si la conformidad y la confianza de los ciudadanos, es decir la fibra moral del sistema, reclama algo más que delegar, ¿qué valor tiene una democracia asamblearia? Es evidente que sería absurdo que la afición votase, antes del partido o en cualquier momento, la alineación de su equipo. Pero la gente sueña no sólo con debatir, sino debatir para decidir, suprimiendo lo más posible los filtros propios del sistema representativo. Todo se soporta en un gran equívoco: en las democracias originarias, digamos que salvajes, al estilo de la antigua Grecia, decisión y debate formaban una pieza única. En las democracias actuales quienes tienen que decidir no debaten con los contrarios, sino que tratan de apoyar su decisión convenciendo a la opinión pública. Por lo que a la gente se refiere, esta tampoco debate sino que llama tal cosa a lo que es manifestar el apoyo por una determinada opción o medida. Pero la complejidad de los asuntos, dada la diversidad de intereses implicados a escala particular y colectiva, requiere debate para formarse una correcta opinión. Los canales mediáticos que han cumplido esa función hasta el momento parecen insuficientes, porque buscan ante todo avalar lo decidido o repudiarlo. Si, querámoslo o no, la democracia descansa en la confianza entre representantes y representados , así como en la solidez de las instituciones, de lo que se trata es que esta confianza se base cada vez más en el conocimiento.¿Puede una sociedad de masas crear cauces de debate encaminados a que la gente se forme por sí misma una opinión más sólida y se autoeduque políticamente? Porque en suma es de educación política de lo que se trata.O si se prefiere, de ejercer de ciudadano de verdad y no de parte de la masa.

martes, 21 de octubre de 2014

SOBRE NACIÓN Y CIUDADANÍA. RESPUESTA URGENTE A UN REMERO


“El nacionalismo, esa patología de la sentimentalidad que otorga derechos privativos de los ciudadanos a tribus, ríos, ámbitos geográficos, paisajes y, como hoy es el caso, a lenguas, es esencialmente paradójica, sus efectos los sufren los no infectados. Como la halitosis.” (Dr. Parmenio Blog de Santiago Gonzales)

Admirado Dr. Parmenio, lamento discrepar de su planteamiento, por otra parte casi unánime en la intelectualidad y en las élites políticas, sobre la forma de entender la nación, el nacionalismo y el debate con los nacionalistas. Estamos de acuerdo en el punto de salida y de llegada, pero no en el tramo para llegar. Y me temo que el debate con los nacionalistas se ha jugado en ese tramo y se ha dado por perdido de antemano. Hay un equívoco intelectual que lo mina todo. Si hacemos un repaso histórico, por sumario que sea, se pueden apreciar tres formas de legitimar el estado nación, o si prefieren la nación política: étnicamente, culturalmente o civilmente, como ámbito del ejercicio de derechos civiles. La revolución francesa, americana o italiana, la fundaron de esa forma, partiendo sin duda de una historia y cultura relativamente común. La nación española lo intentó hacer así en el XIX y aún lo seguimos intentando. Alemania por el contrario apeló al nacer a una legitimación etnicista, desplazando las iniciales legitimaciones civilistas. Hoy en Europa predomina el entendimiento de la nación como ámbito soberano de civilidad, aunque en las naciones eslavas prima la distorsión etnicista.
Por no extenderme creo que la izquierda y la intelectualidad en general ha contrapuesto artificialmente ciudadanía y nación, como si la nación no fuera el ámbito y el ámbito soberano en el que los ciudadanos pueden ser tales. Las teorías que vinculan la nación exclusivamente a un origen étnico común, extendidas por cierto en el ámbito anglosajón, dejan de lado esta posibilidad, que comprende además la nación como el resultado de la integración de diferentes orígenes étnicos , culturales y políticos. Creo que se ha concedido a los nacionalistas secesionistas una bicoca al abdicar la intelectualidad y la clase política en general, especialmente la izquierda, de la defensa de la nación española como ámbito de civilidad, solidaridad y de derecho. Precisamente en relación con ello no concibo como se puede defender la ciudadanía sin defender la nación o el Estado nacional, que en este punto es coincidente, como marco en el que es posible. Si los españoles no tenemos la voluntad de ser responsables los unos con los otros en el ejercicio de nuestros derechos civiles ¿por qué seguir unidos? ¿por qué no ser un departamento francés o un ciudadano francés o inglés quien así lo quiera? Tengo muy claro que los nacionalistas no se sienten españoles y que objetarles en nombre de la defensa de España se interpreta como una confrontación de nacionalismos, para ventaja suya. A los nacionalistas es difícil convencerlos, pero a quienes no tenían por qué ser potencialmente nacionalistas se les ha dejado a la intemperie al no valorar el elemental valor del patriotismo. Mientras, se ha concedido a los nacionalistas la gran ventaja ideológica de tenerles que dar razones para rechazar su objetivo separatista, mientras que debieran ser ellos quienes dieran las razones de romper el ámbito de civilidad y de solidaridad que es la nación española. Al fin ya al cabo al defender la nación española no se contrapone una nación a otra, sino unos lazos solidarios construidos históricamente y quienes pretender romperlos tendrían que verse obligados, insisto, a argumentar por qué. Hoy vivimos en el triste momento de que hay que dar razones a muchos españoles, que se sienten así vitalmente, para seguir siendo españoles como miembros de una entidad política común. Y que eso no es nacionalismo sino elemental patriotismo.
El tema es muy arduo para tratarlo sin duda tan superficialmente como estoy haciendo.. Pero espero animar a que gente más cualificada pudiera ofrecer más claridad y ayudar a superar lo que entiendo es un complejo incomprensible.

