martes, 15 de diciembre de 2015

OMISIONES ELECTORALES


Si algo insólito ha traído esta campaña electoral son un par de omisiones clamorosas, la de la cuestión catalana y la de las ínfulas bananeras del podemismo. Contra toda lógica se ha desvanecido la atención en la cuestión catalana. y se va camino de legitimar al podemismo como alternativa cívica y democrática. Lo primero pese a que sigue vigente y con la misma fuerza el desafío a la unidad de España y a la Constitución. Lo segundo pese a que el descalabro sufrido por sus mentores en su “metrópolis” venezonala podría haber dado ánimo a los demócratas para ponerlos en su sitio.

Después del arrebato separatista de proclamar la desobediencia a la ley vigente y el inicio de la “desconexión”, para arrastrar a la CUP, y tras la refriega consiguiente entre estos y el separatismo oficial, las aguas del separatismo vuelven a su cauce. Se está a la espera de lo que se resuelva en “Madrit”, en el convencimiento de que agitar las aguas daría ventaja a los más hostiles a la marcha del Procés.
Ahora ni PP, ni PSOE, ni Podemos, tiene interés en sacar el tema catalán, aunque estos últimos se han envalentonado a la vista de que en España se pasa del tema y que en Cataluña pueden engordar con los radicales, separatistas o no, prometiendo el referendum y mucho amor. Rivera por su parte no parece con fuerzas suficientes para elevar el tema al estrellato y se conforma con administrar la buena reputación adquirida en años pasados.

Por su parte el podemismo se ha visto beneficiado del favor común de sus adversarios potenciales, por motivos distintos.
El PP ha puesto su grano de arena, que no es poco, en la vuelta triunfal de los podemitas a los medios, cuando parecían desahuciados, con la esperanza de capitalizar el miedo, creyendo además que su simple presencia atraerá a los suyos sin necesidad de remangarse.
El PSOE porque ha entrado en el juego de disputar el espacio radical y porque no pierde la ilusión de un gobierno de izquierdas porque no puede hacer otra cosa en el estado de desorientación que padece.
C,s también ha apostado por el apaciguamiento, seguramente en la creencia de mientras por la derecha está alcanzando su techo, aún puede pescar en la izquierda, que es la tendencia ideológica hacia la que se mueve el electorado. Como además los jóvenes , el grueso en este espectro al que pone sus ojos, son de simpatía podemita, podría ser contraproducente tratar de quitarles la ilusión. Deben confiar así C,s que muchos de estos al final se inclinen por ellos, viéndoles más razonables y prácticos para el logro de las promesas, sin duda que difusas, que les hace la matriz podemita.
A todo ello significar la colaboración del podemita en presentar cierta sonrisa institucional, que a lo que parece basta para convencer a muchos dispuestos a comulgar con lo que haga falta.

Lo único que queda claro de esta distorsión de la realidad es que los únicos que tienen claras sus metas son los separatistas y los podemitas, mientras que los demócratas, quien más quien menos, andan al salto a la mata. Tampoco es de extrañar que con arreglo a ello vayan a seguir manteniendo la iniciativa ideológica y tal vez política en ambos casos después de las elecciones y cualquiera que sea el resultado. Al menos si sus adversarios potenciales no toman en serio esta carrera.

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