lunes, 30 de julio de 2018

JUGAR A ESPERAR


El juego entre Sanchez y Puigdemont es muy incierto y de ello depende el futuro de Sanchez. Por supuesto de la unidad de España. Lo que más anima sin duda a Puigdemont no es la hipotética necesidad de Sanchez de devolver los favores prestados para acceder al gobierno. Como demostró el PNV con Rajoy, no puedes reclamar nada que no puedas hacer cumplir. La esperanza profunda de Puigdemont son las dudas que a cualquiera mínimamente objetivo puede inspirar Sanchez y el socialismo sobre su compromiso con la unidad de España, máxime cuando está dirigido por Iceta.

La baza electoral de Sanchez es la promesa embaucadora de que va a resolver lo de Cataluña con diálogo; la baza política ante Puigdemont es que la vía a la independencia sólo es posible con un Gobierno frente populista en España. Puigdemont sabe, o debiera saber, que Sanchez no se puede hipotecar a un referéndum decisorio antes de las elecciones ni a un compromiso electoral para convocarlo después. “Faltaría más”. Sólo hay así un punto estable de coincidencia: que no quede cerrada la puerta a esa posibilidad, mientras Puigdemont reclama y amenaza y los socialistas aparentan reconducir el Procés. No otro es el fin de lo que es a la vez una fantochada y un ensayo: la negociación en la “comisión bilateral”.

El absurdo en el que se mueve Puigdemont es que la posibilidad de abrir la vía a la independencia dependería de que el Gobierno frentepopulista fuera lo suficientemente fuerte como para no precisar de los apoyos separatistas. Sólo así gozaría de la autoridad necesaria para emprender aventuras verdaderamente expuestas. Pero el mensaje de Puigdemont se sostiene porque mientras Sanchez no cierre la puerta a la independencia rechazando cualquier apariencia de diálogo al efecto, se puede decir que sigue abierta la vía a la independencia. Curiosamente esto traba la vía que Sanchez/Iceta ofrecen: una independencia fáctica a la flamenca, sin oficialidad ni reconocimiento internacional. Sanchez cree que con paciencia los separatistas lo comprenderán y Puigdemont cree que mientras Sanchez está a la espera mayores son sus oportunidades. Creo que por esa coincidencia en no hacerse daño el juego va a continuar y se va a confirmar como la principal baza electoral de Sanchez. En esas estamos.

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