COLLAGE PODEMOS II


 PODEMOS Y CIUDADANOS.

Podría presumir Albert Rivera de haber descubierto y encumbrado la idea genérica de “ciudadanía” a la de una categoría política asociada a connotaciones y alternativas políticas concretas. Ahora el gran reto semántico que se propone Podemos es apropiársela en exclusiva como si fuera esta formación la expresión genuina de la “ciudadanía”. En este mundo mediático y de clases medias donde todas las líneas y diferencias políticas, mentales y sociales son especialmente difusas es cada vez más obsesiva la aspiración a adquirir una identidad, tanto personal como grupal, algo en lo que creer y que compartir, a ser posible con todos. Tengo que A. Rivera bajó esta venerable fórmula del cielo de los valores universales, por todos compartidos, a la arena de la refriega política por instinto, debido a la urgencia de dar una respuesta ideológica a la mentalidad nacionalista ya apabullante en Cataluña desde hace diez años por lo menos. Como toda alternativa espontánea esta emerge a partir de lo que de forma inmediata la gente y los destinatarios concretos echan en falta. En Cataluña bastantes que empezaban a tomar conciencia dela orfandad política en la que quedaban ante la deriva nacionalista deriva nacionalista del PSC, empezaban a cansarse de los cantos de sirena nacionalista, que servían para un roto y un descosido, y reclmaban que los políticos se ocupasen de los “problemas concretos”. “Ciudadanía” significaba a la vez una forma de reivindicar la solidaridad con todos los españoles y de cambiar la poesía nacionalista, horrible poesía por cierto, por la prosa de “ocuparse con las las cosas”, tal como Ortega reclamaba en otros tiempos.
La desgraciada secuencia posterior ha abocado, con toda la injusticia del mundo, a que en la opinión pública catalana se ubique la opción de Rivera cerca de “la extrema derecha”, lo que dice bastante del estado patológico que sufre esta opinión pública. Pero pasemos de largo.
Hoy cualquier partido y alternativa política se presenta y cree ser el legítimo representante de la “ciudadanía”, expresión esta que contiene un valor de por sí y cuya invocación, como las viejas fórmulas mágicas, sugiere soluciones concretas y unánimes en beneficio de todos. Dicho sea de paso, parece como si la aldea global adquiriera más un perfil de Aldea que de global. Pero “muchos son los llamados y pocos los escogidos”, viene a decir el líder de Podemos, que parece empeñado en patrimonializar para su formación y él mismo esta categoría política. Al procurarlo no inventa nada nuevo, el manual del arte y el combate político en este mundo tan amorfo como pluralmente uniforme, indica que la identidad de cada opción y partido, lo que une a los representantes, o aspirantes a serlo y los representados, es la sensación de compartir ciertos valores generales, bastante platónicos por cierto. Y así la verdadera disputa empieza por la ideología y en especial por apropiarse en exclusiva para una formación ciertos valores a modo de seña de identidad. El asunto se torna enrevesado porque esos valores suelen ser comunes y “transversales” normalmente, por ejemplo la democracia, el estado del bienestar, el pueblo, la igualdad y la libertad, la justicia, la solidaridad...etc Y también ocurre lo contrario, ahora que en España la idea de España y la de nación están en horas bajas todos evitan nombrar algo parecido, como quien escapa de la peste.
