martes, 17 de enero de 2017

DE PEDRO NONO A PATXI NONO


Por supuesto desconozco el pasteleo que pueda haber detrás de la candidatura de Patxi Lopez, si es el trámite de una componenda con el oficialismo o un puente para la vuelta del Pedrononismo. Por encima de ello, creo que lo más significativo de la candidatura de Lopez es que la inquina antiderechas, vulgarmente cainismo progre, sigue siendo el valor más seguro entre las filas socialistas, detrás, por supuesto, del disfrute del poder. En esta fe fía don Patxi toda su suerte.

Esa inquina es algo sanguíneo, ancestral. La trayectoria de don Patxi, criado en los pechos de la vieja guardia felipista, demuestra que el germen ya estaba incubada mucho antes de que emergiera ZP y que el podemismo sería inexplicable sin su cultivo. En el período de esplendor felipista apenas quedaba latente, porque se daba por supuesta la irrelevancia práctica de la derecha y que en España el poder socialista sería igual de eterno que en Suecia. En aquellos tiempos la novedad del disfrute del poder, el orgullo de cierto sentido de Estado y sobre todo el logro del bienestar social aplacaron las ínfulas cainitas.

No se puede decir que los felipistas lo cultivaran expresamente, pero o bien lo ignoraban o bien lo dejaban desarrollarse, por eso de que las bases tienen que estar enganchadas. En cualquier caso y por ser benévolos supongamos que no eran conscientes de sus funestas consecuencias. Después de comprobar los efectos destructores del cainismo en la sociedad española, el PSOE lo sufre en sus filas, pero incapaz de comprender de qué se trata y qué les pasa. Quien lo predica tiene las de ganar, aunque los más avisados sospechan que algo no funciona si el destino es el podemismo.

De ahí la (i)relevancia de Patxi, este Pedro Nono de toda la vida. Nadie le puede llevar la contraria directamente y sólo le puede vencer una candidatura que ofrezca algunas garantías de llegar al gobierno, sin pasar por las horcas claudinas podemitas, aunque para ello tenga que admitir el noventa por ciento del discurso podemita. Porque ya es dudoso que el puro nonismo signifique esperanza de gobernar.

Triste destino de los socialistas que han de debatirse entre su fe nonista y y el sueño de gobernar alguna vez.

viernes, 13 de enero de 2017

RIVERA POR LAS RAMAS


Sucedió en varias entrevistas recientes y lo consigno, aunque el asunto sea irrelevante.

A la pregunta de qué pensaba hacer ante lo que se avecina con las pensiones y el nada halagüeño futuro de la Seguridad Social, A. Rivera respondió que había que gastar mejor, por ejemplo eliminando las Diputaciones o metiendo mano a la economía sumergida.

A la pregunta de qué hacer si los separatistas hacen el referéndum desatendiendo la prohibición de los tribunales y saltándose la ley, respondió que, en previsión, el Estado debía evitar que se celebrara y que tiene instrumentos suficientes. Repreguntado si habría que enviar los guardias para ello, respondió que como eso era lo que querían los independentistas no habría que darles el gusto y que había que pararlo antes..Repreguntado cómo...pues lo mismo.

Seguramente Don Albert ya ha aprendido aceleradamente, con los sucesivos sustos electorales, el ABC de la comunicación política española: que la gente odia las mentiras tanto como teme las verdades, si se trata de temas campanudos por supuesto. Pero también que a la gente le hacen gracia las mentirijillas si son oportunas y agradece las “verdadillas”, es decir la parte de verdad que nada cuesta. Rajoy se ha hecho un maestro en lo que se denomina el “manejo de los tiempos”, es decir del tramo que media entre las mentirijillas y las verdadillas; y sobre todo de que no se le pille con alguna verdad reprobable, ya que por otra parte parece incapaz de mentir.

En el talante moral hay izquierda y derechas. La izquierda oficial y la antisistémica tienen su verdadilla preparada para todo, si se trata de problemas sociales y económicos: “que paguen los ricos”; la derecha oficial, ya decididamente marianista, no se aventura tanto, su verdadilla es más evanescente, una vez que no puede esgrimir eso de “vamos a bajar los impuestos” y se conforman con “vamos a ser serios y tener sentido común”.

A la vista de los hechos Rivera ha debido tomar nota al ver como la nueva ministra de Sanidad, tan incauta y bisoña, ha lanzado una verdad y a renglón ha tenido que refugiarse tras la primera metirijilla/verdadilla, que pasaba por ahí. Por supuesto a Don Albert no le van, por muy tentador que sea el colegueo, las artes podemitas de endulzar las grandes mentiras con candorosas verdadillas. De su educación y, a pesar de todo, sentido del Estado y de la nación, no cabe esperar efusiones lerrouxistas ni siquiera en contra del separatismo y del podemismo. Su acomodación en el diván de la metirijilla/verdadilla puede estar a la espera de que se aclare el PSOE y se despiste Mariano. Por ver donde mejor se pesca.

Pero claro el asunto de la independencia catalana ya tiene más o menos fecha fija y no parece de caballeros responsabilizar a Rajoy de que el Procés siga adelante, por no usar las técnicas del diván con lo separatistas, como si de esa manera el cliente tuviera cura.

La gente, que normalmente vive entre la mentirijilla y la verdadilla, sabe en el fondo cual es la verdad y la mentira, pero es costoso vivir con ello a la espalda día sí y otro también. Ante lo peor que se avecina espera que quienes les cuentan los cuentos, además de hacerles pasable la vida tengan un remedio oculto y desconocido. Que el mundo es muy civilizado y las aventuras y las catástrofes son cosas de película. Por eso en estos tiempos de zozobra también Don Albert debe pensar que lo mejor es no hacer mudanza, es decir no contar verdades. Que de hacerlo el crédito electoral con tanto trabajo labrado puede perderse de un soplo.

martes, 3 de enero de 2017

¿RAJOY CAMPEÓN?


Si viniera a cuento uno tendría que apuntarse al numeroso grupo de quienes no auguraban a Rajoy más que su retiro, pero los entusiastas, que ahora abundan más que nunca, no debieran exagerar sus alabanzas y expectativas. Por ahora sigue sobreviviendo en condiciones extremas , supervivencia que, dicho sea de paso, es buena para el país a la vista de las alternativas.

No se puede dilucidar si su tenaz éxito se ha debido a la estrategia de la pasividad o a la pasividad por falta de estrategia. Sería exagerado achacarlo a su habilidad y clarividencia, pero algo de esto ha tenido que haber. En este haber está el hecho decisivo de la división de la izquierda y sobre todo la perspectiva plausible de que esta división conduzca a su incapacidad para formar una alternativa de gobierno. Desde luego que el podemismo no es fruto sólo de una maniobra de marketing teledirigido, pero sin la decisión marianista de cederles el usufructo de los grandes medios y la orientación populista que rige todas las programaciones de estos el podemismo no hubiera alcanzado las monstruosas proporciones que tiene. Pero no hay que olvidar que no tenemos un gobierno sanchista o frente populista por factores ajenos a la capacidad de maniobra del ya consagrado líder del PP. No lo hubo en las primeras elecciones porque el Koleta borroka no lo quiso y prefirió apostar por el “sorpaso”. No lo hubo en las segundas porque la vieja guardia socialista impidió in extremis que Sanchez consumase su aventura.

Había que ser un genio casi divino para tener previstos estos desenlaces y no parece que Don Marino cumpla tal condición. Otra cosa es que tenga la suerte por aliada. Si le ha favorecido la suerte sólo en estos casos, más o menos inopinadamente, hay que resoplar para quitarse el susto. Si la suerte es su aliada política de forma natural y constante habrá que agarrarse a él, como náufragos a un tablón a la deriva.

Pero no se olvide que la clave del escenario político es algo que Rajoy no controla: la decisión pablista de aliarse como una lapa a los separatistas de toda condición y procedencia. Esto impide, por ahora, la unión de las izquierdas, pero a costa de un refuerzo considerable de las fuerzas activas del separatismo. A este respecto y dicho de pasada no es presumible que la necesidad de los socialistas de despodemizarse vaya a conducir a una revisión, ni siquiera a un somero examen, de las profundas inclinaciones que los deslizan a podemizarse.

Rajoy ha conseguido de esta manera una cierta posición estable que otorga ventajas estratégicas y hasta la mayor iniciativa para maniobrar. Es decir para negociar la alternativa “nosotros o ya veréis lo que es bueno”. En ello cuenta la parálisis estratégica de sus adversarios y enemigos. C,s porque no sabe como desprenderse del colegueo, ni tiene claro si eso le conviene; PSOE porque es rehén de sus fabulaciones históricas; los podemitas porque no saben como “acumular” más fuerzas revolucionarias y no tienen más remedio que fiarlo todo a la crisis que puedan provocar los separatistas.

Pero la traca final está por llegar y en relación con ella todo lo que vemos son fuegos fatuos. Del desenlace del “proces” dependerá la suerte de Rajoy y de toda la democracia. Igual que con lo que ha llevado al desenlace del nuevo gobierno, es imposible saber si en este caso la presencia de la vice ministra en Barcelona obedece a alguna estrategia o a falta de estrategia. Todo se reduce a si los separatistas se atreverán a dar el paso definitivo y si el gobierno tiene previsto qué hacer en ese caso. ¿Tiene algún motivo Rajoy para esperar que no lo den, ofreciendo algo democráticamente tolerable que podría complacerles? ¿o confía también en este caso en la buena suerte, o sea en que al final los separatistas o el grueso de ellos recupere el “seny”? El poco tiempo que queda nos dirá si el paripé de la viceministra es un proceder calculado para cargarse de razón, si no hubiera más remedio que hacer valer la razón en algún momento; o si es una forma de camuflar que no se sabe qué hacer.
Al menos ya que no están las cosas para alharacas nos podemos conformar con que Rajoy no admitirá legalmente el derecho a decidir y confiar en la buena suerte. Menos da el Pedrusco. Entretanto hablemos de los presupuestos.