miércoles, 24 de junio de 2020

HAMBRE DE SECTA, HAMBRE DE MASA


¿Viene la iconoclastia para quedarse no se sabe hasta cuando?

Como si el cambio climático tuviera que emparejarse con un cambio civilizatorio, a ruina climática ruina civilizatoria. La trituración de los ideales Ilustrados en nombre de esos mismo ideales, mediado empacho y corte de digestión. El aviso viene desde la revolución de la guillotina y los hechos son recurrentes.

Ha irrumpido el hambre de secta y parece presto a conmoverlo todo. Cada uno ha de ser su Joker.

Pero las sectas tradicionalmente querían recogimiento y privacidad, ocultas a las miradas públicas para autopurgarse tranquilamente. Ahora el espíritu sectario necesita materializarse en la masa. Primero que todo la visibilidad y con ello purgar a la sociedad y darle su merecido. Parecido a los años treinta pero más proteico y plural. La masa nace y se transforma al compás de las modas sectarias.

Las masas/sectas pueden irradiar de cualquier punto. Basta que unos cuantos se sientan agraviados, o simplemente descubran algún motivo de agravio. Los justos motivos de protesta pronto son pasto del espíritu justiciero. Los mismos héroes liberadores de antaño deben ser censurados por su hipocresía. Lincoln quería la libertad de los esclavos para camuflar su odio verdadero, los misioneros españoles protegían y educaban a los indios para humillarlos y aculturizarlos.

En el pasado todo es maldad por poco que se rasque. En nuestro modesto corral la ministra portavoz y todo lo que representa no es tan original como se cree. Pero puede presumir de que ya tenía bien señalado al enemigo/maligno desde mucho antes que estas exhibiciones disruptivas tan variopintas. Su pedigrí está acreditado, incluso certificado por encuestas afamadas.

E. Canetti se ha ganado la autoridad en en el conocimiento de la materia. Por ejemplo:

“Entre los rasgos más llamativos en la vida de la masa, hay uno que podríamos designar con el nombre de “sentimiento de persecución”, una peculiar y furiosa sensibilidad e irritación frente a los enemigos señalados como tales de una vez para siempre. Ya pueden estos emprender lo que se les antoje, proceder con rigidez o condescendencia, ser comprensivos o fríos , duros o blandos: todo ello se interpreta como si brotase de una inconmovible malignidad, de una mala disposición para la masa, de una intención preconcebida de destruirla abierta o alevosamente.” (Masa y Poder)

Pues al fin y al cabo la masa/secta ha de sentirse a la defensiva para poder seguir atacando.

sábado, 20 de junio de 2020

EL DIABLO "PATRIÓTICO"


Els Dolços trajeron esto:

Des de fa alguns anys en Fernández Díaz ve contant lo que li va dir el papa Benet XVI el 2015 a propòsit de la destructivitat del prusés separatista: El diablo quiere destruir España, sabe los servicios prestados por España a la Iglesia (…) el diablo ataca más a los mejores (…) No lo conseguirá”.(12/6/20)

Por lo que uno barrunta la referencia ha pasado bastante inadvertida, razón por lo cual debiera merecer especial atención.

Como se comprueba, la advertencia de Benedicto XVI traía consigo la misma conclusión escéptica de Bismarck sobre la capacidad de la inclinación autodestructiva de (parte) la nación española de llevar a término su obsesión, pero no debiera pasarse por alto la tenaz recurrencia de esta pulsión suicida y su capacidad de metamorfosearse bajo todo tipo de causas.

Con todo lo que tiene de diabólica esta tarea es irónicamente patriótica, por raigambre histórica y porque la sagaz comprensión de nuestros males debe mover a la simpatía con los mismos. Ha debido tener mucho interés el funesto Satán en los pormenores de nuestras tierras, pero es posible que cuente sobre el rencor por el daño recibido los motivos de diversión mefistofélica que por aquí se aportan.

El hecho es que la división que patrocina el diablo según su naturaleza se modula en torno a la explotación de a los puntos débiles, en lo que es consumado maestro. Lo curioso de nuestro caso es que si su inquina se debe a los servicios prestados por la Iglesia, las debilidades tienen mucho arraigo en los aspectos más infernales de la Iglesia y del catolicismo patrio en general, que ni lo más sagrado se salva de tener que cargar con la cruz de su oscuridad. Es imposible que el diablo no sepa que las fuerzas destructivas no vienen del exterior, por ejemplo de la Leyenda Negra, sino de recónditas profundidades interiores, de las que cobran energías tantas ganas de creer y avalar lo más insidioso.

Por poco que se escarbe en la genealogía espiritual de nuestras grandes corrientes sociopolíticas y político/culturales se detecta su común filiación con el tronco de la tradición católica hispana. Así hasta nuestros días con mayor o menor acento e insidia. Una de las ramas tiene que ver por supuesto con el catolicismo doctrinal de toda la vida, preocupado sobre todo por la vivencia de su fe religiosa y la preservación de la Iglesia y del culto. Una vez pasado el síndrome carlista ultramontano trató por lo general de adaptarse a los modelos conservadores y democráticos de nuestro mundo desarrollado en nombre de la propiedad, la paz, el orden y el derecho. El rebrote nacional católico imperial tuvo mucho de reflejo de supervivencia ante la turbulencia revolucionaria. Porque de quedar anclada esa masa social en el totalitarismo hubiera sido imposible el tránsito a la democracia que esta corriente realizó sin apenas plantear problemas. Pasada la necesidad franquista de una coartada ideológica, el nacional catolicismo se difuminó en pacatismo para escarnio de las “españoladas” de Landa, Lopez Vazquez, Martinez Soria Sacristán… tan a gusto de la masa social católica y creyente tan dispuesta a bromear de sí misma.

Puede sorprender que el otro ramaje sea la tradición socialanarquista de demostrado fervor antieclesial y anticatólica. Pero una cosa es la doctrina y el vinculo doctrinal con los fieles o creyentes y otra distinta es la impronta que marca el contexto vital de las costumbres y de los ordenes fácticos de valores. La histórica furia antieclesial y antireligiosa no se puede concebir sin desprecio de su patrón edípico.

Para el social/anarquismo histórico la disputa con la Iglesia y el catolicismo oficial más que política ha tenido por objeto la primogenitura de lo sagrado, por muy envuelta que esté esa sacralidad alternativa en motivos laicos y seculares. Es la lucha a muerte del Dios histórico de la clase y del Estado contra el Dios teológico. Pero es dudoso que en nuestro caso tal pulsión sea cosa del pasado y haya dado lugar a una personalidad madura capaz de equilibrar placer y realidad. Seguramente esto es así para cualquier proceso edípico constituyente, en tanto que tiene que sostenerse en una permanente negación de la figura del padre. Que así el muerto está más vivo que el vivo alternativo.

Puestos a distinguir el grano de la paja, el grano de este ente, que existe por negación de lo suyo en origen, son las formas parasitarias que una religión tan noble por su intencionalidad humanitaria y que tanto ha aportado a la humanidad como el catolicismo siempre ha llevado consigo y que en España han tenido notable predicamento. Sin duda que entrometiéndose en un escenario de virtudes probadas pero con tanta confusión que agrietan todo el edificio.

El socialismo y anarquismo, que forman el cuerpo tradicional de nuestras ideologías clasistas (la sustitución del anarquismo por el comunismo se ha debido a motivos más pragmáticos que afectivos/ideológicos), se ha nutrido especialmente de degradaciones bien destacadas y quien sabe en algunos casos de lo más tentadoras del catolicismo eclesial si nos atenemos a las preocupaciones que tan dramáticamente expone el relato del “Gran Inquisidor”. No voy a ir tan lejos y sólo apuntaría a parásitos patrios, aunque no necesariamente exclusivos, que no deben pasar desapercibidos a alguien tan experto como el diablo.

En primer lugar el pobrismo que nuestra cultura popular de izquierdas hace suyo sin muchos problemas: la riqueza privada es obra de la codicia la corrupción y la explotación; la pobreza es obra de los ricos; la riqueza no distribuida igualitariamente es indecente; la bondad es propiedad exclusiva de los menesterosos y los niños; la caridad es en realidad justicia,… En las mismas filas católicas doctrinales, cuanto más se orillan a la Teología de la Liberación, suena a insulto la advertencia de que no se debe confundir la caridad, (la generosidad personal hacia el prójimo) justicia (lo socialmente debido)

En segundo lugar la ascendencia dogmática inquisitorial verdadera tierra de cultivo de la cizaña de la intolerancia y del cainismo, que existir existe aunque vaya su ímpetu por barrios y bandas. La obsesión por limpieza de sangre deja su lastre y si antes había que acreditarse como cristiano viejo, ahora toca ser progre de toda la vida en sus diferentes acepciones.

En tercer lugar el culto al paternalismo, reconvertido en sistema de ordenación y de adhesión política. No creo exagerar si tengo a la Iglesia como el modelo originario fáctico de funcionamiento de los partidos políticos y de relación entre los partidos y su masa social ideológica. Al menos en los países como España tan renuentes y ajenos al liberalismo y el individualismo político, que opera sobre este modelo ancestral muy benéficos correctivos. Si esto es un capital común a nuestras izquierdas y derechas debiera llamar la atención cuan poderosa es la capacidad de hacer piña de la izquierda y lo cívicamente formal que es a este respecto la derecha. Es lo que tiene en el primer caso la sistemática división a la sociedad y la comunidad política en amigos y enemigos para convertir en enemigo a quien no es amigo. Claro está frente a la obsesión derechista de aparecer libre de toda sospecha. Por conjeturar un tanto groseramente sobre las causas parece como si la derecha ya tuviera la Iglesia para asuntos de conciencia y la izquierda tiene que ser ella su misma Iglesia a todos los efectos. Y claro el dogmatismo no entiende de la coexistencia entre dos Iglesias, aunque cada una tenga su propio negociado y una juegue a la política y otra a que no le pille la política.

Se dirá que estos atropellados apuntes nada tienen que ver con la advertencia del ahora Papa Emérito, dirigida al peligro nacionalista. Pero bien entrometido como parece el diablo allí donde luce el sol tampoco se le debe pasar que, por poco que se siga escarbando, la fuerza potencial de estos nacionalismos sería insignificante sino se aprovechara de la división, diabólica por supuesto, de la sociedad española y especialmente de la voluntad de sumar todas las fuerzas vengan de donde vengan y pretendan lo que pretendan para erradicar a la derecha, es decir todo lo que no merece aval de progresista.

Lo que tienen las esquizofrenias arraigadas en la oscuridad de la vivencia colectiva es su presteza para retornar perennemente. Así en nuestro caso ¿qué remedio puede tener la pretensión de acabar con la Vieja España apropiándose, a modo de palanca, de las entrañas de la España pobrista, inquisitorial y paternalista ? Eso sí con ropaje “progresista”.


POSDATA

Ahora la izquierda de toda la vida vive en un perpetuo vivir sin vivir en sí. Voluntarioso Felipe Gonzalez confundió la adaptación material a la modernidad del socialismo con su renovación intelectual e ideológico, como si esto fuera de suyo. Quizá sin conciencia del poderoso arraigo de la doctrina socialista en nuestra oscura turbulencia desconoció la necesidad de una verdadera terapia dirigida a poner en armonía sentimiento y comprensión de la realidad en la que se vive.

