El amor loco de Pedro
Sanchez le ha empujado a realizar una maniobra digna de los tiempos
tan berlangianos como tenebrosos, que vivimos. Su precedente natural
fue la tortura a la que sometió la CUP a Mas, pero ahora los
torturados son los barones de su partido y sobre todo España.
Pretende don Pedro, convocando a las bases, de una tacada la
presidencia del Gobierno en sociedad podemita y el liderazgo
carismático de la extrema izquierdosidad, soñando incluso con la
autoridad para la que el Coletas parecía ungido en exclusiva.
En términos de teoría
política la convocatoria de las bases suena a inversión bufa del
liderazgo carismático, que Max Weber tan sabiamente explicó. Como
es sabido se refería al sistema de poder encabezado por un líder
que dispone de la adhesión de las masas o del pueblo debido a sus
dotes personales y políticas y al agrado y fe que despierta,
saltando por encima o suprimiendo las instancias intermedias, como
los partidos e instituciones democráticas diversas.
Don Pedro ha alcanzado la
dirección de su Partido por lo que sea, pero no precisamente por sus
dotes carismáticas, y salvo la tozudez , la ambición y capacidad de
arremeter contra el adversario como un toro revirado que está
demostrando, no se observa mejora alguna a este respecto.
Pero si bien tampoco está
adornado de las virtudes propias de un hombre de Estado, es capaz
como el Lazarillo encandilado en que se ha vuelto, olisquear la
presa y el aplauso. Así, si no mueve por carisma, pretende adquirir
carisma por la delegación popular de las bases. Que como ahora diría
Mao si estuviera en las mismas, “los verdaderos héroes son las
bases” y sólo ellas tienen carisma.
¿Pero qué ha pasado?
Con la dinámica que inició Zapatero, y que ha acelerado la crisis y
la irrupción podemita, cualquiera que pretenda dirigir algo en el
Partido tiene que pujar al alza en la subasta izquierdosa y
antipepera. Y luego seguir la corriente. La hasta no hace mucho
aparentemente estructura inconmovible del aparato, reserva de la
autoridad moral del Partido, tiene ahora sus vigas carcomidas y la
militancia se ha sumergido en el marasmo mediático del que se
alimenta el público podemita. Reducido el aparato a agencia de
colocación, o de promesa de colocaciones, no hay más lideres que
las Jetas de los Gurús teleparlantes y se nota. Por lo visto a Don
Pedro le convencen.
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