miércoles, 9 de marzo de 2016

EL LOBO UTIL


­Mariano y sus estrategas han tratado de que Pablemos sea el lobo útil. Demuestran tanta perspicacia como ante el Procés, que, sí o sí, iba a descarrilar en cuanto pasase el primer arreón. Ahora el lobo se lo ha créido, ha sorteado todas las cercas y tiene tanta hambre como soberbia. Pero los perspicaces marianitas siguen pensando que es “metafísicamente imposible” un gobierno frente populista.
Una de las pocas razones verosímiles para que Podemos no suba al poder ahora es que la Sra. Colau haya hecho de la clausula del referendum una condición sine qua non, condición que hace imposible el acuerdo con Sanchez. No considero a Pablemos tan torpe como para desconocer que tal exigencia otorga a Sanchez una gran ventaja frente a Podemos en la repetición de las elecciones, por poco que la sepa utilizar, si lo que quiere es despegarse de Podemos, que no está tan claro. Por eso supongo que Pablemos porfiará por despejar el posible pacto de esa condición, aunque parezca que ha apostado ciegamente por las elecciones.
La perspectiva de zamparse al PSOE ya no estaría tan clara y supongo que contarán con ello, por poco afinada que esté la Sra. Bescansa en el escrutinio de las encuestas. Si Pedro, como pretende, no puede consumar un acuerdo “razonable” con sus hermanos ideológicos podemitas, podrá escudarse en el pacto con Rivera para presentarse ante su electorado, y sus barones, aunque con pesar de sus bases, como “hombre de estado” que además puede descabalgar al PP y a la amenaza podemita.
Se podrá reprochar a Rivera cualquier cosa menos que no haya actuado con sentido de Estado. Igual se ha pegado a Sanchez por motivos electorales, pero es dudoso. No tiene necesidad alguna y arriesga muchos más votos de los que previsiblemente por ello podría ganar. Es cierto que por el árbol del PP ya apenas corre la savia y que a medio y largo plazo no hay nada que hacer con él, sino se renueva, pero también es una fiera malherida con las garras muy afiladas para defenderse de los próximos que se le pueden acercar. Pero por encima de tácticas y cálculos, el lobo de verdad es un peligro real y hace bien Rivera tratando de evitar que se nos zampe a todos, bloqueando lo más posible el contubernio frentepopulista, conforme el margen que puede dar la resistencia de algunos barones socialistas.
Es un misterio por último si la apuesta marianita por nuevas elecciones obedece al convencimiento de que así le espera un horizonte maś favorable. Creo que el PP no es consciente de que está atado a la soga de la corrupción, sin que vaya a aflojar, más bien se apretará más y más. La tabla de salvación del orgullo de partido da de sí un suspiro, para despertar luego en la dura realidad.
Pero menos consciente parece todavía de que, aunque sea la opción más votada, y pudiera seguir así, con suerte, en la repetición de elecciones, es también el repudio más votado. Más de la mitad de los españoles no lo quieren ni en pintura, ni en plasma, y el techo de Alianza Popular llegará a parecer el cielo. Sin contar los de Rivera, que lo soportarían por razones de Estado, pero hasta cierto punto.
Y esto no sólo no tiene remedio, por mucho que estos votantes se equivoquen y debieran reconocer los méritos del PP. O por mucho que sea injusto que estos votantes sólo vean la corrupción en la casa ajena y no en la viga propia. Todo irá a más y más con lobo o sin lobo. Mas bien engordando al lobo, al que le van a crecer tanto los colmillos que echarán raíces.
Rivera lo está intentando evitar con resultados inciertos y mucho riesgo. Pero lo único cierto es que si hay gobierno frentepopulista, ahora o con elecciones, no será porque el PP haya intentado evitarlo. Tan cierto como que, con elecciones o sin ellas, cualquier solución razonable pasa porque Mariano se aparte y dé una oportunidad. Tal vez no haya solución, pero al menos podría decir que lo habría intentado. ¿O cree que ya nos consolaremos los ciudadanos reprochando a Sanchez su mala cabeza o cargando la culpa en la “avidez” de Rivera?.


 POSTDATA. Una nota remitida al blog de Santiago Gonzalez.


Creo que en gran medida las críticas que abundan contra Rivera no tienen en cuenta que:
-Podemos es un peligro real, tan es así que el gobierno frentepopulista depende en lo fundamental de que ahora lo quiera el conglomerado podemos/mareas/separatistas. Desde luego que estarán de acuerdo, señores remeros, en que, en ese escenario, la disyuntiva no estará entre liberalismo o socialdemocracia, sino entre democracia o totalitarismo guerracivilista.
-Aunque el PP fue el más votado, también cuenta con una mayoría de repudio, mayoría que por desgracia es suficiente para formar gobierno. Puede ser injusto e inconveniente pero no veo como se puede revertir.
-El PP/Rajoy está herido de muerte por la corrupción y aunque , por algún milagro mejorase sus resultados en unas hipotéticas nuevas elecciones, cuesta creer que compensase el avance de la izquierda. Sin duda es injusto que la izquierda no vea la viga que tiene delante, pero no menos que haya logrado focalizar la corrupción en el PP y que los grandes beneficiarios sean los podemitas.
Me puedo equivocar pero supongo que a Rivera le ha movido especialmente evitar ese escenario, y no tenía más opción que pactar con Sanchez. De fracasar sería injusto que se le reprochase ser el puente que necesita Sanchez para maridarse con Pablemos. Si hubiera puesto la condición de ir con Rajoy ¿no hubiera tenido Pedro la justificación que necesitaba para entregarse en brazos de su más querida izquierda?
Me puedo equivocar también pero al apostar Rajoy por unas nuevas elecciones ¿lo hace en el convencimiento de que el gobierno frente populista es imposible? ¿cree en serio que en unas nuevas elecciones iba a mejorar sus chance?
No puedo saber si habrá ahora, o incluso después de las elecciones, un gobierno frente populsita, pero no me cabe duda de que el PP no habrá hecho nada para evitarlo.







lunes, 7 de marzo de 2016

"NO NOS REPRESENTAN"


“¿Por qué tienen tanta rabia y odio?”... “y a nosotros también” le faltaba decir al atónito Felipe Gonzalez. Y Sanchez remataba con algo parecido a esto: “¿pero como es posible, si estamos tan próximos ideológicamente?”. Ha sido muy cómodo jugar a patrimonializar los valores democráticos, poniendo a la derecha bajo cuarentena, tildados de los herederos del franquismo, y a la idea de España en el desvan, abandonando los simbolos nacionales constitucionales y el valor de la unidad nacional, para que nadie tilde a la izquierda de compartir nada con los “fachas”. Un imaginario colectivo basado en la idea de un país dividido entre demócratas y “fachas” ha sido el perfecto caldo de cultivo del podemismo ya declaradamente frapero. Todo esto salta a la vista.
¿Pero por qué tiene tanto seguimiento el podemismo en gentes de clase media acomodada e “ilustrada”? Algunos dicen que forman con los estudiantes el grueso de su electorado. No los currelas de toda la vida, ni los socialmente excluídos que sufren los embates de la crisis. Habrá infinitas razones y seguramente ninguna suficiente, pero es interesante seguir la pista de una idea de I. Berlin (Rabindranth Tagore y la conciencia de nacionalidad). Dice refiriéndose a la revolución francesa y rusa:
“Los revolucionarios de los siglos XIX y XX eran, en no pocas ocasiones, hijos de hombres competentes y hechos a sí mismos, que habían sido excluídos o rechazados socialmente, o se encontraban en situación vergonzante o falsa en la jerarquía de su tiempo...” Para luego añadir: “El orgullo y el sentimiento moral pueden, y logran, pesar más que el interés material (subrayo):< en la Rusia del XIX> los hijos criados con sentimientos liberales importados de Occidente, tendían a simpatizar con, y con frecuencia se lanzaban con pasión al movimiento revolucionario, que se dirigía frecuentemente no sólo contra el orden político, sino también el económico por el que sus padres capitalistas habían luchado tanto tiempo”.
Por supuesto las circunstancias históricas no tienen que ver. No hay revolución pendiente como no sea la del regreso a la barbarie. Tampoco el público podemita del que hablo son hijos que se vuelven contra sus padres, porque en gran parte piensan lo que estos no se atrevían a pensar, pero querían pensar. Pero es cierto que :“El orgullo y el sentimiento moral pueden, y logran, pesar más que el interés material ..”
Si algo ha arraigado con fuerza y sobre todo lo demás en estos sectores de extraccion liberal y profesional es la creencia en la superioridad moral de la izquierda y por tanto de ellos mismos. Es la creencia de que quienes no comparten sus ideas o están contra ellas carecen de verdadera legitimidad pues sirven a lo más despreciable. Pues creen que no sólo tienen mejores ideas sino valores superiores que nadie más que la izquierda puede compartir. Así la sociedad se divide entre los decentes, que es la “gente” y los indignos y corruptos, los inferiores moralmente.
<Conviene precisar: no es una idea de la izquierda europea en general sino muy específica de la izquierda hispana de España y también hispanoamérica, por si alguien pone enduda las raíces comunes.
Pero también hay una cierta diferencia entre estos sectores intelectualizados a su manera y próximos o primos del podemismo y la izquierda sociológica tradicional, diferencia que aún explica las reservas de las bases de siempre de IU hacia Podemos. El votante sociológico de la izquierda suele vincular su voto a la expectativa de una mejora social que le resultará benefiosa personalmente, porque une su beneficio al de su clase o lo que entiende que es su clase. Pero el votante “ilustrado” no lo asocia a una mejora de su posición personal en materia económica sino a su poder político e ideológico en la sociedad, lo ejerza personalmente o por delegación a los suyos. El que esto sea así puede resultar paradójico si tenemos en cuenta que en gran parte no dudan de que su comodidad no está en peligro, mientras creen ciegamente en que vivimos en permanente “estado de emergencia social”. La contradicción se soslaya al hacer abstracción de su status personal, como si fuera ajeno a la marcha de la sociedad y a las oportunidades y ventajas que esta les ofrece, como a millones de ciudadanos. ¿Pues no son superiores moralmente porque, ellos sí y sólo ellos, son sensibles sensibles a los sufrimientos de los desheredados qe sería la inmensa mayoría de la sociedad?>
Aclarado esto sigamos.
La novedad que presentan los propodemitas es que no tienen su presunta superioridad por un atributo, sino por la verdadera identidad. Su identidad. No aspiran a ser superiores moralmente sino a que se les reconozca socialmente su superioridad moral.. Y esto significa que además de marcar las reglas de lo decente e indecente, de lo que es democrático y lo que es facha, en el escenario ideológico, el sistema político exprese esta superioridad, negando su derecho a los que por su despreciable interés están en inferioridad moral.
La revolución podemita se presenta como una restitución del orgullo herido de quienes se sienten superiores moralmente, pero que han sido marginados por la casta. Les mueve, como a muchos ciudadanos de toda creencia y posicion, la repugnancia que produce el anquilosamiento y aborregamiento de la vida política y de las élites políticas, cuyo lema es: “nada de lo que se debería decir se puede decir”. Pero para los seguidores podemitas estos corruptos no sólo arruinan el país sino, lo que es más grave, desprecian a quienes podrían salvarlo, los marginan de la verdadera trama del poder. . La corrupción y la incompetencia no expresa sólo la codicia de los ricos y poderosos sino el desprecio a quienes son superiores moralmente. Y eso es lo que les indigna, que aprovechándose de su “buena fe” y tomándolos por “gilipollas”, hayan procedido al saqueo. Por eso: No nos representan”
Lo malo es que parten de tener razón. Se comprueba en este caso una de las consecuencias, escasamente advertidas, de la atrofia de la vida política, de la paralisis del sistema circulatorio por el que fluye la savia que comunica a los dirigentes y los ciudadanos. Me refiero a la simplificación y empobrecimiento de las ideas que soportan los ideales y los valores, la incapacidad colectiva de diferenciar el gato de la liebre. Y cabe achacar a la fragilidad de la condición humana que estén las clases “ilustradas” tan propensas a dejarse engatusar, con tal de creer que, “ahora sí”, el mundo estará a la altura de sus nobles motivos.