sábado, 31 de mayo de 2025

¿EL SANCHISMO EN CRISIS?

 

Goebbels a los suyos: "Hemos llegado tan lejos que no tenemos otro remedio que ganar".


¿Está Sanchez en Crisis con mayúsculas? De creerlo suscribiría íntegramente la confidencia de Goebbels. De hecho Sanchez llegó para estar en crisis permanente. Sólo concibe el arte eximio del poder como el de convertir las crisis en oportunidad. Pero la crisis es peligrosa y puede enredarse en Crisis con mayúsculas, sin remedio corrector, si los suyos se desmoralizan. El comunismo en el poder aprendió del desmoronamiento de la URSS. Fue la perdición de ese engendro dejar de creer en su eternidad. La enseñanza es que el aparato despótico puede estar tranquilo si su cohorte social, "el pueblo", responde, pero sobre todo que "el pueblo" está tranquilo si el aparato aparenta estar tranquilo.


La carga de la prueba cae sobre el Aparato. Este puede estar tranquilo cuando hace bien su trabajo, que no es otro que aparentar tranquilidad convincentemente. Pero el destripamiento de las cañerías y las cloacas sanchista abre una grieta en este Apotegma. La tranquilidad del jefe ya no asegura la tranquilidad de la grey. La grey socialista está perpleja y se puede desmoralizar y si se desmoraliza puede entrar en pánico y llegar la desbandada. Ante la aventura de el Padrino, de su Padrino, esta grey vivía en estado de incredulidad impostada. Por ambición le bastaba no querer creer lo que estaba a la vista. No mirar lo que ve y ya está. Lo que ahora está a la vista ya no admite comulgar con ruedas de molino, no se puede no querer saber.


Convertir la crisis en oportunidad significa ahora algo nuevo. Es preciso pasar de alimentar la incredulidad por métodos chuscos pero eficaces, a controlar la perplejidad y parar cualquier indicio de desbandada. La alimentación de la incredulidad descansaba en la posibilidad de vincular esta con el miedo al imaginario entramado "ultraderechista" y con el sueño republicano. El despiadado dopaje del instinto de supervivencia sectario, en suma. ¿Sirve este vínculo, una vez perpleja de la grey?


Una masa perpleja sólo puede cohesionarse si se torna cómplice sin remilgos. Creo que esto sólo es posible, por muy contraintuitivo que parezca, si se multiplica la dosis de los sueños y ambiciones. Unir en base a que es legítimo erradicar a la derecha, es decir toda oposición, dando paso si es menester al régimen de los sueños, requiere justificar toda la corrupción "personal" y "familiar" como parte del sacrificio colectivo que la historia reclama. Al fin y al cabo no es más que un desliz desagradable pero comprensible dada la "condición humana". Descaro titánico pero tal vez efectivo, cuando solo cuentan los ajustes de cuentas que mueven a los sueños.


Sanchez desde luego no se va a desmoralizar, ni va dejar de soñar con ajustar cuentas ¿pero se puede creer seguro de que por ello su grey no se desmoralizará? En ese empeño está. Ya se anticipó a lo que esperaba, volviendo su mirada al flanco internacional. Ofrecer a los suyos el liderazgo mundial progrewokista no es peccata minuta. También esto puede contar y mucho para conservar su encanto europeo. ¿Qué pudo ofrecer a la U.E para complacer a Puigdemont? Es de suponer que postularse como el único que es la mejor garantía para que lo woke no sea demasiado molesto. Todavía no ha podido complacer a Puigdemont pero marca la pauta del camino este chantaje refinado a la europea.


Esto no es más que un nuevo escenario. De no recuperar la iniciativa está el sanchismo condenado a sobrevivir agónicamente. Esto no cabe en la cabeza de Sanchez, cuando este habla de resistir piensa en perseguir. Apenas queda margen para la pose, antes que dejarse asfixiar por su mugre y por su careta de cemento tiene que inventarse algún revulsivo.

sábado, 17 de mayo de 2025

¿UN GOLPE DE ESTADO PERMANENTE?

 

Trotsky pretendió inventar la Revolución Permanente. Al menos se quedó con la patente de la Idea. Sanchez puede pasar a los Anales con el invento del Golpe de Estado Permanente. Tiene su precedente inmediato en el espíritu del Procés. Es el milagro de convertir un movimiento en un estado, con minúsculas, sin dejar de moverse, como a escala universal ocurre en esta época del "fin del mundo".


Sanchez ha podido aprender del Procés lo inoportuno que puede resultar consumarse, llegar a su fin. Al proclamar la "República Independiente de Cataluña" sin tener fuerzas de verdad, el montaje que había sostenido la tramoya histórica por décadas pudo descalabrar. No ha sido así por Sanchez, al que hay que otorgarle la lucidez de comprender que su destino personal/histórico está vinculado a la reanimación del Próces, pero ya sin dejarse llevar por la "ensoñación".


¿Quisiera no obstante Sanchez llevar su particular Proceso a su final es decir a la Dictadura pura y dura? Sin duda, pero no es la cuestión. Sabe de sus limitaciones tanto como de la solidez de sus cimientos. Estos años de práctica y de ensayo, sin apenas experiencias históricas propias de las sociedades del bienestar a las que apelar, le han enseñado que puede hacer permanente lo que debiera en buena lógica concluirse para bien o para mal.


Sanchez simplemente se concentra en capitalizar la ambigüedad a su favor. Por muchas y notorias que sean sus fechorías y exhibiciones de chulería y desfachatez, cuenta con que el profundo inconsciente social no puede admitir que la democracia pueda peligrar, como tampoco la sociedad del bienestar. De modo que la asfixia sistemática de la democracia, en la que está empeñado sin necesidad de "salvar las apariencias", puede pasar públicamente por ser una más de las prácticas comunes "de los políticos", esa casta que "ni nos va ni nos viene", salvo que sea ocasión para pelearse.


