Si en el centro de la campaña está la responsabilidad de Sz por no
haber formado gobierno este replica responsabilizando a los unos y
los otros por no haberle dejado formar gobierno. Así ha dado con un puente entre “fachas” y “progres”: el deber de
dejar gobernar a Sz. Así ha de quedar convencida la opinión
pública: sólo es posible un gobierno sanchista de manos libres. Lo
único posible se convierte en lo único deseable y aceptable.
Creo que la
fortaleza de Sz depende de lo aprovechable que sea la misma
contradicción que lo paraliza. Entre decantarse por los unos o los
otros o no elegir su opción es no elegir. Tiene poderosos motivos.
De hacerlo el PSOE entraría en una vía posiblemente irreversible y
de lo más incierta: la aventura anticonsitucional o la indeseable
legitimación de “las derechas” y el enfrentamiento con los
nacionalismos. Pero además lo importante es que cuenta con que puede
invocar el desastre que significa la parálisis del país para
disimular su preferencia por la parálisis institucional. Serían los
otros los que no podrían no elegir: “¿preferís que gobierne sólo
o con el enemigo?” Sólo hay que estar fuerte en la fe de que
alguno picará tarde o temprano.
Las encuestas fluctúan entre el
optimismo descarnado (Tezanos) o el pesimismo manejable que abona la
posibilidad de seguir igual como mínimo. l La moraleja de consumo sanchista es que si los españoles repiten
más o menos entonces siguen queriendo un gobierno sanchista de manos
libres. Argumento suficiente para que el “perseguido” reclame el
“derecho” a ser ungido, o sea a no tener que decidirse entre el
deseo y la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario