lunes, 27 de noviembre de 2023

IRAK REVIVAL

Hasta ahora Sanchez había cuidado el flanco internacional y guardado las formas. Incluso le había dedicado sus encantos y encantamientos. Parece que resultaba esencial a efectos de apariencias democráticas y de utilidades financieras. La patada a Israel debería en buena lógica tener consecuencias. Mayores incluso que el desplante de Zapatero. Que no le haya temblado el pulso en pleno escándalo de la amnistía es bien elocuente. Tropelía tapa tropelía.

Pero lo último es que actúe a tontas y a locas. Su mente es un sacapuntas en perpetua efervescencia. ¿Cuenta con que Europa y todo Occidente se desentenderá de sus órdagos sin consecuencias? Lo que es mas grave: tal vez ya no le importe y esté dispuesto a arrostrar las consecuencias hasta el final. Ni apariencias ni pasta, que la mayor pasta es el poder. Lo más evidente es que con la finta de la “causa palestina”,Irak revival, puede recuperar la calle y despertar su opinión pública.. Al menos contrarrestando el clamor que se oye al otro lado del muro. Pasar de cercado a cercador. ¿Pero sólo es una maniobra táctica o un camino de no retorno ya resuelto?

Cierto que hay una diferencia:  estaba justificado responder a la invasión de Irak; no está justificado ponerse al servicio de la estrategia de Hamás que hace de los humanos su escudo. Pero eso es pecata minuta para los demagogos.


Dicho de paso: los formales no pueden admitir que los pícaros sean capaces de pasar de las menudencias a tomar la plaza pública por que “la gente se da cuenta”. Así nos va.


jueves, 16 de noviembre de 2023

LA AUTODETERMINACIÓN COMO VENGANZA

El derecho a la autodeterminación era una pieza clave del imaginario revolucionario de Pablo Iglesias. Como los programas comunistas antifranquistas copiaba el modelo soviético. Al igual que “la tierra” y “la paz”, atraían lo suficiente para conquistar el poder. Programa de transición lo denominaban los trostkistas. Una vez en el poder se liquidó a los burgueses nacionalistas y se convirtió dicho “derecho” en un lujo decorativo para gloria de la “democracia” soviética. El derrumbe del sistema revitalizó tal derecho, convertido en válvula de escape de las nomenclaturas dictatoriales, con las consecuencias conocidas.

Pero esto es otra historia. P. Iglesias se adaptó rápidamente a las veleidades separatistas nada más que vio la posibilidad de que que fueran la punta de lanza del “asalto al cielo”. Una vez que se abrazó con Sanchez se convirtió en el telonero de los independentistas dentro del gobierno, función que ha heredado la sra. Yolanda, con toda su ridiculez en contraste con el aire épico del ex inquilino de Galapagar.

¿Ha hecho suyo el Sanchez este modelo? Lo único evidente a estas alturas es que para nada Sanchez está atado a los independentistas. Es más lo que los une que lo que les separa, incluyendo la autodeterminación. El único problema es que si no está suficientemente preparada puede peligrar su supervivencia política y quizás su futuro penal.

 El sanchismo ha retomado el viejo mantra socialista (PSC) del federalismo asimétrico, para aderezar una Confederación integral sin disimulos. La “nación” catalana y la “nación” vasca de un lado y la española de otro. Y por supuesto con todas las que se quieran añadir. Pero con la particularidad de que esas naciones confederadas enviarán sus representantes al parlamento español para sostener al sanchismo, siendo intocables en sus fronteras. La masa sanchista podría admirar embelesada tanta convivencia. Las nueces son que en ese escenario la autodeterminación podría formar parte del sistema confederal o podría darse por supuesta en el hecho de que se acepta el sistema. Alternativa por la que parece suspirar el sanchismo, al menos de momento.

