martes, 18 de septiembre de 2018

DE BORRELL A M.L.K. (INSTITUTO)


Borrell declaró que Cataluña es una nación a sabiendas de que no lo hacía en un foro académico, sino como emisor de un mensaje político ad hoc, cuyos efectos políticos para España son cuanto menos tan destructivos como a efectos físicos las bombas comprometidas con Arabia Saudí. Luego cuando se metió en las aclaraciones pertinentes quiso dejar claro , aquí en España, que, al igual que las bombas laser, tal reconocimiento era de alta precisión y carecía de efectos colaterales. Así sería que reconocimiento de nación no significa independencia y que sólo significa arremangarse para conseguir “entre todos” un Estatuto de verdad.

No se ha empachado al recurrir en la sempiterna coartada de la distinción entre “nación cultural” y “sujeto político soberano”, lo que ya es una obscenidad y un indecencia intelectual a estas alturas de la película. Con tamaña “explicación” se obvia lo decisivo: que entre la “nación cultural” y la “soberanía política” se pone a punto “el derecho de autodeterminación”. Y en este caso que yo sepa nadie le ha preguntado a nuestro ministro “jacobino” si no va de suyo con el reconocimiento de la “nación”, con adjetivo o sin él, el derecho de autodeterminación. Supuesto ello la independencia es una bagatela, un expediente a materializar en un momento u otro. Igual no se ha dado cuenta el ministro que ganadas las razones morales, y se ganan cuando “el adversario” las concede, viene el ejercicio práctico de “traer la democracia”.
En la práctica el ministro Jacobino (¿o más bien Jacobita escocés?) ha propagado el mensaje de que queda abierto y por colonizar el “terreno de nadie” que media entre la “nación cultural” y la independencia. Es posible que, seamos bien pensados y tenga el derecho a la candidez, en su fuero interno y de su Jefe todo se quede en un “nuevo estatuto” y verdadero además. Pero es de los más presuntuoso creer que nadando han de arrastrar la corriente hacia donde se quiera. Lo que es más grave: es un terreno en el que de una forma un otra sólo puede cundir la cizaña del derecho de autodeterminación.

Pero lo que se les ofrece no es un status quo favorable, el más fovorable posible “dentro de España”, sino un argumento: “si vamos a ser independientes en cuanto a competencias ¿porqué no serlo ante el mundo oficialmente?”, “¿no arreglaría esto mejor nuestras relaciones y estaríamos bien avenidos como buenos hermanos (que yo hermano y tú primo por supuesto)?”¿tendrán algo que oponer quienes andan con estos juegos calientaseparatistas?.

Acostumbrados como estamos al eufemismo y el edulcoramiento, ha llegado el “sorprendente” desmentido, por lo inusual y verdadero de lo que dice,, de la Institución Martir Luther King, a la desvergüenza de Torra y Cía. Si la leyera con atención el susodicho ministro Jacobino/jacobita bien podría caer en la cuenta de que eso es lo que ha pensado toda la vida, poniendo en duda el reciente descubrimiento de que ha estado convencido toda la vida de la martingala de la “nación cultural”. Y de paso podría liberarse del sometimiento hipnótico al engendro sanchista, por buscarle una explicación a su nueva servidumbre. Poder hipnótico el de su Jefe que hay que tomarse en serio a la vista de cómo ha concitado el resentimiento ilusorio de “las bases” y ha puesto a su disposición las precisas teclas ministeriales y universitarias para acreditar su lustre intelectual.

Pero nada es más llamativo que la inmersión de esta, sí que honorable, institución en el fondo de la verdad: que el caso catalán nada tiene que ver con la justicia, la libertad ni la discriminación, sino con la insolidaridad, el egoísmo y la ingratitud traicionera contra una historia común de males y bienes compartidos. Y podría haber añadido si hubiese entrado en detalles o los conociese con precisión: con el sometimiento moral de la población catalana.

