jueves, 28 de enero de 2016

EL LOBO DE PEDRO



Me extraña que Pablemos vaya de farol y sólo pretenda forzar unas nuevas elecciones. ¿Por qué, sino para asustar a Pedro, el Gobierno está sacando a la desesperada de sus cajones los negocios del susodicho? ¿No le está viendo Don Mariano las orejas al lobo que ha alimentado en las ubres de la Cuarta, la Sexta y no sé cuantas más? Y hace falta ceguera cuando, desde ni se sabe, cuando no tenían en el morro más que colmillos y ojos sanguinolentos.
Pablo, el lobo de Pedro, porque lo acompaña y se lo quiere comer, ha podido pasarse en la escenificación, pero cuenta que Pedro está a sus pies y sólo le queda o pactar un gobierno al precio que Pablo le ponga, aunque al negociar “rebaje” el precio, o ir a nuevas elecciones siendo él quien rechaza formar gobierno. Pues no se olvide que ambos, de ir a nuevas elecciones, tienen que responsabilizar al otro de no haber formado el “gobierno del cambio”. Y Pablo cuenta con que puede serle tan ventajoso un gobierno a su medida, que unas nuevas elecciones. Por eso es lógico que empiece por lo primero a ver si resulta.
Creo que las vueltas y revueltas con el derecho de autodeterminación y el referendum son un señuelo para que Pedro pueda justificar, una vez que en la negociación lo aparquen, el pacto sin pasar “las líneas rojas”.
Creo también que el energumenismo escénico del Coletas y cía. es un mensaje a los suyos y a Pedro para dejar claro quien manda aquí y sobre todo quién va a mandar. Seguramente debiera haber presentado su mensaje de forma más delicada y sutil, para no humillar directamente a quien no se atreve a querer lo que quiere, pero ya es pedirle demasiado, que las margaritas no son … para los lobos. Así que Pedro a lo suyo, que de llegar a Presidente “¿quién me va desalojar?”

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