viernes, 11 de enero de 2019

¿DEMASIADO PARA RIVERA?


La irrupción de Vox requeriría de Cs mucho tacto y profundidad de miras, es decir algo tan inusual en política como el sentido de la objetividad. Pero desde que se ha vuelto devoto de la Santa Mediática Progre Rivera pretende acaparar la virtud centrista a golpe de conjuro y dudoso gusto. De ser consecuente toda su estrategia cuelga del hilo de que el PSOE se formalice y rompa su emparejamiento con podemitas y separatistas. Es posible que Rivera crea desde siempre que el PSOE siempre será constitucionalista y que la aventura sanchista es un sarpullido oportunista llamado a evaporarse. En este tipo de apreciaciones Rosa Diez, lástima, demuestra mucho mas cuajo político que Rivera, bien escarmentada de la deriva del socialismo real.

Dicho de paso, se nota lo que todavía pesa en Rivera los restos de la cultura del eurocomunista PSUC, cuyo intríngulis sin duda desconoce pero que late en la vieja guardia de Cs, para quienes sólo las izquierdas podían ser demócratas “burgueses”, y las derechas españolas son merecedoras de la condena eterna de no ser más que franquistas vergonzantes. Al enfrentarse al sanchismo/separatismo Rivera se hizo merecedor para estas huestes de ser Primo de Rivera, y quien sabe si esto le ha provocado efectos traumáticos.

Todo es conjeturable pero es razonable pensar que esta igualación, impostada o creída habría que ver, entre Vox y los separatistas y podemitas le cierra a Rivera la vía que, es de suponer, busca: influir en las contradicciones socialistas para reconducirlo a la senda Constitucional o para sustituirlo desde el centro. Porque la estrategia sanchista va a girar descaradamente en torno a la lucha contra el espantajo de la ultraderecha y, aunque no lo pretenda Rivera la avala, al dar por buena esa calificación. Es el pretexto de Sanchez para revalidar su actual mayoría en las próximas elecciones y configurar un sistema confederal sin “derechas”, que de eso se trata y no simplemente, como es de candidez universal, aguantar dos años en el poder por gusto. Tenga o no claridad Sanchez sobre lo que pretende, proyecta y sus posibilidades, se ha metido en un berenjenal que lo arrastra de esta manera por la senda anticonstitucional, guste o no a los barones.

Debiera ser obvio que Vox es un partido de derechas de toda la vida, como cualquier partido de derechas europeo considerado desde el punto de vista de su pureza identitaria, que emerge por el peligro nacional y al que le angustia los peligros de la construcción europea. Cabe mucha crítica e incluso enfrentamiento por su perfil y programa, pero si se trata de defender la Constitución no hay razones, para no hablar con Vox y hablar por ejemplo con Sanchez y no digamos Podemos.

Por supuesto hay que hablar con Sanchez porque el público que sigue a este personaje no es sanchista y se cree en su inmensa mayoría moderado siguiendo a Sanchez. Pero al establecer Rivera la censura de Vox tendrá que asumir guste o no guste la hegemonía sanchista. Porque Rivera ha podido disimular el acuerdo con Vox como un problema de Vox, al contar con un escenario poselectoral favorable, que hacía imposible que Vox no apoyase la salida de Susana en cualquier condición.

Pero en las próximas elecciones el tema estrella será el coco de la “ultraderecha” y sobre todo la definición de Cs. ¿Cree viable estar en la indefinición del distanciamiento sin que esto se vuelva en su contra? Lo dicho, el reclamo de un pacto de constitucionalistas con PP y PSOE sólo tendría un mínimo de credibilidad si el PSOE, sanchista o no, ofrece alguna señal comprometedora de romper con los anticonstitucionalistas. ¿Lo cree sinceramente posible Rivera? ¿cree posible incidir en las contradicciones del PSOE y a su vez avalar la esencia del discurso del que depende el futuro del PSOE y que lleva inexorablemente al enfrentamiento absoluto con Cs de no rendirse este?

Es evidente que mientras Sanchez pueda disimular su colaboración con los separatistas y sobre todo las consecuencias de las mismas el público de izquierdas preferirá a un Sanchez aguerrido contra los "fachas" que un Rivera al que por mucho que lo intente siempre será sospechoso para estos y para la Santa Mediática.

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