Debo padecer severa
miopía, pero apenas veo eso de lo que tanto se nos quiere convencer:
que el Procés está descarrilado, que el Estado de Derecho
resplandece, que todo es un teatro, que la ley se aplicará
implacablemente para impedir el referéndum si hiciera falta, y que
no pasará nunca nada..etc
¿Por qué quienes
así pregonan ya piden que se movilice la parte sana de la sociedad
catalana? ¿qué necesidad hay, si nada va a pasar y todo quedará
bajo control, sino lo está ya? ¿ganas de molestar? Es como el
abogado que defiende la inocencia de su cliente, pero que, en caso de
ser culpable, tiene atenuantes.
Tampoco se entiende
que se predique la necesidad de evitar “caer en la provocación”
aplicando la ley, no sea que las masas sediciosas la armen en la
calle, y que sin embargo cuando no “hubiera otro remedio” todo
irá como la seda.
La miopía me hace
ver que, igual que la estrategia del PSOE es responsabilizar al PP de
la independencia o el caos al que vamos por “no dialogar”, la
estrategia marianista es quitarse de encima la responsabilidad de la
independencia que pueda venir, demostrando que se aplica al diálogo
más que Sócrates (aunque lo tiene difícil porque este buscaba la
verdad). Y Rivera, que parece cambiar el asunto catalán por el
asunto murciano, por humildad o porque da más simpatías.
Les cuento pues
algunas ilusiones ópticas:
Una vez convencidos,
incluso ya de que en Cataluña ni pasa nada ni puede pasar nada, es
hora de que empecemos a convencernos de que, si hay independencia
tampoco pasará nada, ni es para tanto.
Una vez demostrado
el poderío y la ejemplaridad de la Ley y del Estado de Derecho, lo procedente es
esperar la última palabra de la Comunidad Internacional, es decir de los
restos de la UE, Trump, Putin y Erdogan, sobre la
admisión en su seno de la República Catalana.
La negociación
mollar y la única de verdadero interés publico, no sé si pendiente
o se está en ello: ¿seguiría el Barça en la Liga en caso de
consumación? ¿qué piensan los españoles?
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