Dependería así el sanchismo de la “buena voluntad” de los independentistas, una vez que Sanchez no podría impedir que rompieran amarras dejándolo inerme ante el resto de España. Los sanchistas fantasean tanto de que nada de esto puede ocurrir, porque parte de su odio a la derecha, incluye el convencimiento de que los excesos nacionalistas son producto de la provocación de las derechas. De modo que el simple hecho de que gobiernen las izquierdas garantizaría la “integración” de los nacionalistas y su pacífica conformidad con la Confederación. Naturalmente plasmado con los retoques convenientes como el cambio de la forma de Estado…

Ahora bien hay signos de que su sanchidad puede ir más allá, según el odio patológico a la derecha que manifiesta ya descarnadamente. Disgregar España generalizando la autodeterminación sería sin duda el peor daño y castigo que sufriría la derecha y la mayoría de los españoles. Y Sanchez bien puede aprestarse a ello con sumo gusto le pase lo que le pase y pase lo que pase. Al fin y al cabo en buena parte de la izquierda se ha instalado la idea de que España es un país maldito que no merece existir. Y Sanchez ha aprendido mucho de Zapatero pero especialmente de Pablo Iglesias sobre este particular. En su delirio tendría el orgullo de pasar a la historia como el vengador que da su merecido a un país funesto.

Pero siempre quedaran las derechas para los vindicadores de la historia. Sólo hay que adaptar el diagnóstico de Marek Adelman «Cuando no haya más judíos en la tierra, seguirá habiendo antisemitismo». Aunque no quede un franquista siempre habrá antifranquismo.



viernes, 10 de noviembre de 2023

LA LLAMADA SANCHISTA A LA VIRTUD

 

Sanchez se la ha jugado al todo o nada, pero es demasiado pacata la idea común de que lo hace sólo para seguir en el poder. No descubro nada si digo que “seguir en el poder” significa para este sujeto saldar las cuentas históricas e instituir un régimen vindicativo. Por muy complicado que parezca ha visto la oportunidad, quizá la única de expulsar a la derecha de la historia y ganar definitivamente la guerra civil, esa que, convencido está, no puede acabar hasta que la izquierda no la gane. Ya está así en la senda de la virtud.


Pero dejando aparte la incógnita de la reacción de la U.E. se desliza entre dos precipicios sin garantías de que tenga agarraderas ante el mínimo traspié. Ha de confiar primero en que los separatistas no se lancen a la independencia por vía de referéndum antes de que no haya asentado su poder. La amnistía se los pone muy fácil. Y aunque quisieran, milagrosamente, conformarse con el caramelo de la Confederación que se les promete ¿cómo podrían resistirse a la presión de unas bases que ven la independencia a huevo? ¿como podrían frenar su pulsión natural? ¿Cómo podrían pasar de la subasta por quién pide más? Esos que tanto miedo tienen todos los separatistas que se les llame “botiflers” como las derechas y centro derechas a que les tilde de “fachas”.


El análisis común de dichos separatistas achaca el fracaso del golpe de Estado al vacío internacional, especialmente de la U.E. Ahora con el reconocimiento del gobierno español de la legitimidad del Procés y de su rebelión ¿cómo puede volverse Europa contra la vuelta del Procés? ¿en qué contradicción no entraría el Gobierno de oponerse a lo que ha dado por legítimo?


Pero también es una incognita cuan profundo sea el precipicio al que está expuesto ante lo que sea capaz el constitucionalismo, cuán profundo es el poder constitucionalista, del que la izquierda se ha desgajado.


La izquierda siempre ha contado con el dominio absoluto de la calle y la ausencia de reflejos combativos de la derecha. Además el dominio sindical les pone a cubierto del peor daño posible, la paralización del sistema productivo. Y la solidez de su poder mediático garantiza la cohesión y la adhesión de la izquierda sociológica, por muy ciega que esté.