¿Cómo es posible que la “clase política”,y las élites de “Madrit” en general, haya soslayado algo tan obvio y no hayan denunciado al separatismo y al nacionalismo sin más en esos términos, que es lo que duele? Es evidente que se ha elegido la versión formal de lo que anda en juego: el imperio de la ley. Es decir no poner en el centro del juego político la verdadera catadura de los nacionalistas. Por supuesto que la razón moral asiste a quienes entienden que el respeto a la ley es parte inexcusable de la democracia y en buena medida su columna moral vertebral. Pero lo formal ha de acompañarse del contenido material, igual que las razones se ha de acompañar con los sentimientos que las animan. En el terreno abrupto de la contienda política no hay más remedio que hay que ir a la verdad de fondo. Como se ha obviado la verdad de fondo, el daño que se comete a ciudadanos contantes y sonantes y a toda una historia común, los nacionalistas, oculta su insolidaridad e injusta deslealtad, se atrincheran en eso de “por encima de la ley, la democracia”, cosa que creen poder proclamar porque queda sobreentendido que si los oponentes no entran en la verdad de fondo es porque la verdad de fondo está de su parte.

A las izquierdas no les ha convenido contravenir su “compromiso histórico” con los nacionalistas, lo que les ha conducido a identificarse en grados variables con los postulados ideológicos nacionalistas más allá de los apaños cotidianos. Hay que reconocer su gran habilidad al disolver su identidad, o etiqueta de marketing, de adalid de la solidaridad y la igualdad por encima de particularismos injustos una vez que era claro que entregarse al compromiso incondicional con los nacionalistas traía consigo la complicidad con la insolidaridad y la negación de los derechos de todos los ciudadanos de España (pues al negarse esos derechos a los ciudadanos de Cataluña o del País Vasco se niegan a todos los ciudadanos que debe amparar el Estado español).

Por parte de las élites de la derecha de “toda la vida” a la torpeza para ver se ha unido la displicencia de no querer ver. Se han dejado arrastrar creyendo que iban a ser perdonados y que al fin y al cabo todo el mundo es “honorable”, máxime si así se titula: en suma complejos, miedos, displicencia y mucha impericia para la política real, es decir para lo que está en juego entre los que disputan el poder.

Todo se resume en que a las izquierdas le ha podido y les puede la fantasía de una especie de vuelta a las delicias de la República, con nombre y oficialidad, lo que sería fetén, o simplemente de facto, pero que se note, mientras las derechas la seguridad de que por mucho que no lo parezca  todo está metafísicamente encarrilado y por tanto no puede ser de otra manera.

Postdata. Para ir resarciendo los daños provocados por el sistema educativo, en Cataluña sistema de talleres de coreografía colectiva a la manera norcoreana, bien vendría la difusión en las escuelas del informe de la Alta Inspección educativa y sobre todo la misiva de Instituto M.L.K.. Antes que en los alumnos ejercería un efecto benefactor sobre muchas huestes profesorales si se atreviesen con ello. Por supuesto también y especialmente en toda España. Es una lección práctica de que los “valores éticos” no son churros para engalanar las fiestas de la victimosis, sino algo que en la vida hay que tomarse en serio y conocer en concreto poniéndolo en relación con la realidad.





sábado, 15 de septiembre de 2018

EL HONOR DE FRANKENSTEIN


Después de que otro chispazo, en este caso inesperado y casirevocatorio, amenace con hacer devolver al engendro de Frankenstein a la nada que debiera ser su condición natural, conviene no olvidar que nada es más peligroso que un soberbio descubierto, máxime si se siente destinado al poder absoluto.

El ciudadano anónimo P. Sanchez se descubrió a sí mismo cuando se vio elevado por las bases y cayó en la cuenta del beneficio que podía suponerle el viento de cola de la “sonrisa del destino”. Al renacer en el Partido y al encumbrarse a la jefatura del gobierno de la nación, bien pudo saludarse como el maestro insuperable de la audacia, habilidad que con estas pruebas bien debería, a su modo de ver, encabezar la tabla de las virtudes “políticas”.

Cuando por primera vez en su carrera se ha topado de bruces con lo que es la política de verdad y a probar su medicina no puede evitar sentirse víctima de una conspiración infame. Pero no es muy aventurado sospechar que su evidente rabia y abatimiento no se debe sólo a que se ha desmontado la jugada de “Dos en uno" de desenterrar al exdictador, pues pese a sus fantasías de él y los suyos ya el Dictador lleva enterrado políticamente desde que lo metieron en la tumba, y de paso empapelar a uno de los que quiere hacer pasar por su heredero.