En aquel caso la grandeza del poder parecía la prueba de que se había logrado la normalización mental. Tiempos aquellos de vino y rosas que no volverán. Pero también de descuido ideológico e intelectual. Porque inermes de ideología renovada y solvente, la abjuración del marxismo tuvo el efecto de una aspirina, sólo se antepuso a la recuperación de la derecha los reflejos ancestrales prepolíticos que mantienen vivo el instinto atrabiliario aunque no el razonar.

En cierta manera esa normalización se produjo en Portugal tras el empacho revolucionarista. ¿Por qué no en España?

En esto el diablo debe entender lo suyo cuando, como sugieren Benedicto y Bismarck, los males se multiplican si, a diferencia de Portugal, arrastran al elemental sentido de lo nacional y se dirigen a evitar que la nación se consensúe consigo misma, por el método de tirar la piedra y esconder la mano en lo que a sentir vergüenza de ser españoles se refiere.


viernes, 12 de junio de 2020

LA PASIÓN CONSTITUYENTE


         En esta crisis es inevitable que se escapen a la vista del público las verdaderas intenciones y es lo propio que lo hagan quienes no alcanzan a ser conscientes de su significado. Es de lo más irónico que el “despiste” lo tenga el ministro “de Justicia”, el que ha de entender primero que nada de leyes. Debiera ser evidente que de un tiempo a esta parte estamos en un ambiente “constituyente” y que lo que reclama todo noviazgo de los actores es acabar en boda.

        Se dilucida en el fondo  si va a cuajar la fraternidad republicana. Ahora ya es tema de primera plana. Sucede como con el Procés. De forma inopinada y de un día para otro la independencia pasó de ser un tabú o una reclamación propia de los festejos callejeros de minorías “esclarecidas” y ensoberbecidas a merecer la preocupación de “lo que hay que hablar” y de la construcción del relato. Del súbito “esto no lo quiere ni piensa nadie” al “esto es lo que toca”.

         Aún así no está claro que los novios coincidan en la ejecución definitiva del ritual. Es claro que a corto plazo la viabilidad de la sociedad socialpodemita depende de la decisión de Pablenin ante la alternativa de incendiar la calle o de asumir los previsibles recortes y sacrificios que pueda imponer, lógicamente, Europa. Colonizar el aparato del Estado y podemizar hasta el tuétano el alma socialista es muy apetecible por muchas que sean las dudas de cuan ilimitado sea el margen para los efectos del cinismo mediático de cordero repartidor con el que acunar a los desesperados, a los ilusos y en general al rebaño.

          Pero a medio y largo plazo han de decidirse los socialistas y en especial PSz.

          Hasta ZP blasonaron tanto de ser los padrinos y verdaderos “constituyentes” de la democracia que la derecha quedó congelada bajo sospecha mientras se reservaba el canto a la vocación republicana para las celebraciones de familia y para los acompañamientos de alardes identitarios antisistema de todo tipo.

         Desde ZP la tarea de purgar a España de la derecha, “cordón sanitario”, requirió poner bajo sospecha la transición y relajar el fervor constitucionalista que ha quedado en exvoto de los recogidos en el Sanedrín socialista .

          El podemismo se ha otorgado el papel de fiscal Vychinsky para la ocasión, dedicado sobre todo a despejar los miedos socialistas.

          Dado que el socialismo ha conseguido una confortable posición de poder y la expectativa de un dominio social duradero limitándose a atizar el miedo atávico a la fantasiosa asociación de la derecha y al franquismo, (como un milagro les ha venido VOX dicho sea de paso) es lógico que le entren mareos al acercarse al altar republicano, por mucho que sea su amor. El torbellino en el que se ha metido y que ha ayudado a formar le arrastra hacia ello pero ¿merece la pena esta satisfacción con lo que puede perder de fracasar? ¿merece su pareja confianza incondicional? ¿tendría PSz asegurada la lealtad incondicional de su grey de lanzarse a tal proceso “constituyente”?

