domingo, 10 de abril de 2016

BALANCE ANTE EL DESENLACE


Creo que es de gran alcance, si se confirma, que el Coletas una el destino de Podemos a la marea independentista y filo independentista. Desconozco si apuesta por forzar el gobierno con Sanchez o dejarlo pendiente de las elecciones. Pero en cualquier caso va a seguir adelante con una propuesta de referéndum, a expensas de encontrar la fórmula adecuada. Según se infiere debe calcular que sin las alas independentistas la cigüeña revolucionaria podemita quedaría maltrecha.

Todo apunta a que se alumbrará la criatura sociochavista, si Sanchez admite la fórmula de referéndum que puedan inventar Iceta & Colau. Hasta el momento parecía indudable que por ese trago no iban a pasar los barones y Sanchez de rebote. Pero quedarse sin gobierno da vértigo y de formarse nos espera una legislatura prácticamente insurreccional, para abatir la resistencia del PP y Cs. a las reformas que acabasen con la soberanía nacional.

¿Estarían dispuestas las bases y la masa social socialista a pasar por el aro y permitir que se ponga en cuestión la soberanía nacional? Temo que si no emerge algún príncipe o princesa socialista valeroso/a y solvente dispuesto a correr el riesgo de quemarse, tanto élites como bases van a escurrir el bulto. Lo que está en consonancia con su peculiar educación, según la que el peligro de la unidad nacional es una fantasmada de la derecha y que, de existir ese peligro, es todavía peor que gobierne la derecha.

Me parecía imposible que, de querer gobernar el Coletas, mantuviese esta condición. Hacerlo podía ser una maniobra para no formar gobierno y triturar al PSOE electoralmente o quizás una apuesta para formar gobierno en las mejores condiciones para su causa, contando como parte de ella a los “soberanistas”, vistas las tragaderas que demostraba tener Sanchez. Si el PSOE no estuviese agonizando de derechitis y preso del complejo podemita aprovecharía la oportunidad que la dejación podemita de la soberanía nacional le ofrece. Pero quizás teme por encima de todo caer en el vacío, lo que ocurriría de no ir de la mano del monstruo. Mientras se agarre al monstruo, puede creer que el monstruo es una mascota.

A Cs se le puede achacar, y de hecho se le achaca, la ingenuidad de pretender formar gobierno con Sanchez. Como también se le achaca el propósito interesado de aparecer como los buenos desatascadores, a sabiendas de lo inútil de su empeño. Pero pocos pueden discutir que, aunque eso fuera cierto, también les mueve impedir la formación de un gobierno frentepopulista. Al menos es la principal clave para comprender su puesta en acción.

Como no se puede saber si Podemos quiere gobierno o elecciones, tampoco se puede certificar que los servicios de Cs para impedirlo fueran imprescindibles. Como tampoco se puede saber si Sanchez ha aceptado el acuerdo con Cs para formar gobierno tripartito con Podemos y suavizar así a la fiera, o si ha aceptado para excusarse ante sus barones y preparar a conciencia una boda por amor, de Pedro a Pablo pero no recíprocamente, con los podemitas. Lo primero sería mayor ingenuidad si cabe, lo segundo un ardid muy burdo que lo desacreditaría ante la mayoría social no radical. Por eso es difícil discutir que la interposición del buen pretendiente pone muchas más dificultades a esa boda que las que tendría si se hubiera apartado haciéndose cómplice del pasotismo, que no patriotismo, de Don Mariano.

Algunos creen que Rivera debiera haber puesto como condición para acordar con Sanchez la inclusión del PP, es decir la presidencia de Mariano. De esa manera si Sanchez se niega tendría que arrostrar la responsabilidad de pactar con Podemos. ¿Están seguros que Sanchez se iba a arredrar?Sin duda que estaría feo que no lo hiciera, pero ¿sería bueno ese acuerdo para España?, ¿sería incluso eso mejor que elecciones o incluso que un gobierno socialcentrista?

El gran acierto de Rajoy ha sido convencer a los suyos de que debe ser presidente de gobierno y que sería una afrenta contra el PP en su conjunto que tuviera que apartarse para que se pudiera formar un gobierno, aunque fuera constitucional. Ha apelado al orgullo de partido y le ha salido bien, por ahora. Cualquier gobierno, sea podemita o constitucional, sin Mariano de presidente es según esto igualmente indeseable. Se puede dar así la paradoja de que el eclipse provocado por Rivera del gobierno frentepopulista, lo presente Mariano como un fruto de su resistencia. Le será difícil evitar la tentación de alardear de esta manera ante los suyos.

Pero, salvados los muebles y alcanzada la orilla de las nuevas elecciones, ¿luego qué? . El PP marianizado lo tiene que fiar todo a acaparar la imaginaria reacción contra Podemos y desangrar de paso a Cs e incluso al PSOE. Pero no puede obviar la contradicción de que, en el mejor de los casos, sólo puede mejorar a costa de Cs y sólo podría gobernar con el apoyo de Cs. ¿Cree que un PSOE humillado y debilitado en extremo se lanzaría a sus brazos? ¿cree que Cs daría por bueno que Rajoy siguiera fueran cuales fueran sus resultados electorales?

Por no hablar del peligro que supone sacar de paseo a la fiera.

Al marianizarse el PP se condena a volver a la situación de AP con Fraga. Puede ser el primero en este caso, pero con un techo electoral infranqueable y un repudio mayoritario suficiente para que en ningún caso pueda soñar gobernar. Desde luego que Rivera cometió la ingenuidad, propia de su bisoñez, de cantar las verdades del barquero al PP, pidiendo que jubilase a su líder. Inevitablemente provocó un encarnizado cierre de filas alrededor de Rajoy. Ya se sabe que quien resiste gana y que cuanto más se machaca a quien tiene voluntad de resistir, mayor es su resistencia, por muy desesperada que sea.

Creo que nunca la derecha en la democracia ha estado tan confundida, tomando a la vez el interés de su líder por el interés de su partido y el interés nacional a la vez. Pero sea cual sea el desenlace, haya elecciones o gobierno frente populista, Mariano no tendrá más remedio que retirarse y el PP buscar una solución. Lo deseable sería que a la vez el PSOE aprovechase la ocasión para hacer su particular Revolución Cultural y se homologase de corazón y no sólo en algunas formas con las socialdemocracias occidentales. Pero puede que ya sea muy tarde y, ya perdidos, quiera pasar a la historia como el revolucionario que siempre quiso ser.

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