Lo más grave es que tiene que arrostrar la pérdida de eso tan evanescente que los antiguos llamaban “honor” y para lo que los modernos no han encontrado un término igualmente válido, salvo eso de la “matrícula de honor”, rescoldo que en buena LOGSE debiera extinguirse o democratizarse. Pero todos nos entendemos. Tanto es así que pese a su facundia y al convencimiento de que el aval de sus éxitos son sus méritos de líder acrisolado y no el azar o el designio de quienes en nuestro país se han convertido en los verdaderos poderes fácticos, el instinto de supervivencia le ha llamado a mantener “su” “Tesis” en secreto y en cuidadoso resguardo hasta el momento.

Porque una vez que ya es pública y por mucho cloroformo que su inabarcable corte de pelotaris y excusadores eche sobre la opinión pública, Sanchez no podrá desengañarse de que su nulidad intelectual es no menos notoria y “visible”, más allá de que pueda camuflar y enredar los plagios, encargos, enchufes y circunstancias adyacentes .

Y junto con la constancia de su vacuidad intelectual, que no puede dejar de lastrar su conciencia existencial, tendrá que arrostrar en conciencia la sospecha de que sus presuntos méritos no son sino un montaje de los auténticos poderes fácticos, es decir el Himalaya mediático, esos que ordenan “de qué hay que hablar”.

Para cualquier ciudadano dedicado a su vida esto parece algo intrascendente, pero no lo es en absoluto para quien como su camarada Pablo y la casta redentora que los rodea se han educado (¡?) en la creencia de que son “los intelectuales orgánicos”, o parte de ellos, que han de transformar el mundo aplicando la “ciencia” antes “proletaria” y ahora “de género” o de “etnia suprema” o vaya Vd. a saber qué. Nada sería más ilustrativo que conocer los vericuetos de la carrera académica de P.Iglesias y Cía para conocer los hábitos de la especie que tiene por hábitat ciertas carreras y Universidades.

Pero en sí mismo este asunto de conciencia existencial y de moral pública no tiene una traducción directa en el juego político, a la vista del “juego de fuerzas” vigente. El engranaje que se está montando se ha de consumar si más chispazos afortunados no lo impiden. Sólo que a partir de ahora, pasado el susto, no le queda más remedio al “agraviado” de fino engendro que hacer de la necesidad de venganza virtud carismática, como los más acreditados fobodemócratas Y DEMOCRATOFOBOSsiempre han sabido hacer.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

EL REFERENDARIO EN SU LABERINTO


Al anunciar el (propósito de) referéndum de “autogobierno” Sanchez no ha hecho más que hacer gala del proceso real en el que estamos, dejándolo caer como si nada: la vía que conduce a un pacto entre los socialpodemitas y los nacionalistas para la independencia fáctica, pero todavía no jurídica, de Cataluña, con las “naciones” que vengan después por supuesto. A esto ya no necesita denominarle el hiperzapaterismo “federalismo”, le basta con dejarlo en “verdadero autogobierno”. Ese era el verdadero pago y la llave maestra de la la maquinaria que se puso en marcha expulsando a quien sólo hacía de felpudo..

Pero aun en estas entre la nobleza tertulianesca ajena a la clack mediática socialpodemita, abunda la interpretación de que estamos ante “otra ocurrencia” de Sanchez, cuanto no la más sofisticada de que el “astuto” Presidente se está cargando de razones para aplicar “en su momento” la Ley con todo rigor. Esto demuestra que el despiste patológico sobre la catadura y el peligro real del nacionalismo se extiende a la incomprensión de la más elemental lógica política que anima a la izquierda, por lo menos desde ZP.

Las simplezas, fantochadas vaivenes y ambiciones de ZP o de Sanchez, ni siquiera el interés en la conservación del bipartidismo, explican lo esencial de esta lógica política. Pues estamos ante algo más que el ejercicio funambulista de extender cortinas de humo o de seducir con embelecos demagógicos para “conservarse en el poder”. “Carece de proyecto político” dicen los que necesitan apaciguarse a sí mismos. ¿Les parece poco proyecto el México del PRI que ahora sería por mor de las circunstancias y de la presión podemita/separatista la Venezuela de Maduro? Al socialpodemismo no le falta proyecto, sólo necesitan, especialmente la parte socialista, convencerse de lo que realmente quieren y sobre todo dar con las teclas que lo permiten. Pero “¡esto es imposible en la Europa civilizada y desarrollada…!” “¿acaso no es el socialismo un partido socialdemócrata a la hechura europea?” ¡Ojalá! Pero si así fuera nada de lo que ha sucedido desde que se precipitó la caída de Aznar sería comprensible.

