Me
refiero, como bien suponen, a Pedro Sanchez: Igual que el PSOE está
en camino de ser triturado, como Convergencia, por su copia radical,
el muy pícaro Sanchez maniobra, como lo hizo el Astut Mas en
relación con la presidencia de la Generalitat, para saltar del
descalabro a la tabla de salvación de la conquista de la Moncloa.
Cree que la fortuna ha dispuesto las piezas para que lo que debiera
ser motivo de vergüenza se torne apoteosis. Su plan concreto, no un
futurible, es un gobierno frentepopulista “accesible” y para ello suplica a Podemos.
Tarea
hercúlea sin duda. No conviene olvidar que el “gobierno del
cambio” no se consumó por la negativa de Pablemos, a lo que ayudó
el placaje de Rivera, pero de forma más ligera. El Coletas priorizó
el “zarpazo” y la unidad con las confluencias separatistas, en
bien de mantener viva la llama de una dinámica “revolucionaria”
o, según dicen, “constituyente”.
Sanchez
ha elegido trivializar la amenaza del zarpazo y la esencia
totalitaria de Podemos. Queda la duda de si lo hace así para
alcanzar el gobierno a toda costa, y luego veremos, o si no lo
denuncia porque no cree en la naturaleza totalitaria de los podemitas. Dejemos esto de lado ahora. El
caso es que se limita a confrontar con Podemos en lo accidental e
insignificante, para concentrarse en la crucifixión del PP. Ante
todo hay que crear una atmósfera de potencial unidad de izquierdas.
La madre del cordero es una fórmula de referéndum aceptable por los
nacionalistas y algunos barones recalcitrantes. Que en política la
cuadratura del círculo es posible si el pueblo traga.
Pero
inopinadamente la buena fortuna se puede torcer y le toca bailar con los ERES. Mucho temple se necesita. No se puede invocar, sin
sonrojarse al menos, la corrupción del PP, argumento estrella, para
justificar la negativa absoluta al pacto de gobierno entre demócratas
o siquiera de dejar gobernar. Pero se sonrojará lo que haga falta,
aunque, como sucedió en Cataluña con el asunto Pujol, el máximo
beneficiario de esta vergüenza sea la copia radical podemita.
¿Tendrá
agallas la dirección del PSOE de salvar su honor denunciando por su
parte la corrupción podemita? Lo más probable es lo contrario,
teniendo en cuenta que Podemos se encuentra ante la alternativa de
forzar el escarnio del PSOE o de dejarlo respirar para imponer las
condiciones de gobierno más favorables. No puede hacer sangre del
PSOE si lo necesita para auparse al poder sobre sus espaldas, con el
riesgo añadido de que, de sentirse completamente acorralado, el
PSOE se revuelva contra la franquicia bolivariana.
Así
discretamente Sanchez tiene razones para no incordiar a Podemos a la
espera de que un enfriamiento le permita salir vivo. Incluso puede
contar con la carambola de que, con el destape de los ERES, el
Patriarca Felipe parece más dispuesto a adaptarse a la podemización
del PSOE y a no poner chinitas en los Zapatos. Siendo así, la
discrepancia sobre el apoyo a los encausados resulta a este respecto
irrelevante. Lo único claro de todo el embrollo es que si el PSOE
queda tras Podemos la formación de gobierno será una ruleta rusa en
la cabeza de los españoles y que si se conserva su posición tendrá
que pedir árnica a los podemitas, lo que es lo mismo.
Si
el plan del otro pícaro, el que no está ante la Moncloa porque la
ocupa en funciones, ha sido desmontar al PSOE y de paso pegar un buen
arañazo a Cs, no le puede ir mejor. Hay que reconocerle su temple de
verdadero jugador, el que está dispuesto a jugárselo todo en
nuestra cabeza a la ruleta rusa, teniendo casi todas las de perder.
¿Será capaz de convencernos, como pretende, de que tiene, que
tenemos, todas las de ganar?.
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