jueves, 22 de octubre de 2020

EL SUEÑO DE CASADO


Un político profesional, que no es necesariamente un profesional de la política, ha de respetar una máxima elemental: no manifestar al gran público nunca sus planes para el logro del poder ni confundir el logro del poder con la política del poder. Casado vulneró algo tan simple. Contó que en cuanto se acercase en las encuestas al PSOE, y ya cree estar en un “empate técnico”, la masa de centro derecha comprenderá que es la única alternativa de gobierno y se pasará a su lado por pura utilidad. Naturalmente eso se piensa pero no se dice. Que lo haya hecho suscita dudas sobre su pericia política pero más aún sobre la claridad con la que otea el panorama. Quiere por encima de todo recuperar al electorado que le ha dado la espalda y tal exposición da a entender que no sabe como.


¿Se ha dado cuenta que todo se lo juega a una carta y a que el farol resulte? La defenestración de Cayetana impide competir con VOX en imagen de coherencia sobre los mínimos democráticos, punto este, que no los desvaríos programáticos de VOX, en el que se centra la adhesión a VOX.


Cuando Gonzalez se la jugó diciendo Sí a la OTAN soplaba a su favor el viento de cola de la historia. Ahora no sopla en favor de Casado al decir NO. Toda apunta a que la alternativa de Gobierno depende de que la catástrofe arrastre al Frente Popular separatista, mientras que el previsible ascenso de VOX a costa del PP amortigua los efectos de esa catástrofe a favor de los Frankenstein. Espera que se descuelguen de VOX los mismos que se han acogido a VOX heridos y agraviados. Espera que tarde o temprano comprendan que el único bálsamo para las heridas es gobernar. La cuadratura del círculo.


Otra posibilidad no explorada hubiera sido combatir la falacia de ultra derechismo de VOX anteponiendo la verdad del ultraizquierdismo gubernamental. Pero cuesta imaginar que el PP se atreviera a ir por ese camino, es decir de recomponer la unidad de la derecha. Carga con una inercia de décadas que le impide arriesgar por mucho que deje en la cuneta multitud de orgullos heridos. Ahora casi sin comerlo ni beberlo se encuentra con que  lo arriesga todo a chicas.


En plan pragmático Casado espera que cuantos más errores cometa Sanchez más posibilidades de ser alternativa de gobierno. Como si hubiese una relación proporcional. La gran esperanza de Casado es que Sanchez es un saco errores. ¿Pero cuantos errores ha de cometer Sanchez para pagar alguno? La experiencia dice que cuantos más comete menos paga. Como si rigiese para él la regla de la proporcionalidad inversa. Pues, como debiera saber Casado, una cosa son las reglas del poder y otras las reglas del buen gobierno y que en una sociedad tan políticamente desquiciada como la española nada es menos afín.


Al sueño de Casado le merodea la pesadilla de Abascal. Con la moción de censura entramos en una partida en la que ambos se retroalimentan para paralizarse. De las ganas de hacerse notar y poner en un brete a Casado se ve abocado a creerse un Trump a la española, programas aparte, imponiéndose a la conjura mediática, la apisonadora gubernamental y la “cobardía” de sus primos hermanos. Acaparar a la derecha social y conquistar el poder en una misma jugada sin alternativa alguna. Demasiado milagro. Si no es eso ¿de qué le sirve rascar unos cuantos escaños al PP?

Seguramente nadie con sentido de Estado quería este escenario, por muy previsible que fuera una vez lanzada la moción de censura. ¿Cuanto cuesta en política no saber dominar los impulsos?


Lo dicho mientras la izquierda nos conduce a la tiranía de mano de sus fantasmas y mitos, la derecha nos deja en la indefensión presa de la funesta colisión entre sus miedos y testosteronas.


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