Por lo que a la “bi-consulta” se refiere, no vale la pena cebarse en lo que
tiene de bufonada daliniana esta formulación. Los maquinadores han salvado su
cara y ganado tiempo para mantener la olla en ebullición e incluso preparar el
éxtasis. Han demostrado ser bastante espabilados. Es irrelevante el absurdo y
la incoherencia de las preguntas así como su imposible recuento. Cuentan con
que no se va a celebrar la bi-consulta y lo fían todo a las elecciones
plebiscitarias. Piensan que ese día sonarán las trompetas ante los muros de
Jericó. En el interregno cabe esperar que el gobierno ate los cabos y se agarre
a los poderes internacionales de una forma más expeditiva que hasta ahora. La
amenaza del aislamiento internacional apenas llega a la opinión pública catalana
como un guiño que hacen algunos segundones para cumplir una formalidad.
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