miércoles, 11 de noviembre de 2015

MAS ANTE LA VANGUARDIA


¿No estaba cantado que la abrupta proclamación de la independencia y del desacato a la legalidad iba a provocar el ascenso electoral de los partidos constitucionales y constitucionalistas más hostiles al Procés?
Cabía esperar que la desautorización a la independencia express por las “plebiscitarias” hiciera que los separatistas “oficiales” de Juntsí dejaran todo en suspenso a la espera del gobierno más favorable posible de “Madrit”, un gobierno PSOE/PI o el PSOEZPI que facilitase una salida como un primo-referendum.
Pero si esta posibilidad ya era lejana, con la insurrección parlamentaria parece imposible.
Como es de suponer que, por mucho que vayan a su bola, esto lo tendrían en cuenta, pues lo ve un niño, ha pesado más el interés del Mas-tuerzo de congraciarse con los ácratas de la CUP, para ver sí cuela, junto con la sensación abismal de toda la camada nacionalista de que por ningún motivo cabe detención alguna, una vez que se esté en el “ahora o nunca”.
Pero al desmadrarse no sólo propician un gobierno hostil e incluso obligan al PSOE a patrocinar la unidad de España para no quedar descolgados, también quedan expuestos a que se les aplique la ley sin contemplaciones, como ocurriría en cualquier democracia sin complejos, aunque esto es improbable.
En cualquier caso si su buena suerte depende en un noventa por ciento de la debilidad de “Madrit”, se han metido a fortalecer a “Madrit”, aunque este no quiera o no esté mentalizado para disfrutar del regalo.
Ante esto, el rompedor editorial de la Vanguardia-Juliana: Rectifiquemos. ¿Estamos entonces ante la defección de la Vanguardia? ¿es un indicio de que la burguesía nacionalista acomodada, a la que Mas amenaza dejar huérfana, despierta de su embeleso y se palpa la cartera?
Supuesto que así fuera o que al menos esta sea la tendencia natural, el Proces sólo podría seguir adelante convirtiéndose en un trifulca insurreccional.
Aunque las élites que han organizado el fregado estuvieran dispuestas a encabezar la insurrección y la desobediencia general provocando la aplicación de medidas “represivas” para movilizar a sus huestes ¿Estarían dispuestas a seguirlos quienes en su inmensa mayoría viven confortablemente y que en el fondo adivinan que no vivirán mejor “desconectados”?
Nada mola más que las coreografías callejeras ¿pero quien pierde más con la rebelión callejera?
Sería el mundo al revés.
Las clases populares urbanas hostiles o reacias por activa o por pasiva a la rebelión y la desobediencia. Su único apoyo leal en principio los burgueses y payesos acomodados de los pueblos. Como en la carlistada del XIX.
Pero todo es posible, de tocar la gloria no les queda otra y además controlan todos los canales institucionales y los nudos y la atmósfera de la sociedad civil. ¿Cómo desaprovecharlo? Es muy posible que en su burbuja sean objeto propicio de las peores tentaciones.


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