Ahora
que el Coletas se hace el polibariano bueno convendría desmitificar
algún tópico. Así por ejemplo el de que la “conversión”
socialdemócrata de este susurro de la revolución tiene por fin
ganarse a los tibios de la socialdemocracia de toda la vida. Creo más
bien que no necesita mucho para seguir ganándoselos porque son
tibios a su manera, es decir sin dejar de ser radicales. Más bien se
cuida de que los tibios/radicales socialdemócratas de toda la vida
voten sin mala conciencia, con la conciencia tranquila de no cometer
una traición contra el padre o la madre.
El
tópico es que el votante socialdemócrata de toda la vida es
moderado, constitucional, le gusta la prosperidad, Europa, la unidad
de España y estas cosas. No menos tópico es que el partido o su
élite al radicalizarse y entrar en confusión se aleja de sus bases
y de sus votantes naturales.
Temo
más bien que, con el paso del tiempo, el votante socialdemócrata
se ha ido haciendo moderado y radical, constitucional y republicano
de toda la vida, por la unidad de España y por el Estado
plurinacional, por el rigor y por tirar la casa por la ventana, por
el desarrollo y por atornillar a los empresarios, por Europa y por no
cumplir con Europa, por la educación pública de calidad y por el
aprobado general e igualitario.... y tantas más cosas como estas.
Pero no por casualidad. Esta base social y del partido no ha hecho
más que dejarse guiar por sus élites y estas dejarse guiar por el
instinto natural del “pueblo”, es decir la mentalidad profunda
labrada históricamente de los suyos.
Así
las élites socialistas no se alejan de sus votantes porque ellas
sean incoherentes y sus votantes coherentes, sino que estos se alejan
porque la podemización permite vivir en la incoherencia sin hacer
cuestión de la misma, sin la molestia que supone ser consciente de
la misma. Pues ya seguir al PSOE va comportando esa incomodidad de
vivir sin vivir en sí. Y Pablemos, atento como es su deber, les
hecha cualquier capote que haga falta.
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