viernes, 30 de octubre de 2020

LA TAPADA DE EUROPA

 

A partir de la aciaga Leyenda Negra y su insólita interiorización en España la marca España significó el reino de la barbarie, el oscurantismo y el más fiero despotismo por contraste con el ímpetu racionalizador de lo más avanzado del mundo. Con el tiempo tal espanto se suavizó y quedó en una reserva de exotismo y de extrañas pasiones disputando en esto con el lejano Oriente o los pueblos cercanos del otro lado del mediterráneo. El romanticismo y luego la Guerra Civil certificaron este aserto tomándonos por el último resto del heroísmo sanguíneo, deleitado eso sí en todo tipo de atrocidades.


Tan nefasta era tan arraigada imagen que, por contraste, la pacífica y ordenada transición a la democracia fue celebrada como un acontecimiento ejemplar y un hito histórico capaz de devolver la confianza en la condición humana, a la vista de lo que parecía una prueba de la capacidad humana de reconversión. Acontecimiento solo comparable, en cuanto a significación civilizatoria y democrática, a la caída del Muro. Nuestra Europa se ha acostumbrado a nuestra realidad más benigna y ha disfrutado de ella, sobrepuesta a los tópicos denigrantes. Nadie dudaba de que compartimos el espíritu de prosperidad y progreso, libertad y tolerancia, con el aliciente de ser la vanguardia festiva del mundo civilizado.


Esta imagen benévola se ve de pronto expuesta por negros nubarrones. Ya el Procés fue un toque de atención, bajo el que empezaron a resucitar los tópicos presuntamente enterrados y para siempre pulverizados. Ahora la aventura socialista podemita y Cía debe mover no tanto a la inquietud como al pasmo. Debemos parecer un alcohólico rehabilitado que, bien instalado y acomodado de por vida, merodea melancólico por sus antiguos tugurios y tabernas aburrido de su tranquila vida en busca de camorra y de las más broncas excitaciones etílicas.


De forma inopinada España plantea un problema para el que Europa no podía estar preparada. Ya el precedente de la andanada del Procés significó un reto que todavía no ha llegado a mayores. Se trataba de cuanto podía consentirse de descomposición territorial y si cabía permanecer impertérritos. Ahora la concomitante senda sanchista deconstituyente va a poner sobre la mesa si algún grado de dictadura, bananera en este caso, es compatible con la sociedad común europea y en su caso hasta qué grado de mascarada constitucional se está dispuesto a admitir.


Pero esto es una cuestión práctica de muchas aristas que dará lugar a todo tira y aflojas. En lo que a imagen se refiere debe resultar tentador recuperar los tópicos del baúl de los recuerdos, pero ya acostumbrados a convivir en buena vecindad, cabe que prive la sensación de estar ante algo de sustancia imprevisible e inclasificable, a la espera de que con el tiempo se destape a ver lo que resulta. Seguramente es el mismo vértigo ante lo desconocido que se comparte, más vivamente, en nuestros lares. Es la sensación de que no hay forma de comprendernos ni de comprendernos entre nosotros, la que se transmite al compás de la funesta pandemia. Antes la Pachorra decía que nada puede pasar, ahora es de pachorra pensar que cualquier cosa puede pasar y que no hay oráculo que tenga nada que hacer.

jueves, 29 de octubre de 2020

ECRASEZ L,INFAME

La esencia de Podemos aparece como un negativo de su autoexhibición . “Dime de que me acusas y te diré lo que eres”. Para tener éxito de esa manera el acusador ha de conocerse en puridad. Como Podemos se conoce bien a sí mismo lo tiene fácil para crear estilo. Al fin y al cabo lo que para otros, más confiados y convencidos de las virtudes de las sociedades abiertas, sería motivo de remordimiento es para Podemos motivo de orgullo. “Todo por la Causa”. Con ese bagaje le basta atribuir al prójimo, es decir a sus condenados, su propia esencia, es decir su infamia, como si esta fuese una pelota de la que uno se puede desprender al adjudicarla al prójimo a destruir por el delito de ser su portador. De marcar por ejemplo al prójimo con la pelota del odio, de la corrupción , de la división, la crispación o en suma del liberticidio se queda libre a efectos de imagen de tal imputación y el prójimo condenado de por vida, que es lo mismo. Todo depende del poder de imputar y de quien detente ese poder, como sucede con el control de la Fiscalía para el devenir de la Justicia.¿De donde le viene ese poder a los podemitas y a los hermanos sanchistas ya volcados en la misma causa? Han dedicado los desvelos de toda su existencia al oficio y ahora obtienen crecidas ganancias. Mientras los ya condenados pensaban que la infamia se aplastaba sola en una sociedad abierta. Y todavía lo deben seguir creyendo.


