miércoles, 5 de septiembre de 2018

EL REFERENDARIO EN SU LABERINTO


Al anunciar el (propósito de) referéndum de “autogobierno” Sanchez no ha hecho más que hacer gala del proceso real en el que estamos, dejándolo caer como si nada: la vía que conduce a un pacto entre los socialpodemitas y los nacionalistas para la independencia fáctica, pero todavía no jurídica, de Cataluña, con las “naciones” que vengan después por supuesto. A esto ya no necesita denominarle el hiperzapaterismo “federalismo”, le basta con dejarlo en “verdadero autogobierno”. Ese era el verdadero pago y la llave maestra de la la maquinaria que se puso en marcha expulsando a quien sólo hacía de felpudo..

Pero aun en estas entre la nobleza tertulianesca ajena a la clack mediática socialpodemita, abunda la interpretación de que estamos ante “otra ocurrencia” de Sanchez, cuanto no la más sofisticada de que el “astuto” Presidente se está cargando de razones para aplicar “en su momento” la Ley con todo rigor. Esto demuestra que el despiste patológico sobre la catadura y el peligro real del nacionalismo se extiende a la incomprensión de la más elemental lógica política que anima a la izquierda, por lo menos desde ZP.

Las simplezas, fantochadas vaivenes y ambiciones de ZP o de Sanchez, ni siquiera el interés en la conservación del bipartidismo, explican lo esencial de esta lógica política. Pues estamos ante algo más que el ejercicio funambulista de extender cortinas de humo o de seducir con embelecos demagógicos para “conservarse en el poder”. “Carece de proyecto político” dicen los que necesitan apaciguarse a sí mismos. ¿Les parece poco proyecto el México del PRI que ahora sería por mor de las circunstancias y de la presión podemita/separatista la Venezuela de Maduro? Al socialpodemismo no le falta proyecto, sólo necesitan, especialmente la parte socialista, convencerse de lo que realmente quieren y sobre todo dar con las teclas que lo permiten. Pero “¡esto es imposible en la Europa civilizada y desarrollada…!” “¿acaso no es el socialismo un partido socialdemócrata a la hechura europea?” ¡Ojalá! Pero si así fuera nada de lo que ha sucedido desde que se precipitó la caída de Aznar sería comprensible.

Conviene recordar lo elemental. El PSOE se encuentra ante la tesitura de ceder la soberanía nacional o de afrontar la unión con la derecha, lo que ellos llaman “derecha”, en defensa de la soberanía nacional. Pero esto segundo significaría echar por la borda toda la lógica de su política casi desde la transición. La diferencia entre el periodo de Gonzalez y el zapateril es que F. Gonzalez creía que podía domeñar a la vez al nacionalismo y a la derecha convirtiéndose en un PRI fáctico y europeísta democráticamente homologable. EL zapaterismo vio en el acuerdo incondicional con el nacionalismo y en el “cordón sanitario”, la condición inmutable e inexcusable para “redimir” España...de sí misma. A cambio claro del sacrificio de eternizarse en el poder. Se ha llegado a tal extremo de decrepitud mental que en este momento ni siquiera los votantes más blandos y “españolistas” del socialismo entenderían, sin una profunda “pedagogía” quirúrgica por parte de sus líderes, un acuerdo de Estado con todas las consecuencias, aunque fuera para la defensa de la soberanía nacional. Pero el problema de fondo es que sus líderes creen que la así dicha soberanía puede subsistir como un mera formalidad si los separatistas se avienen con todo y más, a cambio de no reclamar sillón en la ONU y en la Unión Europea.

Se “inventa” así la tercera vía, la de Iceta de toda la vida. Y hay que tomarla en serio porque están en ello. Las posibilidades de esta reedición pactada del Procés pasan primero por enganchar a la parte “moderada” del separatismo, Esquerra” y arrastrar luego a los de antiguo “cuerdos y sensatos”, y que ahora han cogido el gusto a la ultramontanidad más atraviliaria y “republicana”. Lo primero debe estar bastante cocinado. Lo segundo todavía está bastante crudo. Seguramente Sanchez cuenta con que la “burguesía” acomodada y de orden en cuanto se aburra de disfrutar del encanto orgiástico de la transgresión volverá a la realidad, tal como presumía don Mariano. A simple vista, descartada la aplicación de la Ley, la alternativa sería vivir en una especie de “palestinización” (el término lo escuche a Ana Grau y es de los más pertinente), lo que en la Europa democrática parece inconcebible. De modo que tarde o temprano tendrían que admitir algo más beneficioso que el gordo de la lotería nacional.

Pero es un arma de doble filo. Torra y los suyos han llegado muy lejos y huelen a la presa moribunda, o así les parece. Su llamada al “sacrificio” no significa otra cosa que enorgullecerse y aplaudir las gestas del matonismo institucional/borroka, como quien hace de figurante en la película de Gandhi. Al fin y a la postre lo divulgaban sus padres y casi abuelos “crear uno, cien y mil Vietnams”. Pero dadas las circunstancias de aquellos a los que se requiere el protagonismo es u7n ensayo de introducir el ingrediente lúdicoheroico en el cálido confort hogareño que ilumina la TV3. Todo el mundo, especialmente los suyos, quiere ir de vacaciones a lo más recóndito del planeta, cenar en restaurantes de más de tres estrellas, acceder a todos los canales por cable, chalé alternativo con piscina de agua caliente, deportivo y bicicleta, Masters y promociones, Disney-Paris con la excusa de los niños... y así todas las cargas del sistema opresor. Pero lo que importa, según esta ofrenda confortable/sacrificial, la Unión Europea no podría soportar una “disrupción” endémica sin llamar al orden al Estado socio que está siendo el Estado pagafantas.

En el fondo el doble enganche se reduce a despejar una incógnita. ¿Cómo pasar del “verdadero autogobierno” al reconocimiento del “derecho de autodeterminación”?. Supongo que muchas lumbreras llevarán meses sino años devanándose los sesos y desconozco si están llegando a algo. De este terreno de la cuadratura del círculo y de la más tenebrosa alquimia sólo se puede salir afrontando el juego de las promesas y la fe mutua. ¿Creerán los separatistas en un Gobierno frentepopulista? ¿Exigirán previamente garantías tangibles que afecten al entramado institucional y a la dignidad más íntima del Estado y no sólo algo más de pasta y obras públicas? ¿Podrá conciliarse el sueño socialpodemita como para poder saber lo que se hace de día?

Naturalmente esta conjetura sólo puede operar en el supuesto de que la inmensa mayoría del pueblo soberano permanezca en el estado de hipotensión crónica y ya casi inmemorial sobre el valor de su soberanía. Sanchez cuenta con ello, me temo que con bastante razón, y también con que basta crear la expectativa de un acuerdo “definitivo” con los que ya no serían “tan separatistas” para conservar la adhesión de la izquierda social y ampliar su base hacia el centro. Lo suficiente. Las disensiones entre los varones socialistas serían pecata minuta, pues antes cuenta la cofradía del Partido y el espíritu de la Izquierda, que la nación. Por eso ahora todo depende de que las iluminaciones bravuconescas de Torra parezcan sólo de consumo interno y que el previsión incendio de las pantallas se pueda presentar a la siempre bien dispuesta opinión de las gentes que no saben si son nación o qué y lo que eso significa como las Fallas de la libertad de expresión y de la sana democracia, preludio dialogado del fin de la pesadilla.

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