Tengo entendido que incluso en el ámbito de la izquierda del PCE
los del FRAP apenas llegaban a ser los “piraos” folklóricos, eso
sí muy peligrosos. En ese ámbito no se les objetaba tanto sus
objetivos, “la democracia popular”, sino sus métodos: podían
alejar a las masas de la revolución y desviarlas hacia el
“reformismo”. Algo parecido a la actitud hacia ETA aunque a esta
se la encuadraba dentro de la “lucha del pueblo vasco contra la
dictadura” y se la tomaba en serio, por algunos con delectación y
simpatía.
¿Cómo es posible
que la herencia frapera haya engordado hasta el punto de marcar la
agenda del gobierno y corromper ideológicamente al socialismo?
Por decir algo: el
cierre en falso del fin de ETA, la pueril candidez del pueblo, la
vesania de un socialismo que inventa el estado permanente de
confrontación por no tener nada que ofrecer, el perenne desarme
ideológico del constitucionalismo..Pues en fin se va dilapidando el
orgullo constitucional por indiferencia y por la frivolidad de tener
a la Cnstitución por un recetario o un amuleto, lejos de ser la
expresión de un proyecto colectivo.
¿Cómo puede ser
tan débil políticamente una sociedad para no ser capaz de resistir
la seducción de los profesionales totalitarios del poder y
otorgarles el crédito de la buena intención “regeneradora”? Si
de algo es símbolo este advenimiento frapero es del fracaso de la
cultura política colectiva. Pero esa misma insustancialidad hace muy
difícil que la ideología guerracivilista impregne a la sociedad
hasta el fondo a diferencia de los años treinta. Al menos eso da
esperanzas de que este proceso de puesta jaque del régimen
constitucional no sea irreversible.
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