miércoles, 18 de diciembre de 2013

CUESTIÓN DE TALANTE



En el programa de RNE “No es un día cualquiera”, realizado en Barcelona el pasado domingo, la presentadora Pepa Fernández manifestaba su sorpresa de que Javier Cercas hubiera recibido por aquellos lares una repulsa masiva y por lo visto bien furiosa, cabe imaginar que dando lugar a un espectáculo semejante a los que protagonizan algunas multitudes cuando se rasgan las vestiduras, crujen los dientes y se flagelan inmisericordes, sorpresa debida a un artículo en el que defendía algo tan razonable y de sentido común como que el denominado derecho a decidir no era tal derecho por contravenir la legislación vigente y que el respeto a la ley era el abc de cualquier democracia y sistema de convivencia. Este hecho debió afectar tanto a la presentadora que la movió, sin decir el motivo que presumo verdadero, a organizar un debate sobre “la disidencia”. Esta sorpresa ingenua como la ya citada, y bien previsible para cualquier mirada objetiva, por tamaña reacción escatológica ante una voz des-concertante revela que la fractura de la sociedad catalana no sólo alcanza a las ideas y tomas de postura fundamentales sobre su futuro sino sobre todo al talante. En este extremo la asimetría es absoluta. Los unos han saltado hace tiempo la raya del razonar y como los fuleros o los vendedores de feria concentran todo su ser y sus capacidades en buscarle las vueltas al adversario, tornado enemigo pestilente, y destrozar su imagen hasta dejarlo como un guiñapo; los otros no se pueden imaginar que sus conciudadanos abandonen el sentido común y que este sentido  ya sea tan poco común. Los unos no dan tregua, cuartel, ni tiene piedad; los otros se mueren por comprender al prójimo y compartirlo todo. Pero no porque los primeros sean demasiado listos, los segundos son tontos. El problema es que no se atreven a pensar sus razones y hacerse fuertes con ellas. En una sociedad tan normal y normalizada como la nuestra, y no es una crítica, los que quieren romper la baraja cuentan con una tripe ventaja: la sorpresa, la voluntad de luchar y vencer a toda costa y la falta de vergüenza en el uso los medios y la búsqueda de los fines. Eso obliga a quienes no están en la onda a pensar mucho más que de costumbre y a enterarse de lo que puede ser muy desagradable.

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