Comentario que envié al blog ARGOS de Santiago Gonzalez EL 13-1-16.
Cuando se reanudó
“Procés constituyent” creí, como era de sentido común, que
Sanchez, por muy loco que esté, tendría difícil resistir la
presión para echar una mano a un acuerdo nacional. Pero algunos
reputados analistas ven ahora más posible un Gobierno de izquierdas
y creo que con alguna razón. Al menos antes era imposible pasar por
la condición del referéndum y ahora esto puede quedar aparcado con
cierto disimulo. Sin las elecciones catalanas en el horizonte, ya no
tiene la Sra. Colau ninguna necesidad de agitar el fetiche del
referéndum y los socios separatistas de todo pelaje de Podemos
pueden esperar al desenlace del Procés.
De querer Sanchez y
Pablemos llegar a un acuerdo, tendrían que salvar el escollo de qué
hacer con el Procés ya desencadenado. Creo que a ninguno le
importaría que saliera adelante la independencia catalana, si esto
no les pasa factura. Como no parece verosímil que así fuera,
tendrían que aparentar firmeza y estar abiertos al “diálogo”.
Rajoy, aunque todavía no estábamos en situación tan crítica como
ahora y suponiendo que éste sí desea la unidad de España, ya les
marcó el camino de cómo aparentar actuar y no hacer nada para no
alarmar. Podrían seguir su ejemplo, ahora ya con más riesgo(*):
impugnar y seguir impugnando el desacato de la impugnación.
Si con esto se consigue
esconder la inacción habría margen hasta que la ONU ya admitiese al
nuevo Estado en su seno. Hasta entonces siempre se puede decir que
hagan lo que hagan y pase lo que pase están en la ilegalidad y
mientras que que la independencia no sea legal no existe.
Me extiendo para
justificar que el acuerdo depende de que a Podemos, ya sin precisar
abiertamente de la condición del referéndum, le interese más que
las elecciones anticipadas,y que los barones socialistas lo acepten
como mal menor, antes que ir a nuevas elecciones, porque esperar algo
de cordura en las filas socialistas ya es síntoma de senilidad.
(*)
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