viernes, 29 de marzo de 2019

BAUTISTA BIS


Me parece que la explicación de que Iceta, al confesar el propósito de Sanchez, pretendía arañar votos de los separatistas en Cataluña, como si fuera a su bola y al margen de que esto pudiera perjudicar la campaña de Sanchez, no se sostiene. Porque Iceta como político puro de los pocos que tenemos, lo que tal vez injustamente entendemos por maquiavélico, y además sumamente diestro, es el primero que sabe que su futuro está ligado indisolublemente a Sanchez. Al menos hasta que proclamada la independencia se dedique a su sueño de ser el líder del socialismo nacional catalán.

Por su parte Sanchez es un bruto, en el plano político, pero tiene muy claro lo que quiere y sobre todo tiene claro que la mejor forma de conseguirla puede ser a lo bruto. Como las lumbreras analíticas lo han pretendido ningunear y reducir a un mero ambicioso sin escrúpulos al que le importa lo mismo Juana que su hermana, nadie se toma en serio su entrega vocacional a un cambio de régimen.

En este sentido el problema ni es Sanchez ni Iceta sino el de quienes se los toman a broma o como una molestia pasajera llamada a desaparecer por sus propias contradicciones. Creo que Iceta al proclamar el esbozo de lo que se trama en bambalinas, sino está tramado,busca tranquilizar a sus socios separatistas ante los devaneos anecdóticos propios de la campaña electora. Por ejemplo los alardes seudopatrióticos de Sanchez, las histerias de Borrell, que no se tiene de los nervios y no sabe donde está, o las mañas “centristas” de Abalos, etc. Hacerlo público es un mensaje inequívoco a sus socios predilectos de que el referéndum autodeterminista se va a abordar en serio con Sanchez presidente, parte claro está el indulto, la reforma del estatuto y otras minucias.

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