A
la vista del final otoñal, una vez establecido el dogma de que la
intervención, por muy inevitable que fuera, sería un desastre y una
derrota mayor que la misma independencia, parece que el gobierno pone
todas sus esperanzas en Junqueras, el líder más poderoso ahora del
Procés. O sea un nuevo tripartito, más cutre si cabe, de
ERC/Podemos& Colau/PSC.
¿Pero
qué interés puede tener el solicitado y qué puede ofrecer el
solicitante?
El
primero lo puede considerar una salida al posible atasco del Procés
llegado el momento decisivo, pero según y como. Deben estar
aturullados porque no han concitado simpatías en la UE y de momento
entre los que cuentan en el mundo. El cierre de las puertas de la
U.E. parece un obstáculo infranqueable y vista la realidad española
el principal obstáculo.
¿Se
atreverían las acomodadas clases medias separatistas y la manida
“burguesía catalana” de toda la vida, en conjunto el grueso del
separatismo, a forzar la mano y arriesgar su bienestar por el
prurito de “hacer historia”? ¿se volverán algo cuerdos ante el
abismo?
¿Pueden
creer por el contrario que, igual que tienen amedrentado al Estado
español y disponen de cierta complacencia de la sociedad española,
por desidia, pasaría lo mismo con la U.E.? ¿esperan convertir el
“otoño catalán” en otra especie de “primavera árabe”? Tal
parece por caso la apuesta de los capos de la mafia catalana y los
antiguos convergentes. Para estos cuanto mayor huelen sus pufos,
cuanto peor mejor.
Pero
quienes más poder tienen en el actual momento del Procés han de
hacer cálculos más finos. Dado por supuesto que primero hay que
hacer un amago de “desconexión” y que luego ha de venir la
correspondiente y preceptiva declaración de inconstitucionalidad e
ilegalidad, “¿qué hacer entonces?”, ¿pactar o llamar a la
“rebelión social” pase lo que pase? ¿elecciones para proclamar
la independencia y ejercerla como sea o para “reanudar” el
procés?
Es
claro que la vía de izquierdas catalana podría contar con la
expectativa de un próximo gobierno podemita sanchista. ¿Sería ese
el momento propicio para elegir entre independencia y Confederación
a modo de independencia avant la lettre? Pero por otra parte una vez
declarada la inconstitucionalidad de “la desconexión”, ¿se
podrían controlar a tantos que no aguantan más las ganas de
“saltar la valla”?
Desde
el lado constitucional no parece creíble que la ingenuidad sea tanta
como para esperar que los actuales líderes separatistas se
conformen con reeditar otro tripartito y que después “colorín
colorado este cuento se ha acabado”. Cualesquiera que sean las
vicisitudes y circunstancias el gobierno no tiene otra disyuntiva
que: intervención u oferta de Confederación.
En
lo segundo cuenta tanto el contenido como la ocasión. ¿Podría
llegar el gobierno a incluir dentro de la Confederación alguna
fórmula de “derecho a decidir”? ¿se puede camuflar esto dentro
de la admisión de una relación de “Estado” a “Estado”?
¿cabe alguna otra oferta realista que pueda soslayar la
intervención? ¿O espera de verdad el gobierno que basta ofrecer
diálogo para que todo se disuelva?.
Y
respecto a la ocasión: ¿Ofrecer el regalo a cambio de que no haya
revuelta o que se controle pulcramente como para que parezca que no
pasa nada? ¿Ofrecer tal cantidad de beneficios ya que
disuada a las izquierdas separatistas de la tentación de esperar a
ver si toca el gobierno “amigo” podemita/sanchista? ¿O basta
esperar a ver qué pasa tras la declaración de inconstitucionalidad?
En
estas debe estar el Señor de los tiempos.
Y
ante esto ¿el pueblo, qué? ¿va a influir de alguna manera? Supongo
que esta es otra historia.
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