Por sorpresa Iceta va a ocupar el estrellato de la campaña electoral
en lugar de Franco. Invita a pensar que el alarde de cumplimentar la
victoria retroactiva da menos de lo esperado, al menos de momento.
Iceta es más modesto: se limita a lanzar el mensaje a los
separatistas en apariencia no bestiales de que está a su
disposición, con mesura por supuesto. Sólo una duda: ¿se lo han
reclamado estos u lo hace por natural generosidad?. En realidad es lo
de menos esto formaba parte del guión activo aunque su partenaire,
el Pícaro monclovita, sufriera un despiste momentáneo de
españolidad.
Lo importante es lo
que mosquea y mueve al runrun: ¿qué piensan los parroquianos de
izquierdas sobre la separación de Cataluña y de lo que se tercie a
renglón seguido? Me temo que el drama es que o no piensan o no saben
qué pensar. Intentando detallar conjeturo que hay cuatro corrientes:
-los incrédulos,
para estos es un falso problema alentado o inventado por “los
fachas”, o sea “las derechas”.
-los indiferentes:
les importa que se separe o no, sólo importa “lo social” y los
fachas.
-los simpatizantes
que darían de buena gana la autodeterminación y por tanto la
independencia, aunque algunos vía reforma constitucional y no de
golpe, los otros a las bravas.
Estos tres
coincidirían en que lo más preocupante es que con el “escándalo”
y “la gresca” engorden las derechas. Por supuesto está
entremezclados.
-Por último los
adeptos a la unidad de España y a la Constitución. Estos suelen
coincidir con los preocupados por el peligro de la separación, en el
plazo que sea.
Es difícil
aventurar lo que predomina y cuenta, pero uno es optimista y espera
que todavía alrededor del diez por ciento esté por la cuarta
opción, aunque ésta ande en proceso de extinción.
Por colaborar con el
CIS sugiero que sería esclarecedor hacer a este potencial electorado
la pregunta que llega al al alma y que no se atreve a afrontar
abiertamente: ¿Apoyaría la separación de Cataluña y cía si de
esta manera viniera la República (expañola, por supuesto )?
Podríamos así
saber con cierta versimilitud como está el patio, pero sobre todo
tener que responder obligaría a este público a aclararse sobre lo
que quiere y a darse cuenta de a qué juega. ¿Se está haciendo esta
pregunta el Dr. Sz al acostarse o la tiene contestada en lo más
íntimo? Cabe suponer que al providencial Iceta no le caben dudas.
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