¿Viene la iconoclastia para quedarse no se sabe hasta cuando?
Como si el cambio
climático tuviera que emparejarse con un cambio civilizatorio, a
ruina climática ruina civilizatoria. La trituración de los ideales
Ilustrados en nombre de esos mismo ideales, mediado empacho y corte
de digestión. El aviso viene desde la revolución de la guillotina y
los hechos son recurrentes.
Ha irrumpido el
hambre de secta y parece presto a conmoverlo todo. Cada uno ha de
ser su Joker.
Pero las sectas
tradicionalmente querían recogimiento y privacidad, ocultas a las
miradas públicas para autopurgarse tranquilamente. Ahora el espíritu
sectario necesita materializarse en la masa. Primero que todo la
visibilidad y con ello purgar a la sociedad y darle su merecido.
Parecido a los años treinta pero más proteico y plural. La masa
nace y se transforma al compás de las modas sectarias.
Las masas/sectas
pueden irradiar de cualquier punto. Basta que unos cuantos se sientan
agraviados, o simplemente descubran algún motivo de agravio. Los
justos motivos de protesta pronto son pasto del espíritu justiciero.
Los mismos héroes liberadores de antaño deben ser censurados por su
hipocresía. Lincoln quería la libertad de los esclavos para
camuflar su odio verdadero, los misioneros españoles protegían y
educaban a los indios para humillarlos y aculturizarlos.
En el pasado todo es
maldad por poco que se rasque. En nuestro modesto corral la ministra
portavoz y todo lo que representa no es tan original como se cree.
Pero puede presumir de que ya tenía bien señalado al
enemigo/maligno desde mucho antes que estas exhibiciones disruptivas
tan variopintas. Su pedigrí está acreditado, incluso certificado
por encuestas afamadas.
E. Canetti se ha
ganado la autoridad en en el conocimiento de la materia. Por ejemplo:
“Entre los rasgos
más llamativos en la vida de la masa, hay uno que podríamos
designar con el nombre de “sentimiento de persecución”, una
peculiar y furiosa sensibilidad e irritación frente a los enemigos
señalados como tales de una vez para siempre. Ya pueden estos
emprender lo que se les antoje, proceder con rigidez o
condescendencia, ser comprensivos o fríos , duros o blandos: todo
ello se interpreta como si brotase de una inconmovible malignidad, de
una mala disposición para la masa, de una intención preconcebida de
destruirla abierta o alevosamente.” (Masa y Poder)
Pues al fin y al
cabo la masa/secta ha de sentirse a la defensiva para poder seguir
atacando.
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