El caso Chacón es una muestra más de
la decrepitud mental de las auténticas formaciones mamotreto que son
nuestros partidos. Se aparta “por motivos políticos”, pero no
explica cuales son estos y sólo lo insinúa, supongo que avergonzada
por la perversa lanzada de Izeta.
Los políticos no pueden decir lo
que piensan para no romper la unidad del partido. Si piensan algo,
sólo lo pueden decir a sus más allegados bajo palabra de silencio.
Los electores se quejan pero lo primero que castigan son las
disensiones, así todos a una.
El debate político queda en boca de
los tertulianos, que acaban siendo la copia y el eco. Los políticos
acaban perdiendo la costumbre de pensar por su cuenta, (redundancia)
y se olvidan de lo que es pensar. Las ideas quedan en la penumbra de
los eufemismos, consabidos, dimes y diretes.
El líder accede al
mando sin que nadie sepa que piensa y si piensa, ni lo que es más
grave, sin que se haga cuestión de esta penuria. Al ascender basta
que siga la corriente de la corriente. El PSC marca la pauta, todavía
sus electores creen votar a España y votan aggiornarse a la
independencia.
Necesitamos que la política se personalice, que los
aspirantes a líderes sean responsables personalmente y no como
funcionarios monaguillos de la Iglesia-partido (con perdón, que ese
sistema está bien para la Iglesia y es lo suyo). No parece que la
Sra. Chacón vaya a abrir el camino.
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