sábado, 22 de junio de 2019

EL FILO Y EL PÁNFILO DE LA MODERACIÓN


Es evidente que Sanchez se ha preparado la coartada para renovar su Frankenstein a costa de la torpeza de Rivera. Que el Dr. no es de fiar es una verdad como un piano. Que Rivera no puede entregarse sin más a Sanchez lo sabe hasta el más pastueño propagandista. Pero que no basta denunciar la farsa que monta el Dr debiera ser de sentido común.

Por ahora el Dr. tiene las de ganar ante la opinión pública que más pesa, simplemente reclamando a Rivera “sentido de Estado”, cheque en blanco, como si por su cara bonita fuera de fiar. Así sin más, a pesar de Navarra y todas las evidencias. Porque Sanchez ha ganado la batalla de la confianza pública, la gravitante, aunque sea inconcebible.

 Pero Rivera tiene su oportunidad, porque Sanchez no puede decir lo que quiere, o sea validar su corte de “colaboradores” y relanzar su proyecto de menos España y más izquierda. ¿Hacia donde? Hacia donde sea menester mientras se pueda, es decir mientras no encuentre una masa de resistencia social, política, institucional y mediática suficiente. Mientras Sanchez no pueda expresar abiertamente sus propósitos y tenga que aparentar “moderación” hay margen para ponerlo en su sitio ante la opinión pública.

 Al menos para generar dudas. Por eso Rivera lo debiera tener claro: no basta denunciar, es preciso emplazar. Obligar a que el lobo deje claro que no está por la “moderación”.

domingo, 9 de junio de 2019

EL BAILE DE SANCHEZ Y RIVERA


El escenario se ha reducido a dos actores principales: Dr. Sanchez y Rivera. Ambos deshojan la margarita mirándose de refilón. Pero mientras Sanchez oculta con éxito sus contradicciones y logra aparentar fortaleza, Rivera no puede impedir que las suyas se expongan en carne viva hasta ponerse al borde del infarto y del caos.

La estrategia del Dr. es simple pero requiere muchas asistencias y complicidades: Gobernar con las manos libres de los podemitas separatistas, pero también de Cs y PP.

La de Rivera está llegando a ser un enigma y tal vez lo sea para él mismo. Lo que por cierto invita interpetaciones tan descabelladas como la de que Cs es un submarino de los proyectos confederalistas.

Para situarnos. Uno cree más en la podemización del Dr. que en su presunta añoranza de centralidad. Para muchos analistas bastaría para virar darle a una tecla. ¿Pero está preparado y dispuesto el socialismo a asumir que a su derecha hay tanto espíritu democrático como el que ellos presumen y que la defensa de la Constitución ha de primar sobre todo?

Creo que en el horizonte socialista siempre va a estar junto en un paquete la presunta “solución” del conflicto territorial y la "depuración"de la democracia: la “confederación hispana” y a la vez la castración terapéutica de las derechas. Emprender una política que alejase definitivamente tal horizonte se antoja un trago inaceptable, tal como bien saben los separatistas. Por eso no se puede comprometer de verdad con Cs, a no ser que este se resuelva y disuelva presa de sus contradicciones o ignore a lo que se compromete.

El Dr. juega con las contradicciones de Rivera pero no está claro que éste ande en condiciones de hacerlo recíprocamente. La emergencia de Vox le ha dejado K.O. mentalmente, aunque todavía no políticamente. En el fondo no puede librarse de la contradicción que supone postularse de muro contra Sanchez y aceptar a la vez el núcleo duro del discurso socialista: el derecho exclusivo de la izquierda a expedir certificados de legitimidad democrática. Como si tuviera asumido que fuera del discurso de la “opinancia” oficial hace demasiado frío.

Es una incógnita si la indefinición y ambigüedad De Cs es calculada, o pura y simplemente un estado de confusión caótico. Porque resulta inconcebible que pueda hacer depender su futuro de algo tan inane como jugar a la imputabilidad de Vox si se frustran las esperanzas de desalojar a “las izquierdas” de los poderes locales.

