martes, 20 de mayo de 2014

LA ABSTENCIÓN ENTRE LA POLIS Y EL DOMOS






Un leve fogonazo de debate intelectual se ha colado en la tertulia de C. Herrera a iniciativa del  Dr. Rodriguez Brown. Que sirva de precedente, para toda tertulia posible. Lo dice un ingenuo.
El Dr. Rodriguez Brown dijo (aproximadamente): ¿Qué racionalidad tiene votar, contando el esfuerzo que supone y que un solo voto no es nada rentable?  En defensa de la legitimidad de la abstención invocó a B. Constant: “La libertad de los antiguos” es el poder de participar en los asuntos públicos personalmente, “la libertad de los modernos”, es la de que todo particular tenga garantizados sus derechos para hacer su vida. Incluso el derecho de votar o no votar. En su favor trajo la paradoja de la democracia americana: la mitad de la población, al menos no vota habitualmente.
Pero hay que objetar:
Primero, el sentido de la libertad que inspiraba a los padres de la patria americanos, prototipo de la democracia moderna, era emular la “libertad de los antiguos”. Como explica H. Arendt (no tengo la cita a mano): los dirigentes del congreso americano actuaban con el sentimiento de que el debate público y la participación en el mismo es el mayor privilegio que le cabe al ser humano. Constant atendía a la necesidad de fijar como punto de partida la protección de los derechos personales frente al absolutismo, protección que permite la posibilidad de participar en la vida pública.
Segundo, el análisis liberal al uso entiende la “racionalidad política” y todo acto humano en general como si fuera una parte de los asuntos domésticos. Pero somos a la vez ethos, domos y polis,  sin solución de continuidad, pero con momentos para cada cosa. Las elecciones estimulan lo que tenemos de “animal político”. Miramos en lo fundamental por el bien común, según como cada uno lo interpreta. La paradoja americana se debe a que allí “la vida está muy hecha y asegurada” como si la sociedad funcionara por sí misma. La abstención en Europa es fundamentalmente por  desafección a lo que hacen los políticos. Por el contrario, la participación política de la gente en USA trata de ser a la manera de “los antiguos”, mientras la participación pública en Europa es pasiva, limitada a votar o a protestar. Seguramente la masa abstencionista de USA no puede entender la política a la manera europea y nos se siente motivada o con fuerza para hacerlo a la manera americana.
Tercero, la participación en los asuntos públicos no es un deber pero sí una virtud, el abc de la virtud cívica. La abstención en los asuntos públicos habiendo opciones, sea  por indiferencia, por rechazo de la política o por hartazgo, no es ilegítimo pero sí una deficiencia que afecta a una parte de nuestra personalidad moral, a nuestro sentido social. La democracia tiene la virtud de exponernos a desarrollar el lado social de nuestra personalidad.
El Sr. Arcadi Espada contrarrestó brillantemente al Dr. haciendo hincapié en la sacralización común del “pueblo” por parte de, los nacionalistas, los marxistas y también los liberales. Muy oportuno al caso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario