Por
supuesto desconozco el pasteleo que pueda haber detrás de la
candidatura de Patxi Lopez, si es el trámite de una componenda con
el oficialismo o un puente para la vuelta del Pedrononismo. Por
encima de ello, creo que lo más significativo de la candidatura de
Lopez es que la inquina antiderechas, vulgarmente cainismo progre,
sigue siendo el valor más seguro entre las filas socialistas,
detrás, por supuesto, del disfrute del poder. En esta fe fía don
Patxi toda su suerte.
Esa
inquina es algo sanguíneo, ancestral. La trayectoria de don Patxi,
criado en los pechos de la vieja guardia felipista, demuestra que el
germen ya estaba incubada mucho antes de que emergiera ZP y que el
podemismo sería inexplicable sin su cultivo. En el período de
esplendor felipista apenas quedaba latente, porque se daba por
supuesta la irrelevancia práctica de la derecha y que en España el
poder socialista sería igual de eterno que en Suecia. En aquellos
tiempos la novedad del disfrute del poder, el orgullo de cierto
sentido de Estado y sobre todo el logro del bienestar social
aplacaron las ínfulas cainitas.
No
se puede decir que los felipistas lo cultivaran expresamente, pero o
bien lo ignoraban o bien lo dejaban desarrollarse, por eso de que las
bases tienen que estar enganchadas. En cualquier caso y por ser
benévolos supongamos que no eran conscientes de sus funestas
consecuencias. Después de comprobar los efectos destructores del
cainismo en la sociedad española, el PSOE lo sufre en sus filas,
pero incapaz de comprender de qué se trata y qué les pasa. Quien lo
predica tiene las de ganar, aunque los más avisados sospechan que
algo no funciona si el destino es el podemismo.
De
ahí la (i)relevancia de Patxi, este Pedro Nono de toda la vida.
Nadie le puede llevar la contraria directamente y sólo le puede
vencer una candidatura que ofrezca algunas garantías de llegar al
gobierno, sin pasar por las horcas claudinas podemitas, aunque para
ello tenga que admitir el noventa por ciento del discurso podemita.
Porque ya es dudoso que el puro nonismo signifique esperanza de
gobernar.
Triste
destino de los socialistas que han de debatirse entre su fe nonista y
y el sueño de gobernar alguna vez.
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