Pero nunca se había producido un acontecimiento tan capaz de despertar a la España constitucional del limbo apolítico en el que suele dormir. Apenas lo insinuó un despertar la respuesta ante el discurso real contra el golpe de Estado. El miedo de las izquierdas a las derechas como si fueran “herederas del franquismo”, siempre ha sido impostado. El miedo a un doberman sin colmillos. Una fantasía para autolegitimarse como lo único democrático. Pero acaba siendo un miedo real en lo que tiene de miedo a perder el poder. Nada sería tan desasogante que convivir bajo ese espectro imaginario sin el que carecerían de identidad. Tal es el encogimiento doctrinal en el se han sumido.


La táctica sanchista de tocar a rebato en defensa del socialismo y del “progresismo” mientras se anula la Constitución no puede bastar para recuperar la iniciativa social y el favor de la opinión pública. A las izquierdas en este apretón sólo les queda el instinto de supervivencia. Hacer de verdugos como si fueran víctimas. Que los socios lo faciliten abriéndose a la senda confederal y a la anulación de la Constitución por la vía de los hechos, es en el fondo la esperanza sanchista. O por lo menos que esperen lo más posible a la independencia de iure. En este interregno “negociador” que se abre el sanchismo tiene que provocar algún desliz, agarrarse a algún clavo ardiendo, con el que sofocar preventivamente al constitucionalismo y hacer expreso lo que está ahora implícito, un Estado despótico antidemocrático por antiliberal. Sus bases y adherentes no pueden poner en peligro su futuro estatus por nada. Necesitan una victoria definitiva que culmine la recuperación de sus fuerzas. Para ello no le queda otra al sanchismo que implorar a sus socios mucha virtud y una mínima contención para no atragantarse con el banquete y dejar desnudo al anfitrión que se sueña Presidente (aunque no sepa de qué).



miércoles, 1 de noviembre de 2023

EL ENCANTO EUROPEO DE SANCHEZ

“Hacer de la necesidad virtud”, en jerga sanchista eso significa “hacer de la virtud necesidad”. En esa jerga en la que la inversión del significado lo soporta todo. Dicho esto “virtud” para su Sanchidad significa llevarnos por donde nos está llevando y además de la forma como lo hace. Por eso un gran error es atribuir a las circunstancias y no a los deseos y ambiciones la coyunda con el prófugo. Sus deseos y ambiciones son coincidentes en lo esencial. El Procés monclovita ha ido madurando tanto como lo ha hecho madurar su instigador con zarpa de hierro y mente de zorro.


Las circunstancias han propiciado una nueva fase, tal vez la decisiva. Hemos entrado en ese momento fetén para echar el Órdago. El momento más embriagador para quien la virtud es vivir en el vértigo y la deconstrucción. Del principio de la realidad al principio del placer. Ya nuestro Madurez puede darse a su placer más profundo, el que se deriva de poner al sistema en la diana. Mientras jugueteaba con la realidad, es decir con la incredulidad pública sobre sus propósitos, le sacaba punta a su señuelo favorito. Ese de que es un psicópata loco de poder. Nada disimula más su meta y política que los emplastos de la psiquiatría casera. Ciego de poder sí, pero de poder destituyente/constituyente según el patrón del radicalismo bolivariano. Este heredero y albacea sin tacha y sin escrúpulos de lo más perverso del socialismo hispano, no se ha creado de la nada, como tampoco su mentor ZP. Ahora ya pasa a presumir de lo que verdaderamente quiere. Seguramente se ha quitado un peso de encima, en lo que a psicología se refiere.


Al menos ya quien más quien menos admite que estamos en camino, se nos encamina, hacia una república bolivariana. Pero por desgracia la inercia de la creencia que la democracia es tan invulnerable como inmutable la órbita de la tierra alrededor del sol se resiste a esa evidencia, por mucho que Sz ya no se moleste en disimular. Es demasiado horroroso pensar que estamos dejados de la mano de Dios y en las manos del Diablo.


Dicho esto, para Sz. el flanco más peliagudo es la U.E. y USA. Lo ha cuidado esmeradamente con su visión de lince. Tanto que parte de la ventaja de la incredulidad sobre sus verdaderos propósitos. Así ha sucedido en España y es lógico que suceda en Europa. Pero con la diferencia de que para cualquier nación con mínimo asiento suena tan inverosímil que una nación se suicide y se desnacionalice, como que una comitiva de Extraterrestres llegue a la tierra para pasar con nosotros la Navidad. Si algo ha demostrado la política del s. XX es el gran poder de la incredulidad colectiva. Y Sz. ha demostrado ser un consumado maestro en el arte de aprovecharla.