sábado, 24 de octubre de 2020

EL SUEÑO DE CASADO II

 

A pesar de los pesares resulta impensable que la dirección del PP aspire a gobernar con el PSOE sanchista podemita y que ni siquiera vaya a insinuarse para ello. Hay que creer que aspira a reemplazarlo y por lo visto imagina que sólo neutralizando los puntos críticos de la propaganda sanchista puede lograrlo. La fórmula mágica de la neutralización es dar la razón al quehacer publicitario socialista podemita, la caricaturización de VOX y la insana dependencia del PP. Como por ensalmo se desprendería de la oprobiosa imputación que lo tiene paralizado y quedaría romo el discurso frentista. La decapitación de Cayetana y sobre todo la escandalera de ruptura y presunto ajuste de cuentas con VOX son el tributo al Salomé gubernamental. 

Cuánto hay de exabrupto pasional o de calculado exabrupto en la escenificación del “ajuste de cuentas”, se me escapa y desconozco que sea lo más importante. Quizás el paso del infierno al cielo, o al menos en el Limbo, donde cree Casado que se ha instalado como antesala del Cielo, mueva tanto a extremas pasiones que sofoquen la angustia del peligro selvático en que uno se mete, como a grandes alardes de demonización del mal que avalen la bondad del aspirante.


Casado ha optado por una defensa semejante a la de Rivera cuando vieron amenazados su patrimonio electoral por el ascenso de VOX. Sólo que mientras Rivera extremó la crítica al sanchismo sin apenas entrar en confrontación con VOX, Casado se ha lanzado con todas las armas y bagajes contra quien, le guste o no, es su familiar político, esperando así sino el beneplácito público inmediato quitarse el lastre que le impide conseguir su beneplácito en el futuro.


Cabe preguntarse ¿A quien se dirige Casado? ¿a quien espera ganarse? Seguramente en principio a nadie en especial y a todos en general. Sólo puede imaginar que el reblandecimiento de su imagen monstruosa ante el público socialista disuada a este de seguir apoyando al podemismo sanchista sólo por miedo al “frente de la ultraderecha”, cuando haga erupción la catástrofe social y económica. Es decir que se vayan a la abstención mientras se deja oír la demanda de una necesaria alternativa. Mientras que los adheridos menos pasionales de VOX, comprenderán ante la descomposición sanchista que más vale  gobierno en mano que inútiles cabreos volando.


Pero mientras tanto las derechas van a verse envueltas en todo tipo de guerras, guerrillas y confusiones alentando cada uno por su parte el “narcisismo de las pequeñas diferencias”. Porque a no ser que VOX pierda del todo la cabeza y se acerque al muñeco monstruoso que la agencia publicitaria monclovita ha inventado y a no ser que Casado la pierda a la espera de que Sanchez se vuelva serio y responsablemente patriota, ambos están condenados a coincidir en lo esencial y en gran parte de lo accesorio, sin que los puntos de diferencia objetiva, no retórica, apenas den para debates entre entendidos y sabihondos. La única pregunta es ¿cuanto está dispuesto Casado a conceder a Sanchez para demostrar que no es un "facha hipócrita"?

