martes, 30 de septiembre de 2014

INCOGNITAS A DESPEJAR


Ante el desafío, no creo que esté todo demasiado claro, queda lo fundamental por saber.
Hay que ponerse en la posición del otro (empatía política). Las bazas que cree tener el movimiento secesionista:

-El apoyo de la opinión pública de la aldea global, ya tomada la calle y lanzada la insumisión.
-La indiferencia y el “hartazgo” de los españoles.
-El consentimiento de la izquierda, activo y abierto en algún caso, vergonzante en otro.
-El “laissez faire” de la “Unión” europea, a ver qué pasa.
-La reacción de los mercados y el caos económico.
-Sobre todo y como colofón: la imposibilidad de que el Gobierno se atreva a llevar a cabo la intervención última.

Para todo tienen razones en creerlo, pero no tantas como creen:
-Se pondrá a prueba por primera vez lo influyente que pueda ser la opinión pública mundial ante la subversión callejera de un país del primer mundo. ¿Puede tener un efecto similar a la primera árabe o a Ucrania, como sueñan?
-Se pondrá a prueba el compromiso de los españoles con la libertad
-Se pondrán a prueba los instintos cainitas de la izquierda.
-Se pondrá a prueba si Europa se toma en serio a sí misma.
Creo que de todo ello dependerá fundamentalmente la reacción del gobierno cuando llegue el climax.

lunes, 29 de septiembre de 2014

VELO DE MAYA


En un interesante artículo "Frente al desafío, la razón y la ley" hoy en El País, A. Arteta reprocha al Gobierno no tener otra respuesta ante los ciudadanos que el respeto a la ley.
"Mientras los unos comienzan por despreciarla, los otros se postran reverencialmente ante la Constitución, no ya como la última palabra sino como la única".
En esta línea se suma a la demanda de que el gobierno haga además "pedagogía", pero hay que preguntarse si el gobierno, en el punto que estamos, puede hacer mucho más. De hecho la línea de las plataformas públicas contestatarias a la independencia van por el mismo camino. A los catalanes les llega el mismo mensaje: "no tienen Vds. derecho a decidir por todos los españoles". Pero el receptor lo reinterpreta: “tienen Vds. miedo a que decidamos, porque tenemos razón para irnos”. Hemos llegado al punto en que hay que preguntarse: ¿están los españoles en condiciones de entender otra cosa que la apelación a la legalidad, cuando durante estos treinta años nos hemos acomodado a ver los nacionalismos secesionistas tras el velo de Maya? Es decir ocultando la evidencia de que son en esencia proyectos totalitarios e injustos (redundancia que quiero señalar), y que siempre han ido en serio, mientras que a la vez se ha aventado hasta la extenuación el espejismo de la sordidez de la democracia española.

viernes, 26 de septiembre de 2014

LECCIÓN MORAL


El pregón del honorable me ha sorprendido por lo diáfano que ha sido en lo que importa políticamente. Es claro lo que ha querido decir con lo que ha dicho, cuando ha soltado a la cara de sus señorías tres verdades como puños:

-que su rama podrida forma parte de un árbol enteramente podrido de la misma manera.

-que ha hecho lo que ha hecho porque la clase política catalana y el pueblo catalán han hecho la vista la gorda o han mirado de lado durante 23 años.

-que quienes son verdaderamente inmorales son los diputados por pedirle explicaciones cuando el pueblo de Cataluña le debe todo lo que ahora es.

EN LO QUE QUEDA DEL DÍA


Devant las festes
Avui el Molt Honorable hará el Pregón inaugural, demá el President oficiará el Auto de fe, demá passat el Hereu Jonqueras encabezará el Aquelarre “fins quan calgui” <hasta que sea menester>, pero tranquilos que “no passa res, tot és una festa”.

Postdatas

Misterio teórico:
Desconozco si existe en la teoría política un término para designar un régimen tan peculiar como el que existe en Cataluña desde hace treinta años y que se trata de perpetuar con la Independencia. Un régimen en el que el gobierno es de propio, con toda la legalidad, y no como tapadera, a quienes normalmente habitan en los altos bajos fondos, ejerciendo como acción de gobierno las labores propias de estos ciudadanos. ¿Cabe tamaña singularidad en la teoría política o la desborda por naturaleza? Parece, por ejemplo, que denominarlo Cleptocracia es de mal gusto.

Asimetría simétrica entre:
Quienes piensan que no hay que hacer nada porque “quien echa un pulso al Estado lo pierde”.
Quienes piensan que se puede hacer todo porque en lo peor algo más obtendrán.

Una aclaración: no es lo mismo “quienes echan un pulso al Estado lo pierden”, que “quienes echan un pulso al Estado lo tienen que perder”

miércoles, 24 de septiembre de 2014

LA EPÍSTOLA MORAL


La aventura de Gallardón es el enésimo episodio de algo bastante común pero que últimamente parecía más olvidado. A la derecha los egos no le dejan ver el nosotros, como a la izquierda su nosotros tapa cualquier ego.

Se va uno de los pocos políticos de derechas de formación maquiavélica (en el mejor y peor sentido de la palabra) y quizá con vocación de grandes empresas , pero su ego ha podido más que su formación y tal vez su vocación. Ahora pretende irse como un noble Quijote agraviado, pero en el fondo debe sentir que se va como un Sancho Panza apaleado apenas ha rozado su Barataria por las huestes de un vulgar caballero del verde gabán. 

Se lleva a su retiro civil el misterio de sí mismo: “ ¿en qué creo de verdad? ¿en qué merece la pena creer?”. Tiene ahora la ocasión perfecta para reflexionar a la luz de nuestra tradición, por ejemplo sobre el comienzo de la Epístola moral a Fabio:

“Fabio, las esperanzas cortesanas
prisiones son do el ambicioso muere
y donde al más activo nacen canas.
El que no las limare o las rompiere,
ni el nombre de varón ha merecido ,
ni subir al honor que pretendiere”

LA DUDA


Me corroe una duda: ¿se cree P. Sanchez lo que propone o guarda algún propósito que se me escapa? ¿es un ingenuo o un maquiavélico?.

Quisiera creer lo segundo, porque supondría que aun hay un destello de luz para sacar al PSOE de la empanada mental en que está preso. Pero temo que sea lo primero. En cualquier caso, sólo está claro que si el PSOE no se aviene a cerrar filas con el gobierno estamos abocados a una “tercera vía” de caballo con Cataluña y eso como mal menor.

domingo, 21 de septiembre de 2014

EL NUEVO PENSAMIENTO MÁGICO


El No a la independencia escocesa merece ser celebrada por Cameron de la misma forma que lo haría un conductor borracho al llegar casa sin ningún percance, después de haber sorteado las principales avenidas de la ciudad en hora punta y ver que sigue vivo y sin multa.
Haciendo abstracción de las derivadas practicas políticas de la broma pesada de tamaña eminencia, derivadas que no se aventuran muy divertidas, merecen considerarse aspectos que advierten sobre la pasta del mundo en el que nos estamos metiendo y que resultan comunes a casos como el catalán. Por ejemplo: lo súbito de la conversión al indepentismo y a las veleidades antisistema de amplias capas de la población; el dominio atosigante de la calle y de la opinión pública de estas posiciones en contraste con el silencio de quienes no las comparten; por último la emergencia del pensamiento mágico que se extiende como una balsa de aceite en toda Europa. Me voy a limitar a ofrecer alguna impresión sobre esto último.
Las pretensiones de los nacionalismos disgregadores y de los antisistema populistas, que tienden a converger, no son mágicos e ilusos porque sean imposibles desde un punto de vista puramente político. La vida ofrece sus oportunidades para alcanzar el poder aún a las opciones más descabelladas. Nadie se jugaría un pelo de su cabello por Hitler en 1930, ni por el derrumbe del imperio soviético a comienzos de los 80, ni la carnicería en que quedaría la extinta Yugoslavia y así tantas cosas. Propagar la obviedad de que las naciones modernas también pueden ser perecederas es una trampa para ingenuos si se quiere indicar que por ello hay que ponerles un puente plata. Lo mágico de pretensiones de moda, que parece en este caso llamada a ser duradera, son las esperanzas y ensoñaciones asociadas a las mismas. Un examen mínimamente objetivo muestra que lo que supone la independencia de muchas pequeñas naciones nada tiene en común con lo que se espera de ello. Como si el que se cambia de casa a otro barrio esperase que por eso haría más amigos, florecería su negocio o incluso ganaría siempre su equipo de fútbol. No es extraño que los sueños que se asocian con el independentismo tiendan a converger con las más variadas tendencias antisistema que ahora se empiezan a denominar “populismos”, tengan su origen en la izquierda, como en España o Grecia, o en la derecha como en Francia, Inglaterra o la Europa del Norte. Ambos comparten la indefinición sobre las consecuencias de triunfar sus opciones. En parte porque no tienen idea, porque no les importa y sobre todo porque de saberse muchos seguidores se pondrían a temblar.
Ahora más que nunca parece que vale “lo pequeño es hermoso”, amuleto invencible contra el fantasma de la globalización. Las ensoñaciones, más bien quimeras, que vienen asociadas son sin duda respuestas instintivas a las grietas del sistema nacido tras la II Guerra mundial y sobre todo tras la reunificación alemana. Hay varias líneas maestras en este aliento independentista:
-La aspiración a un espacio de fraternidad, de tratarnos como personas y no como mercancías, pensar en el bien común antes que en el propio beneficio, de cambiar alienación por sinceridad y verdad. Sin duda que este es el punto débil de nuestro mundo y de nuestra civilización nacida con la modernidad y esto ya se nota mucho.
-La creencia de que con la independencia y los pequeños Estados la economía y los recursos podrán controlarse democráticamente, o al menos bastante mejor, de que se podrá blindar el Estado del bienestar y con ello combatir la desigualdad social extrema, y además de que se puede conseguir un hábitat más ecológico.
-La creencia de que los ciudadanos controlarán a la política y no los políticos a los ciudadanos, la transparencia frente a la manipulación, la erradicación de la corrupción y de los corruptos.
Suena a lo que se creía en los albores de las autonomías, reedición al fin y a la postre de las doctrinas federalistas y comunitaristas decimonónicas tan entrañables y verdaderas en puridad axiológica. La fe en el ser humano que anima a creer que la proximidad y la familiaridad de los unos con los otros, el conocimiento concreto de los asuntos comunes, despeja los artificios de la alta política y de las leyes inexorables e indescifrables del mercado.
La nación moderna, los venerables estados nación han sido a la vez un espacio de civilidad y de generalización de la economía de mercado. Con el tiempo se han convertido en el marco de la socialización del bienestar. El equilibrio entre estas variables (libertades civiles, prosperidad personal y bienestar colectivo), es sin duda precario. Además la fraternidad entre los ciudadanos ha degenerado en egoísmo colectivo contra los vecinos. Los nacionalismos han provocado terribles guerras mundiales y locales. La Unión europea pone remedio al círculo fatal de los egoísmos colectivos, pero todavía somos deudores de los mismo y lo seremos mucho tiempo. Por eso es fácil equivocar la dirección de la salida, sino ¿cómo es posible que lo que es objetivamente la fragmentación de la solidaridad existente, sea mucha o poca, se vea por muchos como el paso a un mundo más próspero y solidario?.
Se está creando una especie de caldo concentrado de utopías, o mejor de quimeras, ante la incertidumbre de un mundo demasiado convulso, el ansia de humanidad y la impotencia ante lo incontrolables que son los poderes que vamos creando. Demasiado para no buscar escapatoria ante lo primero que se ofrece a mano si esto viene refrendado por un cierto calor popular.




jueves, 18 de septiembre de 2014

EL SOMBRERERO LOCO


*Cualquiera que sea el resultado del referéndum de Escocia urge crear una especie de Oscar al político más irresponsable. Vendría bien el “Sombrero de plomo” en honor al “sombrerero loco” de Alicia. G. Bush Jr. se lo ha merecido de sobras y ahora tanto o más míster Cameron.

*Algunos paralelismos entre el proceso escocés y el catalán:

-La sociedad británica y la española en general se lo han tomado a broma y a chanza. Política del avestruz. Los británicos creyendo que el “sí” representa una ínfima minoría, la sociedad española creyendo que la independencia es metafísicamente imposible y el proceso sólo un teatro.

-En Cataluña el rechazo de la independencia carece de presencia pública y está estigmatizado. En Escocia parece que domina la calle el entusiasmo independentista aunque guardando las formas bajo un barniz de debate racional.

-El crecimiento del sí y del independentismo se debe en gran medida al cambio de bando de una parte importante de la población tradicionalmente laborista y socialista identificada en principio con postulados unionistas. Es llamativo que en el caso de España lo sean los de origen no catalán.

-La independencia se identifica en ambos casos con la conservación del Estado de bienestar que estaría amenazado por las políticas del gobierno central. Gran parte de la población vota más en clave anticonservadora y antiliberal que nacionalista.

-El independentismo capitaliza también el malestar por los efectos de la crisis de lo que se hace responsable exclusivo al gobierno central. Curiosamente en Cataluña se libra de la responsabilidad a la derecha nacionalista gobernante y al tripartit, gobierno de la izquierda nacionalista.

-Parece que el independentismo capitaliza también la repulsa a las élites políticas europeas y a la corrupción atosigante. Para las huestes indignadas las pequeñas naciones parecen un oasis contra las zozobras de la globalización. Lo pequeño no sólo es bello sino incorruptible. La pujolada es una anécdota que puede pasar en las mejores naciones.

-Pero no obsta para que ambos crean que seguirán en Europa y que los beneficios del actual status quo seguirán igual pero mejorados. La independencia ya no se asocia a la necesidad de salir de la carencia sino de aumentar la prosperidad que sienten amenazada.

-En todo caso todos sabemos que nada será igual en España y en Europa.


sábado, 13 de septiembre de 2014

DESDE LA DIADA A LA DIABLADA


Apuntes tras la Diada.

-La movilización popular secesionista es semejante a los dos últimos años. Pueden estar satisfechos de que no haya decrecido y de que reafirmen su iniciativa política de forma abrumadora.

-La novedad es su amago de paramilitarización colectiva, una coreografía a la que falta el talento de L. Riefesthal, pero que cuenta con el efecto mediático en Aldea global. El independentismo ha pasado de ideología y aspiración a una formación disciplinada que no admite oposición, aunque hasta el momento bastan los “buenos modos”. Los independentistas se han convertido en Iglesia, a la antigua usanza, en un sólido compacto poseedor de la “verdad”; los que no se han convertido son almas errantes que temen no tener cobijo ni en su propia casa.

-¿Significa esta paramilitarización coreográfica un ensayo de una próxima sublevación para hacer valer la proclamación unilateral de independencia cuando esta se produzca? En todo caso parece que el objetivo de las élites es preparar para ello a sus masas. Es una locura pero a veces, cuando llega la locura, esta es fascinante y muchos creen además que la opinión pública internacional, o mejor la televidencia universal, puede obrar milagros.

-¿Está la sociedad española preparada para enfrentar una sublevación popular aunque sea “pacífica”? El horror que supone la misma pregunta ya contiene la respuesta.

-¿Porqué en estos dos años no se ha producido una reacción antiindependentista significativa ni en Cataluña ni fuera de ella? Apenas algún balbuceo, pero los obstáculos que impiden tal reacción siguen siendo los mismos o peor.

-El gobierno lo debe ver tan mal que cifra la única esperanza en el desenmascaramiento de Pujol y Cia. Pero parece evidente que la destrucción de CDC sólo engordará a ERC y Podemos. Y con el tiempo las masas nacionalistas volverán a agradecer al “molt honorable” los servicios prestados.
-La mayoría de analistas sigue fiel a su ceguera. Igual que el honorable se pone en manos de la historia, Mas y la cúpula de CdC están embriagadas de hacer historia. Seguramente ven el desmoronamiento de su partido como un sacrificio necesario que, más pronto que tarde, el pueblo premiará. Al fin y al cabo en términos prácticos personales no tienen nada que perder ni que arriesgar.

