El proceso en que anda la izquierda es análogo al del nacionalismo
catalán, la izquierda social tradicional se desliza hacia la izquierda radical,
como el nacionalismo (presuntamente) moderado social se ha sumado al
independentismo. Una vez que dentro de estos entornos “moderados”
se ha dado pábulo a las ideas radicales o se ha jugado a la corta
con ellas , sólo ha sido cosa de tiempo y ocasión que los así
educados se decanten por lo más original y consecuente.
Los sesudos dicen que la población catalana no es
independentista y la población española no es comunista. No hace
falta, la gente no afina tanto ideológicamente. Las izquierdas y
los nacionalistas son primero que nada antis, “antiespañoles”
y “antiderechas”, y en lo más profundo sólo aspiran a obtener
satisfacción. Responde a una cultura inveterada de la que esta
actitud saca su fuerza. Es un universo mental muy estrecho, pero que
funciona perfectamente cuando se pone en marcha..
En buena parte estos movimientos “populistas” y
“ultraantis” reflejan un estado de ánimo en el que se ha dejado
de pensar que no hay más remedio que contemporizar con el
adversario y se pasa a creer que es posible e incluso imprescindible
acabar con él. La pulsión oculta ha estado siempre.
Una excepción de momento es el caso vasco, así me lo
parece pero con mucha cautela. A la espera de lo que venga y con la
provisionalidad del momento. El PNV ha evitado el deslizamiento de
los suyos hacia el batasunismo. No por falta de coincidencia en las
metas sino porque saben que de conseguirlas con los batasunos sería
su tumba. Muchos burgueses y “clasemedios” (con perdón) vascos
aun tienen una cierta prevención a lo que se juegan, si hay una
catástrofe social. Esa lucidez la perdió hace tiempo la oligarquía
nacionalista catalana, creo que por soberbia. Pero es otro tema.
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