Porque Sanchez no es ningún lelo sino más bien un consumado pícaro, en lo que a la dimensión maquiavélica de la política se refiere, y menos aún estamos ante un socialdemócrata a la europea de manual. Su paradigma ideológico no es precisamente el funcionamiento cívico de las democracias liberales europeas, basado en la confianza mutua del gobierno y la oposición en lo que a legitimidad democrática se refiere, amen de la salvaguarda del Estado derecho. Por lo mismo que condenó al PP al infierno fachita atándolo al diablo VOX y por lo mismo que cogió al vuelo el cernícalo VOX para teatralizar la pesadilla de la España casposa y de Torquemada, Sanchez va a seguir poniendo a prueba la “legitimidad” democrática del PP. Lo que no sea apoyo o aceptación de lo que le interese será muestra de hipocresía y de su connivencia vergonzante con VOX.

Ante la lupa inquisitorial del tribunal de la verdad socialista podemita va a pender sobre la cabeza de Casado permanentemente la espada de Damocles de haber escenificado un paripé para poder volver a las andadas, es decir atarse a VOX. Es triste pensarlo pero, más que instalarse en el Limbo, Casado va a sentar cátedra en el Manicomio público, o como se llame ahora, y de paso va a arrastrar a VOX a su vera para escenificar el guiñol mediático que se nos viene encima.

 O quizás tenga razón y la catástrofe que viene será un Tsunami del que los Diarcas monclovitas no se van a poder librar por muchas que sean sus ponzoñas y embrujos. Ojala que no se produzca ese tsunami, pero, de producirse, que la Providencia dé la razón a Casado y a su equipo.

jueves, 22 de octubre de 2020

EL SUEÑO DE CASADO


Un político profesional, que no es necesariamente un profesional de la política, ha de respetar una máxima elemental: no manifestar al gran público nunca sus planes para el logro del poder ni confundir el logro del poder con la política del poder. Casado vulneró algo tan simple. Contó que en cuanto se acercase en las encuestas al PSOE, y ya cree estar en un “empate técnico”, la masa de centro derecha comprenderá que es la única alternativa de gobierno y se pasará a su lado por pura utilidad. Naturalmente eso se piensa pero no se dice. Que lo haya hecho suscita dudas sobre su pericia política pero más aún sobre la claridad con la que otea el panorama. Quiere por encima de todo recuperar al electorado que le ha dado la espalda y tal exposición da a entender que no sabe como.


¿Se ha dado cuenta que todo se lo juega a una carta y a que el farol resulte? La defenestración de Cayetana impide competir con VOX en imagen de coherencia sobre los mínimos democráticos, punto este, que no los desvaríos programáticos de VOX, en el que se centra la adhesión a VOX.


Cuando Gonzalez se la jugó diciendo Sí a la OTAN soplaba a su favor el viento de cola de la historia. Ahora no sopla en favor de Casado al decir NO. Toda apunta a que la alternativa de Gobierno depende de que la catástrofe arrastre al Frente Popular separatista, mientras que el previsible ascenso de VOX a costa del PP amortigua los efectos de esa catástrofe a favor de los Frankenstein. Espera que se descuelguen de VOX los mismos que se han acogido a VOX heridos y agraviados. Espera que tarde o temprano comprendan que el único bálsamo para las heridas es gobernar. La cuadratura del círculo.


Otra posibilidad no explorada hubiera sido combatir la falacia de ultra derechismo de VOX anteponiendo la verdad del ultraizquierdismo gubernamental. Pero cuesta imaginar que el PP se atreviera a ir por ese camino, es decir de recomponer la unidad de la derecha. Carga con una inercia de décadas que le impide arriesgar por mucho que deje en la cuneta multitud de orgullos heridos. Ahora casi sin comerlo ni beberlo se encuentra con que  lo arriesga todo a chicas.


En plan pragmático Casado espera que cuantos más errores cometa Sanchez más posibilidades de ser alternativa de gobierno. Como si hubiese una relación proporcional. La gran esperanza de Casado es que Sanchez es un saco errores. ¿Pero cuantos errores ha de cometer Sanchez para pagar alguno? La experiencia dice que cuantos más comete menos paga. Como si rigiese para él la regla de la proporcionalidad inversa. Pues, como debiera saber Casado, una cosa son las reglas del poder y otras las reglas del buen gobierno y que en una sociedad tan políticamente desquiciada como la española nada es menos afín.


