viernes, 24 de octubre de 2014

EL DESENFOQUE





Está claro que en política cuenta más cómo se vende lo que se hace o no se hace, que lo que se hace.
Se pregunta un articulista en el País
“Bien está que, frente a dicho reto, se busquen las contradicciones del bloque soberanista, y se hurgue en las evidentes debilidades del proceso preparatorio del 9-N, y se subrayen las consecuencias negativas de una eventual independencia, etcétera. Pero, ¿no sería también saludable que algunas cabezas pensantes, desde la defensa de la unidad de España, reflexionasen seriamente sobre cómo y por qué ha llegado Cataluña al estado de opinión presente?”Joan B. Culla i Clarà 18 OCT 2014 - 00:00
La pregunta tiene dos filos: la responsabilidad que tiene “Madrid” en la marcha objetiva de las cosas y la responsabilidad que tiene “Madrid” en la percepción colectiva de la realidad. Sobre lo primero bien valdría qué respondieran en Cataluña: ¿Cómo justifican la pretensión de separarse?, ¿qué daños ha infligido la democracia española a Cataluña para tomar una decisión tan tajante? Como escribe Javier Marías:
“Pero uno se pregunta qué ha pasado, de 2012 a hoy, para que todo eso se haya exacerbado. Tras siglos de convivencia –casi nunca forzada–, ¿ha ocurrido algo muy grave? ¿Ha habido, por ejemplo, un amotinamiento de la población brutalmente reprimido por la Guardia Civil? ¿Se ha suspendido el Estatuto de Autonomía? ¿Se ha destituido o encarcelado al Presidente de la Generalitat? ¿Ha sucedido algo tan imperdonable como para prender la mecha, para que se tome una determinación tan tajante como escindirse de España? Uno no lo ve, aunque se esfuerce.” ( Javier Marías:El País 28/9/14)
Justificarlo por la afrenta de la petición de firmas que hizo el PP contra el nuevo Statut , o incluso con la decisión del Constitucional, parece ridículo. Muchos catalanes se tendrían que preguntar también “¿qué pasa aquí?”
La segunda versión de la pregunta remite a lo más simple y complicado a la vez: ¿Cómo es posible que la ideología nacionalista se haya impuesto por goleada y casi por incomparecencia del adversario? Hasta tal extremo que suceden cosas como:
“Según los análisis de un grupo de investigadores de Deusto, el programa electoral de Ciutadans en esas elecciones era esencialmente de centro. Sin embargo, a pesar de sus manifiestos, de su ideario político y de presentarse a las elecciones con un programa moderado, la gran mayoría de los catalanes perciben a Ciutadans como un partido de extrema derecha.” (L. Orriols. El País 18-10-14)
Hay mucho que decir sobre las causas que han llevado a este desenfoque prácticamente estructural de la realidad que sufre la sociedad catalana en su gran mayoría. Pero valga una muestra
“En la única encuesta fiable, de 1998, el 50,2% de los catalanes se mostraba a favor de una enseñanza bilingüe y solo un 9,3% de la enseñanza exclusiva en catalán.”
“Mientras solo el 20% de los votantes socialistas se sentía más catalán que español, entre los parlamentarios del PSC el porcentaje era del 75%.”
(Felix Ovejero, El País. La cuenta de los cuentos)
De poco vale que exista una opinión extendida, sino existe la fuerza política que la respalde y asuma. Pero lo peor es que la fuerza responsable de amparar a la población, que siente de esa manera, la abandone y se “cambie la chaqueta”, una vez que han llegado al convencimiento de que "los otros", en este caso los nacionalistas, tenían razón en lo fundamental. Por desgracia en política lo que se ha construido con muchos años se puede destruir con dos golpes y no se puede reconstruir, sin más, tan rápido como hace falta. ¿Por qué la sociedad española no pasa cuentas a los responsables directos y a los mentores también responsables que han amparado o consentido este desatino, el PSC y al PSOE en suma?  Es otra pregunta que parece más incómoda que la de quién asesino a J.F.K.



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