viernes, 29 de abril de 2016

EL CASO CHACÓN.

El caso Chacón es una muestra más de la decrepitud mental de las auténticas formaciones mamotreto que son nuestros partidos. Se aparta “por motivos políticos”, pero no explica cuales son estos y sólo lo insinúa, supongo que avergonzada por la perversa lanzada de Izeta.
Los políticos no pueden decir lo que piensan para no romper la unidad del partido. Si piensan algo, sólo lo pueden decir a sus más allegados bajo palabra de silencio. Los electores se quejan pero lo primero que castigan son las disensiones, así todos a una.
El debate político queda en boca de los tertulianos, que acaban siendo la copia y el eco. Los políticos acaban perdiendo la costumbre de pensar por su cuenta, (redundancia) y se olvidan de lo que es pensar. Las ideas quedan en la penumbra de los eufemismos, consabidos, dimes y diretes. 

El líder accede al mando sin que nadie sepa que piensa y si piensa, ni lo que es más grave, sin que se haga cuestión de esta penuria. Al ascender basta que siga la corriente de la corriente. El PSC marca la pauta, todavía sus electores creen votar a España y votan aggiornarse a la independencia. 

Necesitamos que la política se personalice, que los aspirantes a líderes sean responsables personalmente y no como funcionarios monaguillos de la Iglesia-partido (con perdón, que ese sistema está bien para la Iglesia y es lo suyo). No parece que la Sra. Chacón vaya a abrir el camino.

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