Conviene recordar lo elemental. El PSOE se encuentra ante la tesitura de ceder la soberanía nacional o de afrontar la unión con la derecha, lo que ellos llaman “derecha”, en defensa de la soberanía nacional. Pero esto segundo significaría echar por la borda toda la lógica de su política casi desde la transición. La diferencia entre el periodo de Gonzalez y el zapateril es que F. Gonzalez creía que podía domeñar a la vez al nacionalismo y a la derecha convirtiéndose en un PRI fáctico y europeísta democráticamente homologable. EL zapaterismo vio en el acuerdo incondicional con el nacionalismo y en el “cordón sanitario”, la condición inmutable e inexcusable para “redimir” España...de sí misma. A cambio claro del sacrificio de eternizarse en el poder. Se ha llegado a tal extremo de decrepitud mental que en este momento ni siquiera los votantes más blandos y “españolistas” del socialismo entenderían, sin una profunda “pedagogía” quirúrgica por parte de sus líderes, un acuerdo de Estado con todas las consecuencias, aunque fuera para la defensa de la soberanía nacional. Pero el problema de fondo es que sus líderes creen que la así dicha soberanía puede subsistir como un mera formalidad si los separatistas se avienen con todo y más, a cambio de no reclamar sillón en la ONU y en la Unión Europea.

Se “inventa” así la tercera vía, la de Iceta de toda la vida. Y hay que tomarla en serio porque están en ello. Las posibilidades de esta reedición pactada del Procés pasan primero por enganchar a la parte “moderada” del separatismo, Esquerra” y arrastrar luego a los de antiguo “cuerdos y sensatos”, y que ahora han cogido el gusto a la ultramontanidad más atraviliaria y “republicana”. Lo primero debe estar bastante cocinado. Lo segundo todavía está bastante crudo. Seguramente Sanchez cuenta con que la “burguesía” acomodada y de orden en cuanto se aburra de disfrutar del encanto orgiástico de la transgresión volverá a la realidad, tal como presumía don Mariano. A simple vista, descartada la aplicación de la Ley, la alternativa sería vivir en una especie de “palestinización” (el término lo escuche a Ana Grau y es de los más pertinente), lo que en la Europa democrática parece inconcebible. De modo que tarde o temprano tendrían que admitir algo más beneficioso que el gordo de la lotería nacional.

Pero es un arma de doble filo. Torra y los suyos han llegado muy lejos y huelen a la presa moribunda, o así les parece. Su llamada al “sacrificio” no significa otra cosa que enorgullecerse y aplaudir las gestas del matonismo institucional/borroka, como quien hace de figurante en la película de Gandhi. Al fin y a la postre lo divulgaban sus padres y casi abuelos “crear uno, cien y mil Vietnams”. Pero dadas las circunstancias de aquellos a los que se requiere el protagonismo es u7n ensayo de introducir el ingrediente lúdicoheroico en el cálido confort hogareño que ilumina la TV3. Todo el mundo, especialmente los suyos, quiere ir de vacaciones a lo más recóndito del planeta, cenar en restaurantes de más de tres estrellas, acceder a todos los canales por cable, chalé alternativo con piscina de agua caliente, deportivo y bicicleta, Masters y promociones, Disney-Paris con la excusa de los niños... y así todas las cargas del sistema opresor. Pero lo que importa, según esta ofrenda confortable/sacrificial, la Unión Europea no podría soportar una “disrupción” endémica sin llamar al orden al Estado socio que está siendo el Estado pagafantas.