El hecho es que “Pablemos” está decidido a usufructarlo y no por una especial pasión por las connotaciones con las que se asocia este término a un régimen democrático. Pero fijémonos antes en el talante. Está en las antípodas de la ingenuidad instintiva de Albert Rivera, es lo más parecido a un trabajo de laboratorio hecho con toda la asepsia imaginable. Un grupo de profesores de formación leninista clásica, amamantados por cierto en las ubres del “sistema” universitario, y al parecer con el gusanillo de reverdecer marchitos laureles observa la agitación de los indignados, lo decisivo del eco mediático, la eficacia del carisma a la luz de la “revolución bolivariana” y se apresta a renovar el viejo traje con el que las masas, es decir una minoría masiva que emerge en medio de la descomposición colectiva, asalta el Palacio de Invierno, o mejor el cielo de la libertad. Como una gigantesca clase de prácticas en la que se renueva el lenguaje de unas teorías políticas que ya estaban desahuciadas por rancias y escolásticas. Y la adaptación no compete tanto a las ideas sino al “discurso”. En su idea la “ciudadanía” acoge a las clases medias, es decir a todos que ahora se sientan discriminados, como antes el “pueblo” acogía a las masas trabajadoras irredentas. Pero el intento sólo puede tener éxito si funciona la polaridad que sugiere. En este caso ciudadanía versus “sistema”“poder”, “especulación” o “corrupción”, los ciudadanos frente a los poderosos, los ricos y los corruptos. El gran acierto del que depende el conjunto de la estrategia es contraponer ciudadanos a corrupción. A partir de ello lo que se proponga o deje de proponer parece irrelevante. Es la gran ventaja semántica sobre la iniciativa de A. Rivera, para quien Ciudadanía se comprende por oposición a nacionalismo ilusionista y descuido de los problemas concretas. “Pablemos” ha tirado por elevación y con su contraposición entre ciudadanía y corrupción evita cualquier compromiso con la realidad hasta alcanzar el Poder, que de eso se trata y no meramente de gobernar.
De forma imperceptible nos es mucho visionar advertir como la lucha ideológica se desplaza a la lucha por la apropiación del valor “ciudadanía”, y este combate debiera tener por púgiles al descubridor original y al “intelectual orgánico”. Dicho con toda la crudeza: entre una alternativa “ciudadana” civilizada y otra totalitaria. Pero el combate es desigual porque entre otras cosas el primer púgil tiene dificultades para comparecer en condiciones mínimamente aceptables, incluso para ser seleccionado.

lunes, 20 de octubre de 2014

COLLAGE PODEMOS I


¿"POPULISMO"?


La teoría política se ha convertido en una pieza más del marketing político, valga una muestra.