Al sueño de Casado le merodea la pesadilla de Abascal. Con la moción de censura entramos en una partida en la que ambos se retroalimentan para paralizarse. De las ganas de hacerse notar y poner en un brete a Casado se ve abocado a creerse un Trump a la española, programas aparte, imponiéndose a la conjura mediática, la apisonadora gubernamental y la “cobardía” de sus primos hermanos. Acaparar a la derecha social y conquistar el poder en una misma jugada sin alternativa alguna. Demasiado milagro. Si no es eso ¿de qué le sirve rascar unos cuantos escaños al PP?

Seguramente nadie con sentido de Estado quería este escenario, por muy previsible que fuera una vez lanzada la moción de censura. ¿Cuanto cuesta en política no saber dominar los impulsos?


Lo dicho mientras la izquierda nos conduce a la tiranía de mano de sus fantasmas y mitos, la derecha nos deja en la indefensión presa de la funesta colisión entre sus miedos y testosteronas.


sábado, 17 de octubre de 2020

A FONDO PERDIDO IV

*De poderes fácticos.-

Si le preguntaran preguntar al Dr. Fraude “¿cuales son sus poderes?” y respondiera sinceramente tendría que decir:
“Pues que si “las derechas” en el gobierno se hubieran atrevido a hacer sólo el diez por ciento de lo que hacemos Pablo y yo habríamos sacado a varios millones a la calle, tendríamos las calles tomadas lo que hiciese falta, los telediarios incendiados e histéricos, las tertulias desgarradas, los juzgados atestados de causas y encausados “fachas”y la vida imposible en Patrlamento, Senado, Autonomías, Ayuntamientos, etc” Y remataría: “que se atrevan a hacer lo mismo conmigo empezando por lo primero”


*Torear a Europa.-

¿Soportaría la U.E. un engendro bananero en su interior? ¿se atreverá el Dr. Perfecto a ponerles en el brete? De hecho ya lo está haciendo y dada su temeridad es inevitable que se llegue a plantear el dilema en toda su crudeza. ¿Cual es el grado de desmadre totalitario que Europa podría soportar? Cuesta pensar que el Dr. Tiranicus no prevea este escenario y no esté dispuesto a jugársela si hace falta. “Europa no puede abandonarnos porque nuestra ruina la arrastraría, pesamos demasiado y los lazos que nos atan no pueden soltarse sin más”, debe calcular. Es su baza, experto en que el chantaje cuanto más funciona es en la zozobra. Pero el alarde tiránico roza el rizo podemita: Que Europa pague el “gasto social desbocado” la peronización, porque sólo la puede pagar Europa si alguien lo pudiera hacer. Susurro en oídos sanchistas de quienes hacen bandera de la destrucción de Europa. El cofrade Moñetas saca pecho de justiciero social y de enterrador del corrupto “neoliberalismo”, de ese que, en justo castigo, está condenado a pagar nuestro acechante Paraíso. En la contradicción y la paradoja se puede vivir si se tiene habilidad y descaro, debe pensar el Dr. Fraudulento. LaVoV agudización de la contradicción es la antesala de la victoria, cree el Moñetas. ¿O también lo cree el Dr. Tiránicus?. Todos los escenarios son posibles. ¿Quien asegura que si la U.E. no nos libra de la ruina las masas desesperadas no se aferraran a la ilusoria tabla de salvación del Estado subsidioso? Pues ¿qué mejor tóxico para el ajuste de cuentas que la desesperación y qué mejor consuelo para el desesperado que tener de quien vengarse?.


