viernes, 26 de julio de 2019

FALTA FEELING


El alivio por el desenlace vodevilesco de la negociación entre podemitas y podemizados no puede olvidar que se mascaba la tragedia. Y seguramente volverá a mascarse...El Frente Popular tiene que esperar. ¿Provisionalmente? Todo ha desembocado en la constatación de que falta “feeling” entre el sanchista “el Frente Popular soy Yo” y el “frente popular sin tapujos” que patrocinan los Iglesias, Rufián y Otegi.
La negociación de los cargos y empoderamientos de alto nivel tenía por telón de fondo el valor de la podemización global de la izquierda, las obligaciones y renuncias que tendría para los cofrades.

Para ambos era obvio que llegado el desenlace el otro cofrade tenía que ceder. Por parte del Dr. porque la podemización del PSOE, de sus bases y sus electores, debiera ser suficiente para que los podemitas se entregaran, habida cuenta de la declinante tendencia electoral de estos. Para Iglesias esa misma podemización, sobre cuya coherencia sólo lanza tibias sospechas, implica la colaboración “leal” y el disfrute de jugosas prebendas gubernamentales.

Al PSOE le ha ido bien en términos generales al convencer a una masa suficiente de que “la democracia somos nosotros” y Sanchez da el salto a la virulé de que “los podemitas somos nosotros”. Tan infatuado como anda da por supuesto que se ha de reconocer su esfuerzo podemizador y a la vez sospechar de las veleidades de sus socios preferentes, sin advertir que esto hace del certificado de marca podemita la principal baza propagandística de Iglesias, cuando se trata de sustanciar la palabrería en poder.

La izquierda anda por eso aturdida: los podemitas traicionados, los podemizados tan incomprendidos, como incpaces de comprender ¿Cómo es posible que compartiendo la misma “sensibilidad” e indudables vínculos fraternos, no se pueda llegar a un acuerdo? El escándalo de la negociación es la confesión, todo lo fingida que se quiera, de Sanchez para negarle a Iglesias sus “derechos”, invocando su deslealtad a la democracia y, encubiertamente, su chavismo. El contrapunto de este escándalo es el blanqueo público de los batasunos y su derecho a la legitimidad. ¿Cómo es posible que su público/publicado trague con lo primero sin llamar la atención sobre la conclusión lógica de que Podemos y no sólo Iglesias es un peligro de primer orden para el orden democrático? Seguramente por lo mismo que se acepta como muestra de “normalidad” el entendimiento con Batasuna.

¿Ha llegado la podemización global de la izquierda social a un punto sin retorno? Como Iglesias así lo cree piensa que puede presionar hasta que Sanchez claudique. ¿Por qué se resiste Sanchez hasta ahora? Seguramente por instinto de supervivencia. La advertencia de que los podemitas formarían un gobierno clandestino dentro del gobierno de Sanchez parece sincera. No por amor a España sino por amor al PSOE, es decir al poder de toda la vida.

Hay un gran diferencia entre Sanchez e Iglesias. El primero entiende la podemización de forma retórica, el segundo la tiene además, bien en serio. Va a por el poder de verdad. Por su parte el Dr. tiene en la retórica podemita/podemizante el principal instrumento para anular a “la derecha” y erradicarla si fuera necesario y posible. El publico socialista está encantado. Vale la política que refuerce las maneras podemitas dentro de los margenes de la realidad, porque cree que la política es en el fondo pura retórica, ahora se dice “imagen”. Es realista a su manera. Si alguna vez se le ha pasado por la cabeza recibir la caricia del aplauso republicano bolivariano, debe tener asumido que los sueños sueños son.

¿Está todavía el Dr. arrepentido de haber dicho la VERDAD de lo que es y representa Iglesias? Debió verse desesperado para tener que hacerlo. Se había metido en su propia trampa y no sabía como salir, seguramente. Pero tempus fugit, las “derechas” tienen dificultades al parecer insuperables para exponer esas contradicciones y todo vuelve a su cauce. Seguramente este episodio no habrá menguado la podemización ideológica de fondo de las izquierdas pero ¿cuanto habrá erosionado el tira y afloja social podemita la fe en la posible “colaboración” entre toda la familia de las izquierdas (y los separatistas) y por tanto en el triunfo de la causa?

Nótese la diferencia con la situación de “las derechas”. Los riveristas se han de convencer de que son tan incompatibles con Vox como con los batasunos. Así lo exige el guión sanchista, al que se han sumado no se sabe si por convencimiento o por cálculo de dividendos de imagen. A pesar de ellos han de justificar como son posibles los acuerdos, cuando se avienen a ello. Los “sanchistas” han de explicar por qué compartiendo “progresismo” con los podemitas y demás no se amigan con todas las consecuencias.
Ese es el punto débil en el que se debate la élite socialista: puede estirar y mascar a la opinión pública como a un chicle pero no decir lo que piensa o lo que tendría que decir. Se atragantaría y el Dr. ha estado a punto de atragantarse. Desde ahora ha de tener más cuidado.

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