¿No estaba cantado que
la abrupta proclamación de la independencia y del desacato a la
legalidad iba a provocar el ascenso electoral de los partidos
constitucionales y constitucionalistas más hostiles al Procés?
Cabía esperar que la
desautorización a la independencia express por las “plebiscitarias”
hiciera que los separatistas “oficiales” de Juntsí dejaran todo
en suspenso a la espera del gobierno más favorable posible de
“Madrit”, un gobierno PSOE/PI o el PSOEZPI que facilitase una
salida como un primo-referendum.
Pero si esta posibilidad
ya era lejana, con la insurrección parlamentaria parece imposible.
Como es de suponer que,
por mucho que vayan a su bola, esto lo tendrían en cuenta, pues lo ve
un niño, ha pesado más el interés del Mas-tuerzo de congraciarse
con los ácratas de la CUP, para ver sí cuela, junto con la
sensación abismal de toda la camada nacionalista de que por ningún
motivo cabe detención alguna, una vez que se esté en el “ahora o
nunca”.
Pero al desmadrarse no
sólo propician un gobierno hostil e incluso obligan al PSOE a
patrocinar la unidad de España para no quedar descolgados, también
quedan expuestos a que se les aplique la ley sin contemplaciones,
como ocurriría en cualquier democracia sin complejos, aunque esto
es improbable.
En cualquier caso si su
buena suerte depende en un noventa por ciento de la debilidad de
“Madrit”, se han metido a fortalecer a “Madrit”, aunque este
no quiera o no esté mentalizado para disfrutar del regalo.
Ante esto, el rompedor
editorial de la Vanguardia-Juliana: Rectifiquemos. ¿Estamos entonces
ante la defección de la Vanguardia? ¿es un indicio de que la
burguesía nacionalista acomodada, a la que Mas amenaza dejar huérfana,
despierta de su embeleso y se palpa la cartera?
Supuesto que así fuera o
que al menos esta sea la tendencia natural, el Proces sólo podría
seguir adelante convirtiéndose en un trifulca insurreccional.
Aunque las élites que
han organizado el fregado estuvieran dispuestas a encabezar la
insurrección y la desobediencia general provocando la aplicación de
medidas “represivas” para movilizar a sus huestes ¿Estarían
dispuestas a seguirlos quienes en su inmensa mayoría viven
confortablemente y que en el fondo adivinan que no vivirán mejor
“desconectados”?
Nada mola más que las
coreografías callejeras ¿pero quien pierde más con la rebelión
callejera?
Sería el mundo al revés.
Las clases populares
urbanas hostiles o reacias por activa o por pasiva a la rebelión y
la desobediencia. Su único apoyo leal en principio los burgueses y
payesos acomodados de los pueblos. Como en la carlistada del XIX.
Pero todo es posible, de
tocar la gloria no les queda otra y además controlan todos los
canales institucionales y los nudos y la atmósfera de la sociedad
civil. ¿Cómo desaprovecharlo? Es muy posible que en su burbuja sean
objeto propicio de las peores tentaciones.
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