*La partida de VOX.-

VOX irrumpió y empezó una nueva partida. Pero las reglas las ponen los Picapiedra, no Vox contra lo que esperaba. Y para placer de los Picapiedra. Nadie sabe mejor que estos tasadores bananeros que VOX no significa lo que le atribuyen. Estos conservadores tan constitucionalistas como cabreados, tanto con los puntos flacos de la democracia, como sobre todo con la flaqueza del PP, ya endémica, son paseados como fieros camisas pardas y orangutánicos falangoides. Pero la masa social conservadora de la que se ha nutrido la derecha política no está para pasar del cabreo a ser un movimiento dedicado a callejear y escrachear como las masas podemitas o separatistas. Nada hay más renuente al exceso en la Europa política. Nada más hogareño y formal. El PP llegado el momento prefirió no indignarse a tener que tragarse la indignación. Los que no pueden tragarse la amarga paz de la resignación esperan que el buen ejemplo conmueva a los que aun pueden guardar algo de vergüenza torera. Pero la partida es implacable. Rigen dos reglas bien sencillas: a más VOX menos PP y a más VOX más ira y cohesión de la Izquierda. Con ventaja para ésta puesto que las adhesiones sociales están encapsuladas como macizos del cretásico. El camino de la venganza histórica está abierto. En el horizonte el gran mito hecho realidad. Dispuesto a marcar el paso VOX sólo puede salir indemne si vence en su disputa fraterna y genera la dinámica que acabe con el gobierno y desbarate la vendetta. Pero su fortalecimiento es el bálsamo con el que el sanchismo se entrega a los podemitas y se cubre de la desafección de los adeptos socialistas que se avergonzarían si se atreviesen a mirar al Dr. a los ojos y cara a cara. Los hipnotizados por la existencia del fantasma de VOX.


*La apuesta sanchista por el frentismo en lugar del acuerdo nacional tiene el inconveniente de que cierra la posibilidad de acuerdos de Estado fundamentales con la oposición. Para su incomodidad, conforme el frentismo lo aboca erguirse sobre un Estado fallido necesita como la lluvia de Mayo abrir la puerta para la conquista de la justicia. Sólo su petulancia y el temblor en que se debate el oponente explica que quiera estar al plato y a las tajadas y además que esté seguro de conseguirlo.


*Inesperado retorno.-

F. Gonzalez garantizó la democracia cuando proclamó: “antes socialistas que marxistas”. Esto debió llenar el desván socialista de traumas que el disfrute del poder y la comprensión social dejaron en el olvido. Ya se vivió como si hubieran desaparecido. Puestos a resucitarlos y sacarles partido el Dr. Fraudulento debiera proclamar: “Antes socialistas que ciudadanos” (Por si al Valido no se le ha ocurrido).



domingo, 11 de octubre de 2020

DE TIRANOS Y PSIQUIATRAS.

 

¿Son Robespierre, Stalin, Hitler, Mao, Pol Pot, Maduro… psicópatas?, ¿son sus obras totalitarias una proyección de su mente enfermiza?, ¿es más bien que se vuelven psicópatas al ponerse al frente de movimientos totalitarios?, ¿o sería más correcto decir que estos movimientos sólo pueden estar liderados por psicópatas?


Creo que son cuestiones que ningún historiador puede contestar taxativamente, pero menos aun los psicólogos. Especialmente las corrientes psiquiátricas que nos han llevado a considerar la maldad una enfermedad y por tanto a excluirla de la responsabilidad moral. Es tranquilizador tener al malvado y al déspota sin escrúpulos capaz de poner a disposición de su poder los ingentes medios de la maquinaria estatal moderna por sólo un caso clínico. Sin duda que hay una zona de penumbra que se nos escapa en la confluencia entre la iniciativa personal de quien se dedica al poder y las inclinaciones colectivas. Pero de algo cabe fiarse: la obra de los políticos y sus élites expresan profundas tendencias colectivas a las que le dan forma con mayor o menor fortuna y clarividencia.


Será esto una perogrullada, pero creo que se comprende mejor el empeño y los pormenores de la política que está llevando a cabo nuestro Tiránico Dr. presidencial a partir de la peculiaridad de su suelo social. No es cuestión de entrar en detalles para concluir algo inequívoco. Tenemos a Sanchez de catalizador de las peores desviaciones antidemocráticas del socialismo y de la izquierda española en su conjunto. Desviaciones potenciales al finalizar la transición, pero que con el paso del tiempo han cuajado en verdaderas monstruosidades.