De una forma inopinada parece como si la historia conspirara a su favor. Los españoles consideramos tan natural la picaresca que podemos ver en su "empoderamiento" un signo de distinción. Podemos ser cínicos pero no a la Inglesa, que es un cinismo estético, sino de "buena fe". Nuestra historia ha producido tanto miedo y resentimiento que vivimos entre el cuidado y la revancha. Sobre todo hay que cuidarse de la política como actividad cívica de hombres libres que requiere conocimiento, responsabilidad y sentido de la verdad. En su lugar todo es admisible, mientras el Estado, que eso es la política, para casi toda España, provea a nuestras necesidades. Sanchez esto lo sabe y lo cuida, es decir aparenta cuidarlo. La mitad de su éxito depende de que saque lustre a esa apariencia. En una sociedad de bienestar es relativamente fácil dar esa imagen providencial, pues, llevadas las cosas a su extremo, está disponible un margen suficiente para el fomento del clientelismo popular. No es baladí insistir en este punto en lo poderoso que puede ser el resentimiento en alumbramiento de los movimientos y mecanismos sociales de derrocamiento del poder o de regurgitación del mismo. Es algo muy elemental que suelen dejar de lado tantos y tantos politólogos.


Pero por encima de ello el socialismo cuenta con el viento favorable de la historia. Aquí se es socialista "porque es lo correcto" y si eres "buena persona" tienes que ser socialista o algo parecido. Es el mito tribal de una "media España", con el que además se acogota la otra media, sin saber por donde cogerlo ni como deshacerse de su llave. Para sus seguidores es muy sencillo: ¿como un verdadero socialista puede querer una Dictadura? Si quiere lo que quiere eso no será una dictadura sino "la democracia perfecta que aquí hace falta". En este sentido el tránsito del socialismo "mesiánico" a la civilidad ha sido efímero. Lo truncó ZP y Sanchez conocedores de los más profundos instintos y reflejos pavlovianos de su grey. No en vano este es el principal activo político de Sanchez, activo consolidado al convertido en una zona de confort compartida con todas las fuerzas centrífugas del resentimiento ibérico.


¿Pero está en condiciones Sanchez de ejecutar su sueño? Las ventajas del estado de proceso pueden volverlo perezoso. La Dictadura pura y dura debiera concluir en el Partido o Frente único, el Estado total, la "solución territorial" y la abolición de la Monarquía. Con la guinda de la marcha de la U.E. Todo junto es demasiado y la ambigüedad da los mejores frutos. Sino la ilegalización de la oposición, su práctico congelamiento; sino la anulación de la libertad de prensa, su condena a la irrelevancia o a la confusión ("ladran luego cabalgamos"); sino la postración de la Justicia, su sometimiento de facto. En fin sino la abolición de la Monarquía, su ninguneo institucional.


¿Y la U.E.? Sin duda es la principal incógnita. No está claro que una dictadura quedara excluida con guardar ciertas formas, sólo parece que una dictadura abierta a lo Maduro sería inadmisible. ¿Pero que diferencia hay entre este proceso dictatorial y una dictadura que guarda sus formas?¿únicamente el estado de tránsito?. No hay signos inequívocos de que las cúspides de la U.E. se den por enterados,o que incluso les importe si ante ellos se guardan las apariencias. El estado de tránsito es así el de una Dictadura consentida por inverosímil y ajena que sea para los manuales politológicos.


La pregunta no es pues cuanto está dispuesto a seguir Sanchez con su procés particular, sin atreverse a entrar a matar directamente, es decir a lanzarse a proclamar la III República, sino cuanto podrían aguantar la civilidad hispana y el sistema de la U.E. No hay respuesta pero cabe una conjetura. Si no me equivoco creo que a Sanchez le preocupa más el liderazgo mundial que el liderazgo hispano. Ha aprendido que puede mandar en España bien sobrado sin liderazgo alguno, o incluso con rechazo y desprecio mayoritario, siempre que cuente con la complicidad de su media España y de sus socios separatistas. Siempre que los primeros no se desmoralicen y los segundos se acomoden a jugar a obtener las mayores ganancias de forma ilimitada. Pero el peligro puede venir del repudio mundial. La sociedad española, que para eso es muy mirada, podría hacerse eco y, a diferencia de Maduro, depende de un orden del que no se puede desprender sin estar expuesta a la ruina y la miseria. Cuenta así mucho el instinto de supervivencia, es decir de conservar el bienestar, tanto como para Sanchez prevenir el descrédito a esta escala. No en vano lo woke, el reciclado mesiánico, no ha muerto y es fuente de inagotable energía.


Parece que un golpe inacabable pero estable es imposible. Pero no lo es si la fuerza del golpe está condicionada por límites de magnitud imprevisible, y si la resistencia potencial al golpe carece, aun más, de fuerza para clausurarlo. Según la ley de la inercia el movimiento se conserva en su magnitud sino lo modifica una causa ajena. Esto último debiera ser el factor decisivo e incluso lo que debiera ser, dada la pertenencia de España a un contexto en el que este proceso sería inadmisible. Pero hay en este punto una debilidad expresada en una indignación impotente, una inercia de santa paciencia, cuya explicación resiste cualquier análisis. Máxime porque hay un enredo histórico que incluso trasciende a España y nos envuelve, un Hábitat ideal para los pícaros sin escrúpulos.