         Sería lógico que PSz, haciendo de tripas corazón, en nombre de la experiencia histórica del socialismo tratase de disuadir a su pareja de lo peligroso que puede resultar la consumación asi como de la conveniencia de esperar. ¿Que falta hace una boda sino es más que un rito? Ahora el status quo puede ampliarse hasta un acuerdo para administrar al país con raciones adecuadas de peronismo y chavismo y “confederacionalismo” según el caso con el único coste de lo que haya que ceder al trapichear con Europa.

        Pero ya la corriente emocional es torrencial y es dudoso que Pablenin se conforme. Para este el poder se nutre de símbolos y de rituales, propiamente de mitos fetichistas; son como cuchillos que cortan la historia en dos partes.

        Entre tanto se decide si el frente populismo se transforma ya en decidida fraternidad republicana tenemos que soportar el permanente estado de tribulación al que somete a la nación la crónica esquizofrenia socialista. La de quien vive en la amargura de no consumar su más cara pasión y en la dicha del status confortable que otorga la gestión de la amenaza que justificaría consumarla.

        Pretender gobernar como europeos y al tiempo amenazar constantemente con ajustar cuentas históricas es bien complicado. Hasta ahora este tira y afloja ha sido la principal palanca para asentarse en la cúspide de la nación, hasta convertirla en una pirámide unidireccional. Sea por estrategia o por soberbia se han puesto en situación de usar el gobierno para su ajuste de cuentas alucinatorio. “Hic Rodus hic salta”, susurra el alter ego podemita.

miércoles, 10 de junio de 2020

LA CHISPA


A propósito de la rebelión mundial contra Trump y haciendo abstracción de la esencia del personaje, otra vez cobra actualidad eso tan maoísta de que “una chispa puede incendiar la pradera”. Sólo que esta pradera ya es una buena parcela de la Aldea Global. Con diferentes matices la pradera del malestar global puede contener tres tipos de hierbas.

La de quienes, beneficiarios del sistema, tienen desde la cúspide mala conciencia y achacan al sistema , es decir la tripleta Occidental de capitalismo, estado del bienestar y democracia social liberal, la ruina y el empobrecimiento moral de la humanidad. Todo debe cambiar sin dejar de disfrutar de las comodidades del sistema, porque según se fingen a sí mismos estas no vienen del sistema sino del talento y mérito personal.

Otros en la franja más juvenil detestan a la vez la incertidumbre de la globalización, la despersonalización y las derivaciones corruptas y recriminables de todo tipo. Quieren protección, seguridad y un mundo bello que esté a la altura de su “preparación”, esa preparación con las que se les ha halagado desde su infancia para que se crean excepcionales y superiores.

Estas dos hierbas son buenistas y con indudables ínfulas de excelencia moral.

Por último los desheredados y los expoliados o simplemente los que por comparación con la media están mal y no saben como podrían estar mejor.

La chispa suele surgir por esta parcela pero prende a mayor velocidad curiosamente en la del primer tipo. Ahí abunda la facción de la excelencia moral tan creída de ser impermeable a los vicios del sistema como ávida de poder, por sentirse con derecho al poder debido a su excelncia. Les da bríos la facilidad con la que arrastran para su causa a los “jóvenes aunque suficientemente preparados” y a los desheredados o simplemente descontentos de su situación. En suma una curiosa mezcla entre quienes se sienten destinados a cambiar el mundo, sin perder un ápice de las condiciones de su vida por supuesto, y quienes sólo quieren un mejor sitio en este mundo de la sociedad del bienestar.

FE Y MENTIRAS


            A propósito de este conocido aserto de J. Swifft “El que profiere una mentira rara vez se da cuenta del pesado fardo que se impone; en efecto , le hace falta, para sostener su mentira inventar otras veinte”, F. Nietzsche (Humano demasiado humano, 54) achaca a tanta complicación que “la mayoría de los seres humanos, en la vida diaria, dicen la verdad”. 