“Pero si analizamos con un poco más de detalle su estrategia, acabamos concluyendo que Podemos es una formación populista. ¿Por qué? Dice lo que piensa la gente. En el fondo, Podemos es un partido hecho a golpe de encuesta. Su relato coincide con lo que opina la mayoría social. Por eso criticarle acaba siendo contraproducente, se puede asociar una crítica a esta formación política con una crítica a la ciudadanía. Dicho de otra forma, la mayor virtud de Podemos es haber puesto un espejo delante del país. Todos nos hemos mirado en él y no nos ha gustado lo que hemos visto.”
Ignacio Urquizu es profesor de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid y colaborador de la Fundación Alternativas. El País 18/10/14
A la luz de este analista, y según parece es moneda común, todo proyecto político no es más que una mercancía que se define por las propiedades con las que seduce a los consumidores, es decir los potenciales votantes. Es el signo de los tiempos. Podemos” es “populista” porque dice lo que la gente quiere oír. En realidad todas las formaciones políticas lo son en alguna medida, sólo que en el caso de Podemos, es verdad, lo hace sin doblez ni tapujos. Pero al margen de un examen más pormenorizado de los métodos de Podemos, de su líder en suma, bastante más complejos de lo que a primera vista parece, ¿es el método la “esencia” de una formación política? Uso esta terminología tan trasnochada que parece provocadora. Se toma el método en lugar de la orientación, hacia donde lleva la política y hacia donde se dirige. Y esto además tiene dos componentes: hacia donde se dirige idealmente y a donde se dirige prácticamente en función de las circunstancias y posibilidades presentes y previsibles. Valga el símil de la persona: ¿que es lo que la define? ¿como se adapta a las circunstancias o la meta de su vida? ¿lo que hace o lo que pretende al hacerlo? ¿la necesidad o la intención?
Podríamos hablar de cual es la meta de Podemos. Creo que introduce una novedad en el mercado político: no busca situarse en el sistema sino El Poder, de ahí “Podemos”. En realidad no oculta nada. ¿El Poder para qué? Nos podemos preguntar. Por poco que indaguemos lo de “populismo queda corto y resulta tergiversador. Estúdiese la componente populista de los proyectos totalitarios, la manera de entender la democracia de los inspiradores intelectuales del proyecto. Desde el punto de vista hermenéutico hay una inmensa ventaja: los líderes políticos y los intelectuales “orgánicos” son todo y lo mismo, la teoría es la práctica y es fácil comprobar hacia donde se dirigen por poco que se tenga una disposición crítica ante los prejuicios de la actual forma mercadotécnica de entender su política. El problema de Pablo Iglesias no es ofrecer un proyecto viable sino consumar un proyecto de Poder, está en otra onda. Pero habría que extenderse mucho al respecto.

viernes, 17 de octubre de 2014

EL DÍCIL PARTO DE UNA ALTERNATIVA CIVILIZADA


La defenestración de Sosa Wagner en UpyD es impecable desde las reglas y procedimientos administrativos. Pero es muy difícil sostener un modelo de partido a la antigua usanza, como pretende Rosa Diez, cosa que no es un problema menor. Aun así lo relevante es que según las apariencias U P y D no ha logrado revertir sus lastres originales: el repudio de la masa de izquierdas, que consideran a su líder una traidora, el rechazo de la derecha que la considera de izquierdas, a lo que se añade la imagen de “dureza” que transmite su líder en tiempos que piden ternura. Por si fuera poco en el momento más inoportuno aparece Podemos. ¿Cómo es posible que cuando se precisa a vida o muerte una alternativa civilizada a los grandes partidos,y a Podemos,  el valor U P y D cotice a la baja? Tal vez el empecinamiento de la líder en mantener la marca a toda costa y la imagen petrificada de no poder ser más que un partido bisagra añadan desconfianza. Lo peor es que no hay razones para pensárselo tanto y menos para sembrar de minas el camino a la unidad o concertación con Ciudadanos. Podría ser además una buena oportunidad para crear un partido de nuevo tipo dando por ejemplo un sopapo a la pretensión de Pablemos de reeditar el “centralismo democrático”. Necesitamos avanzar, con toda la prudencia que se quiera, hacia partidos a la americana, es decir plataformas electorales, en lugar de los simulacros de Iglesias ideológicas que son nuestros partidos desde siempre. Unas primarias entre Rivera y Rosa Díez sería una maravilla que multiplicaría las posibilidades del nuevo partido aspirante. Sé que es un sueño y que los puristas replicarían: programa, programa y programa. Pero ahora el verdadero alcance de los programas sólo se conocen en el debate público y la confrontación, sea entre afines o con los adversarios. Se necesita: debate, debate y debate a la luz pública.
Con toda ingenuidad que se quiera vaya un pequeño consejo al aire. Piense Doña Rosa que su gloria vendrá de que abra la puerta, igual eso la consagra en lo que quiere ser, pero,sino llega a tanto, seguirá siendo una gran vencedora, por poco que las cosas salgan bien. Pero no hay que pensar en lo que quedará de Vd. de frustrar esa posibilidad o permitirla sólo cuando la situación sea desesperada.