A las élites socialistas les resultó muy cómodo y ventajoso polarizar a la sociedad española en torno a la partida imaginaria “democracia versus franquismo”. Bajo esa pantalla se han evaporado decisivas cautelas antitotalitarias y han despertado impulsos totalitarios dormidos.


¿Es consciente la sociedad española de lo que significa el comunismo puro y duro para tener por demócratas a quienes patrocinan sin pudor que formemos parte de la familia liberticida caribeña?


Hay pulsiones muy profundas e hispanas que llevan a una buena parte de la sociedad a ver con indiferencia al comunismo en su profunda gravedad, mientras que predomina en la izquierda sociológico, progres por extensión una indisimulada simpatía sentimental. Cultura pobrista de raíz católica, resentimientos históricos, malestar moral endémico, supremacismos elitistas...todo cuenta y hay mucho más. Pero también esta proclividad anda atemperada con invencible recelo. El Estado del bienestar es algo palpable y ¿quien se quiere bajar del denostado “consumismo”, incluso ahora con el maleficio del Papa Francisco? Porque de lo que se trata es: ¿Viene a cuento prescindir de unos márgenes de confort suficientemente satisfactorios para la inmensa mayoría y que se quieren estables?. Confortado el cuerpo, o dado por confortado para siempre, la mente busca la tranquilidad del alma en el termino medio: “un poco de adrenalina podemita no viene mal para que el socialismo se mantenga despierto”.


Al Cesar lo que es del Cesar. Creo que Sanchez comprendió desde el principio la esencia del proyecto de Zapatero. Y mucho mejor que su impulsor. Si simpatizaba de antemano o lo hizo suyo al ver en ello su oportunidad “histórica” es irrelevante. Él sabrá, si lo sabe. La imagen de un oportunista al que le daba igual Derecha que Izquierda con tal de tener el poder, tranquilizaba a la mayoría de incautos, mientras se cuidaba de trasladar a los suyos garantías inequívocas de que “por fin” “vamos de veras”. Su determinación, audacia y falta de escrúpulos es el mejor aval ante los suyos. Contando claro con que la milagrosa emergencia de VOX, milagrosa para Sanchez, ha satisfecho sobradamente el imaginario “progresista” que sueña con vérselas con el “fachismo” cara a cara. PP y Cs ya eran imágenes y marcas desgastadas como monigotes “fachitas”.


Se dirá que tales delirios sólo atañen a los Hooligangs y muy cafeteros. “Santa simplicitas”. No habría hooligans y ultras sin una masa social que acude devota al Estadio y celebre sus pavonadas. Lo pavoroso es la profundidad de los vínculos míticos ya cuajados en quienes tienen la voz cantante en la plaza pública. El socialismo ha acabado cebando a su base social de mitos. Por esa orilla nadie le va a pedir cuentas. Es lo único que a Sanchez le importa. Se dirá que, encuestas a la vista, una mayoría de los electores socialistas no comparten los afanes anticonstitucionales de sus dirigentes. En realidad están por la Constitución pero no quieren creer que Sanchez y sus matones pretendan acabar con ella. La propaganda lo admite todo. Cuando la fe democrática no mueve ni a la vergüenza ni a la exigencia de responsabilidades ya es en su fundamento una fe de pacotilla.


Pero algo se nota a faltar. Los socialistas del Antiguo Testamento, los dirigentes socialistas de la transición y del esplendor felipista, socialdemócratas de bien en suma, andan desmoralizados, sin duda por decencia y dignidad, y además por ser un cero a la izquierda.. Manifiestan su distancia e incluso rechazo del rumbo del partido y su gobierno. Incluso con sonoras declaraciones. Pero no hay ningún análisis crítico, autocrítico, de cómo es posible la degeneración de la mentalidad socialista desde la convicción democrática a la adhesión incondicional a las prácticas aviesas que engalanan un proyecto liberticida. ¿Cual fue su responsabilidad dicho de paso? ¿están tan desbordados mentalmente para atreverse a preguntarse y aclararse? ¿hay que tener fe en el Partido pase lo que pase como si fuera la Iglesia? ¿aunque todo se hunda que por encima de todo quede el Partido?


