lunes, 1 de diciembre de 2014

EL "PROGRAMA DE TRANSICIÓN" Y LA LUNA


¿Es casualidad que la presentación de un programa económico de “perfil socialdemócrata”, según su líder supremo, coincida con los persistente guiños radicales de la dirección del PSOE?
Estamos ante un curioso movimiento de atracción repulsión como el que hay entre un planeta y un satélite que aspira a ser planeta. Parece como si el PSOE pretendiera penetrar en el territorio de Podemos y este en el del PSOE. Un escarceo dirigido aparentemente a minar la posición del “adversario” (?) pero que confluye en un “interés común”.
Hay que reconocerle a Podemos la gracia de hacer pasar un grosero “programa de transición” no menos estrafalario por un honorable programa “socialdemócrata”. De la misma forma que el PSOE está en la Luna creyendo que podrá ser el planeta en torno al que gire Podemos como un satélite.
“Posemos” ¿pero quien en primer plano y quien de comparsa?

Se atribuye la “adaptación” del programa económico de Podemos a la intención de “no asustar” a sus presuntos votantes de las clases medias y ganarse a los más reticentes. Pero eso sólo tiene sentido si hubiera señales de que la intención de voto decrece y que una parte notable de sus potenciales votantes le reclama una mayor claridad en cuanto a programa de gobierno se refiere. Si se trata sólo de asegurar el voto potencial que se le otorga por ahora, basta presentar programas “apañaditos”, que no desentonen con la rabia ni caigan en estridencias. ¿Pero se trata sólo de eso? Es cierto que cuanto más aumentan sus expectativas, más queda expuesto a la crítica mediática, tal como puso de manifiesto la entrevista con Ana Pastor. Ahora bien, ¿están dispuestos a desencantarse la mayoría o gran parte de sus potenciales votantes indagando en incoherencias y delirios programáticos? ¿no buscan en Podemos otra cosa, que, por cierto, nada tiene que ver con el cálculo de lo posible y conveniente para el bien común?
Pero Podemos piensa en el Poder en serio, es decir en mayúsculas. No quiere tocar poder ni ocupar una posición en el entramado del “sistema” como otro más, sino poseer el Poder. Sus líderes no son tan ilusos, todo lo contrario, como para creer que lo han de lograr ganando por mayoría, pero tienen a su alcance llegar al Gobierno de la mano del PSOE. Y este, entre la espada y la pared de su discurso esquizofrénico, no parece hacerle ascos. Su línea es “sacar a luz las contradicciones” de los programas de Podemos, es decir influir para suavizarlos. Dejar de lado en suma la denuncia de su vocación totalitaria. Con el PSOE radicalizándose y Podemos “moderándose” con propuestas “realistas”, todo da a entender, si nada los “Susana”, que el PSOE aceptaría “compartir” el electorado de izquierdas siempre que Podemos mordiera sólo lo preciso. Siempre bajo el dogma intocable de que el “enemigo principal y común” es el PP. Como no se trata de presentar un programa de gobierno conjunto, a la manera de un Frente Popular, sino de “esperar a lo que decidan las urnas”, cada uno puede irse preparando para la “convergencia” a su manera.
¿Hasta donde exigirá Podemos y cuanto estaría dispuesto a transigir el PSOE, tanto en materia económica y social como en la reforma de la Constitución? Depende de las posiciones que vayan ganando cada uno en vistas a ese momento, en una partida que tiene la peculiaridad de que los jugadores no pueden mostrar que están jugando. Máxime cuando la convergencia para gobernar esconde finalidades potencialmente incompatibles. Para el PSOE no se trata más que de gobernar dentro de un régimen democrático y eso ya es casi todo si se puede hacer de forma perdurable; para Podemos es un paso, el paso más lógico y factible, para “conquistar” el Poder. Por eso está ya dando forma a su “Programa de Transición” en buena ortodoxia trotskista, que no otra cosa es el espíritu que anima estos aggiornamientos.
¿Son conscientes los líderes del PSOE de lo que esto significa? ¿tienen valor para afrontarlo? Seguramente en sus cálculos está “domesticar a la fiera” llegado el momento. Tal vez extremando los “guiños radicales” espere adquirir una posición de hegemonía que lo permita. Huir de la bestia en dirección a sus fauces, no parece sin embargo lo más lógico. Cuanto menos conscientes sean sobre con quien se las pueden gastar y menos sea su valor para hacerles frente, más expuesto anda el PSOE a sufrir el “entrismo”, la otra técnica de acoso y derribo que Trotski tuvo el honor de idear.
Mientras sigue la película, el entretenimiento es debatir lo “realista” que puede ser un programa elaborado con las fórmulas de IU y con “perfil socialdemócrata”, en palabras de su líder supremo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario