martes, 23 de diciembre de 2014

EL CONSTITUYENTE


Valga una anécdota. A la vista de Piel de Iglesias se ha interpuesto entre la “Casta” y “todos los ciudadanos” , es decir los ciudadanos fetén que son los suyos, A. Rivera y su “Ciudadanos”, que para abundar en la confusión tiene la osadía de denominarse de esa manera. Como no cuadra que esos sean de la Casta, ni merecen ser como el nombre que tienen, se plantea un problema de encuadre. Con imaginación y rigor, como no podía ser de otra manera, la incógnita se ha despejado en un santiamén: son de la derecha franquista y de la extrema derecha, su “españolismo” no da para más y lo demuestra a la vista de todos.
-¿Como así?, ¿no dice PI que rechaza el separatismo? ¿no es por tanto españolista? ...
-Para nada, eso es solidaridad, pero siempre que sea en boca de PI. Unos son de fiar y otros no. Para lo sabido por todos, sobra explicación.
Ahora la categoría. Si la política es en una parte imprescindible poder en la opinión pública y sobre la opinión pública, este poder se significa por la bula para etiquetar al prójimo y enarbolar en patrimonio las banderas de todos, o de la inmensa mayoría, como si se tuviera la patente. Los políticos poderosos son los que detentan el poder de etiquetar impunemente por que su palabra va a misa, los parias pueden decir lo que quieran, que por decirlo ya son sospechosos. Tienen estos la falta de delicadeza de insultar cuando creen que critican o proponen, pidiendo por ejemplo “justicia en lugar de venganza”. En boca de los primeros se puede tildar de “franquista” a quien defiende la Constitución porque “ya se sabe...”, pero ser tildados de “vengadores” es una calumnia contra los fundamentos de la civilización.
Siendo así plenipotenciario in pectore, a don Pablo no le tiembla el pulso para desencadenar un proceso constituyente de todos y sobre todo. Es decir podremos decidir si todo el mundo va a tener un trabajo y piso, con piscina o sin ella, si van a poder circular coches o bicicletas, si semáforos o bocinas, si vamos a ir a la luna o nos la traemos, si Monarquía o República, si Coca Cola o gaseosa, si pensiones o un botijo para volver al pueblo, si pagar la deuda o multiplicarla, si profesores o alumnos que aprendan sólos, si 17 autonomías o 532, si quedarnos en España o irnos... tantas cosas para decidir y tan fácil, que parece mentira que a nadie se le hubiera ocurrido antes, tanto nos ha debido embotar la casta y el sistema... ¡Ah! y si Navidad con turrón o ni Navidad ni turrón..Tanto habrá qué decidir, oficio tan abrumador parece, que mejor que decida el que más sabe y que decida lo que quiera, eso sí decidiendo todos de esa manera.

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