Es cierto que tal reflexión tendría actualmente un efecto muy marginal, salvo quizás para que en las agrupaciones y Casas del Pueblo hagan algunas risas. Pero tal vez las generaciones futuras lo agradezcan. Hará falta, cuando los tiempos sean más propicios, mucha claridad para comprender como nos hemos metido en un pozo de aguas pantanosas mientras proliferan en las altas esferas gubernamentales y en lo más granado de las instituciones los gritos de triunfo. Pero sobre todo hará falta también mucha claridad para que lleguen esos tiempos propicios.

viernes, 2 de octubre de 2020

"NI LIBERALES NI CONSERVADORES"

 

“Ni liberales ni conservadores” Esta amenaza de excomunión fue uno de los pocos arranques de sinceridad de Mariano Rajoy para el recuerdo. No explicó su alternativa a este “ni-ni” porque en realidad no hacía falta, cuando consiste esta alternativa en que no hay que tener alternativa. Pero los réprobos no gozan de una posición simétrica. En la práctica de la mayoría de la Europa a la que pertenecemos conservadurismo y liberalismo se solapan y hacen unos las veces del otro según el caso. Una de las peculiaridades de España es la postración y el vilipendio social del liberalismo, por supuesto por la izquierda y a su manera en la derecha. En general esta tiende a ser conservadora in pectore, cualquiera que esto signifique, si con ello entendemos la defensa del orden constituido y la estabilidad social.


Ahora eso significa la unidad de España, la Constitución, la ley y el orden. Por eso la fustigación marianista tuvo por objeto realmente al liberalismo empaquetado con el subterfugio del conservadurismo. De paso como la imagen del conservadurismo tiene connotaciones de la vieja España y del franquismo podía permitirse el lujo de hacer un guiño a la modernez desde una exquisita neutralidad ideológica.

Tamaño cambalache mental toma prestada la proverbial desavenencia entre el liberalismo y la sociedad española, desavenencia para nada actual sino de hondo calado histórico. Casi está en nuestras entrañas político culturales. Es especialmente paradójico al venir la nueva España bautizada por la mítica Constitución de Cadiz bajo los auspicios liberales.


¿Qué fue de aquello? Una historia procelosa, una nación rebotada contra sí misma. ¿Por culpa del liberalismo incipiente? Sin necesidad de escarbar en la historia basta señalar que la victoria sobre el absolutismo carlista se hizo a costa de una desnaturalización del liberalismo y la consiguiente desembocadura en dos versiones viciosas. El liberalismo popular derivó en federalismo y anarquismo, mientras que el liberalismo gobernante y oligárquico se apalancó en la maquinaria del Estado. Quedó al liberalismo residual pero intelectualmente prominente el papel de principal protagonista de la tragedia de la tercera España.


El hecho es que el liberalismo debió su atractivo popular a una condición meramente negativa y reactiva, el rechazo de la España asociada con el Antiguo Régimen, y empezó a perderlo cuando el socialismo y el anarquismo se apoderaron de esa bandera vindicta. Fue un periodo en el que el liberalismo sólo sobrevivió en su condición de contrapunto y a su manera de coartada democrática de la pasión totalitaria del revolucionarismo proletario.


La parte compleja de la historia es el recelo de la España convencionalmente conservadora, la base social de la Restauración, hacia el liberalismo. Y cabe preguntarse ¿existía suficiente base social? ¿existía la imprescindible cultura cívico política? El incipiente experimento de la CEDA no pudo ser más que una improvisada sacudida de debilidades.


Tras la II GM, mientras el liberalismo, cualquiera que fuera su expresión política, iba embridando a la socialdemocracia, y viceversa si se quiere, Franco lo culpabilizaba de cómplice de la revolución y enemigo de España. Careta de la conspiración judeomasónica.En la Europa democrática liberal fue la principal alternativa social a la socialdemocracia y a las tentaciones revolucionarias, aportando la reinstauración del Estado de Derecho. En España el franquismo apuntalaba su repudio social al asociarlo con los desmanes de la experiencia republicana. 