-Parece que lo único que puede impedir lo peor, (la independencia o en su caso un enfrentamiento suicida) es “la tercera vía”. No me gusta pero es lo menos malo dada la situación.

-Más allá de las coletillas como “el federalismo” y con independencia de la clarividencia de los dirigentes y de la angostura del momento, veo tres problemas:
    • Llegado al punto en el que estamos, ¿es posible un acuerdo, sin aceptar, con algún tipo de formula, la autodeterminación?
    • ¿Pueden las regiones receptoras como Andalucía, Asturias, Extremadura..etc, que curiosamente son los feudos de la izquierda, admitir una especie de régimen foral para Cataluña?
    • ¿Estaría el Estado y la sociedad española dispuesta a mantenerse firme en la defensa del acuerdo que se tuviera en el momento que los nacionalistas vuelvan a tratar de ir más allá de lo que este permite?, ¿es posible algún tipo de acuerdo que la sociedad española estuviera dispuesta a hacer valer una vez producido?


miércoles, 3 de septiembre de 2014

PUJOLADAS

El caso Pujol presenta algunos “efectos colaterales” caricaturescos desde un punto de vista intelectual, pero de un calado imprevisible vistos políticamente. Me refiero primero al hecho de que sobre los grandes partidos nacionales se cierne la sombra de la complicidad con la corrupción institucional catalana. Por no entrar en detalles, los grandes partidos nacionales se han comportado con el nacionalismo catalán como Edipo cuando al pretender escapar de su desgracia la provocó. Se ha pretendido complacer a los nacionalistas catalanes para no soliviantar a sus masas y propiciar su integración contribuyendo de esa manera a que estas se sintieran cada vez más agraviadas. La política de “concesiones a cambio de gobernabilidad” se interpretó como muestra de la debilidad del Estado y como señal de lo mucho que España debe a Cataluña. Se ha consentido la corrupción como un asunto interno de Cataluña, en la misma medida y por las mismas razones que la inmersión lingüística, la segregación administrativa del castellano y tantos otros asuntos, pero al convertirse la corrupción en el  epicentro de la vida política, en el sentir de la opinión pública, los partidos nacionales, al hacer la vista gorda y tener mucho que esconder por su parte, aparecen ante la opinión pública como colaboradores necesarios e interesados. La clase política española y en gran parte la opinión pública ha creído ciegamente el dogma de la lealtad institucional de los partidos nacionalistas “moderados”, más que por fiarse de que lo serían por convicción, se estaba seguro de que lo serían por conveniencia. De la misma forma que tendrían sino una lealtad activa, sí al menos pasiva, sin atreverse a meter en aventuras destructivas. La deriva secesionista parece tan fatal como la desgracia de Edipo una vez que los nacionalistas han encontrado expedito el camino para dominar a su antojo la opinión pública catalana, mientras el resto de la opinión pública española naufraga entre la incredulidad y el desconcierto. ¿Porqué no atreverse a la independencia si se tiene detrás a la opinión pública?
De ello resulta la segunda paradoja, que los máximos beneficiarios a efectos políticos sean ERC y Podemos o sus adláteres aunque por motivos distintos. En el caso de ERC, porque los nacionalistas moderados se sienten conminados a perder sus escrúpulos para seguir su estela, impoluta a sus ojos, sin merma de su reciente convicción independentista. Por lo que a Podemos respecta este puede aprovechar la percepción de que la mafia catalana sea un caso más en el océano de la corrupción que todo lo inunda. Lo más “gracioso” es que en sus filas se extienda la idea de que la independencia catalana es una solución necesaria y apropiada para acabar con la corrupción.

Por último, tras el bravo alegato de Montoro, tan justo como incomprensible sino se tiene en cuenta la preocupación que debe existir en el gobierno por el nivel que alcanzan las aguas, nos podemos encontrar con que los nacionalistas y los antisistema se unan por la independencia, los unos por el derecho de Cataluña a corromperse libremente y los otros por el derecho de los catalanes a liberarse de la contaminación de la corrupción que reina en España y algunos más porque todo vale para acabar con el Estado corrupto.