           Se necesita una granítica fe en sí mismo para especializarse en el arte de la mentira. Sin duda que P&P la tienen y puede ser admirable su capacidad para extender la fe a sus subordinados. Pero a diferencia de la “vida diaria” en la “vida pública” no basta el talento natural personal, bien acreditado en esta sociedad de compis chavistas, para sostener esa fe con fundamento. En este campo la verdadera fuente de la fe es la seguridad que ofrece el poder que otorga el control del sistema, la complicidad de la maquinaria política dominante y una suficiente complacencia social por la indecencia, sostenida por sueños confusos y empeños cainitas

viernes, 5 de junio de 2020

UN MIEDO ATÁVICO Y PROGRAMADO


           El gobierno trata de combatir su miedo natural a que se desenmascaren sus evidentes responsabilidades en el desencadenamiento de la catástrofe de los 40.000 muertos alentando las sospechas de un inminente golpe de estado franquista con sus correspondientes tramas y conspiraciones. Es el primero que sabe del invento, de la misma forma que sabe que, por muy disparatado que sea, funciona.

         ¿Cómo es posible  que se provoque algo tan burdo y que además funcione?

          Es muy probable que en el inconsciente colectivo de buena parte de la sociedad exista todavía un miedo residual a la vuelta del franquismo. Especialmente las élites y vanguardias progres son propensas a ver el mundo desde este atavismo y a difundirlo por doquier. Por eso el foco constante de su atención se dirige a detectar cualquier signo o indicio susceptible de alimentar su síndrome de la eterna amenaza franquista. De paso “la alarma antifranquista” es el más poderoso pegamento de unión de las izquierdas para desgracia de este país. Y para la izquierda si esta quisiera ser útil al país.

            Por muy paradójico que sea, es un miedo tan programado como real. Sienten miedo de verdad en lo más profundo,el propio de los que creen en fantasmas. Lo que no impide que el cuidado por instalar a la población en el miedo nada tenga que ver con evitar el franquismo pues su razón política les disuada de creer en la inminencia concreta de ese presunto peligro. Sólo saben que esa es su mejor defensa ante la mentalidad política que han creado en este país.

           Pero a la vez con esta retórica para alarmar/alertar a la población se despierta en estos magos tan prepotentes como pusilánimes su miedo atávico a la vuelta del franquismo. Viven en ello como los nativos de la isla por donde campó King Kong vivirían con el miedo a la vuelta del monstruo aunque sepan de su muerte en tiempos pretéritos si alimentan su sentido de las cosas sólo de las películas sobre este fantástico personaje.

           En nuestro caso la misma progresía se ha creado este miedo atávico en cuya superficie vive cómodamente. Tal es la paradoja. Por supuesto pesaba mucho todo tipo de temor en la transición, en la población en general y en los agentes políticos de derechas e izquierdas. Malignamente los podemitas atribuyen a este miedo, que sería según ellos exclusivo de la población y de las izquierdas emergentes, la indeleble contaminación franquista del régimen constitucional, al que califican con descaro de seudodemocracia.

         Ahora los socialistas han comprado esa versión. Dejan de lado su decisiva contribución y hasta insinúan su culpa o inadvertencia. Han pasado de acaparar el mérito de la llegada de la democracia a prestarse a la sospecha de la misma. Omiten que, fuera por miedo, por convencimiento o por simple adaptación a la realidad, lo cierto es que en los protagonistas de la transición, de derechas o izquierdas, antifranquistas y exfranquistas, demócratas advenedizos y demócratas de toda la vida así como en el conjunto de la población primó la voluntad democrática y de paz, hasta el extremo de dar paso al régimen más democrático y garantista de Occidente, al menos parangonable con el mejor.