Si alguna lógica, pensando bien más allá de tamaña puerilidad, no sería otra que pagar el precio para estar bien visto. Es decir para poder filtrarse en el electorado tradicionalmente de izquierdas o proclive a las izquierdas que aun conserva un cierto sentimiento patriótico y para recibir la unción de la beautiful macronita.

Se desprende que si Rivera no se atreve a emplazar a Sanchez, poniéndolo ante sus contradicciones, para hacer un pacto nacional que salvaguarde el orden constitucional y bloquee a podemitas y separatistas, es por miedo a quedar expulsado del electorado de derechas, del que forma parte buena parte de sus votantes. Contando siempre que el Dr. es harto Iceta.

Pero si no se atreve a renegar del discurso socialista y pactar abiertamente con Vox es porque considera imprescindible el beneplácito de la “izquierda constitucionalista” para cualquier apuesta de futuro.

Ante ello, el Dr. cuenta con que el espantajo de Vox paraliza a Cs hasta tal punto que bien podría cobrarse éste tan suculenta pieza en unas próximas elecciones. Pues mientras Rivera no se atreva ni a emplazar al Dr. con todas sus consecuencias para una política de Estado, ni a comprometerse con las demás derechas por necesidad de Estado, no le quedará otra alternativa que andar zascandileando por si suena alguna flauta.

Volviendo a lo que importa y por si hubiera que insistir en lo obvio. ¿Tiene alguna baza Cs e incluso la derecha en conjunto frente al Dr.? Éste trata de convencer que una hipotética reanudación de la colaboración con los separatistas y podemitas no sería su responsabilidad, sino se le deja otra alternativa. ¿Pero se atrevería el Dr. a renegar de un pacto de estado si se le emplaza con claridad?.

Me parece que el riesgo de Cs de quedar desairado ante la derecha, es mucho menor que el que parecería Sanchez de negarse abiertamente. ¿Se atrevería el Dr. a emprender y liderar entonces la senda contra la Constitución?

Creo que la responsabilidad de Rivera es ponerlo ante esa disyuntiva, porque sólo él puede hacerlo. Así en el no tan hipotético caso de que Sanchez se atreviera a convocar nuevas elecciones Rivera las podría afrontar con una posición bien sólida y no como si ahora ocurriera, a expensas de ser la carnaza pública. Pero esto a estas alturas es una cuestión menor.

sábado, 1 de junio de 2019

DESENCANTARSE


Creo que el órdago de Vox tiene la virtualidad de obligar a definirse a Cs: o Sanchez o “las derechas”. Si Cs no quiere un pacto de “centro derechas” no le cabe más opción que retar a Sanchez a que suelte el lastre de los podemitas y los separatistas con unas condiciones inequívocas de hacer valer la Constitución en toda España...etc 

 Resulta absurdo que en lugar de ello se dedique a hacerle gracias a los “Barones constitucionalistas”, mientras Sanchez hace alarde de ser capaz a la vez de vender Navarra, insinuar el indulto...etc y de chulear a Cs para que se vacune de Vox. 

Aunque no lo parezca, Sanchez estaría en un brete si Cs lo emplaza debidamente. Es decir no confiando en que un acuerdo liberaría a Sanchez de los socios preferentes, sino bajo la condición previa de que se libere de ellos.

 En buena lógica y si este fuera un país normal Sanchez tendría que estar en la disyuntiva de decidir de verdad entre Cs o los podemitas y separatistas. 

Algo está haciendo muy mal Cs para que no se produzca esta situación. Si tan encantado está con su “encantamiento mediático” debe afrontar las consecuencias y retar a Sanchez. 

Al fin y al cabo si este le planta, como es de suponer, nada le impedirá desencantarse y asumir sin bajar la cara ni esquivar la mirada que Vox es una derecha normalita, producto del despilfarro mental del que ha hecho gala la derecha oficial. 

Pero es de temer que los estrategas de Cs estén pensando como puede quedar VOX con la culpa de los posibles desaguisados a que estamos expuestos.