En el fondo el doble enganche se reduce a despejar una incógnita. ¿Cómo pasar del “verdadero autogobierno” al reconocimiento del “derecho de autodeterminación”?. Supongo que muchas lumbreras llevarán meses sino años devanándose los sesos y desconozco si están llegando a algo. De este terreno de la cuadratura del círculo y de la más tenebrosa alquimia sólo se puede salir afrontando el juego de las promesas y la fe mutua. ¿Creerán los separatistas en un Gobierno frentepopulista? ¿Exigirán previamente garantías tangibles que afecten al entramado institucional y a la dignidad más íntima del Estado y no sólo algo más de pasta y obras públicas? ¿Podrá conciliarse el sueño socialpodemita como para poder saber lo que se hace de día?

Naturalmente esta conjetura sólo puede operar en el supuesto de que la inmensa mayoría del pueblo soberano permanezca en el estado de hipotensión crónica y ya casi inmemorial sobre el valor de su soberanía. Sanchez cuenta con ello, me temo que con bastante razón, y también con que basta crear la expectativa de un acuerdo “definitivo” con los que ya no serían “tan separatistas” para conservar la adhesión de la izquierda social y ampliar su base hacia el centro. Lo suficiente. Las disensiones entre los varones socialistas serían pecata minuta, pues antes cuenta la cofradía del Partido y el espíritu de la Izquierda, que la nación. Por eso ahora todo depende de que las iluminaciones bravuconescas de Torra parezcan sólo de consumo interno y que el previsión incendio de las pantallas se pueda presentar a la siempre bien dispuesta opinión de las gentes que no saben si son nación o qué y lo que eso significa como las Fallas de la libertad de expresión y de la sana democracia, preludio dialogado del fin de la pesadilla.

domingo, 2 de septiembre de 2018

PASIÓN DE INCRÉDULOS



Rajoy y Sanchez vienen a coincidir en la incredulidad sobre los fines reales de los secesionistas y en que lo procedente es combatir el matonismo institucional y callejero con el Nirvana y el precepto bíblico de poner la otra mejilla llegado el caso.

El cambio de Rajoy a Sanchez es en sumo grado sutil, por mucho que Sanchez lo envuelva de extremosa solemnidad. Hemos pasado de la antropología parda al progresismo “antropológsico”. Se deduce de la antropología parda de Rajoy que todo el mundo y especialmente los líderes obran por sentido común y no iban a ser menos en la patria del “seny”, aunque es comprensible y humano que a veces se les vaya la olla.

Desde su advenimiento “antropológsico” Sanchez debe su convencimiento a que todos los problemas y males los crea la derecha y que el nacionalismo no es sino una reacción comprensible contra esta lacra, como en el fondo ocurre con el socialismo. La fe en el diálogo a cualquier precio tiene su su razón de ser en que los nacionalistas tarde o temprano se darán cuenta de que lo suyo no es la independencia sino la extirpación de la derecha, centralista y franquista de natural.

Rajoy pretendía que el oasis catalán quedase tranquilo, es decir lo dejase tranquilo. Sanchez pretende que el nacionalismo colabore en la tarea común de extirpar el bulbo “franquista”, es decir todo lo que no tenga el aval democrático que otorga la izquierda. Para ello qué menos que tener también derecho a otorgar certificado y carnets de demócratas amén de disfrutar de un autogobierno total exceptuada la formalidad de la independencia de iure.

Rajoy dejaba campar a sus anchas al matonismo por una mezcla de pura displicencia y miedo a no recibir nunca el certificado de demócrata. Sanchez lo hace porque cree que en el fondo el independentismo no es más que una forma de antifranquismo.

Pero a la vista de que no hay manera de que los lazis dialoguen algunos explican la contumacia de Sanchez por su sinuosa astucia. Tanta delicadeza y maquiavélica deferencia hacia los golpistas tendría por fin cargarse de razones e intervenir si hace falta con todas las de la ley. Como si fuera un doctor que receta a su paciente hipertenso y cardíaco recalcitrante, atiborrarse de chorizos, morcillas, salchichas, butifarras y demás suculencias para que cuando reviente se someta a estricta dieta. Pero en realidad tal doctor ve al paciente bien sano y sólo necesitado de algún digestivo al cabo de cada comilona. Vamos que según Sanchez los nacionalistas tienen razón en el fondo aunque debieran ser más comedidos en algunas formas y modales. Y no es cosa baladí que guarden un poco las formas, de ello depende de que haya un gobierno “antifranquista” por años y legislaturas.