El experimento de un sistema bolivariano en el corazón de Europa suena a algo antinatural, tanto que simplemente imaginarlo parece una extravagancia. Conforme al principio de incredulidad lo que procede es mirar para otro lado como se mira la cuestión de la emigración por ejemplo. Al fin y al cabo el mito de la España esencialmente disparatada entre sus rarezas lo “explica” todo.


Sólo corre peligro el velo de rasgarse si hay suficientes protestas institucionales y callejeras como para que tengan eco fuera de España. Si esto no lo para y logra encajar las piezas con sus socios, Sz podrá presentar su sistema bolivariano como una democracia ultraprogresista. El modelo mundial de la “nueva democracia”.


Porque a pesar de todo necesita que Europa mire hacia otro lado y a la larga le dé su placet, por minúsculo y condicional que sea. Está en juego la viabilidad moral y económica de su objetivo. ¿Tragaría la población española quedar fuera de Europa? No es baladí que la población española se sienta ante todo europea, incluso para muchos más europea que española. ¿Aceptaría la inmensa mayoría de la población que peligre su bienestar y prosperidad? Sin la ayuda financiera y sin consentimiento moral la aventura sanchista tendría que desembocar en una dictadura sin tapujos impuesta a todo trapo. Una dictadura vengadora de cárcel y exilios masivos. Parece demasiado riesgo, por mucho que lo pida el cuerpo.


Al menos como primera providencia lo más plausible es que Sz trate de insertar su felonía en la dinámica europea. Aun cuando la incredulidad comunitaria se torne en sospecha y mosqueo, véase asunto Hamás. Para lograrlo tal vez cuente con la carta del chantaje o de la zanahoria. Amenazando con que la quiebra de la economía española supondría un agujero negro de incalculables consecuencias para la U.E. Proponiéndose como interlocutor idóneo con los regímenes bolivarianos y neocomunistas, lo que podría verse como un servicio útil en las horas de tanta zozobra que padecemos los europeos.


Por supuesto todo depende de la deriva de la comunión socialcomunista separatista. Todo indica que el proyecto sanchista requiere de un “acuerdo de caballeros” con los separatistas, acuerdo consistente en que estos pospongan la proclamación de la independencia, con la protocolaria resurrección del Procés de por medio, hasta que Sz. logre y consolide una dictadura “progresista”. Sz. los necesita para ello tanto como estos a Sz para lo suyo. De lo contrario, de ponerse la directa hacia la independencia por anticipado, la tierra se tragaría al socialismo y el “progresismo”. Sz. tratará de convencer que la impaciencia es mala consejera, mientras los separatistas le dan vueltas a eso de que “ahora o nunca”. En este tira y afloja radica más de la mitad de la partida.


Pero esa es otra historia. A escala internacional se cierne la sombra de una nueva balcanización. Es un destino plausible según están las fuerzas desenganchadas. Si en Europa esto se tomara en serio habría dos posibilidades: la primera que se dé carta blanca a Sz para que modele España a su antojo, incluyendo la posible independencia de partes, con la esperanza de que de esta forma se frene la hemorragia, es decir haya un nuevo status sostenible ; la segunda ahogar las posibilidades de que Sz. nos balcanice a sabiendas de que esa sería la consecuencia inevitable de la aventura, poniendo su régimen en cuarentena.


Al fanático de la Moncloa le queda mucho encanto por exhibir en Europa y el mundo, llenar Europa de risas con motivo de los “locos” que hablan de dictaduras y otras bajezas. Por aquí el señuelo de la psicopatía todavía puede dar algo de sí, aunque ya se quede en coletilla de perplejos, mientras cueste sacudirse la incredulidad.