         La incapacidad de la izquierda de librarse de su miedo al franquismo y de librarse de su tentación de extenderlo a toda la población tiene algo de estructural y de interesado a la vez. Es consecuencia inevitable de su principio estratégico de someter a la derecha haciéndola permanente sospechosa de filiación franquista y de hipocresía con la democracia. Con esta óptica oportunista, desde que la derecha accedió a gobernar la degradación de la semántica y de la cultura política parece imparable. De la patente felipista/guerrista de la democracia para el socialismo, pasamos a la deslegitimación zapataril de la derecha y a la abierta postulación social/podemita de la incompatibilidad de la derecha con la democracia.

            Estamos ahora en la advertencia programada de la incapacidad de este régimen de extirpar el “cáncer de la derecha”, sin lo cual no podría haber democracia. Ahora más que nunca es imposible deslegitimar a la derecha sin que se despierte este miedo atávico. Y con ello el mecanismo más tóxico: al operar el miedo atávico se blinda el convencimiento de la maldad intrínseca del adversario, que ya nunca podrá ser adversario sino enemigo indigno de figurar en el juego democrático. La imposibilidad de salir de la dialéctica amigo/enemigo propia del totalitarismo.

           Por desgracia para la política no es posible terapia psicoanalítica o conductual alguna. El adversario no puede ser terapeuta. Sus intentos provocan más demencia. La del neuroticopolítico que usa su poder para acaparar todos los mecanismos decisivos de incremento del poder. Sólo el derrumbe de la estrategia puede hacer recapacitar. O el milagro de que emerjan mentes lúcidas a la cabeza de la maquinaria. Como algunas veces le ocurrió a la Iglesia o con Suarez en las postrimerías franquistas. 

          Pero parece que el socialismo tiene la cabeza muy dura. Singular motivo de vanagloria de su líder, por cierto.

lunes, 1 de junio de 2020

CAYETANA


           Fue un combate en desigualdad de condiciones. Pablenin ataca parapetado desde una posición favorable, la que otorga el resentimiento histórico de gran parte del pueblo contra “la nobleza”. Cayetana contraatacó a cuerpo descubierto mentando algo absolutamente desconocido para la inmensa mayoría y apenas sospechado por los más enterados. Compensó el desconcierto con el mérito de entreabrir a la luz la zona más oscura del antifranquismo y de alertar del parentesco político de la facción activa que anda a la vanguardia del gobierno.

            Es sólo una luciérnaga en la noche oscura de la democracia. La derecha nunca ha tomado el pulso a la izquierda, y ni tan siquiera ahora cuando esta nos devuelve a los años treinta. Se aterra ante la penumbra que tiene enfrente y se esconde bajo la presunta normalidad de una sociedad que vive en la normalidad de Occidente y tiende a pensar con esquemas decimonónicos

            A Cayetana la claridad la mueve a la indignación. Su porte está hecho más para la historia que para la ocasión. Su contundencia en la verdad supone el beneplácito de quien está en el ajo. Esto sólo se lo ha permitido la izquierda a su manera, sacando ventaja de la fe en su superioridad moral.

          Feijóo por el contrario explica y contextualiza, con el inconveniente de que está al borde de creer que sólo tiene enfrente a fanfarrones y “tigres de papel”. Como decía el maestro Juaristi esto no es un problema de dialéctica sino de análisis. La avanzadilla aguerrida en esto anda sin apenas cobertura. Los suyos parecen incapaces de comprender el vigor que puede tener la cólera vengativa amparada en la distorsión de la historia, cuando nuestra historia es tan distorsionante.

          No se puede no responder, ni dejar de poner en antecedentes y preparar al público para la ocasión. Entre otras cosas para que alguien tan valioso como Feijóo no lo fíe todo a que al ciudadano del común le resbala la insidia. Hay múltiples frentes y el del cara a cara es uno de ellos, como el del retorcimiento sibilino. Pero siempre a partir de acertar en el análisis.

        Me ha salido una metáfora bélica ¿por qué será?