 

Pero hay que hacer notar que mientras en el sistema nazi-fascista el aplastamiento del liberalismo era uno de los motivos estrella de la movilización totalitaria de las masas, en la Dictadura de Franco la denuncia del liberalismo consagraba la desmovilización política y el apoliticismo colectivo, verdadera alma de la España franquista. “Hagan como yo, no se ocupen de política”.


Coincide así con el tiempo en nuestra democracia la izquierda y la derecha social en el desprecio que le ofrece el liberalismo, aunque con diferentes significados y motivos. Porque para la izquierda es camuflaje franquista, “argumento” al que le viene a cuenta el báculo de la condena universal del “neoliberalismo” imperialista yanqui. Esta equiparación entre liberalismo y “neoliberalismo”, cajón de sastre de los males imaginarios o reales del capitalismo, se tradujo en el desprendimiento de la raíz liberal de la democracia y del Estado de derecho, en binomio inseparable.


La guerra fría y su secuela en los años 60 han dejado esta impronta de condena y confusión. Su reflejo en la políticamente inculta derecha social ha sido contundente, tanto como para ver en el liberalismo lo repelente de la politiquería vigente.


La hostilidad desde la ultrapolitización izquierdista y la reticencia desde el apoliticismo de la derecha. Una cultura secular muy retorcida mueve a esta pareja de sentimientos tan opuestos ante la política, un lastre de todo tipo de prejuicios contra la actividad privada y el beneficio económico en nombre de la solidaridad con los menesterosos. En la transición se tradujo en que, según la izquierda, hay que consentir el capitalismo porque “no hay más remedio”. Cosa que la derecha interpretó en los términos de "dejemos el capitalismo en paz y la libertad igual para todos".


La retracción de la derecha o de la no izquierda a hacer “ guerra cultural”, eufemismo de moda de la propaganda política de siempre,<por aquí tan pulcros se dice también a explicar las propias ideas hacer “pedagogía”> ha sido en parte una concesión a la izquierda de quien esperaba recíproca confianza mutua en la lealtad y convicción democrática. Pero no menos decisiva fue la ausencia de cultura liberal en la derecha española, empezando por sus élites. Es decir convicciones sobre lo que se tiene que decir aunque duela. El acomodamiento en el franquismo desligó a estas élites de la renovación de la cultura liberal que tuvo lugar en la vieja Europa.


A duras penas pudo levantar cabeza Aznar, pero fue suficiente para que peligrara la pretensión de la izquierda de monopolizar la sinceridad democrática. Los reveses de Aznar sirvieron a Don Mariano para recapitular. Su conclusión coincidía con lo que le pedía el cuerpo: no estaba el horno para bollos ni para sanar la precariedad ideológica. Su confianza en que lo mejor es no molestar no hace sino reproducir el vicio original de las élites apalancadas. La idea de que el mejor remedio contra la hiperpolitización de la izquierda es la despolitización de la sociedad, “vaya yo caliente y ríase la gente”, pretende ser el aval de una alternativa de tecnocracia especializada en las cosas de comer.


Tal vez tengan razón. Puede que la derecha social esté hecha de tal manera que como mejor funciona es parada y que moverse le produce vértigo. Son demasiados años y siglos a la espalda. Es como una masa que por mucho que se le golpee absorbe todos los golpes. Pero esto vale para un mundo estable y bien reconfortado. La experiencia en España es inquietante. En el País Vasco y Cataluña la derecha esta casi extinta.

Ahora cuando ya estamos metidos en la tormenta perfecta de una crisis liberticida es cuando más se hecha en falta la ausencia de una cultura genuinamente liberal, esa que desde su origen fundamenta el binomio de democracia y Estado de derecho. Y se nota especialmente en la torpeza y la ausencia de reflejos de las élites denostadas de liberales, a su pesar, y de “fachas” en consecuencia.