Me extraña que Pablemos
vaya de farol y sólo pretenda forzar unas nuevas elecciones. ¿Por
qué, sino para asustar a Pedro, el Gobierno está sacando a la
desesperada de sus cajones los negocios del susodicho? ¿No le está
viendo Don Mariano las orejas al lobo que ha alimentado en las ubres
de la Cuarta, la Sexta y no sé cuantas más? Y hace falta ceguera
cuando, desde ni se sabe, cuando no tenían en el morro más que colmillos y ojos
sanguinolentos.
Pablo, el lobo de
Pedro, porque lo acompaña y se lo quiere comer, ha podido
pasarse en la escenificación, pero cuenta que Pedro está a sus pies
y sólo le queda o pactar un gobierno al precio que Pablo le ponga,
aunque al negociar “rebaje” el precio, o ir a nuevas elecciones
siendo él quien rechaza formar gobierno. Pues no se olvide que
ambos, de ir a nuevas elecciones, tienen que responsabilizar al otro
de no haber formado el “gobierno del cambio”. Y Pablo cuenta con
que puede serle tan ventajoso un gobierno a su medida, que unas
nuevas elecciones. Por eso es lógico que empiece por lo primero a
ver si resulta.
Creo que las vueltas y
revueltas con el derecho de autodeterminación y el referendum son un
señuelo para que Pedro pueda justificar, una vez que en la
negociación lo aparquen, el pacto sin pasar “las líneas rojas”.
Creo también que el
energumenismo escénico del Coletas y cía. es un mensaje a los suyos
y a Pedro para dejar claro quien manda aquí y sobre todo quién va a
mandar. Seguramente debiera haber presentado su mensaje de forma más
delicada y sutil, para no humillar directamente a quien no se atreve
a querer lo que quiere, pero ya es pedirle demasiado, que las
margaritas no son … para los lobos. Así que Pedro a lo suyo, que
de llegar a Presidente “¿quién me va desalojar?”
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