Como organización
totalitaria Podemos tiene un sólo recorrido. Ha de conquistar el
poder o desaparecer. Mientras tenga la expectativa de alcanzar su
meta, tiene la posibilidad de crecer y fortalecerse. Sino crece y
aumenta su potencia, disminuyen las expectativas y corre el peligro
de extinción.
Por eso hacer del
referéndum catalán una condición necesaria para formar gobierno
con el PSOE puede ser su primer error estratégico, un error
tremendamente peligroso para su futuro.
Tenía sentido esta
exigencia, en el caso de convocarse elecciones catalanas para
sostener la causa de la Colau. Una vez que los independentistas han
formado gobierno y se encaminan a la independencia, la Colau va a ser
un diván secesionista mientras culmina el Procés. Mantener la
condición del referéndum para que esta socia acumule crédito entre
los nacionalistas y hacer depender de ello la posibilidad de tocar
poder en España ya parece excesivo.
Veamos el riesgo.
Pablemos al forzar de esta manera nuevas elecciones, pues por muy
demente y de acuerdo que estuviera Sanchez no podría asumir la
autodeterminación, situará, lo quiera o no, la independencia de
Cataluña y otras regiones de España en el centro de la nueva
campaña, cuando junto con el PP y el PSOE, por diferentes motivos en
cada caso, había tratado de esconder este Miura. Y de ser así quedaría desplazados del estrellato la corrupción y la casta, filón de donde nutre Podemos
la fuerza con las que justifica su ira y su odio a la libertad.
No es mucho suponer que
este escenario favorecerá especialmente a C,s y al PP, de presentar
este un liderazgo apañado, e incluso al PSOE de Sanchez o de
Susana, aunque estos persistan en su ceguera de reforma (con)federal.
En cualquier caso Sanchez podrá avalarse entre sus barones
argumentando que ha resistido al aventurero podemita.
¿Cree Pablemos que tiene
algo que ganar? La estrategia de jibarizar al PSOE en unas nuevas
elecciones tiene sentido si el escenario ideológico fuera el mismo
que las pasadas, pero esta apuesta lo puede cambiar. Incluso de
conseguir algún avance ¿podría exigir luego al PSOE que lo apoyase
en un gobierno dispuesto a romper la unidad nacional? Sólo si
alcanza una victoria rotunda que deje al PSOE noqueado podría
aspirar a la conquista del poder y a ejecutar este plan. Es de
suponer que los españoles, por muy pasotas que estemos ante la
existencia de nuestra nación empezarían a cabilar.
Como cabe atribuir a
Pablemos olfato depredador , su oferta, de ir en serio, que no estoy
seguro, sólo se explica de dos formas.
La primera, que visto que
Sanchez está dispuesto a tragar con todo para evitar nuevas
elecciones, le suelta este elefante para quitárselo de encima. La
segunda que ha unido su futuro a las mareas y conglomerados
separatistas de todo pelaje que le hacen la ola. Mareas que no estas
para sutilezas y florituras tácticas, sino sólo eso de “aquí te
pillo, aquí te mato”.
Tal vez preso de soberbia
Pablemos crea que, ante la debilidad extrema de la fibra nacional
española, esta apuesta añada leña al fuego de un hipotético
proceso revolucionario, al igual que hizo su mentor Lenin al afrontar
el tema de las nacionalidades del Imperio ruso. Como no es muy
verosímil que Pablemos se haya hecho un separatista más, sólo se
confirma una vez más que la cuestión nacional es algo meramente
instrumental en su estrategia de poder, y que tanto le da una España
unida que un mosaico de expañitas, siempre y cuando tenga algún
territorio en el que poder ejecutar sus experimentos revolucionarios.
Como no creo que, a pesar
de lo dicho, Pablemos desperdicie la oportunidad tan jugosa que se le
presenta, ahora y aquí, de ocupar el poder tomando a Sanchez de
lacayo, sigo pensando que esta exigencia es un truco grosero para
lograr el pleno de gobierno, es decir Interior , Justicia, Ejército
y CNI. y Agitprop, que es la verdadera sustancia.
En todo caso, y si no
fuera así, lo único positivo de esta historia, que igual hay que
agradecer en su momento a Pablemos si fracasa, es que va a poner a la
opinión pública ante la tesitura de tomarse en serio el problema de
la unidad y la soberanía nacional. O así tendría que ser.