Fue un combate en desigualdad de condiciones. Pablenin ataca
parapetado desde una posición favorable, la que otorga el
resentimiento histórico de gran parte del pueblo contra “la
nobleza”. Cayetana contraatacó a cuerpo descubierto mentando algo
absolutamente desconocido para la inmensa mayoría y apenas
sospechado por los más enterados. Compensó el desconcierto con el
mérito de entreabrir a la luz la zona más oscura del
antifranquismo y de alertar del parentesco político de la facción
activa que anda a la vanguardia del gobierno.
Es sólo una
luciérnaga en la noche oscura de la democracia. La derecha nunca ha
tomado el pulso a la izquierda, y ni tan siquiera ahora cuando esta
nos devuelve a los años treinta. Se aterra ante la penumbra que
tiene enfrente y se esconde bajo la presunta normalidad de una
sociedad que vive en la normalidad de Occidente y tiende a pensar con
esquemas decimonónicos
A Cayetana la
claridad la mueve a la indignación. Su porte está hecho más para
la historia que para la ocasión. Su contundencia en la verdad supone
el beneplácito de quien está en el ajo. Esto sólo se lo ha
permitido la izquierda a su manera, sacando ventaja de la fe en su
superioridad moral.
Feijóo por el
contrario explica y contextualiza, con el inconveniente de que está
al borde de creer que sólo tiene enfrente a fanfarrones y “tigres
de papel”. Como decía el maestro Juaristi esto no es un problema
de dialéctica sino de análisis. La avanzadilla aguerrida en esto
anda sin apenas cobertura. Los suyos parecen incapaces de comprender
el vigor que puede tener la cólera vengativa amparada en la
distorsión de la historia, cuando nuestra historia es tan
distorsionante.
No se puede no
responder, ni dejar de poner en antecedentes y preparar al público
para la ocasión. Entre otras cosas para que alguien tan valioso como
Feijóo no lo fíe todo a que al ciudadano del común le resbala la
insidia. Hay múltiples frentes y el del cara a cara es uno de
ellos, como el del retorcimiento sibilino. Pero siempre a partir de
acertar en el análisis.
Me ha salido una
metáfora bélica ¿por qué será?
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