En lo que Sz calificó de “estertores” del procés se acompasa la
disciplina engolada con la que el alto TS acata y respeta los deseos
del presidente en funciones, con el disciplinado frenesí
escenográfico incendiario de las masas separatistas entregadas al
seguimiento del guión previsto de la indignación y el victimismo
fuera cual fuera la sentencia. Por poco discreto que sea, cualquier
cabecilla separatista es consciente en su fuero interno de que se ha
emitido una sentencia chollo, “que supera las expectativas más
optimistas” según un preclaro comentarista, razón de más para
excitar la furia que la haga pasar por la más inhumana injusticia.
A la espera de que
los estertores se confirmen y que la revitalización furiosa se
desvanezca en mero espejismo sirva el retrato de la inversión del
concepto de la libertad propia del totalitarismo que nos ofreció H.
Arendt:
“...lo que
aquellos tienen en mente cuando hablamos de libertad es la libertad
de un proceso, que aparentemente necesita ser liberado de las
entrometidas actividades humanas, mientras nosotros tenemos en mente
la libertad de las personas cuyos movimientos necesitan ser
protegidos mediante los límites fijos y estables de leyes,
constituciones e instituciones.” (La autoridad en el siglo XX.
Pensar sin asideros.)
Desde luego Sz está
demostrando ser un consumado maestro en el arte de la picaresca
política. Mientras cebaba a todos dejando en la ambigüedad su
intención de indultar, trufaba el pavo tribunicio con altas Razones
de Estado que conducían a un indulto encubierto camuflado de
sentencia unánime e incontestable.
Queda así blindado
el flanco de su derecha y puede amagar con algún atisbo de autoridad
ante la opinión pública, pero a costa de que se vea superado por su
propio éxito. Pues en efecto ahora más que nunca la pareja de
pícaros Sz/Iceta ha de confiar en la Esquerra como si fuera
suficiente haber hecho su parte del trabajo. Pero la misma Esquerra
esta tan arrastrada por el Procés como aspira a beneficiarse más
allá de lo que estos pícaros pueden desear.
Es dudoso en primer
lugar que tenga capacidad para domesticar el procés y menos aún
para que pueda hacerlo en la dirección que quisiera la pareja
picaresca. Pero es más dudoso todavía que la parte mollar del
pacto, la Confederación, sea suficiente y no vean la oportunidad de
ponerse farrucos con la autodeterminación.
De hacer tales
socios este envite, Sz tendría que aceptar o deshacerse de Iceta y
demás manejos para “reconstitucionalizarse” con los
constitucionalistas, a contracorriente de la propia fe zapateril y de
la podemización de las bases. Un escenario vertiginoso para quienes
han hecho de la deslegitimación de las derechas, “centralistas”
por supuesto, y de la relativización y sospecha de la nación la clave del éxito.
Porque en ese caso lo único que podrían Sz/Iceta ofrecer, a cambio de que ERC sacrificase su "honor" ante las mesnadas separatistas, sería la promesa de que puede enredar a los constitucionalistas en la vía confederal, asunto por ahora difícil de concebir y que desde luego está a contrapelo de las urgencias que reclaman dejar los alardes poéticos de autoridad por algo sustancial.
Porque en ese caso lo único que podrían Sz/Iceta ofrecer, a cambio de que ERC sacrificase su "honor" ante las mesnadas separatistas, sería la promesa de que puede enredar a los constitucionalistas en la vía confederal, asunto por ahora difícil de concebir y que desde luego está a contrapelo de las urgencias que reclaman dejar los alardes poéticos de autoridad por algo sustancial.
Entre tanto Sz anda
groggy con la tribulación de si Jonqueras lo protege o le asesta el
gancho definitivo. Incluso la toma de aire del telediario empieza a
atufar a busto virtual cuyo pomposo empaque degenera al repetirse en
un amasijo de muecas descontroladas, que apenas pueden despistar de
la vaciedad.
Surge así la duda:
estertores, ¿pero de quien y de qué?.
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